Karate Kid
Con este frío (y sin él, para qué mentir) hay días que le llevo a Anusca el desayuno a la cama. Se toma el colacao y hablamos de nuestras cosas.
Ahora los niños cantan una canción muy emotiva en homenaje al legendario «mensajero de ilusión»:
Santa Claus, Santa Claus, pobre desgraciao,
me has traído los juguetes del años pasao, ¡hey!:
un balón pinchao,
un chicle mascao
y los calzoncillos del Athleti de Bilbao… ¡hey!
Así crecen luego, claro, y se hacen estudiantes como éstos:
Esto es en Zamora. En la Biblioteca Pública tuvieron la amabilidad de invitarme a hablar con los estudiantes. La mayoría de los adultos aseguran que hoy en día los estudiantes son poco menos que unos zánganos analfabetos, lobotomizados por las videoconsolas, sin intereses ni lecturas, auténticas acémilas echadas a perder.
Yo, que voy de vez en cuando a colegios e institutos, tengo la sensación contraria. Hace poco un chico de unos quince que había leído una novela mía levantó la mano y preguntó:
«Oiga, me llama la atención que la primera frase de su novela sea: «Para poner fin«. ¿Qué ha querido hacer, un juego o algo, empezar poniendo fin?»
Le contesté la verdad:
«Pues mira, tío, me salió de casualidad y, hasta ahora, ni me había dado cuenta. Tal y como tú lo lees, queda estupendo y como si fuera intencionado. La verdad es que yo ni me había fijado. Conclusión: tú lees mucho mejor de lo que yo escribo».
Siempre me pasan cosas así, me hacen preguntas agudas y me suelen dejar pensando durante mucho rato.
Zamora es muy bonito, supongo. Me pasé la mañana leyendo tumbado en la cama, aunque de vez en cuando me asomaba al balcón a ver una iglesia.
«¿Te has dado un paseo?» me preguntaba Asun.
«Claro, claro. Un largo paseo. Precioso, la verdad, precioso».
Luego vino la charla con los estudiantes, me divertí mucho. Las chicas estaban todas estupendas, insolentes, pizpiretas, parpadeantes y, en resumidas cuentas, ereccionales. Se conoce que es la alimentación o algo. Como una de ellas me hubiera guiñado un ojo, mi vida entera habría descarrilado, lo sé: sin pensármelo dos veces, me dejaría corromper por una menor de edad, dignidad y gobierno, con su mochila de colores, su piercing, su dependencia del móvil y sus uñas mordidas. Le escribiría un SMS obsceno y disparatado, la esperaría a la salida de clase y nos iríamos a un hotel para echarnos a rodar cuesta abajo, por la máxima pendiente de sus muslos, como quien tira una piedra a un pozo en el que no se ve el fondo.
Esto creo yo que es lo que les pasa a la mayoría de los adultos. Son tan atractivas, tan resplandecientes, que no hay más remedio que protegerse.
Por eso decimos que las jóvenes de hoy en día son acémilas echadas a perder.
Sí, sí, acémilas.
¡Ja!
Ellas también aprenden a protegerse de viejos verdes como yo, claro. Mi hija, por ejemplo, está aprendiendo kárate para el día de mañana, no sea que vaya a su instituto un día algún escritor con bigote y la mire con el corazón en vilo y la cabeza repleta incendios forestales.
Una patada por lo menos se lleva, el viejo verde.
Por la tarde me dijeron en la estación que el tren tenía dos horas y media de retraso. Me dirigí al bar (¡no iba a ir a la iglesia!) y… ¿a quién dirías que me encontré?
A Jesús Ferrero, exacto.
Cinco whiskies hasta que abordamos el Talgo y, una vez en el vagón, usamos el popular «billete de barra», sin tocar el asiento, acodados en el bar hasta Madrid.
Bajamos del tren a gatas, claro.
Esa noche soñé actos y pensamientos impuros y multitudinarios con estudiantes suspendidas.
Me desperté con sabor a ceniza en el cielo del paladar y arbustos quemados en la retina.
