El título de esta entrada podría ser el de una novela pulp, pero no. La casa en la que se rodó «Perdición» (Double Indemnity, Billy Wilder, 1944), situada en las colinas de Hollywood y construida en 1927, ha sido adquirida por la diseñadora Mae Brunken, quien la ha restaurado, mezclando la arquitectura española con el art decó.
En esta casa, la de la magnética Phyllis Dietrichson, se rodaron escenas como ésta, uno de los diálogos de seducción más eléctricos de la historia del cine.
Y éste es el estupendo aspecto que tiene hoy en día la casa. Es fantástico descubrir que un lugar que te encanta y que te resulta tan cercano sigue estando ahí.
Para ver más fotos, pinchad aquí.
Si yo fuera diseñadora exitosa de interiores me compraría la casa de Match Point, la de las vistas cojonudas al Támesis. Daría unas fiestas que te cagas y mi fama como anfitriona estupendita sería imparable. Y tú tendrías tu propia habitación, yunau…
Una de mis películas favoritas, cine negro en estado puro. Qué final y qué canto a la amistad (y al tabaco) cuando Edward G. Robinson, al fin, enciende un cigarrillo y le dice a su amigo:
-Pensar que sólo nos separaba una mesa de despacho.
-Menos que eso.
Besos, Angela. Me encantó tu serial de Costa Rica. Trabajalo porque ahi tienes un buen libro de viajes.
Rebe, eres una anfitriona estupendita. Y una amiga estupendita también.
David, muchas gracias por los ánimos, que pronto me gustaría escribir algo que no fuera un guión. Y sí, el final es maravilloso. Además me encanta cuando habla del pequeño hombrecillo dentro de él.
¡¡Me han quitado las fotos!! Me han dejao el blog en bolas.