El pasado día 23 se cumplieron cien años del nacimiento del actor, bailarín y coreógrafo Gene Kelly, (1912-1966). Por eso hago una pausa en mi «turra europea» para rendir un sencillo homenaje a uno de los artistas que más sonrisas han conseguido en la historia del cine, a través de los años, los países, el blanco y negro y el color. Comparado siempre con Fred Astaire, dijo que Fred en la esfera del baile era la aristocracia, y él, el proletariado; que Fred Astaire era el Cary Grant de la danza y él, el Marlon Brando. Parecía tener envidia de Astaire «Yo trabajo más a lo grande, su estilo es más íntimo. Siento muchos celos cuando le veo en la pequeña pantalla; me encanta verle bailar en televisión. Me gustaría poder ponerme un frac y parecer tan delgado como él, pero estoy construido como un bloque de cemento.»
No lo creo. Quizá no fuera tan etéreo como Astaire, pero desde luego Gene Kelly era atlético, muy masculino, ágil, con estilo, y sobre todo muy alegre. Y la alegría es contagiosa.
Algunos vídeos:
–Este baile con Leslie Caron a la orilla del Sena de «Un Americano en París.»
-Esto es asombroso (pieza de «Summer Stock», 1950.)
-Si Astaire bailaba (maravillosamente bien) con un perchero, él lo hacía con una escoba. Aquí.
Y por supuesto, por muy sobada que esté la escena, por muy vista que esté la película, esto es patrimonio de la humanidad. Imposible verlo sin sonreír.
Y qué guapo era el muy bandido. Hablando de todo un poco.
¡Te queremos, Gene!
Aprovecho para mandar un saludo cariñoso a la pareja de Singapur que conocí este verano. Ella se llama Gene y su marido Kelly. Y no estoy de broma.
Lamento no escribir más a menudo, porque aunque estáis callados sé que algunos me leeis, y yo os lo agradezco. Empecé con mi primer blog chispas en 2006, han pasado seis años y la vida ha cambiado, pero tampoco tanto, aunque el funcionamiento de Internet ha estado en constante evolución y sí podría decirse que el microblogging ha matado un poco el gusano de bloguear. Los comentarios han descendido, y las redes sociales son lógicamente mucho más inmediatas y siempre tienen contenidos nuevos, incluso, tras refrescar al cabo de unos segundos.
También el entusiasmo inicial desciende con el paso de los años. ?ltimamente estoy intentando sacar más tiempo fuera de mi (bendita sea) ocupación remunerada para escribir mis proyectos, que incluyen una novela y un guión de terror, una especie de cruce entre Deliverance y The Warriors en el Parque del Retiro. Así dicho suena muy raro. Mi mayor aspiración es conseguir acabar ambos antes de fin de año.
El otro día estuve en la ECAM, dando una especie de charla motivadora-sensei-vital a los alumnos, y les dije eso mismo: que terminaran las cosas. Hace poco leí un tuit de Alain de Botton: «Escritor es aquel que sobrevive a la vergüenza de la primera versión». Terminar al menos una primera versión de lo que se escribe supone abrazar, a veces con cierto dolor, nuestras limitaciones pero es imprescindible para llegar a algún sitio, independientemente de que luego se venda o consigamos encontrarle una casa al cachorrito.
Supongo que todo esto es un tremendo «excusatio non petita…» pero yo lo que realidad quiero, aparte de justificarme, es hablar un poco de Argo, la nueva peli de mi admirado Ben Affleck. Hace menos de diez años Ben andaba haciendo mamarrachadas como Gigli (con su novia de entonces, J-Lo) o Jersey Girl y era un galán devaluado y con problemas de adicciones. Ahora escribe, dirige e interpreta sus pelis, de las que soy muy fan: «Adiós Pequeña Adiós» y «The Town». Y «Argo» tiene una pinta estupenda.
Y también aprovecho para recomendaros «Seis Puntos sobre Emma», una peli preciosa, el estreno en el largo de Roberto Pérez Toledo.
