Je ne pense plus à ça…
Una vez oí que un fotógrafo, no recuerdo si Cartier-Bresson, tenía una técnica infalible para hacer retratos: exasperar a su modelo, agotar su paciencia, insistir una vez más en que cambiara de postura, y así hasta que, cautivo y desarmado, acababa dejando de posar y mostraba su rostro natural.
Para mí que Itziar Guzmán tiene el mismo truco. Estuve en su estudio y me mareó con muchísima simpatía. Súbete a la escalera, que se te vean las manos, ponte las gafas, gira la cabeza a la derecha, ahora a la izquierda, no sonrías, sonríe más, y así hasta que, exhausto, me rendí sin condiciones y el cansancio me quitó las máscaras de la vanidad o la cautela.
Una de esas fotos es ésta, que publicó El Cultural de El Mundo el otro día:
El motivo de que saliera la foto es que ya está en las librerías mi novelita. Se titula Lo que no está escrito.
Supongo que ése cansado rostro es el mío más verdadero, entre la impaciencia y la retranca, entre la melancolía y la maquinación, sin saber si a la guapísima Itziar prefería comérmela a besos o a sopapos.
Qué te voy a decir yo de una novela mía: pues que la leas sin pérdida de tiempo, aunque sólo sea para luego ponerme como hoja de perejil.
Ahora mismo estoy nervioso, esperando a que la leas, sin saber si he hecho una tontería o algo que valga la pena. Tú me lo dirás.
La novela transcurre en Madrid, en el centro y sobre todo en un barrio (La Elipa) y en el monte, en la sierra del Guadarrama, por donde paseo todas las mañanas con mi amigo Eduardo.
Esta foto me la he hecho esta misma mañana en la Carretera de la República, también llamada Camino Puricelli (por el nombre de la empresa que realizaba esta obra, interrumpida por la guerra).
¿Esa es mi cara de verdad o sólo una de las muchas que uno adopta ante la cámara, salvo que Itziar te obligue, por agotamiento, a quitarte la careta?
El domingo cumpliré 49 años y eso da que pensar y que penar.
Se acabó el verano, definitivamente. Y la juventud también.
No he sido Rimbaud, salta a la vista, pero no puedo dejar de recitarme subiendo hacia la Fuenfría:
Oisive jeunesse
A tout asservie,
Par délicatesse
J’ai perdu ma vie.
Como quien dice: juventud ociosa, esclava de todo, por delicadeza, he perdido mi vida.
¿No he sido Rimbaud?
Peor todavía: habré sido el Rimbaud que siguió vivo, tras la muerte del poeta, el hombre cansado que se quedó en África, traficando con esclavos y haciendo otros negocios.
Mira esta foto, este es el hombre que sobrevivió al poeta Rimbaud:
En esa foto, tomada en Harare hacia 1833, está el pecio de un poeta, el que siguió viviendo cuando el poeta desapareció.
A veces miró el dibujo que hizo de Rimbaud su hermana Isabelle, pocos días antes de la muerte del poeta, y casi me reconozco en ese rostro del que ya no era poeta y respondía, si le preguntaba por e otro, por el que ya no era: Merde pour la poésie! o a veces, sin énfasis: Je ne pense plus à ca…
Miro el dibujo y no sé si es la mirada oscura del hombre que hizo desaparecer al poeta y ocupó su lugar o si es la mirada del hombre que fue víctima del joven poeta.
No sé quién es más culpable o inocente, el poeta o este hombre.
Qué buena entrada, magnífica. Es sumamente poética. ¿Has escrito poesía alguna vez?
ja, ja…. no, yo acabo todos los renglones… sólo por encargo alguna vez, la última en el libro Cien mil millones de poemas, donde publiqué un soneto.
Tengo muchas ganas de leer su último libro, Lo que no está escito, tendré que esperar a fin de mes para comprarlo, con esto de los recortes ando un poco justo. La semana pasada leí Todo está perdonado y me encantó, aparte de hacerme reír, (insisto en que es usted un cachondo mental), me hizo reflexionar mucho sobre esta España nuestra, la de antes y la de ahora, cuando lo terminé me tomé un Whisky a su salud. Siga dándole a la tecla por el bien de todos.
Soy una poetisa de 19 años y siempre he tenido una gran fascinación por Rimbaud, desde que le descubrí en mi preadolescencia. Es una figura que me ha acompañado desde entonces, y aunque sé que quizás este apunte que voy a reivindicar no era lo central de tu artículo, siento que debo disentir en ese asunto de que aquel poeta «desapareciera».
Ser poeta – el tipo de poeta que era Rimbaud, es decir, uno de verdad y no un juntapalabras – no es exactamente una elección. Que dejase de escribir poesía es una cosa, que dejase de ser poeta es otra bien distinta. Que todos esos estudiosos busquen trazos de literatura en sus cartas africanas para después darse la vuelta y confirmar tranquilamente que ya no había rastro de aquel niño visionario, también es otra ligeramente irritante cuestión.
Fue poeta hasta el último aliento – hizo de su vida y de su destino un poema magistral. ¿Qué más quería el mundo de él? Fue brillante. Rimbaud no dejó de escribir poesía… solo comenzó a redactarla de otra manera.
Preciosa entrada. Yo casi que ya no leo novelas, pero si cuando vaya a la librería la veo, la compro. Y si eso ya te digo que tal. Salud y suerte.
pues gracias, Evaporada, si acaso la leyeras, ya me dirás. Beso
Gracias, Álvaro, y brindo contigo con ese whisky. Un abrazote
Bueno, Victoria, es interesante lo que dices, mucho, y como mi punto de vista difiere un tanto (creo más bien poco en las esencias, en ser algo, más bien creo en hacer algo, etc.), espero que tengamos ocasión de discutir lo más acaloradamente posible con unas copas. Gracias, salud y suerte.
¿cómo que se acabó la juventud? Esto sólo acaba de empezar, tronco.
Elogiar es difícil.
Si uno da vuelo excesivo al adjetivo, pierde credibilidad; si uno opta por la sobriedad, puede quedarse corto. En el fondo, sucede como con las siete y media: ya decía don Mendo que o te pasas o no llegas.
Lo cual hace complicado caracterizar «Lo que no está escrito», posiblemente, la mejor novela en lengua española del siglo XXI.
Pues el martes, no encontré su nueva novela en la casa del idem.
A ver cuando la distribuyen…. que tengo ganas de leerla, la verdad.
pues no sabe cuánto le agradezco esas ganas, espero no defraudarle
joder, tío, que no se note tanto que te he enviado un jamón de Jabugo o de Montánchez. Gracias en cualquier caso, abrazote.
cómo quisiera creerte, Pedro, amigo. Un abrazo
Feliz Cumpleaños. Y creele al amigo Pedro, esto apenas empieza. Un abrazo
ojalá tengas razón, un besito o diez
Me parece interesante el contraste entre tu visión y la mía… las Artes siempre nos han dejado dualidades (ingenium/ars, res/verba) etc que han dejado tras de sí ríos de tinta, y personalmente me parecen apasionantes. Yo sigo creyendo en el poeta total, el visionario, el de habilidades proféticas, en el «desarreglo de los sentidos»… Pero el caso es que es siempre muy agradable encontrarse con el nombre de Rimbaud en un artículo.
pues, por Rimbaud, y por ti, brindo yo. Un beso, Victoria