Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

No lo digas en voz alta

Mi hija Anusca ya se ha ido al campamento. La echo mucho de menos.

Cuando por fin arranca el autobús, todos los padres salimos cantando y bailando por la calle José Abascal, muertos de risa.

Debería haber aprovechado para trabajar, pero ¿qué hice? ¿te lo imaginas?

Correcto: me fui a tomar una caña.

Me gusta El Mirador de Bayona porque ponen la cerveza en taza. Está helada, muy rica, siempre dan ganas de pedir otra.

Luego me fui a comer con los amigos fumadores, previo paso por el estanco del amigo Jesús Llano, en Cardenal Cisneros, para aprovisionarnos.

Álvaro Muñoz, yo, Javier Blanco y David Torres.

¿Te has fijado en la bonita lámina de Manolete?

Acababa de recibir una información sobre el Edinburgh Book Festival. Advierte, en negrita, para que sea bien visible: «We have some smoking rooms available, but there is very limited availability for these«.

O sea, que tienen habitaciones en las que no está prohibido fumar (me niego a decir majaderías como «habitación de fumadores«, como si las habitaciones fueran distintas), pero que tienen muy poquitas.

¿Por qué narices no tienen más? Pues por la sencilla razón de que está prohibido tener más habitaciones en las que no se prohíba fumar, igual que en España. Igual que está prohibido poner una sala de fumadores en un centro de trabajo. ¿Por qué? Si un adulto quiere fumar, ¿por qué no puede hacerlo en un lugar donde no moleste a nadie? ¿Porque no le da la gana a la ministra déspota Salgado o a los cagatintas de la Unión Europea? Vamos anda…

A veces le he dicho a alguien:

–Oiga, ahí no se puede aparcar.
–¡Sólo es un momentito, hombre! –me suele responder indignado, casi a punto de golpearme.

Que los conductores se salten la ley está bien visto en España.

Creo que los fumadores deberíamos hacer lo mismo. Fumar donde nos dé la gana, como aparcan los conductores en pasos de cebra, doble fila, vados, etc.

–Oiga, ahí no se puede fumar.
–¡Sólo es un cigarrito, hombre! –nos indignamos, y ya está.

En cuanto al lenguaje ese orwelliano de «habitaciones de fumador«, etc., pienso que deberíamos rebelarnos. Yo veo un cartel que dice «gracias por no fumar» y, de inmediato, enciendo un cigarrillo. Si lo quieren prohibir, que lo prohíban, pero hay que obligarles a llamar a las cosas por su nombre.

Se trata de una prohibición.

Además, en sí mismas, las habitaciones son iguales, ¿no? ¿Hasta dónde vamos a permitirles que lleguen? ¿Habrá pronto «habitaciones de roncadores» o «habitaciones de masturbadores«?

–En esta habitación no se puede masturbar usted, señorita, tenemos un número muy limitado de habitaciones de masturbadores y están todas ocupadas.

Cada vez entiendo menos cosas. Pero de esto ya no se puede hablar en voz alta.

Leo en El País que:

«según el informe de la OCDE, entre 1995 y 2005 el salario real medio en España ha perdido el 4%»

Y al mismo tiempo:

«los beneficios empresariales han aumentado el 73% entre 1999 y 2005».

En el periódico tienen analistas. Estos tíos piensan, se estrujan las meninges, ven cosas que los demás no vemos y, al final, atribuyen el crecimiento ecónomico a la «moderación salarial» y los cuatro millones de inmigrantes.

Formidable: qué capacidad de análisis.

Con su estilo habitual dicen los analistas: «La receta atenuante consiste en aumentar el capital social«. O sea, más transporte público, sanidad, educación, etc. En Europa se destina a protección social el 28% del PIB. Aquí: sólo el 20%.

Sí, pero ¿y la moderación empresarial? ¿Es bueno que las empresas ganen tanto dinero, cuando a la vista está que no lo usan para subir los salarios, sino que se lo llevan crudo? ¿Hay que aguantar encima las peroratas de los empresarios acerca de la «flexibilidad», la «creación de riqueza», etc.?

Pero de esto no se puede hablar en voz alta: es un artículo de fe que, cuanto más ganen las empresas, mejor para todos. Ja, ja, ja.