Una inesperada joya de literatura epistolar a cargo de dos grandes y polémicos miembros de la comunidad intelectual de Tinseltown. Gibson y Esterzhas se pelean porque Gibson encargó un guión a Esterzhas sobre el guerrero judío Judah Macabee; cuando el guionista lo entregó, Warner dijo que no querían seguir adelante con su borrador.
LA CARTA DE JOE ESTERZHAS
Mel,
Te mandé el primer borrador de los Maccabees el 20 de Febrero de este año. No he tenido ninguna respuesta tuya.
Warner Bros me informó a mediados de marzo que no iba a seguir con el proyecto. Un ejecutivo me dijo que «no tenía feeling» ni un «sentimiento de triunfo» (algo que no comparto en absoluto) y explicó que tú me llamarías enseguida, pero no lo hiciste.
Llevo casi dos años investigando y escribiendo el guión y para mí ha sido una tremenda decepción que no hayas tenido la decencia de contestar.
He llegado a la conclusión que no tenías, y nunca has tenido, una intención real de hacer una película sobre los Maccabees. Lo anunciaste con gran fanfarria, «Un Braveheart judío», con ánimo de desviar los continuas críticas que has recibido por antisemita y que han dañado tu carrera. He llegado a la conclusión de que me has usado, o más concretamente, has usado mis credenciales: he escrito dos pelis sobre el antisemitismo, «la caja de música», «Betrayed», el premio Achievement de la funfación Emmanuel recibido por lo que escribí sobre el Holocausto en Hungría, el evento de recaudación de fondos que hice por la liga Antidifamatoria en los Ángeles, organización que te ha criticado mucho a lo largo de los años.
He llegado a la conclusión de que la razón por la que no harás «Los Macabees» es la más fea de todas: Odias a los judios.
Tengo tu carta. No voy a responder renglón por renglón, pero diré que la mayoría de los hechos, afirmaciones, y acciones que me atribuyes en tu carta son simples invenciones. Creo que una persona con principios, como la que tú presumes ser, se habría apartado del proyecto independientemente del dinero que hubiera en él si creyeras de verdad que soy la persona que describes en tu carta.
Reconozco que como muchas personas creativas soy apasionado e intenso. Me sentí muy frustrado cuando después de 15 meses de investigaciones, reuniones, discusiones y de que yo te hubiera contado cómo veo esta historia desde el corazón, te presentaste en mi casa sin haber escrito una sola línea. Reaccioné de forma exagerada y pronto te envié una carta para disculparme, en términos que al parecer te son ofensivos. Dame la oportunidad de disculparme contigo y con tu familia en los términos más simples posibles.
Contrariamente a tu opinión de que yo sólo estaba intentando hacer los Maccabees para mejorar mi maltrecha reputación, te diré que llevo diez años trabajando en este proyecto y que fue anunciado públicamente hace ocho. Quiero hacer esta película sí o sí. Lo que no quiero, ni Warner Bros. quiere es hacerla con tu guión.
Honestamente, Joe, no sólo fue porque lo entregaras más tarde de lo prometido, es que Warner y yo estamos muy decepcionados con el borrador. En 25 años de desarrollo de proyectos nunca he visto un primer borrador que esté tan por debajo de los estándares, ni una pérdida de tiempo igual. La decisión de no continuar está basada en tu material, no en ningúna otra razón.
Creo que podemos estar de acuerdo en que esta sea nuestra última comunicación.
El fin de semana pasado fui invitada a mi festival de cortos favorito: la Semana de Cine de Medina del Campo, lugar en el que por cuarta vez Emiliano y Eduardo hicieron que me sintiera como en casa (e incluso mejor que en casa.)
Siempre que voy por Medina siento una mezcla de emoción y nostalgia. Es como un rompeolas temporal donde el pasado se enlaza con el futuro. He acudido a recoger el premio del proyecto, a presentar «la Aventura de Rosa», a competir con «Entrevista», y este año, como jurado. Así, en este pueblo se mezclan los cortos del pasado con los cineastas del presente y del futuro, y no puedo dejar de mirar las fotos de amigos y compañeros en el auditorio, algunas de hace veinte años, otras de este siglo. Este es el vídeo que han hecho para conmemorar sus 25 años de existencia.
