Quiéreme

Este vídeo lleva más de un millón de visitas en Youtube. El resumen es muy elocuente. «Esta fue la sorpresa que Vanesa le dio a Jose Carlos y al resto de los invitados en su boda. No quedó nadie sin llorar.» Yo no sé si lloraron de alegría o de pena, pero el caso es que este vídeo es como Prince; no deja indiferente a nadie, o bueno, igual que Prince cuando Prince le importaba algo a alguien. En estos tiempos debería decirse, «Es como Belén Esteban; no deja indiferente a nadie».Por favor, vedlo, y luego hablamos.

Antes de debatir, os confieso que antes de escribir sobre el vídeo he sentido un prurito de pudor, ya que es algo muy íntimo y personal de José Carlos y Vanesa. Pero luego me he dado cuenta de que ya lo han visto un millón de personas y se me ha pasado, porque el alcance de este blog es ridículo comparado con esa cifra estratosférica. Asomarme a esta demostración de amor me provoca una sensación de estar viendo un documental sobre las costumbres de los masais. Vamos, que al parecer esto es un epítome del romanticismo español y yo pues soy más de la escuela del novio, que cuando ella se arranca la mira con una sonrisa congelada, y que según transcurre se va rascando la nariz, la oreja, de pura incomodidad, como si pensara, «Vale, yo te quiero, pero cállate, por favor», que mira hacia un lado, y hacia arriba en el minuto tres, en plan «Que me caiga un rayo y me fulmine». He de decir que me conmueve especialmente la cara que pone Vanesa en las transiciones, mientras aguarda su siguiente estrofa y el coro arrecia a sus espaldas dándolo todo. Su felicidad, combinada con un encantador mohín de timidez, me enternece, al tiempo que toda la situación me provoca una mezcla de fascinación, terror, extrañeza y vergüenza ajena. Pero esa es únicamente mi opinión. En los comentarios, queda claro que la sorpresa que Vanesa le dio a Jose Carlos tiene muchísimos fans, y vamos a ver, ¿quién soy yo para decir que esto no es algo maravilloso? Lo es, sin duda. Igual que llevar anillos de oro aprisionando el cuello y discos de madera en el labio inferior. La diversidad cultural es algo maravilloso, y el amor, más aún.

¿Y a vosotros qué os parece romántico? Yo para concluir diré que preferiría que me arrancaran los pelos de las piernas a tirones con cera caliente (espera, eso es algo bastante común en el planeta Tierra, ¿verdad?) a que mi pareja empezase a cantar en el día de nuestra boda «Quiéreme» a voz en grito, sobre todo porque utiliza el modo imperativo, sin por favor ni nada, y sería lógico pensar, «Ya nos estamos casando, ¿quieres tomarte un valium, por favor?» o «Tú a mi no me hablas así».

Aunque bien pensado, si Jose Carlos se mantuvo al lado de Vanesa, intentando parecer arrollado por el camión de 18 ruedas de la felicidad rociera, es que el muchacho la adora.

Que sean felices (y que graben más vídeos.)

En el final de «El Ala Oeste de la Casablanca»

Después de despedirme de «The Shield», «Los Soprano» y «The Wire» (y de otras, pero que me han dado más igual) le llega el turno a «The West Wing», que empecé a ver allá por el año 2001 hasta ahora. Esta serie, que como sabréis narra las andanzas de Jeb Bartlet, un presidente demócrata de los Us and A -que diría Borat- durante dos legislaturas. Creada por el nunca suficientemente ponderado Aaron Sorkin, el Ala Oeste es una serie complejísima, abrumadora, tan magistral en algunos capítulos como soponciera e inaccesible en otros, emocionante muchas veces, pero siempre inteligente y original.

¿Por qué me gusta tanto?

1. Porque técnicamente es perfecta. Esos recorridos frenéticos por el pasillo, con Josh, Sam o CJ discutiendo asuntos complejísimos a toda velocidad son una marca de identidad de la serie.

