Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Mi vieja Vespa amarilla

Ya estamos aquí , en Madrid, qué le vamos hacer.

Mañana habrá que comprar el periódico, qué pereza, sobre todo después de unos días sin noticias ni horarios.

Se acabaron los aperitivos con esa oficina que siempre lleva Anusca en la mochila, que parece Mary Poppins y su maleta cada vez que se instala en una mesa del antiguo hotel:

Siempre le he dicho lo mismo que me decían mis padres: la primera obligación de una persona es aprender a entretenersa sola. Y creo que ya ha aprendido. Está haciendo ahora una baraja. Pinta las cartas y luego las pegaremos sobre una baraja cualquiera y jugaremos. Es un juego de parejas, está dibujando veinte chicos y veinte chicas, y la idea es que, al que le toque el jardinero y la bibliotecaria, por ejemplo, tiene que inventar la historia de cómo se conocieron y cómo acabaron liados, y cómo termina luego todo.

Hemos probado a jugar con algunos de los personajes que ya ha hecho (el chico que se cree Superman, la chica que hace jogging, el jardinero, la punk con tatuajes y piercings por todos lados, etc.) y nos lo hemos pasado en grande. Yo creo que, cuando la acabe, va a quedar preciosa.

Mientras tanto, yo leo:

Ese día tuve un sueño y por la mañana se lo conté a Anusca.

-He tenido un sueño horroroso. Me robaban o desaparecía mi vieja Vespa, una Vespa amarilla, la había dejado en la acera, con el candado, pero cuando llegué ya no estaba. Iba un poco mal esa moto, pero le tenía muchísimo cariño. No te puedes imaginar que angustia. Lo he pasado fatal.

-Pero, papá, ¿tú tenías una Vespa?

-¿Yo? ¡Jamás! Yo no he conducido una moto en mi vida, no fastidies. Ni ganas. No he tenido jamás una Vespa,  pero es que además nunca he querido tener una Vespa.

-¿Entonces?

-Eso digo yo. Me desperté tristísimo, con un enfado terrible, y de pronto me dije: Pero, alma de cántaro, si tú en tu vida has tenido una Vespa, ¿qué más te da?

-Pues mira que ponerte así por perder algo que nunca habías tenido…

Nos reímos mucho los dos, pero el sueño de la Vespa se nos ha quedado ya como una frase hecha.  Cada vez que vemos a alguien lamentándose porque desaparece algo que, en realidad, nunca había tenido, nos decimos el uno al otro:

-¿A ese qué le pasa?

-Otro que se ha quedado sin Vespa. Parece que le acaba de desaparecer su querida Vespa amarilla.

Hay demasiada gente que se entristece o se enfada o monta en cólera porque le desaparece esa Vespa que nunca tuvo. El que descubre que su novia se la pega con otro: le desaparece la Vespa. El que se queda abatido porque le da un lumbago: otra Vespa perdida. El que no puede soportar el éxito de los demás: otro al que le quitan su querida Vespa amarilla, con el cariño que le tenía.

¿A ti te ha desaparecido alguna Vespa que nunca habías tenido? ¿Sí? Pues despierta de una vez: no hay motivo para ponerse triste. ¿Cómo vas a echar de menos esa Vespa que no tenías?

Como ya no tenía mi Vespa, la vieja Vespa amarilla, volvimos a Madrid en tren. Antes pasamos la mañana en Valencia, que a mí me resulta una ciudad erótica, no sé por qué, todas las tías que veo por la calle en Valencia me vuelven loco, ando en un continuo sobresalto, siempre en vilo.

Antes de coger el tren, nos comemos los bocadillos en el mismo trozo de hierba rala y mustia, con unos botes de cerveza y Coca-cola. Los bocadillos los hacemos por la mañana temprano, de filete empanado, y a esa hora el pan ya está como nos gusta: algo chicloso y grasiento.

Y luego al tren, ese suplicio en el que no te dejan ni fumar y tienes que escuchar unas ciento veintidós conversaciones por el móvil.

Mañana compraré la prensa, qué remedio.

Comments (32)

toporabril 5th, 2010 at 10:23

escribes Vespa con mayúscula?

[…] Más en Mi vieja Vespa amarilla […]

Más claro, aguaabril 5th, 2010 at 10:40

En mi pueblo (Miranda, ya sabes), todos los carteros empujaban un carrito, como esos de la compra, de color amarillo. Con él iban repartiendo las cartas todos los días. Sin embargo, uno de los carteros, en vez de carrito, tenía una Vespa amarilla, no me digas por qué.

