¿Eres gilipollas? Bebe Pepsi.

No puedo resistirme a mostraros el anuncio que más me ha enervado en los últimos 29 años. Lejos de las alegres canciones de Carmen Sevilla con sus televisores Fili, lejos del negrito del Colacao y de las mujeres batiendo las contraventanas de Egoiste, llega de la mano de Multiópticas el anuncio destinado a que los gilipollas se hagan con un par de gafas. Igual ven bien, pero como son gilipollas…

Tanto apelar al consumo responsable y al gasto moderado, y resulta que era tan simple como poner a un colega repitiendo sílabas y poniendo cara de memo para ahuyentar cualquier tentación de acercarse a una óptica. Para vender gafas no creo que sirva, en cambio intuyo que será extremadamente útil para vender tranquilizantes y opiáceos, y que Jack Bauer está pensando en implantarlo en un chip para colocar en el oído del terrorista global que toque, que Soderbergh planea una secuela de «La Naranja Mecánica» en la que proyectan al incauto el anuncio en bucle, y en fin, probablemente sirva para que Bárcenas se sincere y para que el asesino inconfeso de Kennedy emerja de las sombras sólo para que lo retiren de la circulación. Por supuesto, en Cabo Cañaveral el tema del día es el impulso que el anuncio de MOMO le está dando a la carrera espacial, proporcionando un aliciente sin parangón a la tarea de largarse a otro planeta.

¿Hay algún anuncio que os saque de vuestras pu*** casillas? Yo propongo reunirlos en un post para engendrar un arma secreta que nos permitirá dominar al mundo. Mientras lo pensáis, recordemos los buenos tiempos.

Autobombo

¿Cómo distinguir a un guionista de Mir?

Muy fácil. Es el único que está en el Corte Inglés comprando la segunda temporada. A ver, no porque sea una mierda de serie como muchos podéis pensar, sino porque como no se emitió entera, no es muy conocida. Contiene capitulos inéditos en televisión, tres de ellos firmados por una servidora, la temporada está muy bien, y son 1046 minutos de diversión por 20 euros. No permitáis que mi madre sea la única que conozca el secreto. ¡Uníos al club! Siempre es un momento bonito ver que lo que uno escribe se transforma en otra cosa, véase en euros, películas de 35 mm o DVDés. Por supuesto siempre que hay cosas que te molestan. Por ejemplo, en la edición de la segunda temporada de MIR, en la caja, consta el equipo de guionistas de la primera temporada, y sé que lo han hecho por vagancia y porque no son mi madre. Pero bueno. Cabrearse es vivificante. Ya me pasó cuando omitieron los créditos del guionista en el primer corto que escribí, «El hombre del saco«, y eso fue en 2002 y todavía me dura el cabreo.

El día que me convierta en Ministra (ya hay precedente, ¿qué pasa?) me las van a pagar todas juntas. Y si no, al tiempo.

El día que murió Michael

-Se ve que no estaba bien, que últimamente estaba muy pálido.

Eso me dijo el taxista anoche, cuando de camino a casa le pregunté que si se había muerto Michael Jackson. La noticia me pilló en un bar de funky, hip hop y música negra y tanto yo como E. pensamos que habían dicho que se había muerto como excusa para poner dos canciones seguidas, «Thriller» y «Beat it». Pero, ¿morirse Michael Jackson? No, lo suyo es ir de mutación en mutación, zarandear bebés indefensos en el balcón, comprar absurdeces para llenar su Xanadú particular, padecer alguna enfermedad insólita (o no), casarse con la hija de Presley o irse de charities con Liz Taylor. Vamos, que por alguna razón yo pensaba que Michael no era de los que se morían, y menos de algo tan poco historiado y excéntrico como un ataque al corazón.

Hace algunos años llegué a escribir en un guión (uno de tantos que tengo comiendo polvo en los cajones) que debería haberse muerto hace diez/quince años y se hubiera convertido en una leyenda, ahorrándose así el proceso que le convirtió en un monstruo y en un payaso para esa cosa tan resbaladiza y fatua que es la opinión pública. A Kurt Cobain le fue de maravilla.

