Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

El fin de mi reinado

Cuando volví esta mañana a casa, nevaba en Cercedilla mientras yo me enjugaba lágrimas de cocodrilo con un Kleenex.

Me reinado ha concluido.

Durante un año fui Miss Tusquets, el ganador del premio. Ahora, presentada la novela ganadora de este año en sociedad, he tenido que coronar a Fernando Aramburu como Miss Tusquets.

Fue una ceremonia emotiva con derramamiento de lágrimas, pucheritos, mohínes, rubor facial, carne de gallina y besos soplados cerca de los pómulos.  Al evocar tanta emoción, en el autobús de Larrea, había que tener el corazón de pedernal para que no se te encharcaran los ojos.

Cada año cientos de novelistas, todos en bañador y con la banda que les identifica, intentan convertirse en Miss Tusquets.

Ahí tienes novelistas,carretadas de plumíferos, todos con su manuscrito bajo el brazo  y un anhelo en su palpitante corazoncito. En la foto distingo las bandas de Miss Novela Experimental, Miss Novela Histórica, Miss Novela Posmoderna, Miss Nocilla y Miss Policiaca.

Cuántas ilusiones y tan poca ropa, cuanta inocencia (a menudo interrumpida abruptamente por algún desalmado de la organización), cuánta ambición por forjarse una carrera en el mundo del espectáculo.

Y cuántos nervios, claro, porque sólo una de las adorables novelistas consigue cada años el codiciado título de Miss Tusquets.

Fernando Aramburu.

El día elegido para su coronación fue ayer, aniversario del suicidio de Larra.

Se trató de una ceremonia emotiva, sencilla, conmovedora y rutilante, como es habitual en estos casos.

Fernando estaba resplandeciente. Eligió un acertado conjunto en negro, con un toque de sobriedad germánica y guiños inequívocos a los Austrias. Hubo sorpresas: no llevaba sombrero, sino que para la ocasión se tocó con una refrescante gorra de pandillero latino en NY. Los zapatos, impecables, tan bien lustrados que, cuando se acercaba a alguna de las faldicortas azafatas, las simpáticas y minúsculas braguitas de Hello Kitty se reflejaban en su empeine.

Yo contenía las lágrimas: mi reinado llegaba a su fin.

Ah, qué momento ese en el que uno adquiere la nueva identidad de ex-Miss.

Pensaba, cómo no, en Ámparo Muñoz y otros novelistas que quizá no supieron resignarse a lo que los tangos llaman «la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser«.

Rememoraba momentos estelares de mi reinado, los viajes a México, como la Cantudo; el calor de los focos derritiendo el maquillaje, las pasarelas, los institutos de enseñanza media, las presentaciones con copa de vino español…

¿A qué consagré mi reinado? Pues, como otras compañeras, a la paz mundial, por supuesto. Ah, y a la infancia desprotegida; de eso me he ocupado muchísimo. Sin parar, diría.  También a protagonizar algunos anuncios de ropa interior, como la legendaria campaña de camisetas de tirantes de Ocean. He hecho mis pinitos en el cine, con algo de destape, pero todo súper-artístico. He grabado un disco. He salido en Interviú, pero han sido fotos robadas, porque si no me jugaba mi corona.

En fin, un año notable.

Es triste que otro gana ahora el premio Tusquets. Yo habría preferido ganarlo también este año. Y el siguiente, Y el otro. Todos los años. Sería lo justo, ¿no? Vamos, me parece.

Me sobrepuse, empero, y abracé a mi sucesor, le entregué la corona y el reglamentario ramo de flores.

Y le deseo un gran reinado: va por ti, Fernando.

Luego, en privado, le di algunos consejos y truquillos de esos que nos vamos pasando siempre de Miss a Miss.

Fernando pronunció un bellísiimo discurso que nos condujo al borde de las lágrimas.

Sí, sobre la paz mundial. Y en el País Vasco también. Y habló de la infancia desprotegida y otras causas no menos nobles. Estuvo sensacional.

Se emocionó, como cualquiera en tal momento, se le quebró la voz.

Menos mal que allí estaban sus damas de honor para darle ánimos.

