Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Concurso de Paellas Madrileñas

El viernes voy subiendo las escaleras del metro de Noviciado con mi hija. Iba como un esportillero, acarretando su mochila, mientras mi Anusca se tomaba el bocata-chopped de la merienda. De pronto, un vozarrón me detiene:

-Te vas a tropezar, Reig.

Sólo tardé cuatro segundos en reconocerle: Javier Yagüe. Fuimos muy amigos en la Autónoma. Está igual, parece una serie de televisión, como si sólo le hubieran echado polvos de talco en el pelo, pero con la misma ropa (jersey negro de cuello alto, pantalón negro, chaqueta de cuero negro). Nos tomamos unas cervezas en el bar de Pedro. Javier vive en Bruselas, lleva veinte años viviendo fuera.

-¿Y qué tal lo llevas? -le pregunto.
-Bien. A mí no me molesta, me va bien estar así, un extraño entre extraños.
A stranger to strangers… un desconocido para desconocidos… ¿Eso no es de Auden?

Javier carraspea, bebe, tose y responde:

-No sé… Bueno, sí, qué sé yo: supongo.

¿Qué hago? ¿Le digo que por casualidad tengo hace unos días un libro de W.H. Auden en el bidet, para leer en el cuarto de baño, y que hace poco leí The Wanderer? ¿O me callo y le dejo convencido de que su antiguo amigo es un erudito?

¡Ah, decisiones…! ¡Sublimes y sórdidas decisiones!

Al final hago lo que siempre hacemos todos: nadar y guardar la ropa, circunvalar la decisión por la abarrotada M-30 de las soluciones de compromiso, el camino de en medio, que siempre está atascado y luego a ver quién encuentra sitio para aparcar.

Durante media caña le dejo creer que, desde que no nos vemos, yo no he hecho otra cosa que leer poesía.

Qué rastrero puedo llegar a ser, ¿verdad? Disfrutando rastreramente del asombro de Yagüe, que es muchísimo más leído que yo. Como Anusca, pensando: «¡Toma, toma! Chúpate esa».

Luego le digo, en un momento de debilidad:

-Tronco, que no soy un erudito, es puta casualidad, lo leí ayer.

Yagüe se tranquiliza tanto que paga una rondita más.

The Wanderer

Doom is dark and deeper than any sea-dingle.
Upon what man it fall
In spring, day-wishing flowers appearing,
Avalanche sliding, white snow from rock-face,
That he should leave his house,
No cloud-soft hand can hold him, restraint by women;
But ever that man goes
Through place-keepers, through forest trees,
A stranger to strangers over undried sea…

O sea, como quien dice, más o menos:

El errante

La fatalidad es oscura y más profunda que cualquier abismo del mar.
Al hombre sobre el que caiga el deseo de abandonar su casa,
en primavera, como se abren las flores buscando la luz,
como se desliza la nieve de la pared de roca para formar una avalancha,
A ese tipo ya no le sujetará ninguna mano suave como una nube,
no habrá mujer capaz de retenerle;
Sino que ese hombre siempre va,
Atravesando guardianes, atravesando árboles del bosque,
Un desconocido entre desconocidos sobre el mar que no se seca…

Es verdad.

Se apodera de un tipo, un buen día, el deseo de irse de casa (que es como el deshielo: empieza poco a poco a separarse la nieve de la roca hasta que forma una avalancha imparable). No hay nada que hacer. Vuela esquivando árboles, como un pájaro (así dice Auden, que avanza como un pájaro: A bird stone-haunting, an unquiet bird: un pájaro que persigue piedras, un pájaro intranquilo).

(Una madrugada, de copas, vimos el Orejudo y yo a dos tipos tan borrachos como nosotros a la puerta de un antro. Uno quería ir detrás de una chica.

-Déjalo, tío -le aconsejó el amigo-. Seguir a una mujer es como seguir a un pájaro.

Exacto: ¿cómo seguir, desde el suelo, a un pájaro que vuela?

Creo que a eso se refiere Auden, el errante se desplaza por otro medio, tan inalcanzable para los que andamos sobre tierra como el pájaro que vuela por el aire).

Bueno, te resumo el final del poema, para no dejarte con la intríngulis.

There head falls forward, fatigued at evening,
And dreams of home

Allí deja caer la cabeza, cansado al atardecer,
y sueña con su casa

Siempre pasa eso y también esto otro:

But waking sees
Bird-flocks nameless to him, through doorway voices
Of new men making another love.