También leo hoy que «las feministas critican cómo se aplica en los juzgados la ley contra el maltrato«. Una va y dice: «No puede ser que las mujeres entren denunciando y salgan imputadas«.

¿Ah no? ¿Y por qué no puede ser? Lo que no puede ser, señora, es que cualquiera, hombre o mujer, haga una denuncia falsa y se vaya tan campante. Si un juez ve indicios de falso testimonio o denuncia falsa, tendrá que «deducir testimonio» (o como rayos lo llamen) y tendrá que perseguirlo, ¿no le parece?

Pero de esto, de las denuncias falsas, no se puede hablar tampoco en voz alta. Que se lo pregunten a la jueza decana de Barcelona.

Cada vez hay más cosas de las que ya no se puede hablar en voz alta.

Da pena, pero es así.

Comments (29)

Más claro, aguajunio 27th, 2007 at 8:28

Pasemos a la acción los fumadores:

¿Que no se puede fumar en la habitación? Vale. Pero nada se dice en contra de encender los veinte cigarrillos de la cajetilla y dejarlos esparcidos por la habitación…

Y si saltan los detectores de humo, aprovechamos para enjabonarnos y así nos ahorramos el agua de la ducha…

conde-duquejunio 27th, 2007 at 8:53

¿Cañas en taza? Coño, eso no lo he probado yo. Habrá que ir al Mirador ese… aunque en principio prefiero jarra transparente y helada (con vaho de congelador). El color al trasluz es muy importante.
Las primeras frases son buenísimas. Yo veo ahí el principio de una novela. Todos los problemas empiezan ahí, con la marcha de la hija y la primera caña del «Rodríguez» (¿cómo se le llamaría?).

Anonymousjunio 27th, 2007 at 8:59

¿La moderación empresarial?, ¡pues claro!¿No les parece moderado el Sr.Florentino Pérez?. Ahora con Iberdrola, ¡faltaría más!. No si ya me lo decía mi madre: pero hija, ¿dónde vas con la literatura?. Y qué razón tenía. Donde se pongan unas empresariales bien hechas o una LADE en condiciones..
Ah! el ánimo mejor, Rafael.

Besos.

Rafael Reigjunio 27th, 2007 at 9:20

Hombre, parece un poco excesiva la medida, ¿no, Más claro agua? Yo creo que con un poco de insubordinación hay suficiente.

Bueno, Conde-Duque, seguro que usted recuerda esas jarras blancas en las que ponían cerveza en La Cruz Blanca o en la Cervecería de Correos, a veces a eso lo llamaban bock. Pues lo de la taza es parecido y está helada, helada. El Mirado está en Sandoval con Monteleón, se lo recomiendo. Buena cerveza, bien tirada, buenas copas, tapas excelentes, trato cordial…
En cuanto al principio de novela, usted mismo, le animo a seguir a partir de ahí.

Me alegro de que el ánimo haya mejorado. Y sí, con la literatura no se va muy lejos, pero ¿queremos ir a algún lado? ¿No estamos a gusto aquí? Beso.

Anonymousjunio 27th, 2007 at 9:46

Por muchas gracietas que quieras hacer con la prohibición de fumar, las habitaciones de fumadores y la libertad individual lo cierto y verdad es que fumar mata, a quien fuma y a quien lo soporta sin fumar.

Lo mismo te digo sobre los salarios y los beneficios. Sí, es cierto: los salarios reales bajan algo en Espala mientras los beneficios suben bastante. Siempre fue así: no hay progreso sin reparto desigual de la riqueza. Es triste, pero fue, es y será así mientras el mundo sea mundo. Yo creo que en vez de lamentarlo lo que hay que hacer es pasar de asalariado a empresario. Solo así sabremos los asalariados lo que vale un peine.

Bueno, ya no sigo, que ya he dicho algunas cosas de las que no se puede hablar. Pero, oye, lo de la libertad es ciertamente una gozada: decir lo que uno piensa es muy saludable, ¿aq que sí Rafel?

Anonymousjunio 27th, 2007 at 10:52

¿Fumar mata? No jodas: lo que mata es ser tonto. Fumarse 60 cigarrillos al día sí que mata. Yo fumo puros, como Churchill o como Compay Segundo, que llegaron a viejísimos aunque, como decía Lezama Lima, hablaban todos los días con la muerte. Más cornás da el hambre, como bien señalas, y no digamos la sacrosanta industria automovilística, la farmacéutica (¿pero son drogas, no, Torrente?)…
Rellene por la línea de puntos.