Las damas de honor iban elegantes. Fernando Savater le acompañó en la pasarela, sin dejar de citar un momento a Voltaire. Todo lo que decía iba precedido de un «ya decía Voltaire».  ¿Tantas cosas habrá dicho el francés? Parece ser que sí.

Juan Cruz contaba anécdotas y también tomaba notas para su crónica de la coronación.

Yo, con el aire digno, melancólico y respetable de las ex-Misses, me tomé un whisky durante la presentación, con David Villanueva y Chavi Azpeitia, y compartimos aceitunas rellenas de anchoa con Blanca Berasategui y Nuria Azancot.

Tras las lágrimas y los discursos conmovedores nos fuimos a cenar. Fernando dejó en el guardarropa de Nicolasa la corona y el ramo de flores.

A mí me tocó en una esquina de la mesa, para poder salir a fumar de vez en cuando, al lado de Savater. Sólo había cenado con él otra vez, hace veinte años o así, en Puerto Vallarta, en México. Habíamos ido a un congreso en Guadalajara y luego a reponernos del congreso en el Camino Real de Puerto Vallarta, Lo único que recuerdo de aquella cena es que me aburrí muchísimo, porque Savater e Ignacio Bosque se pusieron a hablar de cosas universitarias, lo que aproveché para escaparme con una de las chicas a un bar (donde nos divertimos bastante).

Es que a mí me enseñaron que aburrirse es pecado mortal.

Enfrente tenía a Beatriz de Moura y a Luis Landero. Además de Aramburu, también estaban Juan Cruz, Miguel Visor, Juan Cerezo y Natalia Gil.

Savater dijo que él nunca pedía carne, igual que Voltaire, así que pidió pescado. Landero optó por los chipirones. Yo insistí en el bacalao. Landero y yo competimos con elegancia no exenta de firmeza a ver quién cogía más jamón del plato que había en el centro. Aramburu dijo que no quería anchoas, que a él las anchoas, ni fu ni fa. Landero y yo nos las terminamos. Juan Cruz pidió chipirones, pero sin gambas. Landero no: Landero lo quería con todo lo que viniera. Yo iba y venía a fumar de tanto en tanto, a veces con Natalia. Dimos buena cuenta de todo.

¿Que si hablamos de libros y esas cosas?

Un poco. De la nueva novela de Landero, que la tiene casi lista. De algún libro de Savater. De cosas así. Pero más bien hablamos de lo que habla todo el mundo: del frío, de Rajoy, de la operación que le han hecho a Savater en un dedo de la mano, de niños y en especial del Alex de Natalia, de la crisis, de lo buena que estaba Whitney Houston…

¿O es que tú te crees que los fontaneros no hablan más que de grifos y los trapecistas de saltos mortales?

Ni hablar, anoche decidimos no pecar ninguno y nos reímos sin parar.

A la hora de los licores se formaron dos bandos.

Unos, capitaneados por Juan Cruz y Luis Landero, se entregaron a la grappa italiana como náufragos agarrados a su tabla de salvación.

Otros, encabezados por Savater, se dieron por entero al whisky como quien se arroja a un pozo de cabeza.

Yo fui con Savater, que eligió Talisker, el único single malt que hacen en la isla de Skye.

Y qué bien lo hacen los malditos.

Qué casualidad, el domingo por la tarde, con Borja Segovia y Eduardo Gómez de Enterría, ya nos habíamos bebido una botella entera de Talisker, que era la primera vez que yo probaba en mi vida.

Y qué peligro, no me vaya a acostumbrar.

Hoy al volver a casa, nevaba bastante y, no sòlo sentía la nostalgia de mi año de reinado, sino que además he tenido que volver a mi Cutty Sark y, hacia final de mes, al Passport.

Así es la vida.

No hice fotos en la cena, así que te pongo alguna de Cercedilla nevado y cómo nos divertimos con deportes de invierno.

 

 

En algo hay que entretenerse cuando nieva:

 

 

Yo ya no esquío casi nunca, pero paseo por si alguna esquiadora se cae, como suele suceder, y hay que ayudarla a levantarse y reanimarla un poco.

