Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Como en casa

El otro día, ordenando libros, encontré Los miserables. Qué maravilla, cuánto he disfrutado con esa novela. ¿Por qué un ser humano querría leer a Ruiz Zafón, o una novela mía, pudiendo leer a Victor Hugo?

A mí no me entra en la cabeza.

Vi que había subrayado muchas cosas. Esta descripción, por ejemplo:

Il avait d’épais sourcils, d’énormes favoris noirs, les yeux à fleur de tête, le bas du visage en museau, et sur tout cela cet air d’étre chez soi qui est une chose inexprimable.

Lo que nos viene diciendo Victor Hugo es, sobre poco más o menos:

Tenía cejas espesas, enormes patillas negras, los ojos a flor de cabeza, la parte inferior de la cara como un hocico y, por encima de todo eso, ese aire de estar en su casa que es una cosa inexpresable.

Cet air d’étre chez soi… ¡formidable!

Tiene algo de grosero, del tipo que se impone sin miramientos, que se siente siempre en casa, dueño y señor, allá donde vaya.

Sí, pero también podría leerse de una forma más atractiva. A mí me gustaría sentirme como en casa en cualquier parte. Transmitir la sensación de que siempre estoy a gusto, cómodo, como si estuviera en zapatillas.

Lo intento.

¿No es la elegancia definitiva: comportarse en todas partes como si estuvieras en casa?

También conozco gente que, hasta en su propia casa, parece que está de visita. Gente que sería lo opuesto: con ese aire de estar siempre de visita. Tipos que, en su casa, cierran la puerta del baño para hacer pis, aunque estén solos. Gente que se lava mucho las manos en su lavabo, que se sienta con la espalda muy derecha y sin poner los pies sobre las mesas, que recoge los vasos de whisky y vacía los ceniceros antes de irse a la cama.

Así me imagino a Javier Marías, por ejemplo. O a Juan Benet. En cambio, a Juan García Hortelano, me lo imagino con cet air d’étre chez soi en todas partes, vestido de frac como si fuera en pijama, cómodo, en su propia casa siempre.

Tú ¿qué prefieres? ¿Ir de visita o estar en todas partes como en casa?

Yo la verdad es que me siento en casa donde vaya y me gusta que en mi casa los amigos se sienta como en la suya, porque es su casa.

En casa de Edu Vilas, el otro día, como en casa, estuvimos jugando al You Tube. Se hace un turno y cada uno va pidiendo un vídeo. Gana el que consigue sorprender, emocionar o avergonzar más al resto.

Vimos, entre otras cosas:

-Pablo Abraira cantando «Gavilán o paloma»
-El Che Guevara hablando en francés.
-Nabokov hablando en inglés con fuerte acento ruso.
-José Alfredo Jiménez, cirrótico, inflamado, cantando con Lucha Villa «Me invitas a una copa o te la invito».
-La familia Telerín cantando «Vamos a la cama que hay que descansar»
-Joan Baez con «We shall overcome»
-Quilapayún, todos con jersey de cuello de buzo negro, levantando el puño y gritando que el pueblo unido jamás será vencido.
-Una actuación cuasi pedófila de Enrique y Ana.
-Facundo Cabral
-Patxi Andión y su «Una, dos y tres»
-Paco Ibáñez cantándole a Georges Brassens su traducción de «La mala reputación». Paco cantaba y Brassens tocaba la guitarra sin dejar de fumar en pipa.

Cuanto más inmunda, inesperada, arrebatadora sea la elección, más posibilidades de ganar.

En vista de eso, Anusca decidió que nos habíamos convertido en Los Frikis Mikis, y nos dibujó a todos así:

Anusca iba con la pierna vendada, por el esguince. No se podía bañar, porque no podía mojar la venda.

Aquí están las niñas y mi novia.

¿Ves que al fondo de la foto se ve una piscina?

No me preguntes cómo, pero Anusca consiguió caerse al agua.

Hubo que quitarle la venda y le dimos el alta: curada.

