¿Trabajando?
Estoy aquí, en el Hotel Kafka, trabajando, con Olguita al lado, ídem de lienzo. Es un lugar hospitalario, siempre tienen un plato caliente y un whisky con hielo. En mi casa han cortado la luz unos obreros y, como de costumbre, me he tenido que ir por no discutir más.
-Oiga usted, que llevamos dos horas sin luz.
-¡Estamos trabajando!
-Ya, pero ¿cuánto va a durar esto?
-¡No le he dicho que estamos trabajando!
Te dicen los obreros, como si eso lo explicara todo. Igual puede ser una hora que todo el día, me dicen, con una chulería digna de mejor causa. Al fin y al cabo, ellos están trabajando.
A mí me saca de quicio.
Sopeso varias respuestas:
a) Ah, bueno, entonces nada. A mí es que el sueldo me lo trae a casa un motorista, sin dar un palo al agua. Sigan, sigan, señores obreros. ¡Trabajando! ¡Cuán pintoresco! Tendré que probarlo un día.
b) Vale, pues ahora paráis y trabajo yo dos horas mientras vosotros os jodéis, ¿no es lo justo? Así trabjamos por turnos, ¿vale?
c) De puta madre, don obrero, pero como me estás impidiendo trabajar a mí, me debes sesenta euros.
¿Tú cuál habrías elegido?
Yo, al final, por no discutir, me fui al Hotel Kafka, hecho un basilisco.
-Anda, Rafita, ponte un whisky, que me vienes de los nervios -me dice Olga en cuanto me ve.
-¡La clase obrera, coño, que me tienen hasta aquí! Como aparezca un proletario, se va a enterar…
-Toma, anda, con dos hielos.
-Bueno, Olgui, gracias, parece que ya me quiero encontrar mejor.
Así conseguí tranquilizarme un poco. Lo suficiente para escribir y enviar tres articulos, un prólogo a un libro de Jardiel Poncela, medio prólogo a otro libro para Constantino y página y media de espionaje.
El sábado recibí este mail de mi amigo Miguel Tomás:
¿Miedo?, ¿estupidez?, ¿demencia senil?, ¿alopecia de neuronas?, ¿depresión endógena?, ¿cojera del alma?, ¿encogimiento de arrestos?… ¿Somos conscientes de lo que les estamos haciendo a nuestras vidas? Vergüenza debería darnos (y a mí me da) del maltrato autolacerante y masoquista que supone la voluntaria renuncia al cacho felicidad con tanto esfuerzo y criterio de nuestra lucha plantado; te y me pido excusas y te conmino, estimado amigo, a que juguemos de una puta vez el lunes a las 11:00 en Maracaná (¿te acuerdas?? Ese bar.)
Cuánta razón tiene Miguel. Ya que hemos logrado jugar y ser felices unas horas cada semana, ¿cómo nos hacemos esto a nosotros mismos?
Total, que ayer a las once allí me planté. Gané la primera, como se puede deducir de mi cara de satisfacción:
Mi hija Anusca también está feliz con su nuevo cuarto. Ella y sus muñecos. Todos tienen nombre, todos tienen rasgos de carácter (Perri es apacible; Vaquita de Cangas de Onís, un poco entrometida), costumbres fijas (Lilo siempre duerme boca abajo; a Fefi le gusta desayunar cerca de la ventana) y todos atraviesan momentos de melancolía, y ese día tienen prioridad para dormir más cerca de Anusca y hay que dejarles una onza de chocolate en la mesita de noche. Una sola cosa tienen en común (también con mi hija y conmigo): todos quieren salir en la foto.
Son como yo: necesitan que les abrazen sin motivo, les gusta a menudo dormir acompañados, esperan que les quieran sin haber hecho nada para merecerlo.
Menos mal que los muñecos de peluche a veces encontramos personas tan resplandecientes como Anusca y mi novia. Alguien que nos pone nombre, nos habla, nos arropa y juega con nosotros.