Cuando era estudiante universitaria y venía a dar alguna charla algún escritor interesante a la universidad, no dudaba en ponerme un vestido atractivo, preferentemente corto y plantarme en primera fila, con la esperanza de que de algún modo aquel atractivo escritor se me insinuara del algún secreto modo. (para mí, todos los escritores tienen su atractivo, bueno todos menos Cela y De Prada), pero nada, nadie se atrevió a dar el primer paso. Cabe decir, modestia aparte que ni peso 90 kilos ni tengo bigote, más bien todo lo contrario.. Que pena, cuantas letras podrían haberse escrito de esos hipotéticos encuentros furtivos nunca realizados….
Así están los gimnasios de karate, llenos a rebosar, saben que las conferencias de escritores aumentan las inscripciones. ¿Hay algún convenio secreto entre los tours de escritores y los gimnasios de karate?. Tiene usted unos desayunos envidiables, con colacao y buenos temas de conversación, así puede olvidar los incendios y las adolescentes con caderas sin formar y móviles ardiendo.
¡Qué padrazo eres! No me cansaré de repetirlo.
Por cierto, hacemos un cambio: tú me das tu agenda de maduritas expertas y yo te doy la mía de estuadiantas cachondas y deseando de ser pervertidas.
¿Aceptas el trato?
Un abrazo. Espero respuesta.
Ya me lo decía un viejo y querido amigo: «Empecé a hacerme viejo cuando dejaron de gustarme las mujeres de mis amigos y empezaron a gustarme sus hijas«
Debe ser ley de vida.
Abrazos,
Pedro de Paz
Señor, Ruig, no me queda más remedio que hacerle un poco la rosca diciéndole aquello que, creo yo, más puede halagar a un escritor:
Leerle, sin importar de que hable, da puto gusto.
Cuando Maite tenía diez o doce años intenté convencerla de las ventajas del karate. Pero si dice que no, no hay manera. Como no me doy por vencida tan fácilmente pensé en otras alternativas y se me ocurrió el tai-chi. Por algo se empieza, me dije. La postura de la grulla apoyada en no sé qué pata y después? Pues no; después vino el yoga, el feng-shui, el zen, el incienso? En más de una ocasión puse en duda mi capacidad para guiar su educación aunque por otro lado me animaba la idea de que es necesario estimular la imaginación como sea: con libros, con el tai-chi, con videojuegos, sin hacer nada o haciendo lo que le diera la gana.
Ahora, con dieciocho años, se dedica a cultivar glúteos y abdominales, además de leer a Rafael Reig, Antonio Orejudo y Murakami, entre otros, y estudiar psicología. Imagínate; bueno no, mejor no te la imagines. O sea, si te invitan en alguna biblioteca de por aquí ? me voy con ella. Yo también practico deporte, Rafael. Y de vez en cuando leo.
Besos.
Eso es la flaqueza del bolchevique.
Que gran título, por cierto.
Saludos.
PD: Deje de preguntárselo. No, el Talgo no era pendular, el que pendulaba era usted.
Un bonito villancico punk de The Kinks donde unos niños malotes asaltan a Papá Noel. El estribillo:
They said:
Father christmas, give us some money Dont mess around with those silly toys.
Well beat you up if you dont hand it over We want your bread so dont make us annoyed
Give all the toys to the little rich boys
qué gustito da viajar cuando se va en el tren, leñe.
Yo aprendí Kungfú Rafa, pero no sé pa qué.
Qué pronto, coña, os habéis ido de la fiesta.
El verdadero fracaso escolar se produce cuando tus compañeras de clase se fijan más en el escritor que ha venido a dar una charla que en ti…
Por eso, y como venganza, yo ahora nunca rechazo una invitación a dar una charla. Es más, ni siquiera pregunto el asunto a tratar: las minifaldas de la primera fila marcan el discurso 🙂
También me he preguntado que les dan a los chavales de hoy en día. A lo mejor me estoy haciendo vieja, pero los yogurines de veinte añitos están para mojar pan (no me acuerdo exactamente del refrán). Tienen un morbo, una dejadez, esos pantalones caídos enseñando los calzoncillos…. y paro aquí¡¡ Deberían enseñarles karate también para defenderse de las ….. (no sé si englobarme en madurita, joven o intermedia) como yo.
Aunque últimamente pienso que estoy en una barrera invisible. Da la casualidad de que hace poco me lié con un chaval de 21 añitos; a las dos semanas estuve con uno de 42. Y si el primero gana por aguante y pasión, el segundo por experiencia. No sé con cual me quedaría de los dos, aunque para qué elegir la verdad.
