Pues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respectoSant Jordi, pies de foto
Sólo dos fotos para acompañar al anterior post.
Una de la comida del día de Sant Jordi en Barcelona:
Empezamos con Almudena Grandes y, en el sentido de las agujas del reloj: Delia que está hablando con Elisa (la gente joven ya se sabe), Jordi Ferres, Javier Pérez Andújar, una camarera que trae algo delicioso, Beatriz de Moura, a la que Ponç Puigdevall diría yo que le está susurrando alguna maldad, Juan Cerezo, más atento a la cámara que a los chismes que debe de estar propalando infatigable Pantaleón Bruguera, yo intentando robarle plano a Luis García Montero. En vano, claro, los poetas tienen siempre más tirón, a pesar de que no acaben los renglones.
Otra una caricatura que me ha enviado mi primo y amigo Luis Pérez Ortiz, famoso dibujante que siempre firma LPO y novelista riguroso, heredero universal de Luis Goytisolo y Musil.
Como me he quejado tontamente de las caricaturas, Luis ha tenido la amabilidad de poner en liza la suya. Para mí es un honor, es como aparecer dibujado en The New York Review of Books (pues es el único equivalente al trabajo de Luis con caricaturas de escritores). Si quieres ver algo de lo que hace LPO, visita su blog.
¿A que nadie diría que somos los dos primos y de Cangas de Onís?
Imagino que no hablarían de libros. La ficción a un lado, a veces, pero cómo me encantaría haber estado ahí sentado, prudente y tímido como soy, consciente de estar junto a gente a la que he leído (Luis, Almudena y tu básicamente; más Luis que nadie) y a la que de alguna forma conozco. Es curioso cómo se puede llegar a conocer a una persona a la que no conoces, con la que no has tenido la cercanía de un café en una terraza o el paseo en un parque, a la que no sabrías qué decir si alguna vez te la encuentras en mitad de una avenida o en esa barra de bar, pero yo tengo argumentos y me hubiese sentido la mar de a gusto en esa mesa. Un intruso feliz. Los bares, qué lugares, cantaba Gabiente en los sublimes ochenta. Lo del mapa B es una idea sublime también. Hoy si salgo de cañas me llevo la idea en la cabeza y el móvil, como siempre, cómplice en el bolsillo. A colgar fotos en el feisbuk de rafael. Saludos