Al despertarse ve
bandadas de pájaros que para él no tienen nombre, voces a través de las puertas
de nuevos hombres que hacen otro amor.

Making another love, qué idea tan extraña, ¿verdad?

¿Cuál es ese otro amor, el que hacen los hombres nuevos, los desconocidos?

Hagamos otro amor, convirtámonos en desconocidos, tu y yo tenemos tantos amores distintos por hacer, tantos desconocidos que descubirnos el uno al otro. Nos duo turba sumus, como decía Ovidio: tú y yo, cariño, somos una multitud.

(En las Metamorfosis, eso lo dicen Decaulión y Pirra, tras el diluvio, me he levantado a comprobarlo y, así, ¿cómo narices voy a acabar mi novela de espías, si me distraigo con cualquier cosa? Menudo desastre soy).

(Sí, claro, ya lo sé, Auden era homosexual, lo sabe todo el mundo, pero no creo que se refiera a eso con el otro amor que hacen hombres nuevos: no era tan rudimentario, por más que fuera de Birmingham).

Como la mayoría de los poemas de Auden, su sencillez se apoya en un equilibrio difícil y cuidadoso de las imágenes contrapuestas (peces y pájaros, hombres y mujeres, tierra y agua, piedra y nube, etc.)

En fin.

Que no soy un erudito ni mucho menos, pero siempre tengo dos o tres libros sobre el bidet, con el cenicero, el tabaco y el vaso de whisky. En la otra casa utilizaba una palangana a la que le daba la vuelta para convertirla en un cómodo escritorio. En ésta, el bidet no está enfrente de la taza del váter, sino a un lado: es un cuarto de baño más propicio a la lectura que a ponerse a escribir, qué le vamos a hacer.

Al día siguiente, el sábado, organizamos una merendola infantil en casa, con los niños de Lorenzo Silva.

A la cabecera, Anusca. Luego, a la izquierda, Marcela, la hija de mi novia; Laura; luego mi chica, a la otra cabecera; Lorenzo y su hijo Pablo.

Hice chocolate y se pusieron morados de bollos. Como de costumbre, Lorenzo me sacó los colores. Todo el tiempo que yo dedico a leer en el baño cosas escogidas al azar o a tomar copas por las barras de los bares, Lorenzo lo emplea en sentarse muy derecho en la mesa y escribir obras inmortales. Así, claro, el tío lleva 28 libros publicados, cientos de premios, goza de prestigio y reconocimiento, le asedian las admiradoras y le cortejan las grandes editoriales.

Y encima es más joven que yo. El cabrón. El disciplinado cabronazo. Ten amigos para esto.

Aunque reconozco que estoy en una edad difícil, como Auden (¡mira que llamarse Wystan Hugh, el tío!)cuando escribió A Walk After Dark, y decía al contemplar las estrellas (esas sidera multa que contemplan nuestros amores furtivos, según pensaba Catulo):

Now, unready to die
But already at the stage
When one starts to resent the young,
I am glad those points in the sky
May also be counted among
The creatures of middle-age.

Como si dije
ra:

Ahora, sin estar preparado aún para morir,
pero ya en ese momento
en el que a uno le empiezan a fastidiar los jóvenes,
me alegro de que esos puntos en el cielo
también formen parte de
las criaturas de mediana edad.

El domingo tuvimos otra ronda del Concurso de Paellas (estamos inscritos mi novia, Edu Vilas y yo). El domingo pasado la hizo mi chica, con marisco y todo.

Este domingo me tocaba a mí, que la hice a mi modo, como me enseñó Vicenta: es decir, echándole lo que uno encuentra en casa, sea lo que sea.

No me salió tan mala, mira:

Mientras mi novia ponía la mesa, Anusca y yo cubrimos el arroz con el periódico y lo dejamos reposar.

Para que luego digan que las cositas que uno escribe no sirven de nada. Ja. Al menos, valen para tapar la paella, ¿no? ¿La función social de la literatura? Quita, quita: ¡donde esté su función gastronómica!

A esta edad, unready to die, desprevenido aún ante la muerte, ¿habrá algo que consuele más que cubrir tu paella con tus artículos?

El jurado del concurso son las niñas y, a pesar de las puntuaciones (generosas)que me pone mi hija, mi novia me saca todavía alguna ventaja.

¿Quieres participar en el Open de Paellas Madrileñas con Pimiento y Todo?