Me ha encantado este post Rafael. Lo consideraré mi regalo de Navidad. Gracias.
Besos¡
Todas las mañanas llevamos a las niñas al cole.
Algunas de ellas vemos a Rafael Reig.
Pero ninguna de ellas le vemos con un vaso de alcohol en la mano.
Es decepcionante la verdad.
A ver si algún día nos atrevemos y le pasamos la petaca a las 9.00.
Gracias Sr. Reig. por hacerme ganar muchas apuestas: cuando su comentario menciona, siquiera de refilón, la bebida, me invitan a un desayuno a la vuelta del Rufino.
joder, qué benditas calenturas inspiradoras a ciertas edades, cuánto las echo de menos desde que empecé con la fluoxetina y el ron negrita desapareció de la alacena de mi casa.
ayer empecé con Sangre a borbotones y empecé a ponerme nervioso por el brillante e inalcanzable sentido del humor del autor, y empecé a sumirme en una depresión espontánea porque pensé que en la puta vida (por ser mi vida quizás tan puta) alcanzaría semejante frescura. y lo peor fue cuando miré las últimas cosas que yo mismo había escrito, para comparar, y empezaron a entrarme ganas de llorar de puta pena de mí mismo.
Ahggggg, mierda de navidá: no digo más.
Luz de mi vida, fuego de mis entrañas, alma mía, pecado mío… ¿Esto os pasa mucho a los profesores…? Yo, en cambio, siempre he preferido a las profesoras.
Me parece más inteligente aprender que enseñar.
Me descojono de risa contigo, Rafael. Eres un genio. A tu salud, un abrazo.
Javier
Uno se preocupa, como las novias de antaño:
Tal vez un error inadvertido, alguna palabra inoportuna, cierto gesto que se malinterpretó… Con el tiempo, se reflexiona y se llega a la conclusión de que, en realidad, las cosas dieron de sí lo que dieron: compañía agradable durante una parte del trayecto; se detiene el autobús, se abren las puertas y desaparece el compañero con el que mantuviste una larga conversación inteligente.
Quién sabe; tal vez vuelvas a subir en otra parada y haya ocasión de una nueva conversación. Ya pasó otras veces.
Abrazo, Rafael, y suerte para estos próximos años.
Y yo me pregunto, si las adolescentes tienen el desarrollo a los 13 de media en los países con una nutrición variada y rica, si tienen el menstruo antes de los dieciocho y si la función del hombre y la mujer es aparearse según nuestro origen, porque no se puede hacer el sexo con ellas sin que la moral nos aquilose y nos haga ver que su desarrollo mental no va en relación con su desarrollo corporal, quizás he leido demasiado a Naboov. Ja ja ja
Es un placer disfrutar de tu equilibrio, sabes que en mi brilla por su ausencia.
Un abrazo a todos y a mi trinchera cósmica.
El Pelao
Vaya! Pues qué pena! Si lo llego a saber me hubiera puesto yo también un vestido atractivo!
Pobres aquellos que creen que los jóvenes dedicamos todos nuestros esfuerzos a organizar botellones. Así pasa, que cuando se dan cuenta de que somos capaces de mucho más, les entra el cague e intentan pararnos los pies (no vaya a ser que les hagamos moverse de su cómodo asiento).
Rafael, es imposible empezar a leerte y no terminar.
«ereccionales», me la apunto.
Supongo que están bien esas apreciaciones sobre el brillo intelectual de los jóvenes cuando uno se pasa por los institutos de vez en cuando. Cuando se trabaja en ellos, y muy especialmente en Andalucía (nivel más bajo) no se hace otra cosa que constatar el progresivo deterioro de los jóvenes en cuanto a cultura, conocimientos e interés alguno por aprender. También es cierto que puede que alguno de esos alumnos con los que trabajo hubiera echado un vistazo entre bostezos a la primera página de su libro y habría realizado la misma pregunta sobre la palabrita «fin». Me resulta poco clara la sutileza, la fineza de lector, del susodicho chaval lector. Más bien me parece la clásica perogrullada de niñato sin interés más allá de una primera frase. Se ha concentrado un poco en ello y hala, a espetar al escritor de turno con la ocurrencia que ha tenido en dos segundos. Así, desde luego, es como funcionan muchos que conozco. Y queda claro que hay excepciones, pues sí, y que no es que sean así porque sí, unos cabrones consumistas y pasivos. Sus papás y este wonderland de gran superficie, este menosprecio total por algo que no sea fungible y a la última, los convence de que están en lo cierto.