Al regresar al hotel una noche, me encontré con este lugar:
¿Dónde he visto yo esto antes?
Y la imagen me resultó poderosamente familiar. Había algo en mis recuerdos que estaba abriéndose paso desde el año 92.
¡Terminator 2! ¡La persecución de los camiones!
Un estremecimiento me recorrió el cuerpo de los pies a la cabeza. James Cameron había estado en el Festival de Medina del Campo. Pero tenía que averiguar más datos. Me fui a la Hemeroteca del pueblo (situada en la Plaza Mayor) y busqué la opción más lógica: la Semana de Cine del año 92. Después de pasar varias horas sumida en montañas de periódicos amarillentos y quebradizos por el paso de los años, descubrí una noticia en «El Adelantado Pucelano» que hizo que todas las piezas del puzzle encajaran: en mayo de 1991, Cameron vino a supervisar la segunda unidad de Terminator 2, que se rodó en Medina del Campo a causa de la amistad de Cameron con Emiliano, que le había invitado a participar como jurado de la Sección Nacional.
Una de bravas y dos Coca Colas, please
Quise preguntar a Emiliano por este ilustre invitado pero estaba muy ocupado porque tenía que recibir a Fernando Trueba, quien llegaba a recoger el Roel de Oro. Me dijo que me lo explicaría al día siguiente. Así que con toda la intriga, me fui al hotel, pasando por la mítica localización de la persecución que tantas veces había visto. Llegué al hotel la Mota en el que había pasado varias noches de insomnio cuando rodaba mi primer corto, y en esta ocasión tampoco pude pegar ojo. Me puse a pasearme arriba y abajo, presa de los nervios y del deseo de saber más. De repente, noté una pequeña protuberancia bajo mis pies, bajo la moqueta azulada, casi pegada a la pared. Con las tijeritas de la manicura rasgué la moqueta (que el dueño del hotel me perdone) y extraje una hoja amarilla de líneas horizontales. Allí había escrito algo en inglés. Sentí una punzada de anticipación e irrealidad golpeando mi ser. Me senté en la cama y empecé a leer. (Os lo traduzco, claro.)
Después de haber sido jurado de esta edición en este bonito pueblo español, tengo ganas de dejar por escrito algunos pensamientos que me han venido mientras veía los cortos de la selección.
DECÁLOGO PARA EL CORTOMETRAJISTA DEL FUTURO por James Cameron
1. Si no tienes historia, no hagas un corto. Cuando acabes, seguirás sin tenerla y habrás palmado un montón de pasta.
2. Si el corto dura quince minutos, no sigas sacando títulos de crédito en el minuto catorce.
3. Si el corto dura diez minutos, deberías haber planteado la historia antes del minuto nueve.
4. Por muy guapo que sea el niño/perro/gatete no deberías montar un plano de veinte segundos en el que sólo aparece él.
5. Encuentra la historia primero y después, si lo necesitas, el mensaje. Hacerlo al revés canta por soleares (N. del T. del inglés «sings as Michael Bolton.»)
6. Si tienes mucho dinero y pocas ideas, pareces el más tonto del baile de la prom (bueno, tu productor parece aún más tonto que tú.)
Los siguientes puntos del decálogo estaban tachados con un boli de distinto color y en paralelo al texto alguien había escrito: GRINGO CABR?N VETE A TU CASA QUE SABRÁS T? DE CINE. Su ira, probablemente la de un cortometrajista que fue a presentar su corto pero que no se llevó ningún premio, habría sido atizada por las opiniones de Cameron. Por fortuna, tras este ataque, aún podía leerse la despedida del director americano.
«Ha sido fantástico regresar a este pueblo, comer lechazo y ver cortos, algunos muy buenos y otros not, pero sobre todo reunirme con viejos amigos y hacer algunos nuevos. Happy days.»
