Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

El jueves por la tarde, también

Jordi Doce tuvo la generosidad de regalarme su Auden. Es la edición de Auden que ha publicado en Galaxia Gutemberg, con el título Los señores del límite.

Para quien (como es mi caso, sin ir más lejos) no conozca demasiado a Auden, no hay mejor forma de tomar posesión de su poesía. El estudio de Jordi es esclarecedor, la selección sabia y completa, y las traducciones impecables.

Me quedé ayer pensando en una cosa que dice Auden: qué fácil es, qué poco cuesta prometer: «Te querré siempre».

Eso lo hace cualquiera, pero, en cambio, ¿quién se atreve a prometer «Te querré el próximo jueves a las cinco y media de la tarde»?

Esto es lo que dice Auden:

«I will love You forever», swears the poet. I find this easy to swear too. I will love You at 4:15 p.m. next Tuesday: is that still as easy?

Que mi amigo Jordi Doce traduce como:

«Te amaré siempre», jura el poeta. Me parece un juramento fácil de hacer. Te amaré a las cuatro y cuarto de la tarde del martes que viene: ¿sigue siendo tan fácil?

¿El poeta promete amor eterno?

No, eso no lo promete (o jura) jamás el poeta. Eso es la (banal, casi fraudulenta) promesa de la poesía frente a la que Auden reacciona, como explica Jordi en su estudio. Auden es (acaso) el primer poeta en inglés que escribe en un tiempo concreto, desde un lugar concreto: en una ciudad, en un bar de la calle 52, en un mundo con injusticias económicas, y radio, y oficinas, y avances tecnológicos. Escribe hoy, no desde y hacia la eternidad o lo intemporal. Escribe para un lector (no para el alma de la humanidad), sobre algo  material, existente en una realidad específica; no escribe para el alma humana que (dicen) compartimos todos, con independencia de tiempo y espacio.

Por eso, el comentario de Auden es, a mi modo de ver, una declaración de principios literarios. El poeta es el que se atreve a prometer amor el próximo jueves, a las cinco y media de la tarde. El que promete amor para siempre no es un poeta. Puede que sea electricista o Secretario General Técnico de un Ministerio, pero no poeta. La poesía es lo que entra en detalles, lo que señala con el dedo: mea Lesbia, Lesbia illa; que decía Catulo (mi Lesbia, aquella Lesbia); isti ocelli, que decía Propercio de los de Cintia (estos ojos).

Lo universal humano no es asunto de la poesía.

Eso queda para la mala literatura, para la oratoria  (sagrada o civil), para la tele y para la extensa obra de Paolo Coelho. 

Como diría el Francis Ponge de Le parti pris des choses (A favor de las cosas, o La toma de partido a favor de las cosas), un poema no nos da nunca una idea, sino una cosa, algo real.

Como escribió Marianne Moore, a la poesía hay que exigirle que nos ofrezca:

imaginary gardens with real toads in them

O sea: jardines imaginarios en los que haya sapos de verdad.

Si no hay sapos, no vale, verdaderos sapos, sapos realmente existentes, repugnantes sapos que coman moscas y que jamás, jamás, se conviertan en príncipes.

Qué fácil es querer siempre. Qué poco cuesta hacer esa promesa. 

Pero, si no es el próximo jueves, después de la merienda, apaga y vámonos.

¿Sí? ¿También el próximo jueves? ¿Seguro?

Nadie necesitamos que nos quieran para siempre, pero sí, por favor, con seguridad, el próximo jueves, a eso de las cinco.

Quizá por eso necesitamos leer poesía: para que nos hable del próximo jueves, no de la eternidad. Para que nos hable de nosotros, no de nuestras almas. Para que nos dé algo que podamos tocar, no un sentimiento ni una promesa de amor eterno.

Al menos yo leo poesías para el jueves por la tarde, este mismo jueves, en tu casa o en la mía: a mí no me hace falta que me prometan amor eterno ni matrimonio.

 

Comments (9)

Sophiemarzo 20th, 2009 at 12:02

Acabo de tropezar por casualidad con su blog. Es maravillosamente maravilloso.
Al terminar de leer este post me vino a la mente un trozo de un poema de Carilda Oliver llamado (vaya qué cosas) Jueves:

Cogí un recuerdo para soportar la fatiga,
pasé la página de mi libreta
y escribí: te amo.
Pero era para no enseñar a todos mi puñal.
(Váyanse a la madre que los parió,
ustedes quieren regalarnos
una sentencia de muerte,
ustedes nada saben del hombre;
métanme presa,
no importa:
pintaré en las paredes de la cárcel!)

Así ha pasado el jueves.
Huí al campo,
pero no era como lo hizo Van Gogh:
llovía,
los pájaros se fusilaban unos a otros;
la tarde sirviendo qué postal estupefacta.
En fin, no queda otro remedio
y vine para casa.

Un saludo.

Mario Molinermarzo 20th, 2009 at 15:51

Hermosas ninfas, vive Dios.

lunamarzo 20th, 2009 at 22:28

les choses et les poemes sont inconciliables… Ponge era uno de los favoritos de mi profa de literatura en Niza

bisou

llorençmarzo 21st, 2009 at 0:38

Te querré siempre, hasta que te deje de querer. Siempre se nos olvida esto último, con merienda (que por cierto ya no se lleva, como la mirinda) o sin ella.

oyana35@gmail.commarzo 21st, 2009 at 8:55

Si nos ceñimos siempre a lo concreto, a losjueves por la tarde nos perdemos eso de divagar en los fantaseos eternos que no sirve para nada, pero que entretiene…Cendal florante de leve bruma, rizada cinta de blanca espuma…eso eres tú los jueves por la tarde.
Un beso, guapo

Más claro, aguamarzo 23rd, 2009 at 16:03

Yo no termino de pillar esto de los jueves por la tarde… ¿Qué pasa entonces con aquella rima universal del «sábado, sabadete…»?

😉

Maribelmarzo 24th, 2009 at 0:08

Algo real, Rafael:

En el parque (junto al pabellón municipal), un chico que corre casi a diario (Lucas) dice que ha encontrado un zapato de mentira.
No deja de mirar mis zapatillas.
Yo sonrío y sigo corriendo.
No, no espero príncipes.

Besos (el jueves, también)

Pacomarzo 26th, 2009 at 16:54

Estimado Rafael:
Le pongo aquí el enlace de la nueva perla que ha soltado el simpar Ansón hoy mismo, en caso de que le haya pasado desapercibido o nadie le haya avisado antes:
http://www.elmundo.es/opinion/columnas/luis-maria-anson/2009/03/2617906.html

Un saludo

rafaelreigmarzo 28th, 2009 at 8:52

Carilda Oliver? Pues no la conocía, pero me la apunto. Está bien el poema, gracias, Sophie. Un beso.
Sí lo son, don Mario, sí.
Un besito Luna creciente.
Hombre, Llorenç, no es que se nos olvide, es que eso va de soi, como diría la profe de Luna en Niza. Abrazo.
Tienes razón, Oyana. La cuestión es, ¿por dónde empezar?
Lo del sábado es otra cosmovisión, oiga. Muy respetable, por cierto, pero diferente.
Gracias por los besos, Maribel.
Grandioso, nunca espero menos de Ansón o Anson.

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