La educación está tan mal, por lo tanto, que no he podido disfrutar de tu romántica visión de las adolescentes, es así de triste.
Pues si usted padece ese extravío de considerar a todos los escritores atractivos… me interesa mucho. Un apretado beso.
Olvidar no del todo, Marlu: mitigar el impacto, amortiguar el golpe, un poco. Y sí, debe de haber un pacto secreto con gimnasios. Beso.
¿Mi agenda? Mi agenda son dos o tres números, pero trato hecho, Loren. Abrazo.
Es ley de vida, Pedro, qué le vamos a hacer.
Muchas gracias, t.ford.
Me la imagino… o mejor no, claro. Mejor te imagino a ti, Maribel. Un beso.
Y gran novela. Para mí, la mejor de Lorenzo.
Bonito, sí, gracias ddaa.
Es que estamos mayores, Alberto, pero en fin, otro día más. Abrazo.
Ja, ja… más claro, no importa: el escritor se va, el compañero de pupitre se queda… Y hace bien en no rechazar nada. Un abrazo.
Esa es la postura más razonable, creo: no hay por qué elegir. Tengámoslo todo. ¿Qué tal tu brazo, Lenita? Espero que bien. Leí tu accidente. Un beso, de regalo de Navidad.
Caramba, pues qué bien desayunará usted gratis, je, je. Lo de la petaca no es mala idea, aunque mejor por la tarde, cuando vamos a buscar a las niñas, ¿no?
No exagere, Hank, se lo agradezco, pero no exagere. Un abrazo.
A mí también me gustan las profesoras. Y tu Ana está guapísima. Enhorabuena, padrazo.
¿Habla de mí, anónimo?
No hay que sobredosificarse de Nabokov, César. Con moderación. Un abrazo.
Pero si estaba estupenda!!! Ereccional. Besos.
Vamos a ver, anónimo. La educación está mal. Sí. ¿Está mucho peor que hace treinta años? No. Eso es lo único que digo. A mí la observación esa me interesó y me consta que el chaval se leyó todo el libro, lo disfrutó y lo entendió bien. Es un ejemplo, nada más. Un abrazo y ánimo.
Para mí Karate Kid, la película, fue una sorpresa. Entré en el cine por puro compromiso, pensando que iba de mamporros, y salí agradecida a la lección del señor Miyagui y a su peculiar discurso del método.
Sólo la fuerza de la razón nos hace fuertes, y nos da «cintura». Que lo importante no es saber «defenderse» de la vida, sino aprender a encajar sus golpes.
Rafael, karatecas (?) todos: un abrazo
Dame Brune
Ay, Rafael. Existe una canción de Maxime Le Forestier (Fontenay- aux- Roses), mera ilusión óptica de un «viejo verde». Escúchala cuando puedas. T envío un aperitivo. Iría que ni pintada como BSO a tu comentario.
El panorama es el mismo. Incluso… desde la tarima
Vous êtes si jolies
Quand vous passez le soir
? l’angle de ma rue,
Parfumées et fleuries
Avec un ruban noir,
Toutes de bleu vêtues.
Quand je vous vois passer,
J’imagine parfois
Des choses insensées,
(…)
Je crois que je vous dois
De vous faire un aveu :
Petites, écoutez-moi.
C’est la première fois
Que je suis amoureux
De tout un pensionnat.
Dame Brune
Hace días que no me paso a verle, y no tengo perdón de dios por ello, ya que negarse el disfrute, por muchas razones que se acumulen, es pecado de los gordos.
En efecto, vistas desde el estrado están que revientan, y de los incendios guardados en la retina casi mejor tupido velo, que no están los tiempos para veleidades. Pero, haberlos, haylos.
Ay, ay, ay, cómo te va el rollo lolita eh?
Si trabajases en un instituto y dijeras eso te echarían a la calle enseguida. De hecho es motivo de despido que un profesor se líe con una alumna (aunque se han dado cientos de millones de casos y se seguirán dandos, es imposible evitar el morbo de uno por liarse con una alumna, y el morbo de ella de liarse con su profe).
Una vez, teníamos una profesora tan mala, que propusimos que alguien se liara con ella para que la echaran, pero nadie se quiso sacrificar… una pena…
Bueno, Rafael.