Ya sabes que te esperamos. Y te dejaremos decir a ti, con santa indignación:

-¡Pimientos en la paella! ¡Por el amor de Dios! ¡Esa majadería sólo se les puede ocurrir a los madrileños!

Siempre nos turnamos para decir estas frases inmortales.

Nosotros nos reímos mucho repitiendo estas cosas.

Porque, como dijo una vez Umbral: cada vez que nos vemos siempre hacemos lo mismo, y esta repetición es amistad; y esta amistad es la vida; y esta vida es la única que tenemos.

Pues eso. Vente.
Te esperamos.

Comments (35)

Lorenfebrero 19th, 2008 at 21:06

Un abrazo desde Vigo, amigo.
A ver si me invitas a tu casa y cocino un delicioso arroz a la marinera. Seguro que tu chica y Anusca me puntuan alto.

Un abrazo muy fuerte.

socioapatiafebrero 20th, 2008 at 0:27

Siempre que voy por tu barrio no paro de mirar por todas partes a ver si nos encontramos y consigo que me firmes en una teta o algo.

Pero los escritores sólo se encuentran con escritores, qué rabia.

Carlosfebrero 20th, 2008 at 1:45

Creedme. Si algo no quiere es probar algo que haya cocinado yo. Lo mío es delictivo.

PD – voy a NYU, si les da por ahí, de TA, para estudiar el doctorado. Así que el MLA me queda lejos todavía.

Carlosfebrero 20th, 2008 at 1:46

Huy, me acabo de dar cuenta, cuánta sigla, ¿no?

Más claro, aguafebrero 20th, 2008 at 7:37

Con esas compañías y esos concursos, ¿cómo va a convertirse usted en un errante? ¿a quién le apetecería irse de casa con ese ambiente? (partiendo de la premisa de que no se acabe el güisqui, claro está… 🙂

Anonymousfebrero 20th, 2008 at 8:00

Nosotros también hacemos algo parecido de vez en cuando. Quedamos en el mercado de Barceló, sobre la marcha decidimos qué vamos a comer, lo compramos, nos tomamos las cañas de rigor en el bar del mismo mercado, cuando nos hartamos nos vamos a casa (muy cerca) lo cocinamos, lo comemos bien acompañado y bien conversado y normalmente acabamos a las tantas llenos de todos los placeres disfrutados. Por supuesto, no nos importaría apuntarnos a tu(s) paellas (o hacerla nosotros) o que os apuntarais vosotros a alguna de nuestras comidas…
Aparte de esto… una pregunta capciosa ¿Se debe escribir en un periódico con el que no se está de acuerdo en su línea editorial o por el contrario da igual… o que porcentaje es el correcto?
Un saludo y ya sabes…

conde-duquefebrero 20th, 2008 at 9:59

«A stranger to strangers over undried sea». Qué bien suena -a veces- el inglés…
¿Qué me recomendarías de Auden? ¿Conoces la antología «Los señores del límite», que salió el año pasado, traducida por Jordi Doce?
Y la paella, muy buena pinta, sí señor.
Un abrazo.

scouserfebrero 20th, 2008 at 10:11

Joder, más de una semana esperando el nuevo post, y ahora con la boca agua, esperando la hora de la comida. No sé si estaba buena, pero me acaba de venir toda la gula solo de pensar en la paella

Recaredo Veredasfebrero 20th, 2008 at 10:17

Magnífico post, Sr. Reig. Gracias a su interpretación de los poemas de Auden consigue que la narración de distintos momentos de su cotidianeidad, que podría haber culminado en un texto puramente testimonial, alcance una extraña -por poco frecuente- trascendencia. Saludos.

lenitafebrero 20th, 2008 at 10:39

Me quedo con la frase de ‘como coger desde el suelo a un pájaro que vuela’; no aplicada a las mujeres, sino al amor. Independientemente de que no crea en él, estando en una época en la que según las estadísticas el amor dura seis años, me parece una buena descripción. Puedes capturar al amor y encerrarlo en una jaula, privándole de la libertad; o dejarle volar y permitirle que se pose en tí alguna vez.

Lo de la paella no se hace Rafael, aquí una vive sola y no tiene ni idea de cocina; solo con verla ya se me está haciendo la boca agua. Seguiré con mis sandwichs y pasta despues de llamar a mi madre anunciándole mi visita y rogándola para que me haga una paella.

