O si no, leemos juntos
Tras Sant Jordi, grabé en Hotel Kafka una entrevista con Juan Antonio Tirado, para Informe Semanal, el lunes 25. El martes 26 volví al Kafka, a la presentación de El pájaro de fuego, una extraordinaria versión del cuento tradicional ruso que ha escrito Eduardo Vilas. El 27 era la Noche de los Libros en Madrid.
Empezé temprano, a las once de la mañana, firmando en Vips en la Gran Vía. ¿Que si quería beber algo? Pues un whisky con hielo, para una pastilla que tengo que tomar.
Aquí estoy, a merced de la curiosidad o la reticencia de los transeúntes.
Firmar, lo que se dice firmar, no firmé mucho, o sea, casi nada. Bueno, sí, un lector me trajo un libro mío para que se lo firmara… pero lo había sacado de una biblioteca.
-Tronco, es de la biblio.
-Ya, ya, pero eso da igual, ¿no?
-¿Lo vas a mangar, tronco?
-Qué dices. Para nada. Luego lo devuelvo.
-Bueno, pues entonces se lo dedico a todos los lectores de la biblio. Ahí estás incluido tú también.
-Vale, vale -no parecía muy conforme.
Eso sí, además de maltratar propiedad pública emborronando libros de la biblioteca, me tomé un par de whiskies.
Antonio Cortés, de Machado Libros, vino muy amablemente a pastorearme, y luego nos tomamos unas merecidas cañitas con Eduardo, también de Machado.
De allí me fui a la Casa del Libro, que había puesto un tenderete en la plaza de Callao. Me tocó firmar con Begoña Aranguren, que me pareció muy simpática. Tal y como sospechaba, me confirmó que mi amiga Bárbara es su sobrina.
Se presentó un señor que nos obsequió con una interpretación de La Internacional a la armónica. Luego el Himno de Riego. Un chotis. Después nos enseñó una foto en la que saludaba a Esperanza Aguirre. A continuación nos contó que él era un gran amigo de Su Majestad el Rey (así lo dijo, con mayúsculas y todo). Un tío de primera, afirmó. Súpersencillo, abundó. Pero eso sí, ¡con un saber estar! redondeó.
De esta situación de emergencia me salvó Antonio Orejudo, con el que me fui a tomar cañas a la Alemana de Santa Ana.
Después de la frugal colación, me tocaba firmar en la Fnac, donde también pasé un buen rato.
Luego cogí el autobús y me fui hacia la librería Estudio en Escarlata, llegué con tiempo de sobra para tomarme un whisky en una terracita de Guzmán el Bueno. Con almendras y todo. Soplaba una brisa primaveral que levantaba las faldas a las chicas. Las hojas de los árboles temblaban como párpados. Había pájaros y de pronto me sorprendió estar en una ciudad donde los pájaros saben volar doblando esquinas. Giraban en ángulo recto a toda velocidad, por Fernández de los Ríos, hacia el atardecer de Moncloa. Pedí otro whisky con más almendras: valía la pena llegar un poco tarde.
La felicidad, sí, la felicidad.
En la librería tuvimos una auténtica tertulia de mesa camilla:
Aquí estamos: yo, Marta Sanz, Manuel Nonídez y David Torres.
¿A que sólo nos falta el chocolate con picatostes?
Salté ágilmente a un taxi y me catapulté al Hotel Kafka, donde firmamos libros Ramón Pernas , David Torres y yo, y luego tuvimos el privilegio de escuchar en directo a Le Voyeur Méndez.
Fue grandioso, la verdad.
Me encantó, tenían el sonido maravilloso de las bandas de pueblo, el sentido del humor y la fuerza y capacidad de sugerencia de las antiguas canciones de La Romántica Banda Local.
Disfruté como un enano.
Salimos de allí medio a gatas.
Al día siguiente, algo repercutido y resacoso, me fui a la comida que organizaba la editorial 451 para presentar en Madrid al escritor norteamericano Tom Drury.
Estoy terminando su novela En el condado de Grouse (The Age of Vandalism, en el original, ¡misterios de la traducción!). A mí me parece un gran autor. Para entendernos, es como si tomara impulso, con una pierna, en Sherwood Anderson y su Winesburg, Ohio, y con la otra en Fargo, de los hermanos Cohen, para saltar hacia un realismo dickensiano, compasivo y abarcador que le emparenta con John Irving.
Además de un gran autor, es un tipo muy simpático.
Con unos whiskies, yo le hacía preguntas disparatadas:
-¿Por qué en tus novelas hay tanto sexo explícito, sobre todo sado-masoquista?
No salía de su asombro.
-Ah, uh, oh…. ¿tú crees? Yo no diría eso….
Y luego se partía de risa.
Tom fue de joven uno de esos que elige la revista Granta como grandes promesas, un Elegido para la Gloria, así que le dije a Alberto Olmos (elegido como otra delas Grantas Esperanzas): cuidado, tío, vas a acabar así, como Drury, cuandos seas mayor. Tom se rió y le dio el pésame.