Hace mucho que ya no le veo repartir cartas. En su día hubo recorte de plantilla en Correos. Ya se sabe, el correo electrónico mató al matasellos… Quizás fue la tecnología quien le robó a él su Vespa amarilla…

😉

Katyabril 5th, 2010 at 10:44

A mí me aparecen cosas con las que no contaba, Rafael, en los sueños y en la realidad.
Me considero afortunada: aprendí a entretenerme sola a pesar de que mis padres olvidaron decírmelo y es que pasan de la teoría, no sé por qué. Anusca es otra chica con suerte.

Besos.

piñeraabril 5th, 2010 at 10:57

Buenos días. Estaba pensando que la felicidad no es más que disfrutar de un día como hoy, laborable para algunos. A otros no nos queda más remedio que hacer la casa y salir a tomarnos unas cañas con los viejos del pueblo, dándole la espalda al televisor y pasando de la prensa. Y que nos roben si quieren la vespa amarilla, que después de tantos años ya no pasaba de cincuenta. Feliz siesta.

anónimoabril 5th, 2010 at 12:55

Esa vespa amarilla soy yo. Tu inconsciente me echa de menos.

Aurora Pimentel Igeaabril 5th, 2010 at 16:04

Fundamental lo de entretenerse sola, algo que si no se aprende y se practica con cierta frecuencia puede desembocar en ser una pelmaza (o pelmazo) de campeonato.

Y lo de la Vespa, joé, pues tiene Vd. razón ahora que caigo: llorar por lo que no has tenido nunca… como llegar a llorar, como decía Santa Teresa, por lo que suspiras cuando te lo dan ¡y te enteras de lo que vale un peine!

Me quedo por el momento con el bocadillo de sardinas de lata que para mi gusto son más jugosas que un filete empanado. Saludos cordiales.

Pombolitaabril 5th, 2010 at 16:45

En alemania está prohibido hablar en los transportes públicos con el móvil, y, la verdad, que quieres que te diga, es un alivio y no como aquí, que tienes que soportar las conversaciones más insensatas del mundo y que, además, no tienen absolutamente ningún interés antropológico, ni morbo, ni ná de ná…: «niña, pon la olla al fuego…», «me he comprado tres, porque estaban de oferta…», «ese tío es un cabrón…», etc.
Hace poco me entristecí por un novio que pensé que tenía y no, es que , en realidad, no lo tenía, pero él si tenía una vespa amarilla con la que salió huyendo…de mí. Era un estúpido.

Jaimeabril 5th, 2010 at 18:42

Ojalá me hubiesen enseñado de pequeño a entretenerme solo; ahora me ahorraría muchos disgustos; sobre todo cuando pierdo Vespas que creía tener…pero como mucho la tenía en usufructo temporal.

Un saludo.

joséabril 5th, 2010 at 18:46

Soy capaz de entender la relación entre la Vespa del sueño y llorar por que una novia te la pegue con otro, y también comprendo como se relaciona con el hecho de dolerse por el éxito ajeno. En cambio no veo que pinta el lumbago en ésto. A mi modo de ver, la persona que se ve atacada por un ataque de lumbago, si se encuentra sin algo que antes tenía: la salud o bienestar que ahora no tiene. Entre estar con lumbago y estar sin él, encuentro una gran diferencia, incluso en los casos en que otras dolencias puedan estarte fastidiando. Hace unos años se me infectó una muela y los antibióticos que me dieron no pudieron arreglarlo. Vi las estrellas, durante algunos días. A decir verdad yo quise verlas (pues los analgésicos calmaban eficazmente ese dolor). La razón de esa terquera es que quería saber algo acerca del dolor (gracias a Dios soy persona saludable y no tengo mucha familiaridad con ese caballero). Y la experiencia me ratificó en lo que ya sabía: que la diferencia entre estar encadenado por una enfermedad dolorosa y no estarlo, es muy grande. El que se lamenta de un lumbago, no está llorando una vespa que nunca tuvo. Dejando aparte ese asunto, llegue a una conclusión acerca del dolor: que su naturaleza es la de una voz que grita dentro de tí, y que el sufrimiento que de él deriva, procede de no ser capaz de dejar de oirla, ni impedirle anular a todas las demás voces que hablan en tí. Reflexionando acerca de ésto se me ocurrió que un arma poderosa contra el dolor es la humildad. Me explico: A uno le molesta que lo silencien, tanto más cuanto más importante crea que sea lo que tiene que decir; a veces hay razones legítimas para considerar importante lo que uno quiere decir, pero otras, lo único que obra en eso es la importancia que uno se da a si mismo. Cuando caí en la cuenta de eso, tome los analgésicos (mi terquera en no tomarlos había degenerado en cuestión de amor propio).

