GOLDWYN DIXIT



«Esta película es más que magnífica, es mediocre.»

Samuel Goldwyn

Samuel Goldwyn, nacido Samuel Gelbfisz, ya lo sabréis, es uno de los productores más grandes de la historia del cine. Puso su talento en dos pelis que me encantan: «Cumbres borrascosas» y «Los Mejores Años de Nuestra Vida.» Goldwyn pasó de Polonia a Inglaterra, de allí a Estados Unidos (pidió el dinero para el pasaje), y a su llegada al nuevo continente hizo fortuna como vendedor de guantes, al tiempo que se cambió el nombre a Goldfish. Se casó con la hermana del productor Jesse Lasky y convenció a este para formar una productora con Cecil B. de Mille, empresa que llegaría a ser Paramount. Goldwyn no tardó en largarse para fundar la Goldwyn Co. con los hermanos Selwyn, a quienes robó medio nombre (-wyn). Más tarde, y a pesar de que le despidieron, la compañía llegaría a ser Metro Goldwyn Mayer, quizá porque querían conservar en su imagen de marca a Leo, el león de la MGM.

Goldwyn, que ya no tenía nada que ver con el león, empezó una carrera de producir en solitario (al parecer nadie le aguantaba) que duró 35 años y que dió frutos como los que ya os he comentado.

Se hizo famoso por su mala baba, su habilidad para la promoción, su ambición sin límites y por supuesto, frases como las de arriba, conocidos como Goldwynismos. Me pongo en la piel de un guionista primerizo, sudando ante la idea de defender su proyecto ante una leyenda del cine, alguien que puede destruir tu carrera con sólo chasquear los dedos, alguien que, como diría el Sargento de Hierro, come alambre de espinos y mea napalm, y que en medio de una negociación dice:

«Un contrato verbal no vale ni el papel en el que está escrito.»

¿Eh?

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