2. Porque tiene un grupo de personajes maravillosos. Leo, Josh, Cj, Donna, Toby… es imposible no quererlos. Lógicamente, esto es obra no sólo del guión, sino del increíble grupo de actores que le han dado su pellejo. (También hay actores que no me han gustado nada, y por alguna razón son dos novias de Josh, Moira Kelly y Mary Louise Parker; tampoco me convence Joshua Malina, uno inaguantable y repelente a más no poder de las últimas temporadas.)

3. Porque a pesar de lo complejo de las tramas y del asunto en general, consigue llegar como la serie de un grupo de personas que quieren mejorar la vida de la gente, mientras sus existencias son un completo desastre. Eso es «The West Wing.»

4. Por lo ingeniosos que son los diálogos. Normalmente, si entrarámos en una sala de trabajo y todo el mundo pareciera tan ingenioso como una hibridación entre Sócrates, Confucio, Groucho Marx, Woody Allen y Oscar Wilde, probablemente pensaríamos que es del todo inverosímil. En cambio, al ser la Casa Blanca y ser Sorkin, pues cuela.

5. Porque no escamotea prácticas políticas impopulares, como invasiones preventivas, derrocamientos de gobiernos, y errores de todo tipo.

6. Porque retrata a una clase política que es digna de admiración. Y eso me parece muy difícil de conseguir sin caer en un retrato hagiográfico de la presidencia de Estados Unidos.

7. Porque aunque muchas veces no sepas de que están hablando, con tanta sigla y tanta palabra técnica, logra acercarte al funcionamiento de la Casa Blanca.

8. Porque en cada capítulo hay uno o dos dilemas. (Como mínimo.)

9. Porque habla de gente idealista y entregada a su trabajo.

10. Porque resulta visionaria en algunos asuntos. Santos, el candidato democráta a suceder a Bartlet, es latino y está obsesionado con la educación y la sanidad. ¿Le suena a alguien?

Esas son las razones más o menos objetivas. Luego está el motor de este post, ñoño a más no poder. Está el lado personal, lo que ocurre detrás de las cámaras. John Spencer, maravilloso actor que interpretaba a Leo Mac Garry, jefe de gabinete de la Casa Blanca, falleció de un infarto antes de poder concluir la serie. Irónicamente, su personaje padecía un episodio cardíaco en un memorable episodio que no desvelaré, pero lograba superarlo. Se nota, por la escritura de su personaje, que su marcha pilló completamente desprevenido al equipo de guionistas; (Spoiler leve: MacGarry se postula como vicepresidente de la candidatura de Santos.)

Lo que me ha resultado muy emocionante es ver como, tras la muerte de Leo en la ficción y en la realidad, los restantes personajes reaccionan ante su pérdida. Quizá me haya sugestionado, pero su tristeza es sobrecogedora, parece que en esos planos actor y personaje se funden en cada uno de los miembros del reparto. Incluso el plano que recoge a Kristin Chenoweth (otra novia rara de Sorkin, que al parecer inspiró a la rubia religiosa de Studio 60) entrando alarmada en la habitación de Leo, que acaba con un larguísimo travelling de alejamiento por el pasillo, está cargado de realidad. Y en este punto no me resisto a poner el vídeo en el que John Spencer recoge un Emmy.

Traducción:
«Mirad a mis compadres, se alegran tanto por mí… Y eso lo dice todo sobre «El Ala Oeste.» Estamos ahí, trabajando muy duro al servicio de esa escritura tan brillante. Yo estoy al servicio de la genialidad y el arte de Aaron Sorkin, uno de los grandes escritores de todos los tiempos. Un actor es tan bueno como el material que recibe, y a nosotros nos dan oro, semana tras semana tras semana… y no sé cómo lo hace. Un reparto extraordinario, todos y cada uno de ellos me hace mejor de lo que soy… Maravillosos directores, Tommy Schlamme (director de la serie), John Wells… Sabéis, nunca quise hacer otra cosa que actuar. Salvó mi vida, es la razón por la que me levanto por las mañanas, es mi opiáceo. Mi premio siempre era conseguir un siguiente trabajo, para que yo pudiera seguir haciendo esta cosa maravillosa que me encanta. Así que este premio, amigos míos, es deliciosamente redundante. Gracias.»

