El puñetero crío
En la vida de toda pareja hay un momento duro, dramático, decisivo: cuando toca conocer a los amigos de infancia de la otra persona.
Estás con un tipo que es escritor, un tipo cordial y más bien echao-pa-lante, un adulto sensato y, de pronto, tienes que verle con sus amigos con los que jugaba a las chapas, y deja de ser ese tipo, y vuelve a ser, como por arte birlibirloque, el gordito de la clase que nunca logró aprender a saltar el potro, el tímido que iba en autobús con un boli Bic reventado en el bolsillo del pantalón, manchado de tinta, con las uñas mordidas, el que compraba a medias con Andy una baraja de cartas con fotos de tías en pelotas.
¿Qué haces? ¿Anulas el contrato porque has descubierto una carga oculta, una servidumbre de paso o de luces de la que nadie te había hablado? ¿O adoptas, como uno más de la casa, a ese niño inquilino que se come las uñas?
Ayer tuvo que enfrentarse Violeta a este dilema en casa de Paz Díe, que nos llamó a unos cuantos para vernos.
Las chicas no, porque mi colegio fue sólo de chicos hasta 6º de E.G.B. o así, pero los tíos nos conocíamos todos desde los cuatro o cinco años. Hemos jugado juntos cuando éramos más pequeños de lo que son ahora nuestros hijos, que también estaban por ahí jugando juntos.
Los viernes mi hija y yo hacemos Las tres Pes: palomitas, pizza y película. Alquilamos peli y nos ponemos los dos en el sofá con mantas a comer y a verla.
El sábado le hago un desayuno a la carta y en sofá.
Huevos con jamón, pidió, la criatura.
Violeta imagino que también desayunaría algo especial, en previsión de la que se le venía encima: un revuelto de analgésicos, ansiolíticos y barbitúricos.
Con una botella de vino, emprendimos el camino a Cubas de la Sagra, en pleno día, así que nos costaba orientarnos, porque siempre hemos ido de noche, a aquellas fiestas en la que alguien siempre acababa llorando; otro, que a veces fui yo, de cabeza a la piscina; otro, que a veces también fui yo (pero tan pocas), desabrochando un sujetador casi a oscuras, en esa cama en la que habíamos dejado los abrigos y las cazadoras.
No vino López ni Cachón ni Enrique, así que la cosa se redujo a unos pocos.
De izquierda a derecha: Susana y su marido, Javier Sáinz (Javito); Juan Franciso Bonilla (su novia no tuvo valor para venir); Paz (su novio no tuvo valor para venir); la valiente y resignada Violeta, Andrew Jones (Andy) y su mujer Arancha.
Que Bonilla y yo (que nacimos el mismo día del mismo año) acabáramos tocando la guitarra y cantando canciones de Peret era sólo uno de los riesgos inevitables (y no el más catastrófico):
¿Que si yo sé tocar la guitarra? Depende. Normalmente ni la más remota, pero con cinco whiskies me convierto en Paco de Lucía y, por el mismo precio, en Plácido Domingo, si hace falta.
Bebimos, comimos, cantamos, recordamos todo lo que se puede recordar con las parejas delante y nos reímos como enfermos terminales de cosas que, si no sabes quién era don Balbino o no has oído a Cachón jurar con solemnidad que en Estados Unidos a todos los niños les extirpan los testículos a la vez que las anginas, pues igual no te hacen ni la más mínima gracia.
-En realidad son apéndices innecesarios -aseguraba, con siete años o así y una solemnidad casi chistosa, como de ministro de Zapatero haciendo previsiones sobre el paro.
En BUP López y yo hacíamos una revista en el cole, y recordamos cómo nos la cerraron y la prohibieron, porque nos metíamos con los dos hermanos propietarios del colegio, a los que llamábamos los hermanos Karamazov, y de quienes decíamos que hacían negocios nebulosos, aunque el motivo oficial fue que pusimos una foto conmovedora del culo de Ornella Muti.
Al final siempre es así, el (maravilloso) culo de Ornella no es la cuestión: son los intereses de la empresa.
A mí me cabe el orgullo de que conseguí provocar en uno de los hermanos un auténtico ataque de ira y me persiguió dando alaridos, con las venas hinchadas y los ojos desorbitados, por todo el colegio, escaleras arriba y abajo, hasta que me acogí al sagrado de Secretaría, con Juani, la secretaria (qué buena estaba Juani, ¿verdad?), que me protegió de la desatada cólera empresarial.
López y yo nos convertimos en un par de víctimas de la libertad de expresión escolar, pero defraudamos las grandes esperanzas puestas en nosotros: nos dio por hacer una fotonovela en cuyo guión participó también Andy, el genio del cole, que la convirtió en un serial radiofónico con mensaje social. Iba de una humilde costurera que, para salvar de la ceguera a su anciano padre, necesitaba adquirir por correspondencia unos supositorios experimentales que fabricaba la NASA. El padre estaba perdiendo vista a causa de la explotación laboral en la misma empresa que esclavizaba a la hija, Hilaturas Carrasco S.A: El pérfido Rodrigo César Carrasco, disoluto heredero del imperio textil, le ofrece dólares en efectivo, pero a cambio de mancillarla. Y hasta ahí puedo leer… Sólo digo que tenía tanto contenido erótico como mensaje reivindicativo político-social. Javito hizo el papel de desalmado señorito Rodrigo César: lo bordó.
