Ludopatía creativa

Cuando dices que eres guionista sueles suscitar un montón de preguntas que normalmente te hace gracia poder contestar. A todos nos gusta hablar de nosotros mismos, y yo no soy una excepción. Llegado a un punto, como todo, te aburres de hablar del guionismo, y las grandes batallas del oficio te parecen tan prosaicas como las de los fresadores, los panaderos y los fontaneros. O incluso los armadores de barcos, claro que si te dan la chapa con sus desventuras a bordo de un yate me imagino que la cosa cambia.

Lo que digo es que es una profesión maravillosa, pero que exige unas ciertas capacidades o talentos que no tienen nada que ver con el talento en la escritura. Después de darle muchas vueltas, creo que es capital tener dos cosas que son ajenas a lo que escribimos.

La primera es la suerte. Como decía Goldman, nadie sabe nada. Nadie sabe qué hace que un éxito sea un éxito, ni qué chiste es bueno en un sentido absoluto, ni qué química van a tener los actores ni si la complicada alquimia de la producción fructificará en un resultado que nos haga felices o si, por el contrario, nos hará soñar con un seudónimo al que poder matar sin dejar rastro.

La segunda es la capacidad para asumir la decepción y poder seguir trabajando sin que nos pese demasiado. Las recompensas son escasas, y la variedad de chascos que te puedes llevar es inmensa. El no lograr vender un guión. El venderlo, y que no se haga. Venderlo, no cobrarlo, que no se haga. Que se haga y no se estrene. Que se haga y no te guste. Que se haga y no la vea nadie. Que se haga y los críticos te metan en un caldero y se hagan un caldo con tus huesos. Que se haga, pero que nadie quiera darte más trabajo. Y todo eso no depende de ti, y realmente tampoco mucho de tu trabajo, puesto que la única forma de juzgar adecuadamente un guión es leyéndolo.

Ese es el primer éxito que yo creo que hay que tener: terminar un guión del que estemos satisfechos. Ese éxito nos puede llevar a sucesivos fracasos y decepciones como los que he enumerado. Y dentro de la marabunta de sinsabores que podemos degustar, conviene recordar que en el principio hubo algo rotundo y feliz: que escribimos algo y que nos gustó. Que decidimos que merecía la pena luchar por ello. Convertirlo en nuestra forma de vida.

Hasta los fracasos más clamorosos esconden momentos de gloria, como por ejemplo, imprimir nuestro guión terminado y ponerle un cartón chulo y una espiral negra. A ese momento íntimo y de felicidad personal hay que aferrarse cuando venga todo lo demás, sea bueno o sea menos bueno.

Resistencia y suerte. Si solo juegas una vez, lo llevas claro. Pero si juegas continuamente, tienes muchas más posibilidades de que te toque la lotería.

A alguien le tiene que tocar. Puede que a tí, o a mí, o a ese o esa que en vez de estar leyendo blogs de guionistas que se creen muy interesantes como éste, ha decidido sentarse y escribir. Yo apostaría por ese. O por esa.

4 thoughts on “Ludopatía creativa

  1. Ángela, decídete ya y escribe un best seller. El título ya lo tienes: «ludopatía creativa» y explicas (en muchas páginas, eso sí, que estas cosas se venden al peso) lo importante que es la suerte y asumir las decepciones para ser feliz. No sólo como guionista, si no en todo: fresador, sexador de pollos, paseador de perros…

  2. suerte y capacidad de asumir la decepción…
    nunca pensé que guionistas y opositores tuvieran tanto en común!

  3. Respecto a lo primero, la suerte es necesaria pero a veces hay que salir a buscarla. Fortuna iuvat audaces, que diría el clásico. Por lo que se refiere a superar la decepción, siempre queda el remedio que se aplica para prevenir la gripe A: «Una vez enjuagadas y secas (las manos, las lágrimas…) aplicar la solución alcohólica…»

  4. Esti, no te creas que no tengo ganas de escribir un bestseller. Bueno, miento. Tengo ganas de haberlo escrito, haberlo cobrado y de haber terminado la gira mundial de promoción, para detenerme en el momento en que me tomo una copa de champán con una corte de editores pelotas. Oye, ese podría ser el comienzo de un bestseller.

    Ape, pues sí. Lo que pasa es a los opositores si aprueban… están un poco a salvo de subsiguientes decepciones e intranquilidades. Nosotros tenemos abono vitalicio. Pero bueno, que con todo, es una profesión muy bonita.

    Donald, totalmente de acuerdo en que hay que salir a buscar a la suerte. He entendido el latinajo porque soy muy despierta y además he visto Alejandro Magno. La solución alcohólica es como la frase «Eso es como todo», se puede aplicar en cualquier contexto.

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