Si no fuera por ellas:
hola Rafael!
acabo de despertarme (sí, a éstas horas…es que he terminado exámenes y…) y tras tomarme un colacao con galletas leo tus dos últimas entradas y me siento la chica más feliz del mundo, aunque no sé muy bien por qué…quizá por lo de no tener que volver a estudiar hasta que me pille el toro y los agobios otra vez en Junio, o porque tengo ese libro de Ferrater y toda la tarde libre para leerlo deteniendome en cada coma, en cada punto y seguido…puede que tambien me haga feliz ser la primera en ponerte un comentario y desearte ¡buenos días! antes de salir a disfrutar de mi libertad. Que pases un buen día (aun con obreros en casa) ¡mua!
Ana,
Yo creo que puede haber otra opción. Instalas el portátil o la máquina de escribir en la acera, con su mesita, sus libros, su whisky o lo que se tercie, justo por donde deban hacer la zanja. Cuando te «inviten» a salir de allí y a ponerte en otro lado, siempre podrás exclamar ¡pero si estoy trabajando! Siguiendo su lógica aplastante deberán parar o desviarse de su camino…
Hola Rafael, y a todos:
Nunca he escrito, pero como siempre me da mucha alegría leerte, solo comentarte que quererte sería falso que te dijera que lo hago, pero que me resultas entrañable (tambien me resultas inteligente y divertido, pero entrañable es más importante) y que te mando un abrazo. De las opciones que planteas con los albañiles………….por descontado ninguna
Te cunde la mañana, sí, qué envidia.
Yo no escribo tres páginas ni en una semana, claro así me va. Me paso todo el día deprimido porque no hago más que perder el tiempo.
Un abrazo.
Me voy corriendo a una mierda de examen.
Besos a tu chica.
y a qué hora te echaron de tu casa los obreros? por qué si es a la misma hora que lo del ajedrez tiene mérito lo del whisky
Mejor que no hayas dicho nada. Si se enteran que a escribir le llamas trabajo, estarían aún lanzando improperios de buzo. Hay cosas que es mejor no explicarlas :))
Un abrazo sin motivo.
Como no siempre hago lo que la gente espera de mí, me quedo con la opción a.
Por aquí también están trabajando y ¡a qué ritmo! Me tienen prácticamente rodeada, Rafael. Hace pocas semanas se inauguró el auditorio (al oeste) y ahora continúan con el centro comercial (al este). Pero, los muy listillos, han colgado unos carteles con frases similares a ??estamos trabajando para usted?. Ah! Entonces ni una palabra. Nuestro señor alcalde se ha empeñado en dejar la ciudad reluciente como los chorros de la porquería, que dice mi madre. Menuda factura nos espera.
Qué suerte tienes, muñeco. A mí lo que se me da bien es el arte de la ventriloquia.
Risas (y besos)
Ahora a cualquier cosa le llaman trabajar. Poner una pared de papel mal puesta. Levantar un muro de cartón mal levantado. Hacer un agujero mal agujereado. Joder, que hasta los muñecos de peluche están mal apeluchados…
Por cierto, ¿lo del medio prólogo es porque es para una novela por entregas… por dos entregas para ser más exactos?.
Saludos, y a cuidarse.
Pues ahora que lo pienso, que eligieras la palabra «entretelas» para la chica de la Polaroid es un buen retrato tuyo. Porque este blog lo que cuentan son las entretelas de un tipo que escribe y al que no le dejan miles de motivos, y aún así termina escribiendo.
Lo digo, claro, pensando en el anónimo que te envió unas parrafadas medioinsultándote. Ánimo con el pie.
Creo que la opción a es muy razonable. Llamas al motorista y con el sueldo calentito te vas de copas con él hasta que los señores obreros estimen oportuno. Y nop les repliques, que lo mismo les da por hacerse funcionarios y te quitan el sitio en el bar…
Voy a tener que empezar a darle al whisky. Cuando vivia en Irlanda acudia a el al sentir los primeros sintomas del resfriado y de verdad, no conozco nada mejor, es absolutamente eficaz. Sin embargo no sabia que ayudase tambien con la escritura. Lastima que no tenga bigote y un bar de abajo donde sentarme a alcoholizarme un rato frente al cuaderno en blanco. Bueno, puede que lo mio no sea bigote. No admito comentarios sobre este asunto.