Pero me equivoqué. El talento y la influencia de Jackson son tan enormes que se han comido todas sus rarezas (acusaciones de abuso a menores incluidas) y se ha convertido, en cuestión de segundos, en una leyenda global. Ha pasado de ser un mito lamentable en vida a una gran pérdida, un icono irremplazable. Así de injusto es todo. Para que te perdonen la vida, te tienes que morir.

Creo que si me ha sorprendido tanto la muerte de Jackson es porque desde que tengo uso de razón, su música y su forma de bailar siempre ha estado ahí. El «Dangerous» fue el primer CD que me compré. Mi padre me llevó a ver «Moonwalker». Fue lo primero que le eché de comer al Ipod cuando me compré uno. Es cierto que he pasado bastante de sus últimos discos, pero me compré el «Thriller» en su edición de vigesimoquinto aniversario, al igual que la reedición del «Bad», y lo disfruté muchísimo.

Sus movimientos, su forma de bailar, eran como de otro planeta. Así se distingue la genialidad: por crear mundos nuevos, mundos que no se parecen a nada salvo a sí mismos. Quizá esté mejor muerto, pero yo lo siento muchísimo. No sé en qué mundo vivimos que permite que Michael Jackson se muera, así, de repente, tan de repente que parece una broma.

Y tú se lo preguntas al taxista, deseando que te diga que no, que dónde has oído semejante chorrada.

Más sobre Jackson en el blog del pequeño Uli, pinchando aquí.

Quejas a granel. (I)

Jugará al fútbol a cambio de camisetas "petaditas"

La vida moderna en Occidente, y más concretamente en España, pongamos que hablo de Madrid, está llena de evidencias de que somos estúpidos, de que nos lo montamos mal, de que nos han dicho que todo está bien y nos lo hemos creído. Parece que somos libres, que vivimos guay. No. Somos como hámsters en una rueda (¿sabéis lo mal que huelen los hámsters? Pues eso.) Os voy a ayudar a ver lo mismo que yo, que tengo el modo mesiánico activado.

1. La factura de la luz es absurda.
2. El precio del alquiler y la vivienda debería bajar y no baja. (¿A qué estáis esperando? ¿A que un meteoro del tamaño de Brasil formado por monedas de Euro impacte contra nuestro país?)
3. En Madrid hace mucho calor, no hay playa, y con tanto polvo de las obras lo único que se puede hacer es rodar un western o derretirse hasta desaparecer.
4. Las palomas han perdido todo el respeto.
5. Las calles siempre están abiertas y los bares cierran muy pronto.
6. Las copas son absurdamente caras y digan lo que digan, la garrafa es la bebida nacional, más que la sangría y la cerveza juntas.
7. En Madrid hay muchos madrileños, y yo les digo, no lo sé a ciencia cierta, pero seguro que mejor que aquí se vive en muchos sitios.
8. En Madrid casi no quedan videoclubs, y el Zara mató a mi abuela. (Es una metáfora. Absurda, pero ¿qué pasa? ¿tenéis algún problema?).
9. En mi barrio no venden horchatas de calidad.
10. Debería aprovechar los anuncios para dar con una estrategia pero no se me ocurre nada.
11. Mis impuestos deberían conseguirme una piscina para mí sola, pero no de Toy, sino en un buen chalet, con un buen jardín, y forma de riñón y mis iniciales en el fondo.
12. La gente que se para en el lado izquierdo de las escaleras mecánicas debería recibir una colleja, y yo debería dársela, y no deberían devolvérmela, sino decir, «Gracias Sensei, he aprendido la lección».
13. Vivir solo te hace tirar mucha comida. Tirar comida te hace sentir mal. Oler la comida que tiras te hace sentir peor.
13. Si tienes dinero, no tienes tiempo. Si tienes tiempo, no tienes dinero. Por lo tanto, estás condenado a un aburrimiento caro o a un entretenimiento barato.
14. Cuando tengas el suficiente curriculum para tu trabajo soñado, serás demasiado mayor para que te cojan.
15. Cuando aprendas a peinarte bien, tendrás mogollón de canas.
16. Cuando tengas la ropa suficiente, se te caerá el culitrampis.
17. Cuando te compres un Mac, siempre lo harás a un mes de que salga el nuevo sistema operativo.
13. Necesito aprender a conducir para largarme de aquí.
14. El otro día leí que los menores de 30 (¿o eran 35?) necesitan dedicar el 86% de su sueldo para comprarse una casa.
16. Sin embargo, hace dos semanas el 59 segundos se lo dedicaron a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y no hizo ningún comentario al respecto.
17. Cristiano Ronaldo, huye, todavía estás a tiempo, y no dejes que te exploten, que aquí la vida es muy cara.