Besos¡¡

Anonymousfebrero 20th, 2008 at 11:03

Será que soy una triste, pero a mí lo de through doorway voices/Of new men making another love me parece una imagen descarnada de la soledad del errante: hombres nuevos, distintos de los de la anterior parada del errante, haciendo un amor ajeno al errante que, por su condición, siempre es el Otro, el que está al otro lado de todas las puertas.

Anonymousfebrero 20th, 2008 at 11:19

Cuidado con esas invitaciones que sabemos donde vives y se te llena la casa de gente!. Da gusto leerte, eres un encanto, y tu gente también.

P.D: la paella de pescado de toda la vida puede ir decorada con pimientos rojos por encima.

rofebrero 20th, 2008 at 11:32

¿Eso era una invitación en firme?. Mil gracias; a estas horas, cuando empiezan a crujir las tripas, estoy segura de que esa paella sabría a gloria

Marfebrero 20th, 2008 at 11:34

«A stranger to strangers»; cuántas veces he jugado a ello: cuando viajo, cuando entro sola a desayunar en un café, cuando me siento en una terraza a tomar un vermú. Me atraen esos momentos, pero creo que lo que más me gusta es precisamente su fugacidad: 20 años así, puf, creo que no podría soportar tanta ingravidez. Yo más bien me ato a esa reiteración constante que es la amistad: decir siempre las mismas cosas, eso sí que es vivir. En serio!!!

Lo de la paella no será en serio, ¿verdad? mira que yo no tengo excusas: ni estoy en Vigo, ni en NYU, ni en Bruselas; sino aquí, en Madrid, muy cerquita de usted.

celiafebrero 20th, 2008 at 12:17

Hola, hablando de repeticiones y constumbres, tengo una amiga que me llama todos los miércoles a las 9 de la mañana para decirme «Tranquila amiga, paaaasando mañana por la noche es viernes».
Rafa, en Sevilla hacemos la paella con pimientos y como nos da la gana. Y por cierto, si tu no eres una chispa de erudito, yo soy el origen y la definición de la necedad. Besos

Pedro de Pazfebrero 20th, 2008 at 13:26

¿Queda libre alguna plaza de jurado en el Open de Paellas Madrileñas? Garantizo plena equidad. Amplia experiencia en certámenes literarios. Soy insobornable (o casi).

Abrazos,
Pedro de Paz

Anonymousfebrero 20th, 2008 at 13:47

¿Conoces ??Nightmail?, un documental sobre la Royal Mail de los años 30 en que colaboraron Auden y el músico Britten? Lo puedes ver en youtube. Es un poema entre Machado y Salinas, pero la voz, creo, no es la de Auden. Ánimo con tu blog, tus artículos de periódico y tus libros. Saludos de tu antiguo vecino, desde su exilio en Hibernia (donde también caen algunas paellas), G.

maribelfebrero 20th, 2008 at 14:32

Ya me gustaría a mí participar en tu concurso. Te ibas a enterar lo que es una paella con pimientos. Será por pimientos, Rafael.
La verdad es que no me atrae la cocina pero cuando me pongo?me lo tomo en serio y todo. Intento que mis comensales acaben chupándose los dedos.

¿Seguir a una mujer es como seguir a un pájaro? No creo. Es mucho más fácil de lo que parece. Se trata de no tener miedo, nada más. Aunque puede que para algunos sea un verdadero problema y por eso colocan espantapájaros.
Estos días he oído una canción que dice:? la vida a un palmo del suelo, por si te caes volar de nuevo?. Pues eso.

Yo también me distraigo con facilidad. Aquí me tienes pensando cuál puede ser ese otro amor de los ¿hombres nuevos? Desde luego? sí que es una idea extraña, sí.

Veo que te aplicas el cuento: reutilización. Eso está bien.

Besos

LUIS AM?ZAGAfebrero 20th, 2008 at 16:22

Me queda claro que su mayor o menor erudición está relacionada con los procesos diarreicos o de estreñimiento.

Ese periódico tapando la paella me parece que sobraba, hay otros medios de promocionar el diario. 😀

estherpg86@yahoo.esfebrero 20th, 2008 at 19:51

¡Cuánto tiempo, Rafael! (los exámenes, ya sabes, soy una chica aplicada).
Pero por muchos quehaceres que tenga no dejaré de degustar los deliciosos platos que nos sirves en tu blog.
Habrá que probar esa paella con pimientos.