Viva el proletariado por cierto.
Dentro del cual incluyo a los escritores y a los peluches abrazables. Labores duras y necesarias para que el mundo siga funcionando.
Entrañable entrada, D. Rafael. Cierto. Todos necesitamos abrazar y ser abrazados de cuando en cuando, sin venir a cuento y sin mayores réditos que el propio placer de hacerlo. Todos necesitamos a veces de ese contacto férreo y sincero, silencioso, que ilumina tu mirada y te esculpe una sonrisa boba y agradecida en los labios. Todos. Aunque algunos nos neguemos a admitirlo. Cosas de la viril educación (ya sabe: los hombres no lloran, no muestran debilidad, los sentimientos son propios de los pusilánimes y tal y tal…) que tanto daño ha hecho a determinadas generaciones.
Abrazos sinceros (de esos sin motivo. Y sin mariconadas)
Pedro de Paz
pues yo me salgo por la tangente, lo que tienes que hacer es salir en gallumbos y con una zanahoria en la mano les cantas el «working class people is something to be», y te enchufan a la farola
Joder, estoy un poco preocupado: ¡me has dado envidia!
Tendré que ponerme manos a la obra.
Un abrazo. De nuevo, me ha encantado el artículo.
Si yo le contara, vamos que se lo cuento.
http://marylohaan.blogspot.com/2006/11/otros-mundos.html
La única solución buena son los amigos y aquello de besos, ternura…y algo de whisky, sobre todo por su poder antiinflamatorio, lo de los besos, digo.
Le cunde mucho lo de escribir, mi hija tiene celos de Anusca, lo mismo ve la foto y esta tarde me veo ordenando muñecos. Besos.
ay si los peluches hablaran…
A mí me da mucho pudor comentar cuando este hombre enseña a su hija, su novia…
Pues no comentes, me dirás.
Seas quien seas.
No comentes (dirás).
Pero es que en cierto modo tiene su gracia entrar aquí, refocilarme en la intimidad de los demás y, diciendo algo, no decir nada.
Si os fijáis, no he dicho absolutamente nada.
Aportado nada.
Soi un jenio del márqueting.
Bueno, yo creo que no es para tanto, siempre se puede aprovechar la circunstancia para cogerse el día libre: salir a pasear, tomarse unas cañas, visitar a tu chica o quedar con Miguel para jugar al ajedrez. También lo que hiciste: recibir una sonrisa y un whisky con hielos en Hotel Kafka no está nada mal, ¿no? Besos
Mar
Voto sin dudarlo por la opción D (la de los sesenta euros). El operario (o proletario, aunque no sé si unido) te da la razón , te los paga muy gustosamente y tú, agradecido, coges esos 60 euros y le invitas a tomar unos whiskises en el bar de abajo. Al cabo de dos horas y de ya empezar a ver raro, os acordáis los dos que debéis seguir trabajando, pero ya casi se ha hecho de noche y lo dejáis para mañana, no sin antes reclamarte el operario las dos horas que no ha trabajado (también 60 euros). Contento com estás, se los das, y él, agradecido y también contento, te invita a tomar otros whiskises en el bar de abajo…
Y vuelta a empezar…
Yo con esto del whisky tengo un problema: que me lo bebo. Por eso procuro no tenerlo en casa… Y no se me ocurre nada para solucionar el tema, pero mi botellero está muy mustio y cualquier día le entra la depresión…
Petonets
Acabo de descubrir tu blog hace dos días. Creo que me lo he leído casi entero. Creo que ya no podré vivir sin Anuska, tu novia, Chavi, Orejudo…
Creo que ya no podré vivir sin ti.