Se aceptan contribuciones a mi día oficial de odio estar aquí.

Disclaimer: Si te fastidia mi facilidad para darle entidad a mis quejas absurdas, ¡ábrete un blog!

Vida Inteligente en televisión

Normalmente, yo misma torcería la cara ante un titular de ese pelaje. Porque indica un prejuicio hacia todo lo que produce la televisión, y yo trabajo para ese medio, y eso querría decir que yo trabajo construyendo basura, y probablemente que soy tonta, o vaga, o un montón de cosas más, una aprovechada, un parásito o una parásita.

Sí, yo creo en la televisión. Eso no quiero decir necesariamente que crea en lo que yo hago. Ni que me parezca esto o lo otro. Pero llevaba un fin de semana pensando «No echan nada en la televisión», hasta que en el momento más arrastrado de la semana, el domingo noche, me encuentro con la estupenda entrevista que Andreu Buenafuente le hizo a Pepe Rubianes en Barcelona, en Julio de 2007. Este es Rubianes, hablando de que el trabajo dignifica.

La entrevista era una conversación franca, entre amigos, fumando al fresco, mezclando las boutades con las procacidades, las reflexiones sobre la vida con anécdotas mucho más prosaicas. Ha sido como una sobredosis de contenido frente a lo que suelo ver, que es bastante. La vida contra la nada. La realidad contra el artificio. La sencillez contra la banalidad. Os hacéis a la idea.

Casi nunca veo la tele como actividad única. Soy más de multitasking, y la tele, cuando está, casi siempre ocupa un lugar secundario. Pero esta noche he prestado mucha atención a esa entrevista, ofrecida a modo de homenaje al fallecido Pepe Rubianes.

Rubianes, a quien tuve ocasión de ver en el teatro en Barcelona, fue un hombre muy radical. Polémico, en los últimos meses de su vida tuvo que luchar contra la enfermedad y contra los que intentaban hacerle pagar por sus declaraciones en el programa de Albert Om. Rubianes siempre hizo lo que le dio la gana, dijo lo que le dio la gana, no se sometió a convencionalismos ni le hizo la rosca a nadie, y aún así se pasó diez años en el teatro Capitol de Barcelona con su espectáculo «Rubianes solamente». No tuvo familia porque no se sentía preparado. No tuvo pareja estable porque le encantaba la vida libertina. No le gustaba la tele ni las obras de teatro de compañía porque no quería tener jefes. Le encantaba, según decía en la entrevista, salir, reírse, follar, comer con los amigos y ponerse hasta el culo de copas. Preguntado por su epitafio, dijo que sería «Iros todos a tomar por culo.» Rubianes no sólo te hacía reír, sino que también te hacía pensar. No sé a vosotros, pero a mi la gente que vive como le da la gana siempre me provoca mucha admiración. Y si encima son capaces de provocar la risa se convierten en ídolos absolutos.

Buenafuente también ha estado muy bien. ?l ha replicado el contundente epitafio de Rubianes diciendo que el suyo sería «Ahora una breve pausa para la eternidad y volvemos enseguida.» Se nota que había preparado la conversación, y la entrevista no era el clásico esquema de pregunta-respuesta, sino una conversación abierta entre dos amigos y profesionales del humor. Tanto Rubianes como Buenafuente han soltado una gran cantidad de perlas que me han hecho darme cuenta de que llevaba varios días sin ver nada en la tele.

