David Torres, blog, escritor, literaturaTropezando con melones, David Torres  El primer melón me lo encontré en una playa andaluza, un día de verano. El último lo veo cada mañana al enfrentarme al espejo. ¿Qué me dirá ese tipo hoy? ¿Qué inesperados regalos, qué decepciones, qué frescas dentelladas me tendrá reservadas el día?
  Yo no lo sabía pero eso que mis manos agarraban con el ansia de un talonador de rugby era un melón. Es decir, una réplica más o menos ovoide de mi cabeza, la materialización fáctica de una idea en el mundo de los objetos reales.


Línea caliente

Bibiana Aído, ministra por bulerías, ha anunciado la inauguración de una línea caliente para que los hombres a punto de caer en la tentación se arrepientan a tiempo y canalicen su agresividad a través del desguace de electrodomésticos, por ejemplo. Se darán instrucciones para que, en lugar de emprenderla a navajazos con la señora, el maltratador siga un cursillo telefónico de bricolaje y se desahogue a martillazos contra la lavadora.

Se barajan varios candidatos mediáticos que atiendan la avalancha de llamadas: el padre Mundina daría consejos de jardinería, el doctor Rosado de primeros auxilios, y Arguiñano podría dictar recetas de cocina mientras convence al verraco de turno para que descargue su mala hostia sobre un lomo de cerdo como sustituto provisional de su cónyuge. Aunque bien podría ocurrir, tal y como está Telefónica, que el aprendiz de cocinero entienda mal la receta, le machaque a su señora unos ajos en el cráneo y la policía encuentre el cadáver adornado con perejil. Rico, rico.

Si hay una línea caliente para suicidas, es lógico que haya una para homicidas. Un teléfono de la esperanza exige a gritos un teléfono de la desesperación o de la desesperanza. La propuesta es francamente genial, sólo falta llevarla a la práctica, es decir, idear el modo en que los candidatos a asesinos se decidan a coger el teléfono antes que el bate de béisbol. Pero la iniciativa de Bibiana puede hacer época. Habrá una línea de atención personal para terroristas arrepentidos en el último momento, con instrucciones para desactivar bombas, y un teléfono gratuito para violadores donde una voz pícara y ronroneante (por ejemplo, Nicole Kidman) les vaya insinuando el modo más placentero de masturbarse sin tener que calzarse unas medias en la cara.

No está muy claro si la ministra ha sacado su inspiración de Gila, de Rousseau (aquel humorista que hablaba del ‘buen salvaje’ mientras abandonaba hijos en la inclusa) o bien de una serie de conferencias impartidas al alimón por Espinete, Don Pimpón y los Teletubbies. A Anthony Burgess no lo ha leído, desde luego, porque entonces sabría que la violencia no es un pin pegado al género masculino sino una bestia prendida al corazón humano con uñas y dientes.

Nicole Kidman puede salir muy cara, pero quizá la ministra podría sustituirla al otro lado del teléfono y así conseguiríamos tarifa plana: más plana imposible. No parece que esta pobre mujer tenga mucho que hacer al frente de ese ministerio salvo chistes. Miguel Aguado, candidato del PSOE a la alcaldía de Tres Cantos, cree que fue Galileo quien demostró que el mundo es redondo, así que Bibiana bien puede creer lo que le venga en gana. Por ejemplo, que la gramática puede adaptarse a sus ideas de bombero y entonces dirigirse a sus subordinados como ??miembros y miembras?. La próxima sesión de la Academia de la Lengua intentará dilucidar si se refería a las membranas o al clítoris.

(Publicado originalmente en El Mundo el miércoles 11 de junio de 2008)