David Torres, blog, escritor, literaturaTropezando con melones, David Torres  El primer melón me lo encontré en una playa andaluza, un día de verano. El último lo veo cada mañana al enfrentarme al espejo. ¿Qué me dirá ese tipo hoy? ¿Qué inesperados regalos, qué decepciones, qué frescas dentelladas me tendrá reservadas el día?
  Yo no lo sabía pero eso que mis manos agarraban con el ansia de un talonador de rugby era un melón. Es decir, una réplica más o menos ovoide de mi cabeza, la materialización fáctica de una idea en el mundo de los objetos reales.


José María Mijangos: Soul Man

 

¿Qué hace un negro paseando por la Castellana en el Madrid de los años 60? Un blanco perfecto. Este chiste (negro y políticamente incorrecto) podría ser la primera aproximación a Soul man (Lengua de Trapo, 2009), la última novela de José María Mijangos, un autor que ya había ensayado el sarcasmo, la ironía y hasta la picaresca en títulos anteriores como Braille para sordos o Curso de asesinos por correspondencia. Soul man es la trágica, desgarradora y desternillante odisea de Cleophus Taylor Porter, desde su Memphis natal hasta los aledaños del Santiago Bernabeú, desde una infancia desgraciada, a mitad de camino entre la delincuencia y el blues, hasta los preámbulos de una vejez rota, cuando, en la imagen que abre la novela, se descubre como reponedor de mercancía en un supermercado, pasando por un meteórico estrellato donde llegó a compartir escenario con los Beatles.

 

 

 

Hijo de Mad Dog Rufus, un legendario músico de blues que abandona a su madre a la primera de cambio, Cleophus lleva gracias al estigma paterno el don de la música y la maldición de la violencia. Desde muy pequeño, para desgracia de su madre, Cleophus resulta un asiduo visitante de las comisarías de Memphis y un fanático de los discos de su padre. Los músicos pobres que pasan por la pensión de su madre (un joven Ray Charles entre otros) descubren en el pequeño un talento sobrenatural para la guitarra unido a una diabólica mala leche. Al final, ante la perspectiva de que Cleophus acabe en el reformatorio, su madre acepta la oferta de matrimonio de un militar homosexual y la estrambótica familia aterriza en la base de Torrejón. Allí Cleophus no tarda en sacar a pasear su talento insufrible y su desvergüenza criminal al tiempo que aprende sus primeras palabras en español. ??Caña? es una de ellas.

 

Retrato cómico y amargo de una época desaparecida, Soul man incluye también el fresco nostálgico de una capital cuya única vía de escape discurría entre los domingos de fútbol y los bares de tapas, un Madrid provinciano que empezaba a querer respirar con otros aires y ritmos para sacudirse el yugo de la dictadura a fuerza de rock. Cleophus camina entre la sombra de los Brincos y otros grupos de la época, mientras los Beatles le copian indumentaria y canciones, y un Jimmi Hendrix espabilado alucina en Londres al ver al chaval tocando con una guitarra en llamas. Casi al final, en un guiño que sólo percibirán los lectores más atentos de Anthony Burgess, Mijangos elabora un largo y hermoso homenaje al blues, esa noche eterna de la música negra que aterrizó un día en Madrid de pura chiripa y que al final no pudo ser porque las cosas buenas nunca duran.