Aquí estamos Olmos, Drury y yo. Olmos y Drury visten de negro, como pone en el reglamento Granta. A mí se me ve que no voy a llegar nunca a nada: con esa camisa azulita de padre de familia y, encima, sonriente.
Al día siguiente Tom se iba a Cuenca, con Antonio Orejudo, así que, con los (siguientes) whiskies, en una terracita de al lado le preguntamos si le apetecía ir a Cuenca.
–Yes, yes, I’m looking forward to Cuenca….
-¿Qué dice el guiri? -preguntó Borga Segovia, de 451.
(Tengo que confesar, pero entre paréntesis y en voz baja, que Borja me ganó el otro día al ajedrez… ¡pero que no salga de aquí).
-Nada, que le gusta mucho ponerse mirando a Cuenca.
-Es un malentendido -protestó Orejudo.
Hubo que explicarle qué significaba en español «mirando a Cuenca».
Hablamos de Dostoyevski y de Faulkner, y hablamos del bendito desparpajo con el que los autores norteamericanos usan un narrador omnisciente, con un par, sin calentarse más la cabeza.
Mi teoría es que aquí en España, como llevamos pocos años de «creative writing«, estamos pasando un sarampión y a todo el mundo se le vuelven los dedos huéspedes con el punto de vista, la voz narrativa y esas pamplinas. Los yankis, que llevan casi un siglo de «creative writing» leen directamente a Dickens o a Dostoyevski y se tiran a la piscina, sin inocencia ni ingenuidad, pero sin la necesidad de demostrar lo que saben ni de exhibir su conocimiento de la teoría como quien enseña un poco más de escote o como el pelmazo que cuenta seguidos todos los chistes que se sabe.
Tom Drury, por ejemplo nos contó que estudió en Brown University nada menos que con John Hawkes y Rober Coover.
Qué lujo.
Acababa de leer a Hawkes y le pregunté mucho por él.
-Es como Faulkner, pero en chiflado. Más chiflado aún, quiero decir -me explicó-. Es el eslabón perdido entre Faulkner y Cormac McCarthy.
Qué certero el Drury. Qué bien hay que saber leer para situarte a un autor así, en una sola frase impecable.
Hablamos de la enseñanza y de los clubs de lectura, que a los dos nos encantan.
-Ahí te das cuenta de que la literatura es una vivencia única -dijo Tom-. Dos personas leen el mismo libro y para cada uno de ellos es una experiencia completamente diferente.
-Mmmmmm, no sé si eso es tan raro. Piensa en el sexo, Tom, dos personas se van a la cama y el mismo polvo es para cada una de ellas una experiencia completamente diferente.
-Mmmm, a lo mejor podríamos decir que leer es una experiencia sexual -propuso Tom.
-Sí, pero no es igual. ¿A ti te dicen que no y te parece igual leer algo juntos? ¿Nos vamos a la cama o mejor leemos algo?
Semejante conclusión, ¿no merecía otra copa?
En eso sí estuvimos de acuerdo.
Al final acabamos el Orejudo, que venía de Rodríguez a Madrid, Alberto Olmos y Sra. (doña Eugenia) y un servidor y Sra. (doña Violeta) tomando whiskies en la librería Tipos infames.
Un sitio realmente acogedor, te lo recomiendo. Un sitio hospitalario y divertido, donde nos encontramos a muchos amigos y también hicimos muchos otros nuevos.
Ese ácido úrico debe estar por las nubes,pero, y lo bien que te lo pasas¡¡¡
Escucha, musulmán, los días aptos
para beber sin herir tu conciencia:
martes, jueves, viernes, domingos, sábados,
miércoles y lunes, ¡los demás, abstinencia!
Hola compañero,desde luego para que luego digan que no utilizamos las bibliotecas públicas…ese tio tenía buena intención,seguro que si le hubieses invitado a la pastillita y al whisky podría haber surgido el comienzo de una idílica amistad,tienes que ser más promiscuo…referiendome exclusivamente al apartado de amistades, en otros campos..mi ateismo me impide opinar…
Gracias, buen día…besos republicanos….
Si en el cielo hay hurís y vino, como dice el mulá,
nuestro premio en lo alto será beber y amar.
Yo comienzo a gozar y vaciar copas en vida,
disponiendo mi alma al placer de allí arriba.
Si existe un premio llamado Omar Jhayan, merecido lo tienes Rafa.
Buscar marca blanca, pasar a tarifa social, tratar de no irse de copas, presupuestar gastos… y por supuesto, la promesa de no comprar nada que pueda llegar a leerse a través de un préstamo gratuito. Sí, vale, es que habrán tiempos mejores.. Pero ya que firmabas, ¿mejor eso que nada?