A mí a veces me hacen eso del osito de peluche, tan agradable y dulce, y me pasan de unos a otros; hasta que de repente alguien se acuerda del día que le arreé un colmillazo de pura excitación cuando me tenía contra su cuello, y entonces me da mi merecido y me lanza detrás del sofá para el resto de la noche. Desde el fondo solicito cigarrillos e imploro cervecitas, pero ni nueces.
Pero abracémonos ortográficamente bien, coño! Saludos, Rafael.
aunque las ideas que han dado aquí son muy buenas, cojonudas diría, creo que hiciste bien pirarte al kafka, rafa. para mi que los operarios son entes de otro planeta, impermeables a todo, da igual lo que digas o hagas: ellos a lo suyo, sea lo que quiera ser ello.
En la primera foto estás estupendo:contento y satisfecho. en la última, estáis arrebatadores. ambos dos.
(yo salí de aquella «barbacoa de interior» con una incipiente gripe que me ha durado una horrible semana)
besísimos
Ya me contarás, Ana, qué tal la tarde con Ferrater. Espero que bien.
No parece mala idea, Piris, pero no sé si me atreveré.
Te hice caso, Celia. Entrañable y encantadora me pareces tú.
De tu parte, Loren.
No, no, fueron distintos días. Me echaron a las once de la mañana, que no tiene tanto mérito.
Le sobra razón, don Luis.
Exacto, Opción C, yo sólo muevo los labios, como en aquella canción de entonces (ay, qué tiempos) de Radio Futura. Beso.
No, es porque sólo hice la mitad.
Gracias, el pie va bien. Y no me di por insultado, faltaría más.
Eso sí que no: mi taburete en la esquina del bar de Pedro es sagrado.
POr algo se llama «agua de vida», Emma, ayuda a todo. Un beso y un whisky.
Los mismos abrazos, don Pedro.
Consideraré esa opción, Álvaro, seguro.
Suerte, Portorosa.
PUes perdón, Marlu, que ordenar muñecos es un rollo y nunca aciertas, siempre los pones como no debe ser.
Sí, menos mal que no hablan…
Bueno, Santos, pues bienvenido: refocílese.
Besos, Mar. Sí, no es para tanto, era por quejarme.
No es mal plan, Llorenç. Como decía el otro: se coge un círculo y se le acaricia hasta que se vuelva vicioso.
Pues bienvenido, anónimo, siempre.
Dura es la vida, Hank, dura.
No sé, M, no sé: siempre confundo ce y zeta. También hablando: a menudo ceceo. Me crié en Colombia y cuando volví a España, en el cole, se reían de mí los compañeros: me hacían recitar El ciprés de Silos. Cabrones!!
¿Gripe? Sería una venérea… de tanto ligar Maite y tú con el nazareno enrollado y jipioso y el artista herbívoro…
Hola Rafaél, tengo una curiosidad, a tu chica, por qué nunca la nombras por su nombre?
No sé, Anusca, tu chica y tú…
Me meto donde no me importa, ya lo sé, pero no sé, tengo esa intriga.
http://www.cuadernogaviero.blogspot.com
Bienvenido a nuestra Gavia, con admiración.
Qué cabrones. Mira que trabajar de pie y con las manos, en vez de en babuchas y con güisquito…
Vaquita de Cangas de Onís me parece un nombre maravilloso. Mis juguetes también tenían nombres. Sacados de mis dos de esos mitos a los que, como decía el poeta, tan propensa es la niñez: la Odisea y los tebeos de Batman, con un par. Menudas aventuras tenían Telémaco y Alfred.
Un poco sin venir a cuento… Voy a Nueva York en un par de semanas a hacer una entrevista con NYU y estoy seguro de que vd., don Rafael, es la persona adecuada para recomendarme un bar y una librería. Por supuesto, se aceptan sugerencias de otros lectores del blog.