Tanto desfile de políticos, reinas de la mañana, reyes de la noche, periodistas solemnes, tanto imbécil subido a un atril, jurados de OT, presidentes de clubes de fútbol, opinadores con dorsal y bebida isotónica, redactores de sucesos con ganas de contar chistes, para que vengan dos payasos y resulte que son los únicos que tienen algo que decir.

Buenafuente ha dicho que él no cree tanto en países y en nacionalidades sino en un país de la risa, en un mismo modo de ver las cosas. Por mucho que suene bastante ingenuo, aunque yo no sé dónde está la frontera del país de la risa (igual hay que fumar mucho de algo o ver muchas veces el sketch de Paca Carmona de Martes y 13) ni qué impuestos se pagan allí, yo creo que los países (los emocionales, que son los que para mí cuentan más, si bien respeto y casi hasta envidido el sentimiento de pertenencia a una nación o comunidad) los hacemos las personas.

Y yo, después de haber visto esta entrevista, me he reconciliado con el país de la tele, y con la misión de los trabajadores del espectáculo: hacer la vida más soportable a los demás. Puede que no sea un doble by pass coronario, pero cuando los cómicos son buenos… es lo mejor que hay.

El aborto de Rubén Noé

Yo nunca he sabido si para lograr las cosas basta con desearlas con mucha fuerza.

Lógicamente, algunas sí. Terminar una colección de cromos, perder michelos, leer «En busca del tiempo Perdido», aprender a cocinar. Pero otras, como volar, ser inmortal, hablar con los muertos o entender a los pájaros me parece algo más peliagudas.

Supongo que todos conocéis la historia de Rubén Noé, el primer transexual embarazado de gemelos, que ha dado unas cuantas entrevistas y ha aparecido por varios programas de televisión. Rubén, como cuenta en su blog y también al parecer en elmundo.es, ha sufrido un aborto.

Yo he visto cómo atacaban a este chico en la tele de una forma tan salvaje que me ha dado vergüenza. Diciéndole que si no es una mujer, que no puede dar a luz. ¿Por qué? ¿Acaso el ser humano no lleva toda su historia luchando contra la naturaleza? Desde la caza, a las pastillas potabilizadoras de agua, a la cirugía estética, pasando por la electricidad y los aditivos de las hamburguesas, siempre hemos estado inventándonos lo que fuera con tal de vivir mejor, durante más tiempo, aún a expensas de los recursos naturales y la lógica de la evolución.

Luego, claro, están las otras razones para hundir al muchacho. La crítica moral/ética, si es moralmente bueno que un hombre, que fue mujer, quiera quedarse con uno de los rasgos más significados del sexo que cambió para traer una criatura al mundo. A mí eso me da igual. Quizá lo más preocupante sea que la futura criatura se haga un lío cuando se lo intenten explicar. Pero una vez más, yo creo que si se le quiere, el niño podrá crecer con cierta normalidad. Anda que no hay padres «convencionales» raros, pasotas y de todo, y en cuanto al hecho de que la vida es confusa, creo que lo es y lo será siempre, por mucho que uno nazca en un hogar católico, apostólico y romano. Las familias y su estabilidad jamás se pueden controlar. Es una lotería loca.

Por supuesto, con el nuevo dato del aborto, es muy fácil pensar que todo esto fuera mentira, un montaje, un pretexto para cargarse de importancia, para hacer bolos, como quien toca el acordeón. Yo siempre me lo creo todo, y me gusta ser así, y yo casi siempre creo que todo aquello que no dañe a ningún tercero pertenece a la libertad del individuo. Creo que es lícito perseguir tus sueños, aunque sean una memez, aunque aparentemente vayan contra natura, aunque la gente te insulte, aunque parezcan imposibles.

Como dicen en el anuncio de Aquarius, «Aquí cada uno sueña lo que le da la gana.»

Pues eso.