Confesiones de un comedor de cultura
Hay un grupo no muy numeroso de personas que nos pasamos las tardes presentándonos libros unos a otros, endosándonos conferencias o enzarzados en debates, coloquios, mesas redondas y otras camisas de once varas.
Cuando oscurece, como los pájaros, empezamos a ponernos nerviosos y a sobrevolar las plazas, a doblar esquinas, a rozar las paredes con los dedos o a describir círculos, atraídos sin remedio por la luz de las farolas.
Así hasta que encontramos el Acto Cultural que corresponda.
La infame turba, el enjambre de hambrientas criaturas voladoras divisamos de pronto en cualquier calle el anuncio de un Acto Cultural y nos lanzamos en fila india, como la procesionaria del pino, hacia el Hotel Kafka, por ejemplo:
Algunos hacemos dos y tres transbordos de metro para alcanzar el correspondiente Acto Cultural.
Como decía Eugenio D’Ors, en Madrid, un jueves a las siete de la tarde, o das una conferencia o te la dan.
El Acto Cultural en sí se define como «ese intervalo de tiempo que es indispensable esperar antes de que saquen los canapés y los licores«. Es un trámite que hay que evacuar de la manera más expeditiva posible, apretando los dientes y tapándose la nariz.
Se hace largo, sí; pero ¿quién dijo que fuera fácil? ¿Quién prometió cultura sin esfuerzo, sin sudor y sin lágrimas? ¿Quién atrajo a los comedores de cultura con falsas promesas y engañosas palabras?
Por incomprensible que parezca, a menudo los organizadores de Actos Culturales no acaban de entender ese principio básico y mantienen la pretensión (no sé si arrogante o cándida) de que el público puede llegar a interesarse en el Acto Cultural en sí mismo. Con este (tan frágil) fundamento, añaden al Acto Cultural majaderías diversas de colores vistosos. Se comportan como los padres que se obstinan en que a sus hijos les guste la verdura. A los niños no les gusta la verdura. Si hay que tomársela para luego poder comer patatas fritas, se la toman, vale; pero no les gusta, por más ketchup y salsas de colores que le pongan.
El ketchup que se suele poner en los Actos Culturales para engatusar a los más pequeños acostumbra a consistir en: recitales, obrillas de teatro, canciones, proyecciones de fotos o películas o espectaculares montajes de luz y sonido.
Como es obvio, lo único que se consigue así es dilatar más aún el trámite y hacer más difícil la espera hasta el momento en que aparecen por fin las copas.
Resulta doloroso, irritante, saca un poco de quicio.
Por lo demás, en el Acto Cultural, los autores y presentadores hablan de sus cosas. Cosas que ellos mismos han escrito en sus casas, por lo general.
¿Hablan? Yo diría que Alberto Olmos le está silbando un tango a Belén Gopegui, ¿no te parece?
Mientras tanto, va pasando el tiempo, la paciencia de los seres queridos se agota y llaman por teléfono los hijos, la familia, las novias. Hay que dar explicaciones inverosímiles.
–¿Por qué no vienes ya?
–Es que estoy en pleno Acto Cultural, cariño, tú comprenderás…
–¿Con chicas, no?
–¿Qué chicas? Es un Acto Cultural, mujer…
Y Eduardo Vilas, encima, se parte de la risa.
Así pasamos la tarde hasta que llega el momento de las copas.
Aquí estoy con Pote Huerta (o Javi Potter, como le llama mi hija) y chicoleando con una de las resplandecientes García-Abril Sisters. La otra hizo las fotos. Excelentes fotos, se pueden ver aquí.
Esas copas culturales nos tranquilizan, se acaba el temblor en las manos, la sangre en las venas recupera su temperatura habitual.
Los comedores de cultura, esa infame turba de nocturnas aves, vamos desfilando y deshaciendo el camino de vuelta a casa, arrastranto los pies, con los ojos vidriosos y los labios lívidos, amoratados, y así hasta la siguiente dosis.
Mucho acto cultural y mucha copita, pero no veo ni una sola mención en su blog sobre la revista Super-Pop. Hace dos semanas la revista traía una fotografía (adhesiva) de Troy Bolton y dos páginas enteras con los pasos y la coreografía de High School Musical II. Hay que estar más al loro de la actualidad, porque la factoría Disney ya está rodando la (III), y usted sin saberse los paso de la (II).
Y puestos a devorar cultura, en su Hotel podían realizar algún curso on line, porque en la periferia (Valencia) entre los veleros, las carreras de coches y alguna que otra inundación estamos un poco escasitos.
Por cierto, como sé que admira a los albratos, ¿sabía usted que están muriendo por comer el plástico que tiramos? Mon Dieu, la naturaleza también es cultura, y bailar con los hijos es sabiduría.