Klaus

Andrés Gasteyjunio 27th, 2007 at 10:56

Pues no, Rafael.

Que cada uno se drogue con lo que quiera es algo justo y necesario; que atufe a los demás, harina de otro costal.

Siempre he pensado que el tabaquismo no es tanto un problema de salud como de higiene. Que lo sepan los fumadores; huelen mal. Por mucho cuento que quiera echársele al asunto, un fumador viene a ser como quien se pee. La cosa no tiene más misterio ni más épica. Hacerlo en compañía de otros puede resultar molesto. Como dijo Perich, a nadie le molesta el olor de sus propios pedos; admitir los ajenos es un sacrificio al que nadie que no sea el insigne petómano debería ser obligado.

Me emociona ese apego a la libertad individual que abunda hoy en día: «usted no me dice dónde puedo fumar» (Reig), «usted no me dice qué debo beber antes de conducir» (Ánsar), «usted no me dice cómo aparcar» (el ejemplo que citas).

Pues no, troncos. A riesgo de exponer mis inclinaciones pequeñoburguesas, sostendré, contra esos vientos de libertad, que la convivencia en sociedad implica algunas pequeñas renuncias, como ducharse todos los días para no oler mal o evacuar las flatulencias, siempre que sea posible, en soledad.

Abrazo.

daniel ruizjunio 27th, 2007 at 11:15

Lo que más me gusta de su estilo, Sr. Reig, es la aparente facilidad con la que escribe y con la que se le lee. Es una forma suave, aparentemente sencilla, pero muy labrada estilísticamente. Le sigo con entusiasmo, y para este verano pienso meter alguna novela suya en la mochila. ¿Cuál me recomienda?

Saludos,

Raposujunio 27th, 2007 at 11:42

Una pregunta: Quién hace las fotos? Siempre hay un fotógrafo que no aparece mencionado en el blog. Quién es? Lleva usted uno consigo o interrumpe el aperitivo de alguien del bar para que le haga la foto?

EL CLUB DE FUMADORES POR LA TOLERANCIAjunio 27th, 2007 at 12:00

Pues a mí lo del tabaco me huele de maravilla, claro que soy parte interesada.

De todas formas, negaré haber dicho esto, porque no se puede decir, pero yo no conozco a nadie que haya muerto por fumar, pero, vale, lo puedo aceptar. ¡Ahora, muertos, en Madrid, por respirar el humo del tabaco! A nadie. Ya sé que dicen que hay mil millones de ellos, que caen como moscas pero, mira tú, yo creo que no es más que una excusa, una manera de encender un conflicto que antes no existía porque una cosa es «No fumes que me molesta» y otra muy distinta «No fumes, asesino de mierda». Esto lo digo, por supuesto, a título individual y aprovechando que en este blog se nos anima a contarlo todo, en voz baja, pero a contarlo.

En cuanto a Andrés Gastey, pues me alegro de estar completamente de acuerdo contigo en una cosa: la ducha diaria debería ser obligatoria por ley… Y el desodorante… Y la colonia… Pero no muy fuerte… Y el corte de pelo, coño, que algunos parecen piojosos… Pelo cortadito que no cubra el boli por atrés y peinadito a raya… ¿sigo?

Al contrario que tú, yo pienso que la convivencia consiste en soportar los pedos de los demás con estoicismo, no en eliminarlos.

Gracias, Rafael. Lo pasé fenomenal y mi Montecristo estaba buenísimo.

Javier

Andrés Gasteyjunio 27th, 2007 at 15:22

Muy bien, Javier; cada cual que invierta su estoicismo en lo que quiera. Confieso que yo ando justo de esa mercancía, y prefiero no despilfarrarla en soportar pedos ajenos. Pero bueno; hay gustos para todo. Que te aprovechen.

Escribes desde una plataforma de nombre curioso: «Fumadores por la tolerancia». Me suena a algo así como «zorras por la libertad en el gallinero» o, más actual, «obispos por la libertad religiosa». Es como cuando los abertzales dicen aquello de Askatu Euskal Herriari. Unos cachondos, vamos.