A ver si adivinas qué estoy buscando en You Tube, que Eduardo se descojona sólo de pensarlo:

Comments (30)

natamayo 10th, 2008 at 12:28

me siento en casa cuando en casa todos están como en su casa. y en las casas de los demás, también me siento como en casa -si no, ¿para qué ir?-. asín somos, rafa.

¿qué estarías tú buscando?

besos.

(niños de tiza, estupendo. me lo acabé esa mañana, me enganchó y dormí poquito, poquito. a veces es fatal la literatura para las ojeras de las personas)

M.Güellmayo 10th, 2008 at 12:49

La semana pasada estuve por Cangas de Onís, en casa de mis suegros y, las veces que he estado allí, todas ellas, las he sentido como si estuviera en mi propia casa; ya que en donde vivo no me siento como en ella. Es más, deseo irme pronto de aquí. Total…
Que anduve por las calles y me metí en la librería que hay en la plaza de la fuente, donde Los Arcos. Miré unos cuantos libros y me decidí por dos de ellos: La sidra en Asturias y el libro de las Guisanderas (me gusta comer y beber cosa buena). Al salír, con los libros en la mano, vi a un hombre con mostacho oscuro al otro lado de la plaza, y me acordé de ti. Mira por donde.
Aunque no sepas quien soy, yo voy entrando en tu blog y leyendo las entradas que vas dejando, porque me gustan.
Un abrazo desde la costa dorada!

Anonymousmayo 10th, 2008 at 17:30

Rafa, ya que mencionas a Ruiz Zafón, ¿nos darás tu opinión de su nuevo tocho o al menos del fenómeno?
Es verdad que siempre estás en tu casa. Con un cigarro a mano, con un libro en el bolsillo, con tu sentido del humor y tu cintura, es difícil no estarlo.
Y eres un escritor hospitalario, así que gracias una vez más.
Te quiero entrevistar para La Bolsa de Pipas y sacarte en portada, para celebrar Visto para Sentencia. Ponemos la foto de bestia.
Un abrazo.
Román.

José María JURADOmayo 10th, 2008 at 17:50

Rafael, qué bueno este blog, es como los diarios de Trapiello, pero sin tener que esperar 6 años y con pruebas fotográficas: botellas, cigarrillos, youtubes… me parto la caja y me emociono con el realismo limpio.

Javier Divisamayo 10th, 2008 at 18:18

Cojonudo lo de estar en tu casa como en la mía, y que el otro esté en mi casa como en la suya, pero con todas las consecuencias, abrir el frigorífico, conexiones a internet, cervezas, whisky, reventar los cojines, pinchar música, «ah, qué pereza me da irme a casa, me quedo a dormir», enredar y manosear los libros… Bueno, no todos los amigos lo permiten, mi casa es bastante hospitalaria en esos aspectos, hemos tenido jodidos de la noche, separados, auténticos loros contando sus penurias sentimentales,depresivos/as de cojones, pero sobre todo amigos de la primera parte del mensaje, y ya te querría ver algún día por aquí, que tendría el caballero disfrute pleno sobre todas las pertenencias. Claro, María no es una pertenencia.

Lorenmayo 10th, 2008 at 19:28

A mí me pasa igual: me gusta sentirme como en casa en casa de mis amigos, y que ellos se sientan en mi casa como en la suya; cuanto más fuerte es esta sensación mayor es la amistad que me une hacia alguien.

Un abrazo.

Cucumayo 10th, 2008 at 21:49

Los comentaristas que me anteceden están como en su casa en este blog. Yo, que me estoy aficionando a él, todavía me corto un poco, pero dadme tiempo, dentro de nada pasearé descalza por aquí.

PS. ¿Buscas un video de Javier Marías comme chez soi? Yo tampoco lo he encontrado, pero te dejo éste a ver si te gusta.

http://www.youtube.com/watch?v=9fAKwhyTxzQ

Eduardomayo 11th, 2008 at 1:12

Para sentirse como en casa habría que tener primero una propia casa para sentirse a gusto en ella. Desde que cohabito con seres que no son familiares míos ni a los que me unen vínculos sentimentalisexuales, la sensación de estar como en casa hace tiempo que no la siento. Y claro, eso me ha creado estrés y una insatisfacción permanente de la que me espero librar pronto.