Las fotos las hacía López y luego recortábamos los bocadillos con los diálogos y los pegábamos en las fotos (que eran en blanco y negro). Fotocopiábamos las páginas e hicimos una tirada muy amplia, que se agotó, con sonoro éxito de crítica y público.
Así pasamos la tarde, trasegando whisky, hasta que Andy decidió que era la hora exacta para improvisar unos romances de ciego, acompañado a la guitarra por Bonilla. Yo añadía estribillos en octosílabos:
Ahora es domingo por la mañana y me da miedo llamar a mi novia.
Figúrate.
Después de la excursión guiada a mi infancia, ¿le quedarán ganas de aguantarme y adoptar también al niño que fui y sigo siendo?
¿Tú que crees?
¡Maldición! Suena el teléfono… es ella…
Pues yo apuesto que no volverá ,es demasiado orgulloso como para reconocer que se ha equivocado y que tenía que haber dicho que sí.
Oda a la albóndiga
Por creerse más que el Rey
de Público se fue volando
aunque otros lo sigan dudando
la verdad la sabe Reig
Arrogante y agresivo
buen de izquierda y altanero
insultó a más de un forero
sin importarle un comino
La prospuesta no desmerece
y Monteira ya no se inmuta
pero Reig se va y no comparece
Sin albóndiga en la mesa
y el libro que no aparece
no hay remedio: no hay cabeza
Esto es un soneto, no una oda… muy apañao, por cierto. Me he reido un rato: plas, plas, plas x 1000
Reig ¿andestas?,esperamos unas palabras tuyas,por lo menos yo.
Insisto: si se tratara de una cuestión económica y no política, ¿para qué llegar a un acuerdo de cambio de sección a dos páginas completas semanales en Cultura? ¿Le iban acaso a pagar menos? ¿O acaso querían proponérselo para que él mismo rechazara la oferta porque estaban seguros de que la iba a rechazar? No me lo creo.
Yo creo que en lineas generales Rafael en sus columnas no aprovechaba apenas para criticar al PP, sino de pasar (más o menos) de él para ceñirse a lo que hace el gobierno del Psoe. Yo creo q lo que nos trataba de decir a gritos: ¿queréis izquierda? ¿Pues qué hacéis votando al Psoe? Votad a IU y pasad del voto útil. Y eso no ha debido de sentar muy bien en esas altas esferas del negocio empresarial.
Muchas gracias por el enlace, Daniel. ¿Como interpretas tú la alusión de Monteira al hecho de que tarde o temprano habrán de trabajar juntos? Yo, la verdad, pienso como tú: si Rafael se opuso, hubiera preferido Público con la carta a Público sin Reig. Ahora bien, quizá en lo que a mí concierne, me hubiese gustado de veras leer esas páginas completas de miércoles y sábado sobre crítica del espectáculo literario. Desde luego, lo hubiese preferido ahí a no poder seguir leyéndole y andar cabreado de veras con el diario que compraba y que ahora no compro…
Estoy de acuerdo, como supongo que todos.
¿Mejor verle en Cultura o sin él en el periódico?: mejor en Cultura, faltaría más (tampoco me perdía ninguna de sus columnas en Libre del mes de Agosto).
¿Mejor verle en Opinión que en Cultura?: Pues va por gustos, yo le prefiero en Opinión, pero no me perdería tampoco nada de lo q escribiera en Cultura. Y si son ambas opciones mejor todavía, ya puestos a pedir. Creo que eso es obvio para los que le seguíamos.
Al igual que tú, yo tampoco compro ese diario. Antes lo hacía los fines de semana q es cuando más tiempo tenía para leer, ahora ni eso. En lugar de leer tanto Público (tanta matraca al PP ya cansa, por muy merecida q se lo tengan), excepto por lo que vaya enterándome en Internet, invierto más el tiempo en libros de didáctica (tipo Desinformación de Pascual Serrano, o en sacar alguna novela de Reig de la biblioteca: pues creo que ahora me estoy enganchando un poco a su narrativa).
Y en cuanto a cómo interpreto esa alusión a trabajar juntos, pues la verdad, no lo tomaría como una frase con contenido mucho más trascendental que el del mero objetivo de terminar guay la intervención y con un aire de talante y de saber quedar bien, pero insisto, supongo que no soy yo ni ninguno de nosotros el más adecuado de darlo ni por casi cierto, creo que la opinión más relevante aquí sería la que tuviera que decirnos Rafael, si él quiere. Yo a Félix Monteira no le conozco de nada como para saber cómo interpretarle con seguridad alguna. Pero también insisto: los datos ahí están. Y ya tenemos ambas versiones. Creo que cada uno es muy capaz de sacar sus propias conclusiones: no digo más.
También podría darse como una afirmación de esperanza e ilusión por volver a trabajar con él, sólo que ya tenemos todos bastante claro, que no será en secciones de opinión por supuesto. Tendrá mucho q aportar (él mismo lo reconoce en la entrevista); pero lo que no nos ha explicado es por qué apartarle de esa sección no era «nada» discutible. Estaría bien que se lo hubiera preguntado sin rodeos, así nos hubiéramos podido convencer de algo: si se fuera por las ramas y no respondiera con claridad a la pregunta, nos estaría demostrando lo que ya intuíamos.
higiene, cojones
Pienso que de lo mejor que puede conseguir un escrito, es una ilusión.
A decir verdad, el tuyo, ahora mismo, ha provocado mi sonrisa. Así que brillante.
Me ha encantado.