Tiene un punto de patetismo el comprobar como esas benméritas instituciones (Imperial Tobacco, Altadis, Philip Morris) tras «fidelizar» a los consumidores de sus productos por vía química, han conseguido que estos consumidores reivindiquen su derecho a seguir enganchados a base de constructos intelectuales de lo más elaborado. La exigencia de que se permita el consumo de sus productos donde y cuando plazca es, ojo, no una lógica aspiración de los adictos, sino un test del grado de libertad y tolerancia de la sociedad. Conmovedor.

De verdad, ninguna épica. Fumar es un hábito cutre y molesto, sin más.

Javierjunio 27th, 2007 at 18:31

De verdad, Andrés, no sabes hasta qué punto estoy harrrrto de esta discusión.

Me has entendido mal. La convivencia consiste, en buena medida, en que tú seas consciente de que tus pedos también nos huelen mal a los demás. Los tuyos.

Cutre es tratar de sacar un argumento de peso partiendo de falacias, principios no comprobados ni experimentados y proclamas mediáticas. Eso es cutre y tiene un puntito pueril, porque es lo mismo que decir que tienes razón porque tu padre tiene una pistola. Pues no, lo siento. No tienes razón.

Para discutir sobre el tabaco, hay que ponerse en el terreno de la realidad que, compruebo, tú desconoces, aunque quieras impresionarme citando tres compañías. No ha colado. No tienes ni idea.

También resulta infantil, y por eso yo no lo hago, repercutir las responsabilidades de cada uno en entes abstractas e impersonales y en conspiraciones… Eso sí que es cutre. Es Bryce Echenique, se quien tanto se ha hablado en este blog.

Yo fumo porque quiero y disfruto mucho haciéndolo, por lo que, la verdad, me importa muy poco lo que te parezca.

Y, perdona, tal y como se está poniendo la cosa, echarse un pitillo a gusto es épica pura, una hazaña.

Javier

Andrés Gasteyjunio 27th, 2007 at 18:55

No te mosquees, Javier.

Yo no te voy a decir que desconoces la realidad y que no tienes ni idea; seguro que, a diferencia de mí, tu dominas la realidad y sabes un huevo. Tampoco te voy a atribuir tendencias filonazis, como tu hacías implícitamente; seguro también que eres un demócrata de la hostia. Ni pretendo ofenderte ni me siento ofendido. Aclaro, además, que a mí no me parece ni bien ni mal que fumes. Haz lo que te dé la gana. Eso sí; si (harto improbable) alguna vez coincidiésemos en un sitio cerrado, confío en que tendrías el buen sentido de tener en cuenta a la gente que te rodee.

Hala, que lo fumes bien.

Anonymousjunio 27th, 2007 at 19:13

Oíga, Klaus, a mí me la suda que crea usted que lo que mata es ser tonto y que ser tonto es furmar dos otres cajetillas de cigarrillos en vez de puros. Lo que le preocupa es que usted crea que los fumadores de puro no perjudican, como los de cigarrillos, los pulmones de los que están a su alrededor. Si fuera usted más listo es posible que comprendiera que aquí nadie le está prohibiendo fumar lo que guste, allá usted con las consecuencias de sus libres decisiones. Lo que creo es que la sociedad tiene derecho a obligarle a fumar en lugares reservados, ni tolerancia ni hostias, porque para más inri es la sociedad la que tiene que cubrir los costes, muy altos, que generan los que fuman. Coño: que los paguen ellos, entre ellos usted, Rafael Reig y la Plataforma de fumadores por la tolerancia. Ya está bien de sofismas, mejor, de desvuergüenza.

Javierjunio 27th, 2007 at 19:51

Andrés,

no me conoces. Yo no me mosqueo. Te pido perdón si algo de lo que he dicho te ha parecido mal. No era mi intención faltarte ni mucho menos llamarte filonazi, como entiendo que tú no me has querido llamar etarra a mí.

Eso sí, buena educación tengo a paladas. No lo dudes.

Javier

Pedro de Pazjunio 27th, 2007 at 21:29

Anónimo, sin ánimo de ofender, documentarse antes de hablar es una sana costumbre. Sobretodo si no se desea caer en contradicciones ridículas y falacias manipuladoras.

Esos costes sanitarios a los que alude son una filfa inventada para incrementar el peso de un argumento que cae por su propio idem.

