Estás hecho un personaje

Las fronteras entre ficción, realidad y telerrealidad cada vez son más difusas. Y no, no me quiero poner a saltar paranoias ni «¡Ahs!» a lo Ferrán Monegal, ni vaticinios apocalípticos. Ni siquiera me parecen alarmantes los secuestros en grupo que se producen induciendo a creer al personal que van a participar en Gran Hermano. Que por otro lado, no deja de ser un secuestro. Privación de la libertad y de la intimidad. Dicho de otro modo, das todo lo que tienes y lo pones en un estante para que la gente lo manosee, opine, y etc, a cambio de un puñado de euros y de fama. Sin embargo no voy a criticar la telerrealidad porque me parece que eso está muy sobado y es como muy dosmildós.

Lo que me parece estupendo es la tendencia que existe a convertir en personajes a las personas. Cómo, sobre los rasgos reales, sin que nos demos cuenta, se empiezan a sobreponer subrepticiamente atributos más propios de la ficción. Las personas, convenientemente empaquetadas, se convierten en personajes. ¿Por qué? Quizá no tengamos el tiempo, la paciencia o la sensibilidad de asumir a la gente como individualidades. Es más rápido etiquetar, clasificar, atribuirle un cliché a un cuerpo, a una cara o a una situación.

Es el caso de Belén Esteban. En esta señora nada es típico. Si de Julia Roberts se dice que es la novia de América (o se decía, ahora no sé con quién estará saliendo este país), la Esteban podría ser la novia de España (y sí, cada país tiene la novia que se merece.) Sus horas en televisión probablemente superan a las del presidente del gobierno. Si su hija se come el pollo o no nos mantiene despiertos por las noches. Es una mujer que se levanta una pasta brutal contando su vida y sus desvelos con el padre de su hija, torero para más señas, casado por segunda vez con una tipa que, según dice, no le hace caso a la pequeña y sin embargo quiere quedársela y privarla de su madre. A base de machacarnos con la prosaica por lo demás existencia de esta tipa, acaba viéndosele el personaje. «Se te está viendo la otra», como escribía Pedro Salinas. La «otra» de esta mujer es una madre coraje, que lucha contra la adversidad (con su sueldo debe de ser muy difícil), contra su ex pareja y la nueva mujer de éste, convertida por el mismo cóctel de circunstancias en la madrina de Cenicienta, en la Bruja mala de Blancanieves. Personajes. Quizá el secreto del éxito de este personaje sea su capacidad para el conflicto, que es la esencia de cualquier buen drama. Que pasen cosas. Continuamente. Cuánto más sufra el o la protagonista, más empatía provocará nuestro personaje. Esto sucede con esta señora.

Pero no se queda ahí. Esta mañana estaba leyendo los perfiles de los nuevos integrantes de Fama, y en las pocas líneas con las que se pretende que conozcamos a estos chicos, se atisban unos trazos de lo más creativos y soñadores. Y lo que vienen son citas textuales.

Fátima es una chica de Lebrija que sueña con dedicarse al baile desde pequeña. No se ha podido permitir una formación en danza, así que a principios de este año decidió ayudar en el negocio familiar (una carpintería) y pagarse las clases de funky.

Juan Francisco
EDAD: 19 años
LUGAR DE RESIDENCIA: Solana de los Barros (Badajoz)
FORMACI?N ACAD?MICA: ESO
FORMACI?N EN DANZA: No tiene formación en danza. Lo que ha aprendido ha sido imitando a los demásESTILO DE BAILE QUE DOMINA: hip hop

Juan Francisco siempre ha sido un apasionado del baile aunque nunca ha recibido clases. ?l siempre ha sido un bicho raro en su pueblo porque era el único que bailaba. Cuando fue a Badajoz descubrió gente que hacía break y se unió rápidamente a ellos para continuar con su pasión por el baile.

Marta es una chica muy dulce, cariñosa y mimosa. Es hija única y vive con sus padres en Benalmádena. Tiene novio desde hace cuatro años y su pasión por el baile viene desde muy pequeñita. Comenzó en el mundo del baile de salón, aunque también ha recibido clases de danza moderna y funky. Es una chica muy alegre cuyo sueño en la vida es conseguir que cambie algo en el mundo.

Virginia es una chica risueña, luchadora y segura de si misma que tiene muy claro que para salir adelante tienes que ser persistente con lo que quieres.
Lleva desde los 13 años luchando por hacer realidad su sueño, seguir formándose en la danza para llegar a ser bailarina profesional. Esta canaria está dispuesta a todo para demostrar que su fuerza y energía son directamente proporcionales a la intensidad del azul de sus ojos.

Sí, efectivamente, son todos el mismo personaje con sutiles variaciones de sexo, edad y geografía. Pero en general, en este grupo, son todos super tenaces, se les va cayendo el carisma de los bolsillos, idealistas, amigos de sus amigos, desean triunfar y superar las adversidades y todo eso pagándose las clases de baile ellos mismos. Cómo no, también son perfeccionistas, y con un toque de rebeldía, lo justo, no vaya a ser que se pasen y se conviertan en unos marginados. Lo de la intensidad del azul de sus ojos me ha matado, y creo que debería estar prohibido redactar cosas así y pensar que encima se está haciendo un buen trabajo. Pero igual soy solo yo, que mi picajosidad es directamente proporcional a las pecas que tengo en los brazos.

Tanto crear personajes como acertar en su descripción son tareas que requieren cierta pericia. Convertir a una persona en un personaje es una habilidad distinta, pero en estos casos se hace tan burdamente que yo paso. Y eso que me encanta la gente que tiene talento, sobre todo para bailar. Me quieren vender a estos personajes, que encima son «reales» y se les ve todo el cartón. No compro.

En cambio, sí me quedo con los Jabbawockeez. Para quien no los conozca, son un grupo de baile que se hizo célebre gracias a su talento y a ocultar sus rostros bajo unas máscaras. Lo hicieron así para, según decían, lograr que el baile se percibiera por encima de las individualidades. Así, la negación de su identidad demostró su calidad, su originalidad y una personalidad inmune a la manipulación.


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