Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Atentado fallido

El sábado teníamos un plan perfecto para volar por los aires el arsenal de la Marina en Cartagena, donde había quedado con mi cómplice, Antonio Orejudo (nombre en clave, por supuesto).

Contábamos con artefactos de fabricación casera y unas identidades fingidas: nadie sospecharía de dos plumíferos que, sobre el papel, no tienen otro objetivo que ir a la Noche de los Museos para hablar de sus libros y tirarle los tejos a las chicas más pizpiretas que hubiera entre el público. ¿Quién iba a adivinar que tras esas inocentes, aunque aburridas máscaras se ocultaran los rostros de dos implacables terroristas, quizá de los más buscados?

Lo peligroso de las tapaderas es que se apoderan de uno y al final se convierten en lo único que somos: acabamos hablando de nuestros libros hasta provocar bostezos y tiramos los tejos, que rebotaban como en un frontón golpeándonos de vuelta en la frente.

Aún tengo el chichón que me hizo la rubia.

Lo que dio al traste con nuestro plan perfecto fue una casualidad, un imprevisto, un accidente fortuito, como de costumbre.

Iba dando un paseo con Violeta, que se sentó en un muro frente al antiguo lavadero municipal.

Tal que así:

 

Parecía cómodo el sitio, así que me subí. Al bajarme de un salto me hice tanto daño que sólo pude pensar en lo viejo que estaba.

Pese al consumo intensivo de analgésicos (Cutty Sark, principalmente) el dolor aumentaba y mi movilidad se reducía, hasta tal punto de que mi amigo Eduardo Gómez de Enterría decidió hacer uso de la fuerza para obligarme a ir a ir a que me lo vieran.

Le expliqué al fisio que tenía una misión (secreta) que cumplir en cierta ciudad mediterránea, no di nombres ni datos, y me hizo un vendaje con el que según él quizá lograra resistir.

Quizá.

-Ahora bien, ni se te ocurra cojear. Anda todo lo despacio que quieras, pero pisando bien. Si no, mejor que no andes -me advirtió.

Me perdí el jueves la presentación de la nueva novela de Almudena Grandes, me perdí el viernes una comida en Hotel Kafka y el sábado, a las siete de la mañana, pisando huevos pero sin cojear, me subí en el tren rumbo a mi misión secreta.

Una cosa es el activismo clandestino y otra la mortificación, así que en cuanto localicé a mi cómplice nos fuimos los dos a un restaurante de pescadores, a la orilla del mar, donde nos comimos una dorada a la espalda, unos boquerones y unos chopitos.

En cuanto llegué al hotel pedí dos bolsas de hielo, una para el pie y otra para el whisky.

Me hizo mucho más efecto la segunda bolsa.

El caso es que apenas podía andar, así que mi cómplice y yo tuvimos que abortar el atentado y concentrarnos en la tapadera.

Jugamos en un bar agradable unas cuantas partidas.

La cara de Orejudo (nombre en clave) ¿qué dirías tú, que es de ganar o de perder esa partida?

Luego nos fuimos a la muralla púnica a hablar de nuestros libros. Decidimos que el asunto de la charla sería: cómo logramos lo que queríamos, ser escritores, y lo que nos ha pasado por haberlo conseguido.

Lo pasamos muy bien, aquí hay una foto que puso en su twitter Luis Alcázar:

Luego le tiramos los tejos a las chicas, que decían, como cuando éramos pequeños: rebota, rebota.

-Anda, si es una venda -me dijo una, señalando mi pie derecho.

-Claro.

-Pensé que se te había olvidado ponerte el otro calcetín. Como los escritores sois así…

-¿Así cómo? ¿Como de llevar calcetines blancos y encima olvidarse de uno de ellos?

Para que veas qué concepción tienen algunas personas del abnegado oficio de novelista.

Luego vino lo más vergonzoso.

Patético inclusive.

Mi cómplice y yo nos habíamos olvidado de sacar dinero del cajero automático, eran casi las tres de la mañana y estábamos en mitad de ninguna parte.

Tuvimos que hacer una colecta entre el público para poder volver al hotel en un taxi, dada mi movilidad reducida ya casi al mínimo.

-Es muy triste escribir pero es mejor que robar -decíamos.

-Somos novelistas y tenemos familias que mantener -implorábamos.

-No es para vicios -explicábamos.

Tanta lata dimos que al final conseguimos juntar unos diez euros en moneda fraccionaria y volvimos en taxi al hotel.

El conductor, cuando le pagamos con calderilla, se convenció de que acabábamos de reventar una cabina de teléfonos o una máquina expendedora de refrescos.

Pedí en recepción mis dos bolsas de hielo y me fui a la cama.

Sin cojear, aunque tardé más de hora y media en llegar a la habitación.

Lo que más rabia me dio es que el arsenal se quedó igual que estaba, míralo, tan campante:

Otra vez será. La próxima no habrá fallos. Cambiaremos de objetivo.

Quizá, por qué no, como en aquella novela de Conrad, ataquemos sin piedad al mismísimo meridiano de Greenwich a su paso por los Monegros… pero estoy hablando demasiado, ¡las paredes oyen!