Una cajetilla de precio medio viene costando al consumidor unos 2,5 euros. El coste material de fabricarla supone unos 0,30 céntimos (datos del SEDET, Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo). La diferencia se va en beneficio del fabricante, del distribuidor y aproximadamente un 60% acaba en las arcas del estado en concepto de impuestos directos. En el año 2006, el estado ingresó en concepto de impuestos sobre las labores del tabaco 6.500 millones de euros (sí, la cifra es correcta). Dicha cantidad supera holgadamente el presupuesto anual de Defensa y duplica el presupuesto destinado a Sanidad, estimado en unos 3.300 millones de euros (Datos del INE).

Lo de «que paguen ellos» creo que ya lo hacemos. Con creces. Haga usted cuentas e indiqueme cuantas dolencias derivadas del hábito de fumar se sufragan con «esos impuestos que pagamos toda la sociedad».

Sobre el derecho al pernicioso hábito de fumar o el derecho de no-fumador a no ser molestado nada añado pero, por favor, si se exponen argumentos en favor de uno u otro, que, al menos, sean veraces.

Un saludo

Antonio Piera. Madrid.junio 28th, 2007 at 0:57

Ya dijo Julio César, con su retranca habitual, que el hombre cree libremente en lo que desea. De eso parece que estamos tratando, y también de la lectura inversa de esta sentencia.
De modo que ninguno va a convencer a nadie de nada, limaremos algún exceso acalorado, seremos demócratas de toda la vida y cada cual se fumará lo suyo, o no, y respetará al otro, espero.
Yo, por mi parte, me guardaré para usarlos, con su permiso, los jugosos datos que aporta Pedro de paz en su intervención y profundizaré más aún si cabe, que cabe, en mi cutre manía de darle al truja cuando me pete, y si me mata que me mate.
Llevo peor el conformismo ante el desaforado crecimiento de los beneficios empresariales, aunque está claro que los derroteros del capital carecen de pudor, y los del aspirante arrancan de considerarlos inevitables.

La-Ruina-de-la-Familiajunio 28th, 2007 at 2:27

Una mujer dio a luz un paquete de cigarrillos.

Albertojunio 28th, 2007 at 3:23

Recuerdo que me preguntaba un amigo sobre los componentes del tabaco que avisaban las cajetillas. Y yo nunca había reparado en ellos hasta que le dije: la metilnitrosamina se usa en laboratorios para inducir mutaciones en bacterias (rotura en el ADN etc.), los derivados del benceno son compuestos que no pueden degradarse igualitos que los del petróleo, el monóxido de carbono bloquea la respiración celular, el formaldehido se usa para fijar y mantener tejidos durante años…y es sólo el principio. Dicho lo cual, como fumador moderado opino:

primero, defiendo que hay que respetar cueste lo que cueste al que no quiera meterse semejante mierda en el cuerpo.

Segundo, que no ha habido medida más acertada, por mucho que me pese, que prohibir fumar en restaurantes, o habilitar lugares para ello. Porque a un no fumador el humo le jode de veras una comida, y la libertad de uno termina donde empieza la del otro etcétera. Si después del postre uno quiere tirarse un pitillito, se sale a la puerta, que remedio, y todos contentos. Con que mala leche me terminaba mi desayuno en cierta época de mi vida: yo hincándole el diente a mi tostada de jamoncito serrano con tomate y aceite y la compañera de al lado, un encanto de niña, pero sin la cortesía suficiente como para preguntar (hola Raquel), puteandome el manjar con el humo de su cigarro…Hay experiencias que le abren a uno los ojos.

Javier, reconoce que es cierto esto.

Por cierto, al hilo del post, leo hoy que 157.800 españoles superan el millón de dólares. Y de los salarios nada se sabe, me lo explique el anónimo.

Javierjunio 28th, 2007 at 4:08

Los datos son mucho más jugosos:

De cada cajetilla, dependiendo del precio, entre el 75 y el 78% se va en impuestos. 6.500 millones de euros, cierto, en los Impuestos Especiales del tabaco, y 1.600 millones de euros más, el IVA. Total 8.149 millones de euros en 2006.

Pero esto es lo de menos, porque si yo ocasiono gastos sanitarios haciendo algo acabado en «ing» (loqueseíng), que me los pague el Estado que para eso fui ayer a Hacienda y para eso me soplan la Seguridad Social. Si vamos a discutir esto, apaga y vámonos.