Enrollé la hoja con cuidado y volví a depositarla entre la moqueta y la pared. Yo no tenía nada que legar a la historia del Séptimo Arte, pero haber sido invitada a Medina me había puesto en una posición perfecta para entender que Medina del Campo es un rompeolas temporal donde el pasado y el futuro del cine se dan la mano.
Cuesta imaginar lo que sintieron nuestros tatarabuelos al ver esto:
El Zoótropo, y su primo cercano, el Praxinoscopio, fueron creados en el siglo XIX como un sofisticado truco de magia. Estamos tan acostumbrados a ver películas que olvidamos que son fotos fijas que pasan a gran velocidad ante nuestros ojos creando la ilusión del movimiento, y no sólo del movimiento, sino la ilusión de vida. Del mismo modo que Gene Tierney resucita cada vez que te pones a ver «Laura», todos los que amamos el cine ya tenemos excesivamente asimilado ese complicado entramado mágico que supone hacer una película. Pete Docter (director de «Up») habla de que la animación es un truco mostrando este maravilloso zoótropo de Pixar.
Redescubrir este prestigio ha supuesto para mí una emoción mucho más profunda que la me provocan la mayoría de las películas. Por eso me ha gustado mucho «Red Lights», la última película de Rodrigo Cortés, dirigida, escrita y montada por él, e interpretada por Sigourney Weaver, Robert De Niro y Cillian Murphy.
Según su director, Red Lights habla de tres temas: el mundo paranormal, los fraudes en torno a los fenómenos sobrenaturales, y el ilusionismo, la puesta en escena de los profesionales, como puente necesario entre los dos primeros. Cortés identifica el cometido del ilusionista con el del cineasta: ambos han de conseguir que lo falso parezca real. El mago y el director de cine han de engañar al espectador. Utilizando las palabras de Cortés: «Conseguir que todo el mundo mire tu mano izquierda mientras con la derecha les robas la cartera».
«Luces Rojas» ofrece una reflexión magnífica e inquietante sobre el mecanismo, que no es una mera herramienta sino también la esencia de la película; la tramoya del mago es la misma que la del escritor o creador.
Las maniobras de distracción, tan útiles para ladrones, magos y timadores, lo son tanto o más para los guionistas o creadores de historias. Y esto es una gran verdad en éxitos tan arrolladores y seductores como «El Golpe», «El Sexto Sentido» o «Sospechosos Habituales».
¿A quién no le gustaría escribir uno de esos finales inesperados?. Creo que todo escritor o guionista, y yo la primera, mataría a su perro por poder escribir un guión que mantuviera en vilo al espectador durante dos horas y después soltarle con un espectacular truco que le hiciera exclamar: ¿Cómo lo ha hecho?
Quizá esta pregunta, y otras, las pueda responder Rodrigo Cortés, que estará el 28 de Marzo en Hotel Kafka, tomando un vino. (A este evento hay que apuntarse, los detalles los tenéis aquí), y que será nuestro telonero de honor para la apertura del curso de Bloguionistas, que da comienzo el 11 de Abril.
Aviso especial para los amantes de las pelis antiguas y caducas: El día 20 de Marzo a las 20 h. en Cortos con Eñe (Bar La Escalera de Jacob, Lavapiés, 11) programan un film del lejano 2008. Se llama «La Aventura de Rosa» y fue el primer cortometraje que dirigí y escribí. ¡Qué tiempos! Alba Alonso, Fran Perea, Javier Gutiérrez, Nacho Vigalondo y el simpar Antonio Esquivias. ¿Os acordáis?
Gracias a José Luis Mora por escribir esta crítica tan inmerecida como encantadora.
Y si nos remontamos al pasado cercano, al momento en el que empecé a hacer cortos, ¿qué hubo al principio? Pues un cartel parecido a éste:
Y es que la semana próxima se celebra la vigesimoquinta edición del Festival de Medina del Campo y volveré a estar allí. Pero de eso ya hablaré en otro momento. Como no todo va a ser darme pisto, os dejo con el trailer de una peli maravillosa que ví ayer: Blackthorn.