No me interesan los procedimentales puros, al estilo CSI, porque no me enganchan y de alguna manera creo que banalizan algo que dramáticamente es muy poderoso: la muerte, especialmente si es violenta. Sin embargo, «The Killing» y «Broadchurch» me han encantado. Por sus personajes, porque huyen de los clichés, y por qué no convierten la intriga en el corazón de la serie, sino que van más allá.
The Killing acaba de concluir su tercera temporada (no haré espoilers), y aunque no es mi preferida (a pesar de sus truquetes, me lo pasé mejor con las dos anteriores), igualmente la he disfrutado muchísimo.
Trata de la desaparición de una chica en un submundo de pobreza, drogadicción y prostitución juvenil en Seattle, y se adentra en un mundo realmente sorprendente, pero también creíble y poblado de personajes muy «de verdad», como Bullet y Lyryc… Y con mención especial a Ray Seward, un sospechoso encarcelado en el corredor de la muerte, un papel que Peter Sarsgaard hace inolvidable.
El contexto es uno de los grandes atractivos, pero lo mejor de la tercera es, (sigue siendo), la pareja de detectives formada por Linden y Holder.
Dos personajes solitarios, fascinantes, muy suyos, tremendamente imperfectos, pero que resultan muy empáticos y a mi casi me hipnotizan. Los silencios de ella, las guasas de él, la lucha contra la injusticia de ambos. Dos almas perdidas consagradas al trabajo policial. Me encanta Linden porque a pesar de que es uno de esos personajes «para dentro» consigue transmitir todo lo que piensa y siente, con acciones, miradas y pocas palabras. Me gusta también porque huye de todos los clichés de las mujeres que se suelen ver en la tele. Ni es una madraza, ni es guapísima ni dulce, de hecho se pasa tres temporadas con dos jerseys y la misma goma de pelo y le importa menos que cero. Aunque es una mujer dura, es por su lado vulnerable por lo que acaba seduciendo tanto. Y Holder, aparte de porque es un tiarrón, pues también es una mezcla de pasota cool, niño perdido y poli idealista que se pelea con sus propias debilidades. Y también tiene una sudadera gris bastante gastada.
Esta vulnerabilidad, esta vida desastrosa también la comparten con Alec Hardy, el detective protagonista de Broadchurch, lastrado por sus propios traumas para solucionar el asesinato de Danny Latimer en Broadchurch. En este caso le acompaña una policía nativa del pueblo, Ellie Miller, que es una mujer que siempre ha vivido allí y cuyo hijo es amigo del fallecido, una madre cariñosa, transparente y sencilla que no quiere nada más que reestablecer la normalidad en su vida y en su pueblo.
Pero donde realmente sobresalen «The Killing» y «Broadchurch» es que, si bien responden a un esquema clásico de «whodunit» y acaban por revelar la identidad del asesino, lo que cuentan en realidad es cómo el dolor, el miedo y la violencia afectan a todos los personajes que tocan, desde las víctimas, sus familiares, los policías que investigan e incluso el pueblo o lugar donde sucede la tragedia.
¿Me recomendáis alguna serie como estas?