Mira, acaba de caerse una, voy a ver si se ha hecho daño:

 

Mañana miércoles tenemos la tertulia en Peña Pintada, enfrente de la estación de Cercedilla. Si te apetece, allí estaremos a partir de las 7.

Y si reanimo a la esquiadora derribada, le digo que se venga también.

Comments (14)

Javier Ancínfebrero 14th, 2012 at 21:41

Aramburu en su blog, como buen vasco tímido y discreto, sólo dice que fue a cenar entre otros con el señor Reig. Aquí uno se entera de más cosas. Lo que no veo ni aquí ni allí es que a él le han dado el premio por un libro, que ya está en mis manos, la mitad de gordo que el tuyo, que ya estaba en mis manos.

Por cierto, me mola saber qué bebe la peña. Soy un espirituosomitómano.

loli del Hostal mi lolifebrero 14th, 2012 at 22:42

Me lo llevo al Nido, soy como una Urraca, me llevo todo lo que me gusta. Besito amistoso.

David Villanuevafebrero 14th, 2012 at 23:34

Querido Rafael,
el estilo de tu periodo de reinado perdurará,
Abrazo,
David

Fernandofebrero 14th, 2012 at 23:49

Pues mira, querido destronado, no caté las anchoas porque me producen, las bandidas, unas reacciones alérgicas que últimamente no me apetece experimentar, no sé por qué. Y persistí en el vino hasta el final porque había cogido la temperatura ambiente y así es como más me gusta. Todavía me duele la mandíbula inferior de tanto reírme. Un abrazo fuerte. Bueno, dos.
Su majestad Aramburu I.

sospechocafebrero 15th, 2012 at 2:02

jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja!!! Dios, qué risa. Magistral paralelismo. Eres el Reig.
🙂

rafaelreigfebrero 15th, 2012 at 7:35

Querido soberano, qué alegría. Alergias, dedos escayolados, narices moqueantes… si es que estamos ya en una edad bastante mala. Hombres fáciles en una edad difícil. Lo pasamos en grande, que es lo que se merece tu gran libro. Que tu reinado sea intenso, feliz, benéfico y repleto de lectores. Dos abrazotes de tu súbdito y amigo Reig.

rafaelreigfebrero 15th, 2012 at 7:36

Otro besito o dos

Francisco Javier Irazokifebrero 15th, 2012 at 9:40

Destronado Rafael:
Ramón Eder te consuela:
«Todo rey parece bueno en el exilio».
Abrazos.

rafaelreigfebrero 15th, 2012 at 11:45

ja,ja, qué bueno, a eso me dedicaré: a rey en el exilio. Mola.

entefebrero 19th, 2012 at 17:33

Pues yo estoy triste porque se ha muerto Enrique Sierra, el guitarrista de Radio Futura. Se muere parte de mi niñez y juventud. Nunca podré escuchar al grupo en directo. Esta gente debería irse de muy mayor, no ahora, ¡maldita sea!

Caripénfebrero 21st, 2012 at 13:23

Buenas,
también soy de la escuela de Wilde y considero que del aburrimiento se deriva mucho mal; no de las manos ociosas sino del aburrimiento en sí, que es como la nada esa que aterrorizaba a Faulkner,
Un saludo

llorençfebrero 21st, 2012 at 22:20

Hacía tiempo que no pasaba por aquí, lo siento.
Qué burro que soy.
Aaah, el Talisker… Aunque yo era más del Lagavulin.
Era.
Un abrazo y un placer leerle.

inesfebrero 22nd, 2012 at 14:47

me reído como siempre que vengo aquí. ¿¿¿¿Y los premios y las cajas de maquillaje Lancome sin acabar?????

Los reyes salientes siempre tienen oportunidades, tal vez algún otro rey más famosillo por ahí podría seguir dando notoriedad a los reyes salientes. no???De eso se trata, seguir estando en la palestra…

rafaelreigfebrero 22nd, 2012 at 15:31

ja, ja… es verdad, me quedan cajas sin acabar… gracias por las risas y el buen humor.

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