El año que viene, cuando me toque el doloroso asunto de nuevo, voy a decirle al señorito o señorita que yo no entro donde no me dejan fumar (a ver si cuela).

Alberto, reconozco que de la combustión de las hojas del tabaco han plantado en las cajetillas los tres con nombre más truculento. De la lista de 3.000, la mayoría se usan en la industria farmacéutica como medicamento (incluido el arsénico). No hay veneno, sino dosis.

En el laboratorio, por cierto, el humo se analiza con una máquina muy curiosa que se fuma una cajetilla a la vez (la muy viciosa). En un bar, en la calle, en un restaurante, nuestros pulmones están sometidos a agresiones de toda laya, que no vienen precisamente del tabaco y que no es posible separar, ni aislar, ni siquiera por ley.

Ahora que si estamos hablando de que es molesto. Te lo reconozco. A mucha gente le molesta, pero la educación no se puede imponer por ley.

Voy a poner una lista de las cosas que me molestan y que pido, por favor, se prohiban por ley: mi vecino que es un energúmeno, los perros sueltos que me dan miedo, las bocinas de los coches atrapados tras el del pedido, la halitosis que se arregla con un caramelo, la espalda sudorosa de un señor obeso en el metro, encontrarme con un conocido en el tren y que me joda el ratito de lectura mejor del día, el sectarismo y los tópicos, el olor a fritanga de algunos locales, la gente que lleva pantalones de pana en junio, mis colegas de profesión que carecen de criterio…

Y yo no fumo cigarrillos, pero si estoy fumando un puro y te molesta, con que me lo digas sin encabronamiento, de buen rollo. No hay problema.

Yo mismo le pedí el otro día a un tío que no fumara más en una terraza de un restaurante… Sí, sí. Al aire libre. ¿Por qué no harán un área separada, acristalada y ventilada independientemente para los mal educados?

Javier

Rafael Reigjunio 28th, 2007 at 6:24

Pues sí, anónimo, decir lo que uno piensa es bueno, y usted aquí siempre puede hacerlo igual que yo. A lo que nadie le obliga es a soportar humo ajeno, que yo sepa (salvo el de los coches, etc.). No vaya a sitios de fumadores, es muy sencillo. En cuanto a la sociedad… algunos pensamos que se puede cambiar. Ojalá acertemos.

Espero que llegues hasta los ochenta, Klaus.

Claro, Andrés, pero hablamos de lo contrario: de prohibir que haya más del 30% de habitaciones en los hoteles en las que se permita fumar; de prohibir que en un centro de trabajo se instale una sala de fumadores, etc. Hablamos del despotismo prohibicionista al que nos quieren someter.

Amigo Daniel, un escritor siempre recomienda la última, ¿no? Porque si la última no es un poquito mejor, es que no va para delante. Por tanto: «Manual de literatura para caníbales». Gracias.

Raposu, las hago yo y, si salgo yo, las hace alguien o le pedimos a un camarero o a un cliente que nos haga una.

Gracias a ti, Javier. Dejen que les diga una cosa. Andrés Gastey y Javier: les conozco muy bien a ambos y, aunque les sorprenda, estoy seguro de que se entenderían y se llevarían muy bien. A ver si un día les reúno. Incluso en un sitio cerrado.

De nuevo, Andrés: nadie exige fumar «donde y cuando te plazca». Es lo contrario: hay quien prohíbe que fumes… ¡en tu propia habitación de hotel! Hay mucha diferencia.

Anónimo: no es verdad. Aquí sí se está prohibiendo fumar lo que gustes. Repito: incluso en tu propia habitación cerrada. Incluso en una sala habilitada a tal efecto y sin molestar a nadie. Esa es la realidad; lo demás, cuentos.

En cuanto a lo de los costes: los fumadores los pagamos de sobra. ¿Los pagan los alpinistas a los que se les congelan los dedos o a los que hay que ir a recoger en carísimos helicópteros?

Supongo que ha leído el post de Pedro de Paz y, por lo tanto, déjese «de sofismas y de desvergüenza» usted.

Muy de acuerdo, Antonio.

Muy bien, Alberto, pero la situación es la contraria: se prohíbe fumar. A nadie, que yo sepa, se le prohíbe abrir un bar en el que esté prohibido fumar. En cambio, un bar de ciertas dimensiones sólo para fumadores es ilegal.

