Procrastinación Avanzada

En este puente de la Constitución / Almudena me dedico a trabajar. Hoy voy a por el tercer día de encierro y creo que estoy a punto de convertir un balón de voleibol en mi mejor amigo. Llevo varios días subsistiendo a base de barritas de cereales caducadas, y gracias a unas pastillas potabilizadoras de agua que heredé de un tío mío que estuvo en la Guerra de las Malvinas. Por suerte, he aprendido a destilar ron a partir de una botella de Listerine, he conseguido colocarme fumando los anuncios de Pato Wan a domicilio, salgo al tejado para ducharme en el agua de lluvia, y logro el sodio como las jirafas, lamiendo los barrotes metálicos de las terrazas de mis vecinos. El suministro eléctrico lo consigo gracias a una ñapa que he hecho en el Árbol Iluminado Gigante de Atocha. Mantengo mi musculatura en forma haciendo pesas con el libro del Guión de Robert McKee, alejo los fantasmas de la locura bautizando a las pelusas con los nombres de los personajes de The Wire, e intento culminar una primera versión con estos dedos que ya han perdido las huellas dactilares de tanto rozarse con Qwerty.

Lo llevo bien, pero cuando se hace de noche, añoro las emociones de una vida llena de significado.

Se llaman Lonely Island, y salen de SNL.