Tronco, ahora cuando alguien saque tu libro, se encontrará con la dedicatoria (a mi entender, o así pensaba, no con garrapatos ni maltrato), de veras que había (muy) buena intención. Y me fui con la idea de que te pareció (muy) bien, pero es que luego uno te lee por aquí?
Pero no es un arrebato, he de decir que me caíste muy bien (decía las cosas con sinceridad). Por cierto, ¿te llegó?
Por mi parte, no dejaré de leerte, y sabes por qué.
¡Hola Rafael! Quería comentarte algo… espero que leas esto antes de mañana… (Escribo según me va viniendo ya que no tengo mucha idea de que decir jajaja)
Desde que mi profesora de lengua nos dijo que íbamos a leer un libro tuyo : «Sangre a Borbotones») para preparar tu visita… nos pusimos todos a buscar el libro como locos, ya que somos 4 bachilleratos y sabíamos que acabaría agotándose de todos lados… Sí, los mismos 4 bachilleratos de 1º que mañana verás en tu visita 🙂
Desde que me enteré que tenías un blog propio me puse a leer con curiosidad algunas entradas que ibas haciendo y ya no es solo la forma que tienes al escribir una novela, sino que tu día a día sigue siendo genial»: no digo más»
Y por último, espero que te hayas metido en el blog que tenemos para tu libro!
http://sangreaborbotonesamericas.blogspot.com/
Nada más, ¡Hasta mañana pues! 🙂
Me encantan las fotos, Rafael. Al fin un escritor con una sonrisa de felicidad. Está bien eso de empuñar los whiskies. Si lo sé me acerco a Madrid [desde Pontevedra] a que me firmes algo, otra vez será. Suerte.
Qué calvo está el Alberto Olmos.
no sé que ostias pasa que cada vez que me acerco por aquí me acabo sirviendo un whisky., salud
¡Qué bien te lo pasas con la promo!Yo también leí hace poco a J. Hawkes y me encantó: Naranjas de Sangre. Es poético y extraño. Un autor muy interesante.
No sé por dónde oí que tenía Usted posibilidades de recalar por Cádiz en (más o menos) Breve… si sí, avise con tiempo, que iremos a conocerlo.
Coincidimos el viernes pasado en el autores de Cáceres, jeje, me resultó gracioso, casi me uno a la cerveza que te tomaste en la cafetería de Navalmoral, me dió corte, coñe, yo era uno joven delgaducho con un libro de anagrama. Por cierto, que cachondo, al reanudar la marcha en la estación de Navalmoral, el conductor creía que se le había colado uno, que descojone. ¿A qué coño ibas a Cáceres?
Sus seguidoras esperamos con ganas un articulillo o más de Pérez-Plagio. No nos deje con las ganas, sáquele colérico, montado en un tanque y cantando Cara al sol.
No tengo ni idea si lees las entradas que te escriben. Pero de todas formas te escribo porque comencé a conocerte en un club de lectura nos tocó «todo está perdonado» creo que fuí a la unica que le gustó. Luego leí Sangre a borbotones, Literatura para canibales, 7 crimenes perfec… y tu blog. Donde descubrí que quiero leer el libro que comentabas de Pedro Lastra «Y éramos inmortales» pero no se puede conseguir. Mes estoy volviendo loca para encontrarlo. Y quiero reñirte por hacer eso, hablar sobre un libro que luego no se puede encontrar (vivo en un lugar con una mini biblioteca) creo que deberías transcribir todo el poemario en el blog como castigo.
¿Vas a asistir a la Feria del Libro de Madrid? ¿Vas a informanos previamente por aquí? Un saludo
Joder, tanto privas? Como en Fiesta, de Heminguay, que sale priva para dar y tomar. Siempre he sido un abstemio diario y un gran bebedor ocasional, será que el alcohol sólo lo utilizo para salir por la vía rápida, por eso no lo entiendo como acompañante matutino. Yo queriendo emborracharme hasta las cejas y otros ni a tiros… curioso.
Tu blog es como una ferretería: uno encuentra de todo, y además te dan conversación.
Habrá que ir pensando en poner en estos establecimientos una sección de licores.
Como modelo de negocio no estaría mal: una ferretería-cafetería, donde te compras una broca y te bebes un whisky, para poder mirarla, detenidamente, imaginando el círculo perfecto que producirá, en la pared de la cocina, donde debes colgar el paño con el que abres la puerta del horno que calienta las pizzas
Gracias por sonreír en las fotos.
Nunca he entendido por qué los demás no lo hacen. Claro que, sabiendo del palo que va Alberto Olmos, es muy comprensible que ponga cara de escritor rebelde. Da cosica.
Buenas,
las vistas de El Pardo desde Fernández de los Ríos en el atardecer de un día soleado son entrañables, casi tanto como las de las Vistillas. Lo mismo uno de los pájaros que vio doblando esquinas era yo para no llegar tarde al trabajo…
Un saludo