PROMOCI?N FANTASMA Y OTRAS RECOMENDACIONES

«Promoción Fantasma» es una comedia sobre un grupo de adolescentes muertos cuyos espíritus se resisten a abandonar el Instituto en el que murieron en una lamentable tragedia. La directora del centro (Alexandra Jiménez) recluta a un profesor inestable y bastante pringado (Raúl Arévalo) porque ante los extraños fenómenos que suceden en el Instituto todos los docentes abandonan. Resulta que la causa de la inestabilidad del profesor es que ve y puede comunicarse con los muertos; él será el encargado de hablar con ellos para lograr que se marchen de allí. Este es el trailer:

Esta premisa, aparte de ser original, funciona muy bien gracias al fantástico guión de Cristóbal Garrido y Adolfo Valor. Los actores también están estupendos, hay muchísimas risas, algo de ternura, y referencias generacionales bastante simpáticas, ya que como los protagonistas fallecieron en 1986, toda la peli recuerda a los clásicos de John Hugues y al género «High School Americano» ochentero que a los niños de los setenta / ochenta nos trae tan buenos recuerdos. En definitiva, ojalá sea un éxito porque se lo merece.

No sólo comento esto porque Cristóbal sea un buen amigo, un gran guionista, profesor de Bloguionistas (de cuya nueva edición os hablaré más tarde), un diseñador gráfico estupendo, sino porque por un lado tengo que felicitarle y por otro me da una envidia chunguísima y no encuentro mejor ocasión para decírselo. Así que si os gusta lo que viene siendo reírse (que para llorar ya están los telediarios) no os la perdáis.

También tengo que anunciaros que mi curso de Guión de TV comienza el 13 de Febrero en Hotel Kafka. Se trabaja como en una serie, y el objetivo es enteramente práctico: hay que hacer un piloto de una serie entre vosotros, si decidís apuntaros, y yo.

Por otro lado, el curso de Bloguionistas vuelve y lo hace el 14 de Marzo. Ya sabéis qué nomina de profes somos, la Boy Band del guionismo con más seguidores y más troles de ultraderecha queremos seguir dándolo todo.

Para acabar os dejo con el enlace de «RESU?LVELO», un corto de 30 segundos que he hecho para el notodo con ayuda de grandes profesionales como Ignacio Giménez Rico, Daniel Alfonso Mora, Inmaculada García, Miguel Ángel Fernández Rubio o Gorka Briones.

DE FESTIVALES: CORTOS CON E?E Y PREMIO DEL JURADO EN EL BARB?

 

El viernes pasado «Entrevista» ganó el premio del Jurado en el IV Festival de Cortos del Barbú; «Inmóvil», dirigido por Helio Mira, se hizo con el premio del público. Esta es una foto de la primera proyección a la que asistió el genial Luis Callejo, and friends.

Aprovecho para darle las gracias a todo el equipo que hizo este corto del que creo que todos nos sentimos orgullosos. También es estupendo ver que en el circuito hay muchísimo cortos de gran calidad, como por ejemplo, «Akerbeltz, Las brujas y el Inquisidor» de César Urbina, o la trilogía «Cásting», de Jorge Naranjo, que vi en el otro festival al que acudí la semana pasada, «Cortos con Eñe», en el que José Luis Mora y compañía destilan auténtico entusiasmo por el cine. Un lujo estar presente en los dos. Casi me dan ganas de hacerme otro corto… Ja, ja, ja!

Nuestro próximo pase será el jueves 8 de Diciembre en el Festival «Almería en Corto». Para más información, pinchad en el enlace.

Tócate los cojones, Mariloles

Me encuentro con mucha gente muy interesada en saber cómo trabajamos los guionistas, en conocer qué tipo de actividades llevamos a cabo, cómo repartimos nuestro tiempo en las salas de trabajo. Pues bien. Esto es lo que hacemos.

Todos nuestros esfuerzos persiguen el mismo objetivo: diseccionar las profundidades del alma humana.

Ich Bin Ein Berliner (Pedazos de Berlín)

Esas fueron las palabras de John F. Kennedy en su visita a Berlín el 26 de Junio de 1963, pocos meses antes de morir. Así concluía su discurso:

All free men, wherever they may live, are citizens of Berlin, and, therefore, as a free man, I take pride in the words «Ich bin ein Berliner.»

Algunos años más tarde, en Junio de 1987, Ronald Reagan le dijo a Gorbachov: «Tira ese muro».

Ahora hace casi veinte años de la caída de Berlín, y acabo de llegar a Madrid, con la cabeza llena de historias, la cámara llena de fotos, la maleta llena de cosas y el desconcierto propio de alguien que llevaba mucho tiempo sin desconectar de verdad, que había logrado vivir, durante unos días, en una rutina maravillosa y que intenta sintonizar de nuevo con la vida, con las obligaciones y sobre todo, encajar las sensaciones que el pedazo de viaje que me he pegado me ha producido. Tras un viaje importante, a cualquiera le gustaría poder cristalizarlo todo de forma nítida y certera, como quien se compra un pedazo del muro de Berlín en una bolsita. (No me lo creo. No me lo creía tampoco en la época de Superpop, como comenta Ruth Adsuar.

