Internet es algo asombroso. Como dice Douglas Coupland, Google ha acabado con la sensación de no tener ni idea de algo. El que no sabe es porque no quiere. Internet es una ventana al conocimiento, que te acerca saberes milenarios como la astronomía, las opiniones más doctas de astrofísica y reflexiones geopolíticas al más alto nivel, y por si todo esto no fuera suficiente, Internet te trae un gato que toca el teclado.
Este nuevo fenómeno, que parece el sucesor de Susan Boyle (a fin de cuentas estamos ante otro talento musical con dudoso gusto para vestirse), me lo presentó mi amigo Escrito Por. Y hablamos de cómo Interné es capaz de hacer mundialmente famoso a un gato, a un bebé que se parte de la risa, a un fan sicótico de Britney… Y de cómo la gente empieza a desbarrar a partir del original. Es una versión creativa de la gripe del cerdo, pollo o lo que sea. Por ejemplo, al simpático gato le han añadido unas piezas previas que siempre muestran pequeñas o grandes tragedias, a los que el felino añade una coda irónica, un contrapunto agridulce que nos invita a reflexionar sobre lo efímero de la existencia. ¿No os lo créeis? Pues aquí está:
Bien, diréis, «menuda chorrada», y no, no lo es. Simplemente llega un poco más lejos las teorías del montaje soviético que ya enunció en su día Kuleshov, que explicaba que cualquier plano puede cambiar su significación según los planos que se le yuxtaponen. Así que no os riáis tanto, han hecho falta dos miles de años para que la humanidad pueda ofrecer al gato que toca el teclado. Es tan bueno que incluso se atreve con Jack Nicholson.
Y creo que con eso ya está dicho todo. Tócala otra vez, Keyboard cat.
Estimada Ángela, como todo en esta vida, las cosas tienen dos caras (bueno, menos Belén Esteban, que sólo tiene una y da asco verla, la verdad); y el concepto «internet» no podía ser menos: por un lado, es el instrumento más potente e impresionante de comunicación entre los seres humanos – si bien hay algunos usuarios de tuenti que no lo parezcan -, que ofrece la posibilidad de conocer otras realidades a un click de ratón (oigh, qué expresión más…).
Pero, por otro, es un inmenso vertedero virtual donde todos dan rienda suelta a sus filias y fobias sin control alguno (cuidado, no desprenda de mis palabras que creo que haya poner límites en la red, más que nada porque si se desprende, se rompe); es como un infinito patio de colegio donde las chorradas más infantiloides se propagan a velocidad de la luz (a menos que tengas contratada Telefónica) y el canal a través del cual todo el mundo puede tener sus quince mil descargas de fama.
Dicho esto, me juego el testículo biliar a que no es el gato el que toca el teclado: si se fija bien, detrás hay un tipo que le mueve las patas. A mí me la van a dar, já!!
Afectadísimos y errordewindowseros saludos.
Jajajajajaja, lo de Jack Nicholsones GENIAL, menudo video, no me puedo parar de reír, oju!
Jajaja, qué grande es el gato!! Ayer no podía parar de ver los vídeos, ajajaja. El de Jack Nicholson es enorme.
Hay miles de vídeos del gatico esperando.
Es tan grande…
Ese momento de pausa en el vídeo de «Algunos hombres buenos» es inmenso.
Un placer ver vídeos con usted, señorita!