Muy bonita la casa con la piscina azul. Mi propensión al cotilleo me obliga a preguntar de quién es, o quién vive en ella, quién usa esa piscina.

Saludos.

*Yo último que he visto en YouTube es a un niño japonés que toca la guitarra con un desparpajo sin igual. Se llama Shunga no se qué.

Eduardomayo 11th, 2008 at 1:16

El japonés prodigio:

http://es.youtube.com/watch?v=5IXa2pNGVj8&feature=related

Carlosmayo 11th, 2008 at 2:36

Siempre me emocionó el final de Gavroche.

Marlumayo 11th, 2008 at 14:01

Pues yo en su blog me siento como en casa, y puestos a tomar confianza no he leído ni a Carlos Ruíz ni a Don Javier, yo cuando leo lo hago como si estuviera en mi casa, a mi aire. Por cierto he leído Los miserables, y tengo cuatro novelas de usted, las tengo a medio leer, como estoy en casa pues leo así, a medias.
Un beso para Anusca, ¿para cuando el blog de Anusca?, mi hija ya tiene blog, y ya ha escrito su primer cuento.
Esta tarde que está lloviendo no voy a leer, voy a ver Blade Runner, y no es para deleitarme con el monólogo ??he visto naves ardiendo…?, no, voy a ver la peli, porque Indiana Jones está para mojar pan, y como llueve y estoy en casa…

Alberto Mmayo 11th, 2008 at 22:52

pues yo cuando voy no entiendo ni lo de los cafés ni el frigorífico ni las duchas ni nada.

Jo.

Alberto Mmayo 11th, 2008 at 22:54

Y como me ponga a tocar el piano, Eduardo lo apaga.

Isolamayo 11th, 2008 at 23:49

Yo a Juan García Hortelano, vete a saber por qué, me lo imagino en la oficina escribiendo novelas y bebiendo whisky a escondidas.
Un saludo

Pedro de Pazmayo 12th, 2008 at 10:06

Cómodo, lo que se dice cómodo y a gusto, soy capaz de sertirme en muchas muchas partes. Me considero una persona de placeres sencillos. Para sentirme cómodo me bastan un grupo de amigos, whisky de malta y una buena conversación.

Eso sí, como en casa sólo me encuentro en un lugar: en mi casa.

Por cierto, ¿qué era lo que buscaba usted tan afanosamente en el Youtube y que provocaba el descojonamiento de Edu Vilas?

Abrazos,
Pedro de Paz

Más claro, aguamayo 12th, 2008 at 10:11

Si usted me `pone un video de Enrique y Ana yo también me caigo accidentalmente a la piscina…

Por cierto, ¿Enrique y Ana será la banda sonora favorita de Juan Benet? 😉

estherpg86@...mayo 12th, 2008 at 11:01

Pues claramente buscabas cómo vendar una pierna. Al fin y alcabo, no te fiabas de esas dotes de médico que te llevaron a darle el alta prematura a Anusca…

Un besote

maribelmayo 12th, 2008 at 11:55

A mí me cuesta sentirme como en casa cuando tengo que dejar los vaqueros (por exigencias del guión) para colocarme un vestido (de lino, en esta ocasión) y unos zapatos de tacón (preciosos, sí). Supongo que con la práctica? El miércoles, por ejemplo, me encontré bastante cómoda a pesar de que me tocaba hablar y disfruté mucho observando hacia donde se dirigían las miradas de los señores allí presentes.

¿Lo adivinas, Rafael?
Una pista: no es el escote.

Un puñado de besos.

<b>Libertymad</b>mayo 12th, 2008 at 16:26

Nene, esa selección de monstruos de youtube es absolutamente priceless. Con ella ganas cualquier concurso. Me recuerda a un programa que tenía Paco Clavel en una emisora de radio hace unos cuantos.