Saludos cordiales. Me gusta su blog y también sus novelas.
Bravo, Rafael.
Abrazos,
Diego
Me gustan y no me gustan los actos culturales. Por ejemplo estan bien como excusa para maquillarse, para pintarte los labios de rojo puton, por que no, que nunca lo haces. Pero tambien esta lo de las poses. Todo el mundo tiene una y como ser natural es la mas dificil de las poses -ya lo decia Wilde jijiji- yo no suelo quitarme esa idea de la cabeza y no me relajo por estar pendiente de que mi pose sea lo mas natural posible. Si eres Rafael Reig todo es mas sencillo, creo yo. Pero si eres Belen Gopegui que parece una mujer un poco triste o Alberto Olmos que se ve que es un chico muy tierno pero que no quiere serlo pues no se, debe ser mas complicado mantener la pose. Tu pose me gusta mucho Rafael, es natural como la vida misma!
Yo tambien suscribo lo de los cursos on line. Los cursos on line son maravillosos para los que viven en el exilio, que somos muchos.
Un beso
Los actos culturales no son más que la aglutinación gregaria de una manada de comedores de canapés que suelen organizar su habitat y mantener su ecosistema mediante una curiosa estrategia vital: dejar que, de cuando en cuando, uno de sus miembros imposte una situación (presentar un libro, un pemario, escenificar una performance) que sirva como excusa perfecta para hacer sostenible el modus vivendi de la manada – Félix Rodríguez de la Fuente dixit (y pixit).
Abrazos,
Pedro de Paz
Mi madre tuvo la genial idea de educar a su numerosa prole en el gusto por la comida -entre otras cuestiones, claro- de manera que los olores y los sabores se quedaron conmigo para siempre y la regla nº 1 ??con la cosas de comer no se juega?, también.
Cuando Maite comenzó a revelarse en contra de las verduras y demás (eso de aceptar las normas porque sí, no es lo suyo) llegamos a un acuerdo: no verduras, no ketchup. Superada esta etapa -después vendrían otras- se come las verduras sin problema y del ketchup ni se acuerda.
Con la cultura me pasa algo parecido. Tengo la sensación de que abundan las chucherías que quitan el apetito. Para evitar esto, y puesto que mi nivel de dependencia me lo permite, los domingos por la tarde suelo quedarme en casa comiendo cultura en porciones y bebiendo? no, whisky no. Prefiero un café con leche en taza grande (y una magdalena).
Un beso, y otro.
‘Como los pajaros’ dices en el segundo parrafo. Menos mal que no has puesto ‘como las polillas’.
😉
Genial entrada, me he reido.
Supongo que la segunda foto, la de las chicas, no la enseñaras en casa.
😛
Saludos.
La vida es una continua búsqueda de excusas para comer y beber (sobre todo beber). Y si es de gorra mejor. Sin esas motivaciones ni tendríamos vida social. Bueno, si hay otra motivación ahora que lo pienso…
Pues yo no me he enterado de lo que es «El Acto Cultural» (que alguien me lo explique, porfi) ¿Cae entre el canapé y la entrada? ¿entre la copa y la verdura? ¿después del ketchup?
No estoy de acuerdo esta vez Rafael, lo que faltan son buenos oradores, de los que consiguen el complejo y extraño fenómeno de la contracción del tiempo.
Por fin he leído novela suya, Guapa de cara, me ha gustado mucho. Inmediatamente me he puesto manos a la obra con el Manual de literatura para caníbales.
Abrazo
Siempre hay una pesadilla. Habiendo ido a unos pocos (muy pocos) actos culturales (la charla intrascendente de ascensor me da alergia; no digamos la charla intrascendente disfrazada de interesante), se me ocurre, mientras fuerzo la postura, tipo Emma, en no parecer interesado en ver quién ha venido y quién és aquél o aquélla… Se me ocurre, decía, qué sucedería si un día (harto improbable, pero nunca se sabe del todo) soy yo el que pega carteles más o menos cutres para convocar a los proceles invitados de los actos culturales. La pesadilla es que no venga nadie (o peor aún, media docena) porque, en realidad, lo que les vas a contar no les interesa ni aun con canapé mediante… ¡Terrible, a que sí! Tal vez, mejor escritor en la sombra, a lo Bauçà o a lo Pynchon…
La gastronomía también es cultura. Ejercicio: establecer relación entre microrrelato y canapé, novela breve y media ración, y novela y plato de puchero.
No olvidar finalizar con un licor de hierbas bien frío, pacharán o similar…
Me llegó mail para la presentación, pero me fui imposible ir aunque esa era la idea.
El sábado, sin embargo, me encontré con Alberto Olmos en el Pepe Botella (al que no conocía de nada) y estuve charlando un rato con él. Un tío encantador y bastante tímido.