Soy incapaz de ver este vídeo sin pensar que es una suerte escribir y actuar, dirigir, crear ua obra de ficción en equipo, sobre todo cuando se hace así de bien. Sé que es imposible, que nosotros no somos así, que no hacemos series así, que aunque tuviéramos la capacidad nuestra clase política está dominada por la mediocridad, pero aún así hay que desear alcanzar la excelencia que esta serie ha conseguido a lo largo de sus siete temporadas.

Para aquellos que no la hayan visto (y si se fían de mi criterio), les recomiendo especialmente las tres primeras temporadas y los episodios «Dos Catedrales», «Bartlet for America» e «Isaac e Ishmael». Y ya puestos a recomendar, por favor visitad esta entrevista que le he hecho a Daniel Sánchez Arévalo para Ámbito Cultural.

Ai Jav a drim

Un día me levanté y soñé con una industria de la ficción española más fuerte que ninguna. Soñé con grandes éxitos de crítica y público, con gente abofeteándose para entrar en los cines un martes a las cuatro de la tarde, manifestándose a favor de las subvenciones, comprándose DVDS como si de ejemplares de Harry Potter se tratara, con Jaime Rosales perseguido por los paparazzi cual Cristiano Ronaldo huyendo del Buda Bar, soñé con un nuevo patriotismo cimentado en lo bueno que es nuestro cine y la calidad de nuestras series, y ya puestos a soñar, soñé con el ipsum JR apatrullando una serie diaria y con Chiquito de la Calzada compartiendo plano, mano a mano, uan on uan, con Leslie Nielsen, aunque bien podría valer Manuel Torreiglesias.

Bien, el día ha llegado. Los sueños se cumplen, amigos.

Larry Hagman, alias JR ha fichado por «Cómplices», la nueva serie diaria de Antena 3, y en el trailer de «Spanish Movie» podemos ver este encuentro tan emocionante entre el humorista español con más personalidad y el señor Nielsen, ese que lo hace todo cuando puede. Se me saltan las lágrimas.

Es un día para soñar con una industria omnipotente, en la que los talentos más actuales y en forma hacen cola para coger un avión a Madrid, ese lugar que a la boba de Vicky Beckham le parecía que olía a ajo. Chúpate esa, Victoria. Por si fuera poco, y ahora sin trazas de ironía (ni de nueces), estamos de suerte porque el corto «Mañana», la segunda joya de Estíbaliz Burgaleta y Alegría Collantes, ya se puede ver en Internet. Loado sea el señor. Nielsen, claro.

Hacedme pupita AQUÍ para visitar el blog de las autoras de la criatura.

Después de ver «El Castañazo»

J. me la había recomendado hace muchos años. En la carcasa veía que era «una de las diez mejores pelis de deporte de todos los tiempos», la cara sonriente de Paul Newman como entrenador de un equipo de hockey sobre hielo, y me imaginaba que sería una de esas pelis repletas de idealismo, heroicidades deportivas, espíritu de superación, a lo Rocky, y pensé, bueno, no será lo más original del mundo, pero seguro que George Roy Hill, (director del golpe), habrá hecho algo interesante.

Pero nada más lejos de la realidad. «El Castañazo» (Slap Shot) es una comedia negra y ácida sobre el deporte, y que contiene algunas de las escenas de deporte mejor rodadas que yo recuerde. Habla de cómo un equipo de hockey encuentra el éxito insultando y pegando a sus rivales, habla de como el hockey sobre hielo es un deporte basado en los guantazos y las peleas, sobre la absurda moral contemporánea que se escandaliza ante un desnudo y jalea la violencia como disciplina olímpica. Me recordó al cacareado «tetazo» de Janet Jackson en la superbowl.