En fin, una discusión que al menos a mí me ha resultado interesante. Gracias.

Anonymousjunio 28th, 2007 at 6:44

Una notita de nada: a mí me jode mucho el humo de los coches. Es mucho más tóxico, más malo y más contaminante. Los nazis empezaron matando con anhídrido carbónico en Treblinka, no atufándolos con puro habano. Yo no tengo coche… Aunque no matara (que sí, que lo probaron los nazis en experimentos masivos) a mí me molesta.

¿Pillan el razonamiento?

Klaus

Anonymousjunio 28th, 2007 at 6:45

Anónimo, si fuera usted más listo, no sería anónimo. Sus tópicos y tonterías, puestas por escrito, me perjudican a mí y a mucha gente. Por nuestro bien, deje de opinar.

Klaus.

La interrogaciónjunio 28th, 2007 at 8:39

Pues sí, cada vez hay más cosas que no se pueden ni decir, ni hacer, ni nada. Además, en la mayoría de los casos aunque creas que no te ven, te están viendo y saben lo que haces, lo que hace, lo que hago.
Empieza a ser un poco asqueroso todo. Encima leo hoy en el periódico que en 2008 la mitad de la población mundial será urbana. Si en las ciudades estamos controlados, ¿es que nos gusta vivir como en un zoo?
Por cierto entré a vistar tu blog desde el 20 minutos y la verdad, ha merecido la pena.

Rafael Reigjunio 28th, 2007 at 9:52

Muchas gracias, interrogación. También ha merecido la pena recibirla aquí. Un beso.

esas cosasjunio 28th, 2007 at 22:04

Pues como dice mi propio nombre, esas cosas… vivimos en un país de premios, donde la actividad que más dinero mueve en un solo día es el sorteo de la lotería nacional. A ver si nos cae algo, pensamos. Le toca a Amos Oz, en una encuesta en una web parece que a muchos ni les suena (el 75%) y de los otros no le han leído la gran mayoría. De los que sí estoy convencido de que no dicen la verdad la mitad, total para qué si es una puta encuesta. Así que me pregunto ¿es el escritor moderno un perfecto desconocido? ¿porqué?

Basta ver al señor Reig, un tipo más de esos que se ven por la calle San Bernardo, Hortaleza o Fuencarral. A ver si le dan ya un buen premio que con los «hachisinos» que está formando cualquier día se nos convierte en el Viejo de la Montaña y ya veremos.

Rafael Reigjunio 29th, 2007 at 5:48

Yo no me creo ninguna encuesta, don Esas cosas. Pero sí le diré que no he leído ni una línea de Amos Oz. Ni idea. En cuanto a premios, qué le voy a decir, es como la lotería: tendría al menos que comprar un décimo.
No, espero no acabar tan mal como insinúa usted. Un abrazo

Anónimoagosto 1st, 2009 at 9:18

Enhorabuena Rafael por tu blog, espero que nos veremos más veces. Ahí va para todos en enlace al mío, que es bastante «tabacario».

http://pensamientodisperso.blogspot.com/2009/06/favor-del-tabaco.html

Un saludo a todos.

Tonyseptiembre 17th, 2010 at 18:53

Me parece increible lo del incremento del beneficio de los empresarios….valla mentira. Las tiendas que llevan algunos años cerrando (la crisis muchos se han dejado convencer por ZP de que la crisis acaba de llegar…) pertenecen a empresarios, claro que de cuatro que caen uno se beneficia.
Nada seguid con vuestra cruzada socialista contra los empresarios, los cuales en su mayoria, son los dueños de las empresas donde curramos….(yo tambien)cuantos mas empresarios caigan y menos se atrevan a ser nuevos empresarios menos puestos de trabajo tanto asalariados como autonomos existirán.
Claro que hay empresarios….»cabritos», aunque no se si tantos como funcionarios perezosos o trabajadores despreocupados de su trabajo.

Yo creo que el problema que tenemos en parte se debe a que hay media España que curra bastante para que otra media (funcionarios) tengan un sueldo fijo,un puesto casi fijo, trabajen poco y cuando les viene en gana….
bastante tengo pa tirar yo para cargar encima con estos «garrapatos».

¡abajo la huelga!

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