Nos quedan sólo unas semanas de Madrid. Después, el quinto coño.
Es obvio que no tienes tiempo para nada. A modo de despedida, unas letrillas dedicadas a nuestro comúnmente admirado:
Como un gallo de corral que se ahueca
cacarea, se agita y encocora,
saca Arturo otro best seller de otrora
blandiendo de nuevo su pluma chueca.
De prosa baja y afectada mueca
llena folios con la calculadora,
perpetra otra horterada aterradora
e infecta una vez más la biblioteca.
Bocazas, falso novio de la muerte,
chulapo de reparto, monja alférez,
pirata trucho, julandra con suerte,
no es grata tu omnipresencia, ni verte
entrar con prisa en la Academia, Pérez.
¡Líbrennos de la pena de reverte!
Un abrazo, M.
Carta a Santa Claus
(Frank Delgado)
Querido Santa Claus yo te escribo
pues me he portado muy bien este año.
Yo soy un niño muy caritativo
que a los animalitos no hace daño.
Que me trago la comida
insípida de mi abuela,
que le cargo sus mapures
que le friego las cazuelas.
Soy bastón de los viejitos
en difíciles subidas,
lazarillo de los ciegos
al cruzar por la avenida.
A mi mamá la sigo en sus creencias
y a mi papá le cepillo las botas.
Realizo mis tareas a conciencia
y a fin de año tuve buenas notas.
Y hasta he ganado concursos
que premian sabiduría,
ya no escribo en las paredes
y cuido la ecología.
No me burlo de Carlitos
diciéndole «cuatro ojos»,
no le digo «dientefrío» a Manolito
y no lo enojo.
Por eso es que te pido, venerable Santa Claus:
te acuerdes de este niño que tan bien se te portó.
Tal vez un tren eléctrico, un Nintendo, o qué sé yo.
O una patineta, mejor una bicicleta.
Esa es la mejor manera de premiar
a un niño ejemplar.
Entonces, Santa Claus, es que no entiendo
que me hayas traído un camión de madera,
un dominó -que no es ningún Nintendo-
y sobre todo aquella mierda de trompeta.
Te voy a decir que haces
si antes yo no te estrangulo:
esos ridículos juguetes
te los metes en el culo.
Pedante Santa Claus y me disgusta
que hasta el hijo menor de mis vecinos
que un soberbio tronco de hijueputa,
enano con instintos asesinos
se pasea por el barrio, él
con su nueva bicicleta, y yo
y yo con ganas de meterle
en la cabeza la trompeta.
Pero que se cuiden los viejitos
de mi ira despiadada
y si me encuentro a tus renos,
coño, me los cagaré a pedradas.
Por eso es que te digo, decadente Santa Claus,
me cago en tu trineo y la puta que te parió.
Hice de comemierda todo un año y no sirvió,
para el año que viene, sí,
para el año que viene, sí,
para el año que viene seré yo
un niño cabrón.
POR CIERTO ¿NO JUGASTE A LOS «BOLOS ZAMORANOS» EN ALG?N GARITO? ESPERO QUE SI.
SALUD
He hecho amigotes entre mis alumnos de Bachillerato, y bien contenta que estoy de ello. Ninguno está tan bueno como mi santo, que conste 😀
Qué razón tiene usted, don Rafael. Qué pena que le gusten los toros… si no, yo misma soñaría con su bigote.
Los jóvenes de hoy en día
Carlos López Puccio y Jorge Maronna:
Los jóvenes de hoy en día
ya no tienen ideologías.
Sólo piensan en las drogas
en el sexo y en orgías.
Los jóvenes de hoy en día
ya no distinguen el mal del bien;
ya no hay ley, ya no hay derecho
y sólo sexo es lo que ven.
Jorge Maronna:
Se inician en el sexo
a una edad muy temprana.
Carlos López Puccio:
En mis tiempos aguantábamos
hasta las primeras canas.
Y es que hoy por televisión
se ve cualquier porquería.
Jorge Maronna:
En mis tiempos, en cambio,
televisión no había.
Puccio y Maronna:
Los jóvenes de hoy en día
ya no distinguen el mal del bien;
ya no hay ley, ya no hay derecho
sólo sexo es lo que ven.
Carlos López Puccio:
Los jóvenes de hoy en día
se comportan como cerdos.