Emmafebrero 20th, 2008 at 20:23

Como soy mas que una mujer un pajaro este findesemana cogi un tren y viaje a Trier, al Sur de Alemania. Como vivo entre desconocidos desde hace tiempo suelo hacer esas cosas que a veces me hacen sentirme mas pajarito que nunca o mas mujer lejana, segun como se mire. Encontre un libro de cuentos de Lorenzo Silva en la estacion, al volver a casa. Me lo lei de un tiron durante el trayecto. He de decir que no me gustaron mucho ( lo siento Lorenzo) pero al menos me sirvieron para un viaje de vuelta. Es que habia demasiada disciplina en ellos, creo . Y yo soy de las que vuelan, me gustan mas los ceniceros y las palanganas, y los hombres de cierta edad, Rafael 🙂

Perseofebrero 21st, 2008 at 9:09

¿Dos tipos tan borrachos como nosotros? ¿El amigo? ¿El amigo de un amigo? Esto me suena a esas consultas radiofónicas adolescentes a horas intempestivas. Di la verdad, Rafael, ¿cuál de los dos le bailaba el agua a la chica y cuál ponía la cordura etílica?

Un abrazo Rafael. He decidido instalarme por aquí mientras acabo con la mudanza. Espero que no te importe

Portorosafebrero 21st, 2008 at 11:00

Qué bien, una vez más.
Qué versos tan buenos, los de Auden. Y tus comentarios.
Qué novia más guapa tienes, Rafael; qué boca…

Un saludo.

travelerfebrero 21st, 2008 at 11:36

me gusta la compliciad que proporciona una buena amistad, aunque a veces haya que degustar paellas experimentales como precio…

Marlufebrero 21st, 2008 at 14:20

Ale, ya no le doy mas coba, porque a este paso van a cambiar el concurso de paellas por el de aduladoras y seguro que me llevo el premio.
No sabía que los de Birmingham eran rudimentarios, pero sí sé desde muy pequeña, que si los albatros recorren 1000 Km para buscar comida para su crías, los seres humanos recorremos espacios siderales para encontrar a otras almas viajeras, miradas cansadas y cómplices en el espacio, porque los que viajamos al espacio buscando lo que sabemos que no hay, somos cómplices de los otros viajeros, de los viajeros que sólo buscan en su corazón, y todo el mundo sabe, que las distancias del corazón se miden con instrumentos siderales. Gracias por el blog.
PD,- ¿Los de Birmingham ponen pimiento en la paella?

Belénfebrero 21st, 2008 at 17:46

¡Aleluya! ¡Cuánto tiempo esperando que alguien reivindique las paellas madrileñas con pimiento! Llevo años delicada por culpa de un valenciano inmisericorde que disfruta haciendo todo tipo de comentarios hirientes contra la gastronomía madrileña. Por su culpa nunca he tenido narices de hacer paella. Bueno, por eso y porque no me gusta la paella… Un abrazo, Rafael.

santosfebrero 21st, 2008 at 19:00

Pues a mí Umbral me parecía un tío cojonudo. Y me parece una pena que sólo se le recuerden por los tópicos de periódico. Pienso que se merecía algo más.

Algo como esa cita.

Ojalá más gente lo citara a él, y no al maldito Wilde ni a ¿Groucho Marx?

Groucho Marx (oídme) era un tirano, y su humor estaba sobrevalorado.

Aunque a mí me hace mucha gracia cuando Henry Jones senior le dice a Henry Jones Jr.: «¿Has traído el diario contigo? ¡Debí enviárselo a los hermanos Marx!»

Me estoy desviando.

Yo una vez hice una paella en familia. Con SOS. Salió muy poco rica porque todo el mundo le añadía cosas, y al final aquello resultó estar más lleno de cáscaras que de sabor.

Creo que nunca más cocinamos en familia.

Ah, sí, huevas.

Me reía (ju) porque me parecían penes.

Era pequeño y un tanto imbécil.

Yo no decía pene, decía pito y minga.

Con cursivas.

Ya.

santosfebrero 21st, 2008 at 19:03

Resulta que he cometido redundancias con las palabras ‘parecer’ y ‘más’ y atropellado la sintaxis con esta frase: «Y me parece una pena que sólo se le recuerden por los tópicos de periódico.»

Muy bonito, Reig. Mira las cosas que me haces decir.