Hablando de obreros y de libros y de derechos, no puedo evitar referirme a los libreros de Fuentetaja que llevan ya 60 días en huelga para defender eso: su derecho a un salario digno y la supervivencia de una librería emblemática que decae desde hace años. Ocho años, exactamente, desde que un tal Pedro Pablo Mansilla (constructor y ex-Director General de Instituciones Penitenciarias con el PSOE) se convirtió en accionista mayoritario de la misma. No me extiendo, toda la información está en la página http://www.huelgafuentetaja.blogspot.com.
En una época en que el conformismo invade grandes ámbitos de la sociedad, en que vamos perdiendo derechos casi sin darnos cuenta y en que la cultura se ve aplastada por los ladrillos, ellos son un ejemplo de dignidad: aguantar 60 días (y sumando) sin cobrar un duro, cuando parece lógico suponer que los 911 euros en que consiste su sueldo (congelado desde hace 8 años) no les da para mucho ahorro, no es tarea fácil.
Por eso les apoyamos muchos clientes; por eso y porque, como tales, sabemos que tienen razón al hablar de un declive de la librería que todos hemos notado. Por eso también Belén Gopegui, Constantino Bértolo y muchos otros han suscrito un manifiesto de apoyo a su favor.
De su lucha se han hecho eco muchos medios (incluido El País). Sin embargo -y disculpa, Rafael, que aproveche para lanzar esta queja la oportunidad que me ofrece tu blog-, Público ha mantenido silencio al respecto; y ello pese a las cartas que algunos hemos dirigido y a que una redactora se interesó por el tema, entrevistó a los huelguistas y llegó a enviar a una fotógrafa. Sé que en la actualidad hay tantas cosas que contar que hay que seleccionar lo que se cuenta, pero ¿es más importante la huelga de los cocineros del Wok que la de unos libreros que mantienen la suya desde hace 60 días? ¿Tendrá algo que ver con el silencio de Público que Miguel Barroso sea/haya sido socio del ínclito PP Mansilla?
Rafael, Estrella Polar, Dan Piris, Celia… os invito a todos a la lectura masiva del sábado (de 11.00 en adelante) frente a la puerta de la librería (C/ San Bernardo, 35). Literatura, reivindicación, aperitivo posterior… ¿qué más se puede pedir?
Ana Cortés
Rafael, creo que es «abracen» y no «abrazen». Creo.
Bueno, Salvador, a ella no le gusta mucho salir en el blog ni que le haga fotos, así que al menos no digo su nombre. No es una superstición de esas clásicas de que al saber el nombre posees a la persona, etc.
Bienhallados, gavieros.
¿A que sí? ¿A que son una panda de cabrones?
Suerte, Carlos. NYU es cojonudo. ¿Es la invitación después de la entrevista en la MLA? Ojalá te ofrezcan algo… cruzo los dedos. No, yo hace años que no voy por NY y ya sabes que allí todo cambia a lo bestia. Y cuando vivía allí iba a bares de barrio.
Bueno, Ana, me parece bien que me lo digas, pero yo ya no estoy en la redacción en Público. Lo dejé. No tengo mucha influencia, por no decir ninguna. Aquí eres bienvenida para exponer la situación a los pocos, pero buenos amigos que nos juntamos. No lo sé, lo de Miguel Barroso, digo. Yo conozco a Miguel un poco, somos amigos y hemos trabajado juntos una temporada, hace años, pero no le he visto en mi vida por Público, así que no sé si tiene algo que ver. De sus negocios, nada sé.
Sí, ya me lo han dicho, Guti, gracias. Pero me es imposible. También ceceo de vez en cuando al hablar. Yo lo atribuyo a que me crié en Cali, Colombia.
Besos y abrazos.
Rafael, muchas gracias por tu respuesta y por brindarme tu blog. Ojalá triunfe la razón (la que Íñigo, Amelia, Carlos y Juan tienen, y la que es nublada por la arrogancia) y la próxima vez que escriba un comentario en tu blog sea sobre otra cosa porque la huelga haya terminado. Mientras tanto, intentaremos que nadie olvide que llevan más de 60 días luchando. Reitero mi invitación para el sábado.
Suerte con la obra si todavía dura, que no sea la junta de la trócola.
Ana Cortés