Anonymousmayo 13th, 2008 at 4:25

Pues yo me siento en casa en todas partes, pero con juicio y moderación. Un término medio: cuando estoy de visita en casa de un amigo procuro estar cómodo y a gusto, pero ni me descalzo ni ataco la nevera y cuando estoy en casa, normalmente, ando medio desnudo o desnudo del todo (provocando a mi mujer, vaya), pero procuro vaciar los ceniceros, porque si no, por la mañana huelen fatal.

Apuesto a que estabas buscando un vídeo de ZP leyendo en voz alta a Borges.

Un abrazo

Javier

Antonio Gonzálezmayo 13th, 2008 at 16:23

No más elogios al autor del blog, que está bien de peso y puede engordar; mejor me retrato a mí mismo (a uno cualquiera de mis yoes):
Creo que sólo estoy «chez moi» cuando estoy solo, es decir, cuando estoy en mí (ya esté en mi casa, en la tuya o en la ladera de un monte). Porque cuando estoy con otros, aunque sean afectivamente muy próximos, en alguna medida estoy actuando. No es nada agobiante, pueto que puedo elegir el papel que represento; pero cansa lo suficiente como para desear disponer, cada día, de algún rato para eso, pour être chez moi, para estar en mí.

beatriz garvíamayo 13th, 2008 at 21:06

Yo, menos cuando estoy en el trabajo, casi siempre me siento como en casa, porque solo visito casas en las que me pueda sentir así. Y a tal punto llega, que estoy por meter un pijama en el bolso para ponérmelo cuando voy a las casas en las que me encuentro como en casa, ya que en mi casa siempre voy en pijama (eso si, pijama fashion total, para no asustar a las visitas que, a su vez, pasan por mi casa con la misma naturalidad que si estuvieran en su casa).

Me encantan las altas médicas sin pasar por la casa del galeno. Allí nunca estás como en tu casa.

Nostromomayo 14th, 2008 at 0:04

Nada como estar en casa, en la cama, y con 38…
de fiebre, claro.
Se ve que los vientos que anuncian el invierno en esta orilla del Río de la Plata no me sientan bien. Mi primera hibernada en el cono sur y ya me he enfermado. Pero lo dicho, bajo el calor del edredón he podido disfrutar de un librazo, de los de antes. «El coleccionista de mundos», de Ilija Trojanow, que noveliza algunos capítulos de la vida de Sir Richard Burton, el explorador inglés.
Os lo recomiendo encarecidamente, sobre todo a quienes conozcais un poco de la vida del mayor de uno de los mayores viajeros del siglo XIX.

Un abrazo

Anonymousmayo 14th, 2008 at 7:58

Vivir en casa de los padres. ( canción de Frank Delgado)

Ya sabes como son los padres
que piensan que no acabas de crecer,
siempre pendientes de tus amistades
y el libro que te acabas de leer.
Están seguros porque me educaron
y me pusieron todas las vacunas
que tengo que aguantarles cada una,
que me halen las orejas delante del vecindario,
que si hablo, que si digo, que si pienso
que si tengo que entregarles la mitad de mi salario.
Y aunque me porto bien y ya soy grande
hay que pedir permiso pa’ salir
y regresar antes que den las doce
porque aunque toques no te van a abrir.
Pero en casa yo me siento cual vergel
aunque hay gente que me dice
que esto parece un cuartel.

Mándame una remesa
pa’ no caer en el pozo.
Mira que se están muriendo
mis tíos más poderosos.

La casa la vamos llevando
con lo que produce la guarapera.
El viejo que sabe torcer tabaco
y la vieja que es tremenda curandera.
A veces dirigimos un deporte
o destilamos un alcolifán.
Pues ya no dependemos de esos tíos
que por reírles la gracia nos mandaban el dinero.
Ahora dependemos de nosotros
y de la buena voluntad de mis hermanos que se fueron.
Quiero llegar a los setenta y cuatro,
que en mi casa es el promedio de vida
comiendo bajo en proteína y grasa
y haciendo mucha bicicleta fija (o china).
Pero en casa yo me siento como en casa,
aunque hay gente que se casa
para irse de mi casa.

