Flashforward (Sin spoilers)

La sorpresa, estos días, va muy cara, al menos en la tele. Por eso me sentí tan feliz cuando ví el primer episodio de «Flashforward». Tanto, que me ví el segundo a continuación. Sólo pienso desgranar aquí la misma información que habréis podido leer en cualquier artículo de prensa sobre su estreno, y aún diré más, puede que no «desgrane» esa información, puede que simplemente la escriba.

La premisa de Flashforward es tan ambiciosa como sencilla. La humanidad sufre un desmayo colectivo que dura poco más de dos minutos. Al despertar, la mayoría de los seres tienen visiones de dónde estarán el 29 de Abril de 2010, en seis meses. Es decir, que han visto un retazo de su futuro. Y, aunque sólo han tenido acceso a un instante, eso condiciona su realidad, y van observando como el futuro se va instalando paulatinamente en el presente. Futuros dramáticos, pero también felices, sorprendentes o inexistentes.

Y eso es lo que me parece magistral (o bueno, igual no me parece magistral, pero bien podría ser «cojonudo») de Flashforward, la transformación, la esclavitud que supone para sus personajes el haber entrevisto el día de mañana. Todos vivimos, en mayor o menor medida, muy condicionados por nuestras experiencias pasadas. Por lo que aprendimos, por los palos que nos llevamos, la experiencia nos hace más libres, pero también nos llena de miedos y de asunciones erróneas. En otras palabras; si no teníamos carga suficiente con el pasado, en esta serie se añade el futuro a nuestro equipaje vital.

Con este argumento, Flashforward se convierte en una habílisima (por no decir que muy buena) propuesta que mezcla géneros, desde el thriller apocalíptico, a la intriga, al melodrama y por supuesto, con grandes dosis de acción. Y por si fuera poco, creo que esta serie es especial porque al margen de entretener, a mí me ha generado algo parecido al desasosiego.

Veremos si en seis meses sigo pensando lo mismo. Prol ha tenido una visión y entre otras cosas, dice que acaba guay.