Díselo con Zapatos

¿Hay una persona especial en tu vida? ¿No sabes cómo transmitirle tu afecto en estas fechas tan emotivas? Haz como este periodista irakí y díselo con zapatos. Si quieres hacerle ver lo importante que esa persona es para tí, lo mejor será que en vez de dárselos simplemente se los entregues volando para que él o ella puedan frenar su trayectoria con la cara.

Además, recuerda que el número idóneo para regalar zapatos es dos. No uno, ni tres, ni cuatro; en todo debes imitar a este periodista, que ha pensado mucho en cómo cautivar a George W. He de admitir que me ha fascinado la gallardía de Bush, porque después del primer zapato volador, en vez de esconderse bajo el atril y dejar que el servicio secreto friera al reportero con un desintegrador de partículas, se queda erguido, como esperando el siguiente en plan «Bring It On», como en una especie de juego de patio del cole, que no creo que tarde en llegar a las videoconsolas de todo el mundo. Creo que deberíamos anticiparnos y buscarle nombre al videojuego, película, novela gráfica, canción estilo Macarena o boy band que va a surgir a partir de esta historia. Yo pongo uno y espero vuestras contribuciones.

1. «SHOE APOCALYPSE. THIS TIME, IT’S PERSONAL.»

Say Hello to My Little Friend!

Después de rendirle un sentido homenaje a «The Dingo’s got my baby», hoy toca celebrar la grandeza de «Say Hello to My Little Friend!», una de las frases estelares de «Scarface (El precio del poder)», que cumple 25 años. Este artículo de El País habla sobre la película, (que además fue escrita por Oliver Stone) para acabar diciendo que «ha envejecido mal como puro cine.» Anda ya, vamos hombre, ¿pero qué dices? A pesar de la partitura del digamos inolvidable Giorgio Moroder, el mismo tipo que perpetró las bandas sonoras de «American Gigoló» y «El Expreso de Medianoche», yo disfruto muchísimo cada vez que veo «Scarface».

Es verdad que es excesiva y casi una parodia del género, pero es tan sumamente radical y descarada, tan operística y épica que es imposible no cogerle cariño.

Además reconozco que tengo una debilidad con Brian De Palma, quizá uno de los directores más controvertidos de todos los tiempos, capaz de chorradas tremendas como «Doble Cuerpo» o «Femme Fatale», delirios del románticismo más kitsch como «Obesión», propuestas interesantes y rupturistas como la reciente «Redacted» y de obras maestras como «Los Intocables» o «Atrapado por su pasado» (Carlito’s Way.)

Con De Palma no hay grises. O se le ama o se le odia. Yo le amo.
¿Y vosotros?

Mientras os lo pensáis, os dejo con la escena del ascensor de «Vestida para Matar.» No sé si aplaudir o si morirme de la risa. Adoro a este tipo.

Procrastinación Avanzada

En este puente de la Constitución / Almudena me dedico a trabajar. Hoy voy a por el tercer día de encierro y creo que estoy a punto de convertir un balón de voleibol en mi mejor amigo. Llevo varios días subsistiendo a base de barritas de cereales caducadas, y gracias a unas pastillas potabilizadoras de agua que heredé de un tío mío que estuvo en la Guerra de las Malvinas. Por suerte, he aprendido a destilar ron a partir de una botella de Listerine, he conseguido colocarme fumando los anuncios de Pato Wan a domicilio, salgo al tejado para ducharme en el agua de lluvia, y logro el sodio como las jirafas, lamiendo los barrotes metálicos de las terrazas de mis vecinos. El suministro eléctrico lo consigo gracias a una ñapa que he hecho en el Árbol Iluminado Gigante de Atocha. Mantengo mi musculatura en forma haciendo pesas con el libro del Guión de Robert McKee, alejo los fantasmas de la locura bautizando a las pelusas con los nombres de los personajes de The Wire, e intento culminar una primera versión con estos dedos que ya han perdido las huellas dactilares de tanto rozarse con Qwerty.

Lo llevo bien, pero cuando se hace de noche, añoro las emociones de una vida llena de significado.

Se llaman Lonely Island, y salen de SNL.

The Devil’s Guide to Hollywood: Jennifer Beals y un mostacho

No sé si está editado en español, pero estoy disfrutando muchísimo leyendo «The Devil’s guide to Hollywood-the Screenwriter as God», de Joe Eszterhas, guionista de «Instinto Básico», «Showgirls» y «Flashdance.» El libro es una guía para que los guionistas dejen de ser los últimos bichillos de la cadena trófica del espectáculo. Este es uno de los primeros fragmentos que leí al azar.

«Nunca sabes cómo van a filmar la escena que has escrito.

Escribí una escena extravagante de baile para Jennifer Beals en Flashdance.
Algún mago del estudio sugirió cortarla por la mitad y reescribirla, pero les convencí de que una gran peli sobre baile debía tener mucho baile.
Como Jenny no podía bailar muy bien y menos aun rodar una gran escena de danza, el director contrató una doble, una bailarina llamada Marine Jahan.
Pero seguía sin ser suficiente para convencer a la audiencia de que Jenny podía bailar, porque Marine Jahan no podía hacer los giros en el suelo.
Así que los productores contrataron a alguien que pudiera hacer esos giros perfectamente- un tío, que se puso una peluca y se afeitó las piernas… pero se negó a quitarse el bigote.
Si pasas la película muy lentamente y lo miras muy de cerca, verás a Jenny Beals girando, llevando leotardos y un bigote.»



When you give up your dream, you die!