Un fuerte abrazo.
Ando estos días enredado con las cosas que se te ocurren (u ocurrieron): la crónica de una muerta Guapa de cara, la rebelión desquiciada de los secundarios en Fórmula Omega (infumable, por cierto, en los primeros capítulos, pero que luego mejora trepidantemente), tu blog éste en el que nos cuentas las cosas de diario, de andar por casa…, y esa pinta que tienes de tío legal un poco trasto y con un sentido del humor que de natural te sale; eso que tanto le mola a la gente, vaya. Tan así es que te enlacé en mi blog con la coletilla «Rafael Reig, un buen tipo», que luego me dio vergüenza, pero no lo quité ya.
Hay que ver, un tipo que me cae bien, qué cosa más rara, tal que si fueras un personaje agradable, mira tú.
Ay, Rafael, deberías invitarme a tu próximo acto cultural para que yo te anime la velada.
Piénsatelo, guapo. Guapooo
?ia, ñia..
(No te dejes llevar por mis apariencias de Vieja)
Algunos actos culturales pasan a tener un marcado caráter político y reivindicativo, sobre todo si en la mesa ponte está Belén. Recuerdo que en el Ateneo de Madrid, no hace mucho, en una representción de una de sus obras de teatro por el grupo Yucali, fue el único sitio donde se hablo sin tapujos sobre la vergonzosa persececuión política de la izquierda del país vasco, y el silencio generalizado de la izquierda del resto del estado.
Un saludo .
Veo en las fotos que el escritor Juan A.Belmonte se nos esá haciendo mayor.
Qué opinión le merecen su novelas.
Salud
Me ha venido a la cabeza con algunos mensajes la relación entre escritura y el acto de comer.
Por un lado tenemos el título de uno de tus libros «Manual de literatura para caníbales», donde queda claramente reflejado el gusto canibalístico del especimen «homo scriptor», que sólo se alimenta de congéneres de la generación anterior, digamos «carne de añojo».
Por otro y sin solución de continuidad me acuerdo de un poeta que cantaba al bolo alimenticio, Carlos Germán Belli:
EL HABLANTE CON BAJA AUTOESTIMA
¡Que viva la baja autoestima
del hablante de humanas lenguas,
por usarlas mal sin remedio!,
pues tan triste circunstancia
lo llevó a prisa de la mano
hasta los versos linajudos
e inmarcesibles de Occidente,
sin que tal hecho inalcanzable
como posible lo pensara
antes siquiera alguna vez.
Esas sextinas, villanelas
y baladas, en las que metido
enteramente se halla ahora
en sus hospitalarias estrofas
aquel que no podía hacer
ni deleznable memorándum
ni desalada gacetilla,
y aquí merced a ellas feliz
va y viene con rítmico paso
cantando al bolo alimenticio.
Sí, al propio bolo alimenticio,
aunque de oculta traza fea
cómo lo salmodia ferviente
entre tales versos selectos,
que todos son de escritura ardua,
y en cambio en su discurrir diario
lo deglutido es cosa fácil
siempre mañana, tarde, noche
desde bocaza entreabierta
a causa de la canina hambre.
Esta personal poca estima
guardaba en sí un secreto plan
a favor de quien en Babel
va sin remedio a trompicones,
que él ha terminado inspirándose
en formas que los viles siglos
no han podido menoscabar,
y allí quien no es perito en lenguas
va impensadamente contento
del ayer a hoy, y aun al mañana.
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En fin ¿y vuestra autoestima? ¿cómo anda?
Gracias, Mariu. En lo de la sabiduría, le doy toda la razón. Lo de los cursos on line, lo propondré. ¡Cielos, avíseme la próxima vez, que si no me pierdo Supe-Pop!
Gracias, Diego.
Pues gracias, Emma, a mí me gustaría verte con los labios pintados de rojo. Un beso.
Más o menos de acuerdo, Pedro.
Sabia su madre, Maribel. Y usted con Maite. Me gusta lo de las chucherías culturales, es una gran idea. Unos besos.
Debía de haber puesto polillas, yes, aplastándose contra el resplandor de una bombilla de 60 wattios. No, claro, esa foto es secreta. Besos.
Ya sé lo que acaba de pensar, José Manuel. Yo también.
Después de todo, Beatriz. Es lo que queda luego.
Gracias, Alberto. Espero que le guste.
No se atormente, Dan. Que no vaya nadie no es una pesadilla… es lo habitual. Abrazo.
Buen ejercicio, Más claro agua.
Pues a ver si nos vemos otro día, Loren.
Pues muy agradecido, hanksiolítico. Siento que la Fórmula le pareciera infumable. Qué le vamos a hacer. Un fuerte abrazo.