Albertabril 5th, 2010 at 21:16

Digamos que hay bastante rencor autista (o competitivo) suelto, sr. Reig, de ahí tanto enfado y tan poca capacidad para disfrutar de los sueños aunque sean horribles.
Incluso me atrevería a decir que más de uno, después de despertar, repite machaconamente ??devuélveme las llaves de la moto y quédate con todo lo demás?. Pobres ilusos.
Y a todo esto ¿a dónde irán las Vespas?

Salud!

el espejito mágicoabril 5th, 2010 at 21:44

http://www.pascualserrano.net/noticias/la-ubicuidad-del-periodista-de-publico

Y que algunos pensáramos que Público se iría a convertir en una alternativa de izquierdas..

oyanaabril 5th, 2010 at 22:49

Dice Sabina en una canción: no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió. Eso es como lo de tu Vespa.
Me encanta que le enseñes a tu hija a entretenerse sóla. Actualmente, eso no se enseña; así que, el día de mañana, Anusca será una privilegiada que, no sólo necesitará menos cosas para ser feliz, sino que podrá recortar que jugaba a las cartas con su padre. Toda una suerte…..

marinaabril 6th, 2010 at 6:33

Ese juego de parejas me gusta, Rafael. Inventar las historias de algunos personajes tiene que ser fascinante y además muy divertido.
(Yo sueño con Rossi pero no creo que sea por las motos, más bien será por la nutella 😉 )

Caub Nefrenabril 6th, 2010 at 6:59

Marco Aurelio: el rasgo fundamental de una mente madura es aprender a entretenersa sola.
Vale ya de leer tanto blog, chismosos.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXIabril 6th, 2010 at 7:01

Su Vespa es su bola de cristal nevada; su Vespa es su trineo. Su Vespa amarilla es el viaje constante que quiere hacer y no hace.
Ya puede levantarse del sofá, son 300. Mañana a la misma hora

yo mismaabril 6th, 2010 at 10:37

Bueno, pero de todos modos, celebro el haber creído en la magia que supuso para mí el simple hecho de creer en ella (y con ella me refiero, a la clásica y legendaria «Vespa»). Y otra cosa.. pensándolo bien, se me ocurre que podríamos unir la idea de nuestra Vespa, parafraseando a su vez de este modo, la famosa frase típica de… «no me vendas la moto». ¿Verdad que guardan entre sí y curiosamente una gran relación?? Bien, yo creo que aunque situadas ambas ideas en extremos bien distintos de la cuerda, sí. Aunque claro, también opino que en el caso del robo o desaparición la historia derivaría irremediablemente en una pérdida patrimonio-sentimental que por contra en el caso de no llegar a buen término en el negocio de la compra-venta no se produciría.

Los efectos, como hemos visto, son definitivamente distintos. Casi contrapuestos. Otra consideración que los define y diferencia: la voluntariedad. En el segundo caso o negocio (el de la no compra-venta del referido bien mueble) pues eso: que si no quiero, no lo compro y me quedo tan campante, tan ancha, en fin.. tan feliz.

El primero (caso que particularmente nos ocupa.. -recordemos.. estamos en el caso concreto de pérdida, robo u extravío de la vespa, perdón, Vespa -porque no olvidemos que es importante para nosotros.. eeh…-), lo malo y definitivamente doloroso: la pérdida de algo que hemos, sin duda, amado. Valorado. O al menos, considerado. Una pena, como todas las pérdidas de cosas y casos amados. Pero bueno, al fin y al cabo, y afortunadamente, dichosos los que lloraron por amor ya que ellos, al menos, lo encontraron.

Y el que se va con la Vespa sin quererla: dime tú a mí, en definitiva, pa qué. Menuda tontería. Menuda memez!!

