POR QU? COMEMOS TANTAS PALOMITAS

Las palomitas me ponen ansiosa. Me siento en el cine, y si he comprado, empieza a comerlas a puñados como si no hubiera mañana. A menudo, se me acaban antes de que empiece la película. Y es curioso, porque el sabor no me encanta, y nunca las como fuera de la sala. Así que hay algo raro en ellas. Algo perverso.

Por eso me ha llamado la atención este artículo. Según explica, un estudio de la Universidad del Sur de California sugiere que los espectadores no se pueden aguantar. Que es superior a sus fuerzas. Que mientras dura la película, lo más habitual es que coman y coman palomitas, independientemente del hambre que tengan o de que les guste su sabor.

En el estudio, a un grupo de espectadores les dieron por un lado palomitas frescas y otras que tenían una semana. La cantidad de palomitas ingeridas era exactamente igual entre los que tenían hábito de comerlas yendo al cine.

¡De una semana!

También se demostró que la ingesta tenía mucho que ver con el entorno. A otro grupo le dieron un cubo de palomitas para asistir a la proyección de una peli en una sala de conferencias, e incluso los más fans del palomiteo comieron muchas menos. Ese mismo estudio recogió otro trabajo anterior en la que se mostró la película Payback a unos espectadores; a algunos les dieron unos enormes cubos de palomitas rancias y a otros, unos recipientes medianos. La prueba demostró que los que tenían el cubo más grande comían un 54% más de palomitas rancias.

Es decir, parece que la adicción a las palomitas es un condicionamiento borreguil más. Un aro más por el que saltamos en nuestros hábitos de consumo. Yo reconozco que aunque no me pirran, el sabor salado en los labios siempre me recuerda al cine a oscuras, no ahora cuando voy mucho menos y las pelis no me suelen gustar tanto, pero sí a cuando era pequeña o adolescente y ver un film en una sala a oscuras era la mejor distracción posible.

Otros datos alucinantes de las palomitas es que un cubo grande (gigante) y una coca cola grande tienen las mismas calorías que tres hamburguesas de cuarto de libra del MacDonalds y doce porciones de mantequilla. Aleluya, hermanos. Y además, representan un 40% de los ingresos de las salas comerciales.

Resumiendo, que comemos palomitas como unos posesos porque estamos habituados a hacerlo, porque lo asociamos a ir al cine, porque oímos como los demás las comen, porque tragamos y tragamos mientras la película nos distrae.

Nos hipnotizan para que comamos kilos y kilos de palomitas. Nuestra voluntad no tiene nada que ver en el proceso. Así que la respuesta a la pregunta es: «Como palomitas porque no estoy habituado a pensar por mi cuenta.»

No sé vosotros, pero yo la próxima vez me pienso llevar unas crudités.

Por cierto, que en Hotel Kafka estamos muy ocupados preparando cursos nuevos como el de Bloguionistas, el curso Fundamentos de Guión o el Club de Lectura de Guiones, en el primer mes van a estar Ignacio del Moral con «Los Lunes al Sol» y Roberto Santiago con «El sueño de Iván». Seguiremos informando, y si queréis saber más, pinchad aquí.

4 thoughts on “POR QU? COMEMOS TANTAS PALOMITAS

  1. Pingback: Un estudio demuestra por qué comemos tantas palomitas

  2. El «crunch-crunch» de las palomitas y el «churruuuuups» de los refrescos han conseguido que no haya vuelto a pisar una sala de cine. Mi afición se mantiene gracias al DVD. Para esta noche, ‘La ciudad desnuda’.

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