Me encantaría, guapa, que nos animáramos juntos la velada. Beso.
No estuve en ese acto en el Ateneo, Anónimo, aunque me lo contaron.
Me gustan sus novelas y es amigo mío, Pontros. Y no se está haciendo tan viejo, hombre.
Gracias por el poema, webber. Mi autoestima anda estupenda, como siempre. Un abrazo.
Uhmmm, yo tengo estupendos recuerdos de muchas inauguraciones de exposiciones,de esas que se sabía cómo empezarían, pero el final…nunca
Oh, qué alegres jolgorios culturales. Qué suerte.
me parece a mi que a potter se le ha ido la mano con su último truco… la única vez que le he visto en vivo y en directo estaba bastante más delgadillo, y no hace tanto…
¿porque no metes fotos de las de lengua de trapo? están mejor que ellos
Fórmula Omega (infumable, por cierto, en los primeros capítulos, pero que luego mejora trepidantemente)
Eso fue lo que yo dije, no que no me resultara infumable TODA la obra, más bien todo lo contrario.
¿Que no sabes leer o qué?
Rafa no es comedor, es bebedor de cultura. La cultura se bebe en vaso largo y con hielo. El resto es supervivencia.
Falta una coma detrás del Rafa 🙂
Enhorabuena por el post, es brillante.
En cualquier caso, hay actos culturales que no incluyen ágape final.
¿Qué motiva en tales casos a sus asistentes?
«…En cualquier caso, hay actos culturales que no incluyen ágape final. ¿Qué motiva en tales casos a sus asistentes?
…«
¿Qué empuja al uso del cilicio y del flagelum?
¿Masoquismo? ¿Contricción? ¿Morbo? ¿Deseo de purgar ciertos pecados?
Vaya usted a saber.
Un saludo,
Pedro de Paz
A mí el acto que me gusta de verdad es el sexual. Y no me importa que después no me den de comer.
UN abrazo
Javier
Hola Rafael!
Estábamos de gira de otoño por tierras franceses. Ya tú sabes, lo sacrificado que es esto del circo. De vuelta en Madrid, esperamos caigan unas cañitas pronto la de 2 de Mayo.
Mientras tanto, te besamos.
g.a. sisters
Por cierto, genial post, guapo!
g.a. sis
Vaya cara en la última foto jejeje me alegra que en los actos culturales no den solo agua, me voy a aficionar a ir a ellos y todo…
Besos¡¡
Yo también, Ro, tengo esos recuerdos. A ver si coincidimos en alguna…
Pos nada, Molly, son de entrada libre.
Vale, Scouser, lo haré. Sí están mucho mejor que nosotros.
Sí, hombre, sí, hansiolítiko. NO pasa nada. Me alegro entonces de que al final no te pareciera tan mala.
Cuánta razón tienes, Beta. Aunque en vaso ancho, de sidra, con dos hielos, también entra bien la cultura, ¿no? Beso.
Ni idea, Duermevela… ¿alguna perversión sexual? Porque descartamos que sea la cultura en sí, ¿no?
O el masoquismo que menciona Pedro de Paz, claro.
¿No te dan de comer luego, Javier? ¿Será porque no cumples, campeón? Un abrazo.
QUé alegría, Sisters, a ver si caen pronto, sí, que me entusiasmó conoceros, dos trapecista en la barra del bar. Besos muchos y gracias. Las fotos, preciosas, aunque indiscretas algunas…
Deberías, Lenita, deberías, así nos tomamos junto algo que no sea agua. Beso.
Y yo, que no escribo ni puedo ni pienso hacerlo, sino que solo leo, que pienso que los actos culturales están llenos de escritores que no escriben y viven del cuento o de jalear a los amiguitos o denigrar lo que escriben otros que no lo son. Y yo que creo que los verdaderos escritores nunca van a esos sitios excepto a presentar sus libros cuando los sacan porque hoy el mercado es el mercado para todos y solo lo critica quien no está dentro de el, y el resto del tiempo los escritores de verdad, los que son leidos y seguidos por un publico, estan demasiado ocupados escribiendo y no apareciendo en fotitos sociales del Que Leer y en gilipolleces. Y yo que creo que la palabra cultura relacionada con acto cultural y copitas es pretexto para mucho parasito y mucho caradura, escritores que no escriben, poetas que no hacen versos, pintores que no pintan, criticos envidiosos y devoradores de canapes gratis. Todos encantados de haberse conocido a si mismos y a sus secuaces, muy bueno lo tuyo, mmestro, tú más maestro todavía y toda esa mierda hipocrita. Resumiendo, gentuza que vive del cuento. Naturalmente lo creo solo, claro. Seguramente estoy equivocadísima.