En referencia a lo del lumbago. Mi abuelo decía (aclaro que de él se decía y se continúa diciendo que era una gran persona y muy sabio) que era muy difícil el hecho de estar bien. Y si bien lo piensas, claramente, y con la complejidad que compone y define nuestro cuerpo, así es. Mientras todo está en marcha y goza de buen funcionamiento, pues eso.. que nos sentimos infalibles, como eternos, como intocables. Pero bueno, esto no es más que una ilusión. No es más que otra de las Vespas amarillas que se presentan a lo largo y ancho de nuestras respectivas vidas. Ahí la tenemos. Eh voilà!!

En fin?celebro que sólo fuera un sueño y que no te la robaran de un modo efectivo.

Besos y abrazos. Por que todas las Vespas amarillas fueran, como en tu caso, las de un sueño.

Melquiabril 6th, 2010 at 11:26

En mi pueblo, don Rafael, pusieron de mote a una joven algo ligerita de cascos ??la motovespa?. Todavía la recuerdo de un lado para otro abstraída en su soliloquio. Una pena, la verdad, pues no me parece que le enseñaran a entretenerse sola. La dejaron sola, sin más.

Saludos.

el espejito mágicoabril 6th, 2010 at 14:30

Rafael, gente, tenéis que ver esto:
http://www.bbc.co.uk/mundo/internacional/2010/03/100317_1752_congreso_candidato_gtg.shtml

¡Una empresa quiere escaño en Congreso de EEUU! El futuro ya se está perfilando…

joséabril 6th, 2010 at 15:19

«Mientras todo está en marcha y goza de buen funcionamiento […] nos sentimos infalibles, como eternos […] Esto no es más que una ilusión. No es más que otra de las vespas amarillas que se presentan a lo largo y ancho…», dice «yo misma». Y estoy de acuerdo: efectivamente la salud, como la riqueza y la belleza (y la inteligencia -no hay más que pensar en el Alzeimer-) son fugaces, y por lo tanto esencialmente ilusorias. Visto así, no cabe duda, la ausencia de lumbago no es más que otra Vespa amarilla. Pero es que Reig no emparejó el lumbago con esta clase de bienes cuyo caracter ilusorio procede de su fugacidad, sino con otros que nunca existieron en poder de quien se duele de su pérdida, ni siquiera en forma de humo que se escurre entre los dedos. Yo veo ahí una disonancia.
Esto dicho no quiero ser un desagradecido que no sabe más que poner pegas. Reig es un fenomenal escritor, y el artículo, post, o como se llame, es muy bueno.

Revenabril 6th, 2010 at 16:09

No leyó mi cuento Reig. Es usted un malvado leninista.

yo mismaabril 7th, 2010 at 10:39

Ok, Jose. No te quitaré la razón, más que nada, por que creo que la llevas (ok, entiende, por favor: la tienes). Pero bueno, lo mio con el Sr. Reig es punto y aparte, ya que por más que intente verlo de un modo objetivo, pues nada. Que dejo de considerar cualquier matiz que pueda pedírsele, exigírsele o rogársele. Qué le vamos a hacer.. Es uno de mis ídolos. Y quiera o no quiera, se me destapa mi subjetividad por él.. viéndoseme a beses claramente, el maldito plumero!! jejeje..

PD. Es broma, no llevo plumas, jejejeje… Aunque por otro lado, y por supuesto, no tengo en absoluto, nada en contra de ellas. Y mucho menos, de su muestra.

Besos para tod@s y feliz día.

beninabril 7th, 2010 at 16:20

Lo creáis o no, hoy he leído 10 páginas de El Asedio, en el rato del bocata. No lo he mcomprado. Es que el libro lo trae y lo lleva una de la oficina para leer en el Metro.

Pues, oye, que me han gustado esas 10 páginas. No está mal escrito, aparte de algunas perogrulladas.

Ahora bien, aclaro que me ha gustado como lo que es. O sea, me ha gustado como tebeo. Prefiero El Asedio a Astérix, aunque no lo prefiero a Halcón Maltés. Creo que Reverte debería meter algún dibujo. La obra se presta, y ganaría dinamismo.

anónimoabril 7th, 2010 at 20:08

Soy la vespa amarilla,que si que existo,pero como no te acuerdas de mí, es tu inconsciente el que me echa de menos,haz memoria y verás como sabes quién soy. Soy mujer, de más o menos tu edad, con sentido del humor, y no me conoces en persona porque no has querido ¿ ya sabes quién soy? Aún estás a tiempo.