Ahora tengo un nuevo invento
para que mi familia sobreviva:
le alquilo un cuarto a esos primos lejanos
que gustan de nuestro estilo de vida.
Y aunque la casa está algo apuntalada
conserva todavía su majestad.
Nosotros nos quitamos la comida
porque andamos calculando un negocio a largo plazo
y les tocamos música divina
pa’ que vayan con el tiempo asimilando los garbanzos.
Yo sé que en tu casa no hay apagones
y siempre está repleta la alacena,
que puedes expresar tus opiniones
y hay muchos más canales en tu antena.
Pero en casa yo me siento como en casa,
calabaza, calabaza,
cada uno a hacer un flan.

Anonymousmayo 14th, 2008 at 9:07

Reig, del mismo modo que tú «desconfías» o «criticas» a El País -es un poner- porque en Babelia sólo crtican -es un decir- libros de Alfaguara… ¿no debemos mosquearnos los lectores de tu blog porque de pronto alabes un libro de Caballo de Troya, esa editorial que te saca a ti tu último texto refundido?
Ummm……….

Anonymousmayo 14th, 2008 at 14:21

Señor Reig,

Para que sigáis triunfando y riendo en ese maravilloso «juego youtube»
http://www.youtube.com/watch?v=Y15x3Gwmy_I&feature=email

Anonymousmayo 14th, 2008 at 14:28

Qué gracia, Rafael. Esta cita de Victor Hugo me ha llevado directo, sin pestañear, a esta otra de Montaigne: «Nous ne sommes jamais chez nous, nous sommes toujours au delà». Vamos, que es como decir vivo sin vivir en mí.
Saludos
Carlos

Rafael Reigmayo 15th, 2008 at 7:08

nada buscaba, nada, Nata. Un beso. Y sí, la novela de David está muy bien muy bien. Me alegro que te gustara.
Pues encantado, güell, y hace meses que no voy por Cangas, pero espero ir pronto y nos veremos.
A mí me aburre Ruiz Zafón. Empecé la de La sombra del viento y lo dejé, medio dormido, cuando la cieguita folla con el profesor de piano. Me pareció un mal folletón decimonónico. Los hay buenos, pero este me pareció malo. El fenómeno? Bueno, ya sabes, una gilipollez comercial. Claro que sí, cuando quieras me entrevistas, yo encantado y agradecido, Román. Un abrazo.
Pues gracias, José María.
Gracias, Javier, ya lo apañamos.
Un abrazo, Loren.
¿Descalza? QUé excitante…
Es la casa y piscina de Eduardo y Vanessa. La usamos todos. A menudo sin ropa.
Como debe ser, Marlu, estás en tu casa. Anusca todavía no tiene blog. Todo se andará.
PUes anímate y enciende todo, Alberto. Y no me creo lo del piano. Abrazo.
Yo también me lo imagino así… un beso.
Ja, ja… Pedro, eso es lo que tienes que adivinar…
Podría ser, por qué no, más claro…
Me has pillado, Esther, un beso enorme.
¿Los muslos, Maribel?
Pues todo eso lo vimos en you tube.
Qué horror lo de ZP leyendo a Borges… abrazo.
De acuerdo, Antonio. Abrazo.
Pues a ver si voy a visitarte con tu pijama fashion, Beatriz. Beso.
Pues gracias por la recomendación, Nostromo.
Anónimo, yo desconfío de El País cuando saca críticas buenas a libros malísimos de ALfaguara. Lee el libro y, si te parece malo, tendrás razones de sobra para desconfiar de mí. Si no, ninguna.
Qué bueno leer juntas las dos citas, Carlos, gracias.

maribelmayo 15th, 2008 at 7:57

No, Rafael. Todos a mis pies. Qué bueno. Objetivo conseguido.

Belénmayo 18th, 2008 at 12:30

Si no fuera por ti y por Ángel, hijo…

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