Paseando por el East Side Gallery ví muchos murales, arte sobre las barreras, viendo que realmente inspiraba a mucha gente. Aunque también hubo quien escribió, «Cabrones del aeropuerto, devolverme las maletas». Un tal Juanky también aspiraba a la inmortalidad, pasandose por el forro toda la significación del muro. Quizá Juanky se compró un trozo de cemento en el aeropuerto.

En el museo de Pérgamo leí un panel (no se pueden leer todos, pero se leen los primeros por decoro) en el que se afirmaba que la cultura helénica se sustentaba sobre la persecución de la sabiduría y la belleza. Y creo que, a fin de cuentas, un buen viaje ofrece esas posibilidades. Quizá no me haya enterado de muchas cosas, quizá sólo haya logrado un barniz superficial, quizá lo que me he llevado haya sido un equivalente mental al pedacito de cemento de rigor, pero podría estar escribiendo y quizá lo haga (se siente) sobre lo que he visto estos días.

A modo de introducción, y como forma de encajar lo vivido, voy a hacer un sumario estilo Berlín-for-Dummies para aquellos que les interese. En posteriores posts, hablaré con más detalle de ciertos lugares y ciertas historias que forman parte de mi disco duro.

Lo imprescindible

Nefertiti, en el Museo Egipcio de Berlín. El Altar de Pérgamo y la puerta de Ishtar, en el Museo de Pérgamo, y su exposición sobre Babilonia. Las interminables colecciones de cuadros de la Gemaldegallerie. Los cuadros de Courbet en el Altes Museum (aunque Friedrich no estaba.) El conjunto de palacios de Saintsoucci. Callejear. El Museo de la Stasi.

Las tiendas de segunda mano. El Bundestag. El muro. El ambiente de las calles. La repostería. Los mercadillos.

Lo molón

Para los mitómanos, sesión de fotos absurdas en Checkpoint Charlie. La puerta de Brandenburgo. La torre de la tele. Las tiendas de segunda mano. (Hay algunas, como Garage, en la que la ropa se vende a quince euros el kilo.) Los perritos. El frikadellen. El Café Einstein, cerca de Nollendorf Platz. El museo de la Bauhaus. Las galerías Lafayette (un precioso edificio de Jean Nouvell.)

Los timos de la guía (donde no ir.)

El museo Die Brucke. Parece que va a ser un museo con obras de Nolde y así, pero en realidad es un edificio muy cuco donde sólo hay exposiciones temporales y no se puede ver demasiado de la corriente artística.

También buscamos un mercadillo inexistente en el barrio turco, en Moritz Platz. No está.

Friedrich. Voló de la Altes Gallerie y nadie sabe dónde está.

El museo de cine, en Potsdam. Nada del expresionismo alemán, nada de Fritz Lang, nada de la época temprana de Wilder, ni de Preminger, ni de nada. Eso sí, tiene una puerta de un taxi de una de las pelis de Jason Bourne. Ole.

Lo peor

Las distancias. Las nubes perpetuas. Lo antipáticos que son los alemanes, especialmente en bares y comercios. Que siempre están haciendo lecturas en los bares y conciertos. La indicación en el transporte público. La falta de letreros en español, y a veces ni siquiera en inglés, en demasiados museos y servicios. Que sólo ponen música del siglo XX en los bares.

La vida nocturna

El mítico café Zapata (quién dice que el comunismo no puede ser un parque temático.) El Kaffe Burger, lugar canalla donde al parecer, Madonna celebró su quincuaqésimo cumpleaños.

El CCCP. Las hamburguesas del White Trash Fast Food. El precio de los cubatas, a los que llaman cuba libres y saben a mojito, quizá porque los llenan de lima y los preparan con un brebaje lamentable al que llaman Fritz Cola.

Conclusión

En una nota un poco más personal, me ha encantado la sensación de libertad. Me ha encantado averiguar que los deseos de vivir más, de llegar más lejos, a veces no están tan fuera de nuestro alcance como creemos. Quiero pensar que ahora soy más libre, más sabia, que he interiorizado algo de esa belleza que he visto. En una nota más personal aún, quiero decir a M. y a E. que me ha hecho muy feliz compartirlo con ellas. Que forman parte de mi cristalización, de mi pedacito de muro, de ese fragmento de materia que no significa nada para los demás. Sin embargo, cierro los ojos, estrecho en mi mano ese cachito de cemento y las aristas clavándose en la piel hacen que me den ganas de vivir mil vidas.