Davidfebrero 22nd, 2008 at 16:47

Anda, los escritores también tienen familia y hacen merendolas. la verdad es que yo también, aunque mi principal obsesión es irme con mis geishas a otra parte. ¿Por qué son tan cursis algunas blogueras? No han evolucionado nada desde sus diarios de quinceañeras, qué pena. Saludos

Antonio Piera. Madrid.febrero 24th, 2008 at 16:56

Un día me apuntaré a su concurso con alguna paella deconstruída al aroma de higos frescos e higadillos de liebre nonata, a ver qué tal me sale si me sale. Ahora vuelvo por sus lares de tarde en tarde, que el curro simple y duro me acongoja, pero disfruto igual que siempre. Me hacen sentir feliz como una lombriz sus subrayados de autores habitual y voluntariamente ignorados. Vuelvo sobre ellos según su sabia indicación y los disfruto como nuevos. Gracias por ello.
Léame usted esto (http://malablancayenbotella.blogspot.com/2008/02/usucapir.html) si buenamente halla tiempo paello, que me ha encantado escribirlo. Abrazos.

Rafael Reigfebrero 25th, 2008 at 9:12

Cuando quieras, Loren.
¿Una teta? Encantado. O algo, pues también. Beso.
Ah, bueno, pues suerte igual Carlos. NYU está muy bien. Sí, siglo de siglas, je, je.
Bueno, en Rivas siempre se puede comprar una botellita a cualquier hora.
Anónimo, me encanta lo del mercado de Barceló, me apunto. Y lo del periódico: pues claro. Igual que se puede trabajar en un banco y penar que son unos bandidos. O en una empresa de telefonía. ¿Por qué no?
No la conozco, Conde-Duque, pero sí a Jordi Doce, que es amigo mío, y de cuya traducción me fiaría sin pestañear.
¿Una semana? Tres días, hombre.
Gracias a usted, Recaredo.
Besos, Lenita, y suerte con tu madre.
Pues, después de leer su idea, Anónimo, pienso que tiene toda la razón. No lo he sabido leer así, pero ahora me parece obvio. Son hombres distintos y otros polvos diferentes, no los que oye cada noche el que no se mueve de sitio. Gracias.
Las casas están para eso: para llenarlas de gente. No hay problema. ¡No la voy a llenar de muebles!
Claro que sí, invitación firme y formal.
Pues ya sabe, Mar.
Y hacéis bien en Sevilla, Celia. En Madrid también somos respondones y hacemos lo que nos sale de las narices. Besos.
Se acepta su solicitud, don Pedro.
¿G? ¿Quién eres, amable vecino G? No conozco eso, lo miraré.
Pues encantado de chuparme los dedos, Maribel, gracias. Besos.
Pues sí, erudición fecal, don Luis. Y en cuanto a la promoción: ¡todo ayuda al convento!
Un beso, Esther. Ahora que ando, te llamo y quedamos.
De Lorenzo a mí me gustó mucho «La flaqueza del bolchevique», te la recomiendo. Los cuentos no los he leído. Las policíacas me gustan. Un beso, Emma, apretado.
No, Perseo, es verdad: fue un diálogo entre dos pijos que escuchamos (y nos entusiasmó) a la puerta de un sitio pijo en Madrid, años ochenta.
Gracias de su parte, Portorosa.Un abrazo.
Ja, ja… prueba y verás, Traveler.
Gracias a ti, Marlu, por la complicidad. Los de Birmingham jamás olvidan poner pimiento, es un hecho conocido.
Prueba la mía, Belén, ya verás como te gusta la paella. Beso.
Bueno, Santos, Umbral tenía sus lados antipáticos, pero en efecto se deberían recordar sus buenas páginas, que también las tenía.
Ahora mismo lo leo, querido Antonio.
Besos, abrazos.

scouserfebrero 25th, 2008 at 15:43

pero de sábado 9 a martes 19 van más de 3 días, y de una semana, no?

Anonymousfebrero 27th, 2008 at 10:05

Lo del periódico lo decía porque en las redacciones actuales (para los que vayan)ya que los periódicos en general son tan partidistas me parece que todo el mundo tiene que coincidir o callarse mucho

Anonymousfebrero 27th, 2008 at 10:06

Ah y ya te avisaré para lo de Barceló….

Anonymousagosto 22nd, 2008 at 23:16

En serio me sorprende verte con este tipo.
Vete a Getafe y te contaran las lindezas que ha hecho con su familia.
No te pega.

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