Pero eso no es lo mejor. Paul Newman interpreta a Reggie Dunlop, un entrenador de lo más tirado, de moral dudosa, que manipula y miente, bebe infinitas cervezas, se acuesta con todas las tías que pilla, y lo más importante, lleva chaquetas y pantalones de cuero del mismo color. Dunlop capitanea un equipo de freaks entre los que destacan los Hermanos Hanson, tres gafotas que al salir a la pista empiezan a repartir tortas como panes. No sé si son los personajes acabados y sin esperanza que pueblan la peli, o si se trata de los diálogos y de las situaciones, pero Slap Shot ya tiene más de treinta años y se ha convertido en un clásico de culto. Si tuviera que explicar su éxito, diría que es fácil empatizar con un grupo de perdedores cuyo único objetivo es ir tirando, porque todos tenemos o hemos tenido un momento así, y entendemos perfectamente la sensación.

En la vida, los «losers» no resultan muy atractivos, pero en la ficción, cuentan con toda nuestra simpatía. Será porque no nos pueden pedir pasta.

Además, me sorprendió que una peli que habla de un asunto tan masculino como el hockey, las tortas, las charlas testosterónicas en los vestuarios de los equipos, fuera escrita por una mujer, Nancy Dowd, oscarizada por el guión de «Coming Home». He encontrado una entrevista de la escritora y es muy interesante, un auténtico ejemplo de que las mujeres pueden escribir comedia y sobre deporte, y sobre cualquier tema. Os dejo con algunas palabras de Dowd y os animo a que veáis esta peli tan buena, y sobre todo, tan original y libre.

«Como los fundadores, yo estaba determinada a ser libre. No quería ser una maruja de Connecticut casada con un agente de bolsa que trabajase en Manhattan y pudiera traer el bacon mientras yo criase a niños malcriados que crecerían para repetir el ciclo. En mi infancia en los suburbios en los años 50, ya había visto suficientes amas de casa desesperadas para más de una vida.»

«Para aquellos que os los perdistéis, los 70 fueron una época genial para ser joven y valiente. Las reglas estaban para romperlas: tenías que crearlas en el momento, y usar tu imaginación. Los seguros sanitarios, las multinacionales, la globalización no estaban en en el mapa. Se escondían debajo, claro. Pero la vida estaba ahí, y tenías la oportunidad de hacer lo que quisieras con ella. Había una tremenda sensación de que todo era nuevo y hermoso, si tenías el coraje de llevar a cabo tus ideas. Había una guerra rugiendo al fondo, como hay otra ahora, con la diferencia de que ya a nadie le obligan a ir. La oposición a la otra guerra le había dado a toda una generación la voluntad de romper las reglas.»

«Vosotros convertistéis a Slap Shot en un clásico. No había merchandising cuando se estrenó, y a mi la critica me trató como «el Anticristo cinematográfico», que venía a contaminar el vocabulario de los jóvenes americanos. Pero habéis apoyado a Slap Shot durante treinta años. Habéis comprado los vídeos, los DVDS, habéis llevado los disfraces en Halloween, habéis hecho fiestas de la peli, memorizado las líneas, y os habéis reído y reído. Esa es la auténtica medida de una película, no las cifras de taquilla del primer fin de semana. Cuando un objeto se integra en la cultura popular, cobra vida propia. Gracias a vosotros, la peli está viva. Y para cerrar, evoco las palabras dichas por el inmortal entrenador-jugador Reg Dunlop: «Don’t ever play Lady of Spain again.»

Anuncios estomagantes: El arma secreta definitiva

Gracias a vuestras aportaciones, podemos lanzar al espacio una cápsula con un reproductor portátil de DVD en el que, en un bucle infinito, se reproducirán los anuncios que todos amamos odiar. En el caso de que esta bomba publicitaria llegue a manos de civilizaciones alienígenas, enseguida entenderán que nosotros, la humanidad, así como colectivo, no nos andamos con estupideces, y que si no quieren ver sus pacíficos mundos poblados llenos de cancioncillas esquizoides, juegos de palabras baratos, niños que quieren hacer caca en el baño del vecino, exaltaciones de la menstruación, consejos para «ir bien» y un largo etcétera de promociones molestas, deben dejarnos a nuestro aire, consumiendo nuestros productos y viendo la tele (bueno, la primera no, que no tienen anuncios.) Empecemos a llenar la cápsula del mal.