Piensan continuamente en el sexo.
Jorge Maronna:
Yo por más que pienso, ¡no me acuerdo!
Van a la discoteca a bailar hasta caerse.
Carlos López Puccio:
¿Dónde quedó la dignidad?
Jorge Maronna:
Van a la discoteca a consumir alcohol.
Carlos López Puccio:
¿Dónde quedó la decencia?
Jorge Maronna:
Van a la discoteca a conocerse.
Carlos López Puccio:
¿Dónde quedó la moral?
Jorge Maronna:
Y de la discoteca se van a hacer el amor.
Carlos López Puccio:
¿Dónde queda esa discoteca?
Puccio y Maronna:
Los jóvenes de hoy en día
ya no distinguen el mal del bien;
ya no hay ley, ya no hay derecho
sólo sexo es lo que ven.
Jorge Maronna:
Los jóvenes de hoy en día
creen que pueden hacer todo lo que quieren.
Carlos López Puccio:
Pero no pueden dejar sus deberes,
no pueden vivir en la luna,
no pueden tener a todas las mujeres.
Jorge Maronna:
¡Nosotros también queremos alguna!
No tienen ideología.
Carlos López Puccio:
¡Porque consumen drogas!
Jorge Maronna:
Sólo les importan la moto y el coche.
Carlos López Puccio:
¡Porque consumen drogas!
Jorge Maronna:
Bailan durante todo el día.
Carlos López Puccio:
¡Porque consumen drogas!
Jorge Maronna:
Y hacen el amor toda la noche.
Carlos López Puccio:
Seré curioso, ¿qué droga consumen?
Puccio y Maronna:
Los jóvenes de hoy en día
ya no distinguen el mal del bien;
ya no hay ley, ya no hay derecho:
¡no hay derecho a que la pasen tan bien!
Besos
Los niños, los jóvenes, los adultos y los ancianos. Ya están todos clasificados por ordcen cronológico, y que nadie se mueva o disparo.
Guapa mi Ana, ¿verdad? Estoy chocho total. Celebraremos como Dios manda (que creo que es una celebración por todo lo alto, por lo altísimo, y de la hostia). UN abrazo
Javier
Olé.
Me encantan tus posts. Tanto, que voy a regalarme algún libro tuyo estos Reyes, me parece.
Sé que ya te lo han preguntado, y que tú tampoco sabías qué responder, pero ¿puedes aconsejarme por cuál empezar?
Un abrazo, y feliz Fin de Año.
P.S.: Como padre de nuevo, debo decirte que me da la impresión de que Ana, tu hija, debe de estar muy contenta contigo.
Portorosa, se lo pregunté yo y me contestó que empezara por Sangre a borbotones.
Un abrazo, Dame brune, karateka.
Bonita canción, de amor multitudinario. Gracias.
Usted no tiene que disculparse de nada, amigo Antonio, aunque se agradece siempre verle por aquí. Un abrazo.
Amigo Fredy, sí que he trabajado en un Instituto. En dos, para ser exactos, en el Blas de Otero de Aluche y en el de Las Rozas. Pero eso fue hace mucho mucho tiempo y entonces tenía yo casi la misma edad que las estudiantes. Lo pasábamos muy bien. La pregunta del examen de la Celestina era identificar en el texto indicios de que Calisto padecía eyaculación precoz. Puedo asegurar que lo leyeron con atención. Otro día le cuento.
No tan ocupado como para que no nos veamos antes de que os vayáis. Excelente soneto, a fe. ¿Lo vas a publicar?
Pues me perdí los «bolos zamoranos». El próximo viaje, sin falta. Un abrazo.
Qué pena, small, qué pena. ¿Y si regalo mi abono a San Isidro? Besos.
Divertido, Jordedioni, gracias.
Foucaultiano le veo, don Luis. Y me parece que estoy de acuerdo, además. Abrazo.
¿Guapa? No, más: ¡resplandeciente! Celebramos cuando quieras, Javier, ahora que tenemos una Ana cada uno. Un fortísimo.
Pues sí, Portorosa, si usted quiere, lea Sangre. O el Manual de literatura para caníbales. Aunque yo, qué le voy a decir, creo que todos son por un estilo.
Muchas gracias, Amanda, Rafael.
Y feliz año nuevo (sí que está guapa Anusca de india, sí).