David Torres, blog, escritor, literaturaTropezando con melones, David Torres  El primer melón me lo encontré en una playa andaluza, un día de verano. El último lo veo cada mañana al enfrentarme al espejo. ¿Qué me dirá ese tipo hoy? ¿Qué inesperados regalos, qué decepciones, qué frescas dentelladas me tendrá reservadas el día?
  Yo no lo sabía pero eso que mis manos agarraban con el ansia de un talonador de rugby era un melón. Es decir, una réplica más o menos ovoide de mi cabeza, la materialización fáctica de una idea en el mundo de los objetos reales.


Suncus etruscus

Aparte del burro folklórico, la rana del cuento y otras extravagancias zoológicas, Baleares tiene ya su animal heráldico definitivo: el suncus etruscus o musaraña enana, uno de los mamíferos más pequeños del planeta. El hecho de que mida apenas medio meñique no debe incitar a la risa. No hay más que pensar en Sarkozy, quien desde su metro y medio con tacones se mofó de medio mundo y puso como ejemplo de supervivencia biológica a Berlusconi, ganador indiscutible de tres comicios electorales.

 

 

 

Si imaginar la minucia viva del suncus etruscus produce vértigo, entonces qué decir de su cerebro, alojado en el hueco de un par de moléculas. La musaraña enana es el ejemplo viviente del triunfo del minimalismo, los electrodomésticos japoneses y las micronaciones. Para qué cargar con una biblioteca de treinta mil volúmenes cuando con un ebook puedes llevarla bajo el brazo. Los grandes mamíferos (el rinoceronte, el elefante, el tigre) están condenados a extinguirse porque son incapaces de gestionar el gasto de su peso. Los Churchill y los Bismarck hace tiempo que desaparecieron de un mapa pululante de pequeños Sarkozys y Berlusconis.

 

Con las últimas medidas en materia lingüística, las Baleares van camino de transformarse en una micronación con todas las de la ley, como esas plataformas petrolíferas donde viven tres buzos borrachos o esos ranchos de Texas habitados por una sola familia de treinta y tantos miembros unidos por rocambolescos lazos consanguíneos. En las escuelas se estudiará el paso del imperio de Jaime I a la plataforma petrolífera sin gasoil con parada intermedia en la Comunidad Autónoma. La musaraña enana, convenientemente destilada por Barceló, presidirá la senyera para guiar nuestro descenso hacia el agujero.

 

Juzgar a alguien por su tamaño está muy feo. Es lo que le ha pasado a Plutón, que a fuerza de reírse de él desde todos los puntos del Sistema Solar hasta le han quitado la categoría de planeta para convertirlo en cagarro o pedrusco cósmico. Si esto fuera Indonesia, por ejemplo, podríamos permitirnos el lujo de criar orangutanes, un bicho cuyo cociente intelectual le daría perfecto derecho a votar en las próximas elecciones europeas.  Pero las Baleares son un archipiélago pequeño y, como tal, les corresponden animalillos mínimos y políticos a juego. El suncus etruscus no es mucho más grande que UM, formación típicamente isleña con la que guarda otras inquietantes similitudes. Por ejemplo, para mantenerse vivo, el suncus etruscus no puede parar de comer y, cuando no come, cae en una especie de letargo absoluto. Pequeñito pero mamón. Y zampabollos.

(Publicado en El Mundo-El Dia de Baleares el 20 de abril de 2009)