Marcus Garveyabril 8th, 2010 at 0:24

Es una putada sentir que te han robado la Vespa, incluso si nunca la has tenido. Yo nunca tuve una Vespa y nunca la tendré, porque a mi madre le daban miedo los que iban en moto. Pero me comporto como si la tuviera, como si fuese amarilla. Entro en los bares como si la hubiera aparcado en la puerta. Soy un iluso, lo sé, pero mi desgracia no está en los sueños, sino en el día, cuando los de siempre me convencen de que me están vendiendo la moto a plazos, que aguante un poco más, que dentro de poco me entregan las llaves…

Ermiónabril 8th, 2010 at 11:21

Pues yo tuve una Vespa (con mayúscula) en los 70, verde hierba, y hacía excursiones en ella con mi novia Pili V. Comíamos en la Vespa, dormíamos en la Vespa y follábamos en la Vespa, que ya tiene ciencia, pero es que somos manchegos y aquí los barbechos están llenos de cardos, no hay campas como en Asturias.

La Vespa la reparaba yo, llevaba encima todas las piezas que solían joderse. Hasta que se partió el embrague, que costaba tanto como la Vespa. (A la vez, se jodió la relación con Pili V, sólo porque encontró a un fulano con más dinero, más joven y más guapo, cómo son las mujeres. El guaperas la paseaba luego en una Ducati).

Un minuto de silencio por la Vespa y por Pili V, que ahora será una sebosa madre múltiple.

La Vespa no fuí capaz de tirarla, sino que la guardé en casa y fuí aprovechando sus piezas mecánicas internas para bricolajes varios, mientras mantenía la carrocería intacta, como si fuese un animal disecado.

La he conservado así hasta hace un par de años, cuando una novia nueva me planteó el dilema: «o la Vespa en mitad del pasillo, o yo». Fuí cobarde, por aquello de la soledad. Vendí en el rastro la Vespa disecada, por cuatro duros.

Creo que hice mal. Total, poco más tarde también me separé de Nieves, la del dilema.

Quien pillara otra Vespa.

anónimoabril 9th, 2010 at 19:47

Rafael ,cuando estes en Valencia me llamas y así conocerás una vespa amarilla,de las que hay pocas,como eres muy listo ya sabes quién soy ,pero ven solo ,que quiero conocerte. Tranquilo que no te voy a violar, no me seas cobarde.

Quemasdaabril 10th, 2010 at 17:46

Solo informarte que la ejecucion del Ministro de Economia norcoreano es pura intoxicación mediatica as usual:

http://alejandrocaodebenos.com/cgi-bin/weblog_basic/index.php?p=182

teresaabril 11th, 2010 at 21:41

la vespa de la foto es mia, yo tambien la soñé, ladrón.

anarquista de hace pocoabril 12th, 2010 at 11:00

Reig lo que a tí te pasa es que te han vendido una moto ,lease un partido político ,que estás defendiendo ,pero en tu interior y en tú inconsciente sientes que eso no es lo que a tí te gusta ,te propongo que fundes el partido anarquista de la vespa amarilla y yo me apunto. No me seas cobarde.

jesusabril 16th, 2010 at 12:02

ola, gracias por sus articulos tan interesantes tanto aquí como en abc,

usted:
que desdramatiza la literatura, con humor, enseña, además, sin colgarse, como hacen la gram mayoría de sus colegas de pluma medallas.

siga usted con esa pluma valiente, con esa forma de pensar las cosas, con su ideología esté donde esté,

saludos, jesus, a coruña

Miquelabril 17th, 2010 at 16:31

Tuve la suerte de conocerle en la charla que dió en la inauguración la Fundació d’Esquerra Unida, Sr.Reig. Recuerdo cómo expuso usted lo que era el Pensamiento ?nico con un símil mujeriego para empezar, antes de citar a Gramsci. En aquella ocasión no pude dejar de esbozar una saludable sonrisa ante la perplejidad de alguno de los presentes. Por ello vuelvo a sonreir cuando habla de València como la «ciudad erótica» que a mí también me parece que es.

De usted siempre extraigo algo positivo cada vez que le leo. Entre otras, esta vez con la que más identificado me siento, es con la afirmación de que «la primera obligación de una persona es aprender a entretenersa sola». Seguro que Anusca va a ser una persona la mar de interesante.

Seguiremos sus pasos, camarada. Reciba un cordial saludo.

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