Anuncio de Hipercor /Hprecior (2 votos)

Sería mucho mejor si lo hiciera Chiquito de la Calzada. ¿Qué es eso? ¿Hpreciorrr? La bella joven lee. «¿Hiprecio? ¿Hiperprecio?» y le dice a su maromo, «¿Dónde has hecho la compra?», cuando en realidad si una chica así tan sencilla y tan de su casa empieza a delirar con las letras del camión del super es ella la que debería pensar qué ha estado haciendo, cómo se llama, si esa es su casa y si el tío es su novio o el celador del cotolengo.

El «Soy» de la Mutua Madrileña

¿Qué se ve? A un montón de gente que se reúne para cantar muy orgullosos que todos comparten el seguro del coche. Probablemente, cuando se coman un yogur emitirán un comunicado de prensa.

El de Depuralina. Para ver, pinchar aquí. A mí este me parece malísimo, pero creo que no supera a una buena bomba de racimo en capacidad de destrucción, como otros. A mi particulamente el de Tchin Tchin de Afflelou también me sacaba de quicio. ¿Qué pasa con el sector de las gafas? Igualmente, me irrita el último anuncio de Mikado, con sus boquitas cerradas. Me dan ganas de partírselas con un bate y hacerme un collar con sus dientes manchados de chocolate. No encuentro el vídeo (cosa que íntimamente me alegra.) Mención aparte han merecido los de Pascual (aquí uno de los buenos de los 80), los de Werther’s original, y los Ferrero Rocher, etc. Mi favorito de estos anuncios cursis que parecen haber viajado en el tiempo desde el año 84 hasta el presente es éste: «Merci te doy las gra-ci-as, Merci por ser así». No consigo encontrar el vídeo pero sí a este amigo que nos presta su voz y su arte para recordarnos la cancioncilla.

Pero por supuesto, los americanos siempre lo hacen todo mejor. Este está considerado el anuncio más irritante de la tele de EEUU. Es insuperable. No sé si cura el dolor de cabeza, pero te entran unas ganas de matar de las mejores del mercado.

Apply directly to the forehead. Push the red button. End life on Planet Earth.

Y de postre, me pide Escrito por que no me olvide de Jess Extender. Que Dios nos pille confesados.

¿Eres gilipollas? Bebe Pepsi.

No puedo resistirme a mostraros el anuncio que más me ha enervado en los últimos 29 años. Lejos de las alegres canciones de Carmen Sevilla con sus televisores Fili, lejos del negrito del Colacao y de las mujeres batiendo las contraventanas de Egoiste, llega de la mano de Multiópticas el anuncio destinado a que los gilipollas se hagan con un par de gafas. Igual ven bien, pero como son gilipollas…

Tanto apelar al consumo responsable y al gasto moderado, y resulta que era tan simple como poner a un colega repitiendo sílabas y poniendo cara de memo para ahuyentar cualquier tentación de acercarse a una óptica. Para vender gafas no creo que sirva, en cambio intuyo que será extremadamente útil para vender tranquilizantes y opiáceos, y que Jack Bauer está pensando en implantarlo en un chip para colocar en el oído del terrorista global que toque, que Soderbergh planea una secuela de «La Naranja Mecánica» en la que proyectan al incauto el anuncio en bucle, y en fin, probablemente sirva para que Bárcenas se sincere y para que el asesino inconfeso de Kennedy emerja de las sombras sólo para que lo retiren de la circulación. Por supuesto, en Cabo Cañaveral el tema del día es el impulso que el anuncio de MOMO le está dando a la carrera espacial, proporcionando un aliciente sin parangón a la tarea de largarse a otro planeta.

¿Hay algún anuncio que os saque de vuestras pu*** casillas? Yo propongo reunirlos en un post para engendrar un arma secreta que nos permitirá dominar al mundo. Mientras lo pensáis, recordemos los buenos tiempos.