Comments (17)

Álvaro Bernal Quevedomayo 21st, 2012 at 13:33

Ha tenido usted un fin de semana movidito. Yo este fin de semana he leído su novela Sangre a borbotones. Pasé una tarde de Domingo muy entretenida,hacía tiempo que no me reía con ganas con un libro.Mezcla usted cosas que me gustan mucho, la novela negra, el western, y la ciencia ficción, el futuro que usted plantea es más simpático y más gamberro que el de Blade runner, dónde va a parar, también me ha gustado como trata el tema del oficio de escritor. Es usted un cachondo mental.Lo primero que hice cuando terminé el libro es tomarme un Whisky, ( no tenía Loch Lomond y tuve que conformarme con un DYC) llevaba apeteciéndome desde la primera página pero no podía parar.. Recomendaré la novela a mis amigos, y leeré Todo está perdonado. Un saludo, y cuídese ese pie.

Microalgomayo 21st, 2012 at 15:13

Coño. Que se mejore, jefe.

¿Tiene algún familiar de sexo femenino mayor que Usted? Si no, nos vamos a ver en la obligación de ser nosotros mismos los que le digamos que no tiene edad para ir saltando tapias.

Para que no se me enfurruñe, le diré que a partir de los dieciséis ya no es edad, a no ser que se trate de una persecución policial y vaya usted en el primer puesto de la carrera.

rafaelreigmayo 21st, 2012 at 17:01

Gracias y tiene usted razón, pero ya no estoy en edad de tantas cosas que alguna vez meto la pata.

rafaelreigmayo 21st, 2012 at 17:02

Pues muy agradecido, Álvaro, ha sido un lector generoso. Un abrazo.

Eladio San Románmayo 22nd, 2012 at 0:09

Me encanta el artículo. Muchas gracias

loli del hostal y del Nido de poetas, cuentistas y otros .mayo 22nd, 2012 at 0:31

Pero que guapos todos, incluyo a Violeta. Orejudo me parece muy atractivo ¿esta casado? jajajaj . Que bien os lo pasáis, bandidos, me provocáis una envidia sana, de un tipo de vida de privilegiados artistas, porque sois del gremio del arte, eso está claro. Lo de saltar tapias como que no es lo tuyo jajajaj. Besito.

rafaelreigmayo 22nd, 2012 at 8:08

Me temo que sí,que Orejudo está casado. En cuanto a la «vida de privilegiados artistas», pues ya ves, haciendo colectas para coger un taxi. Pero eso sí, pasarlo bien siempre se intenta. Un beso apretado.

Iván Alarcón Tortajadamayo 22nd, 2012 at 12:12

Hola; encantado de saludarlo.
Descubrí su blog hace poco.
Me ha gustado mucho su entrada.
El humor es siempre una gran noticia.
Gracias y un saludo.

Kevin C. Gonzálezmayo 22nd, 2012 at 12:34

Más bien diría yo que tiene cara de estar disfrutando, como hago yo, cada vez que echo una partida de ajedrez, independientemente del resultado final; por mucho que haya dicho Bobby Fischer que el ajedrez es un juego en el que se destruye el ego del oponente -en abyecta paráfrasis- no deja de ser un placer. Por cierto, cambiando de tercio, espero que se mejore. Saludos.

rafaelreigmayo 22nd, 2012 at 14:13

gracias a ti, Iván, un abrazo

rafaelreigmayo 22nd, 2012 at 14:14

sí, es mejor ganar, pero se disfruta aunque uno pierda. Gracias, haré lo posible por cuidarme. Un abrazo.

Lord Jimmayo 23rd, 2012 at 7:14

¿Conrad es aquel escritor de origen polaco que tanto aprendió de Pérez (Reverte)?

rafaelreigmayo 23rd, 2012 at 11:47

Equilicuá… se lo copió todo al maestro Reverte. Igual que hizo el capitán Alonso de Contreras… ¡y tantos más!

Elimayo 25th, 2012 at 22:46

Yo estaba en primera fila, pero me tuve que ir pronto ( qué lástima), ya que mis amigas «pilatesas» me esperaban en la calle y yo era la taxista. Bueno, siempre nos quedará otra noche de los museos,…

rafaelreigmayo 26th, 2012 at 5:29

Eso confío, que nos queden muchas noches, con y sin museo. un beso

Norbeto Aquinomayo 26th, 2012 at 12:09

He caído aquí de casualidad y me he paseado por su blog. Lo que me llama la atención es esa insistencia suya en proclamar cada vez que puede que es «escritor- novelista», y lo adicto que es al whiskey como si este último fuera una condición para ser «escritor-novelista». Sinceramente no puedo opinar sobres su libros, porque no nunca los he leído, sin embargo, he leído los de sus bestias negras Reverte-Marías, que pueden gustar o no, pero no están todo el tiempo diciendo que son «escritores-novelistas» ya que tienen una obra que lo puede demostrar o desmentir. Hay un viejo refrán que dice: «Dime de lo que presumes y te dirá de lo que adoleces». Espero que no sea su caso.

rafaelreigmayo 26th, 2012 at 12:21

No, no, ése es exactamente mi caso, menos mal que usted me ha desenmascarado. Lo único, que sobran las comilllas, yo no he podido escribir en mi vida algo como «escritor-novelista». Y si lo he hecho, disparen sobre mí como sobre un caballo con una pata rota.

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