ENTREVISTA SE ESTRENA EN MEDINA DEL CAMPO

Eran las seis de la mañana y la cosa no pintaba bien.

Por motivos de trabajo, habíamos salido de madrugada de Medina del Campo y poco antes de las seis se puso a chispear en el camino. De repente, sin saber muy bien cómo, aquelló se transformó en una nevada impresionante, con los copos de nieve volando en horizontal hacia el parabrisas, imposible ver por dónde iba el coche o si seguía la carretera delante de nosotros.

Pero eso no fue nada comparado con la emoción de volver al Festival de Medina del Campo a presentar nuestro corto «Entrevista», algo que habíamos hecho unas horas antes. Habíamos llegado por la tarde, con el tiempo justo de tomar un café y meternos en el auditorio. Allí me encontré con David Temprano, el director de arte, y como no quiso subir Alba Alonso, Juan Díaz y yo presentamos al público el corto y la verdad es que nos encantó cómo reaccionaron a lo que vieron. Por supuesto, echamos de menos a Luis Callejo (que estaba rodando y no pudo venir) y al resto del equipo.

Como para fiarse de esta chica.

Fue un día de frío castellano, de alegría al reencontrarme con Emiliano y Eduardo, también fue una noche en la que cenamos estupendamente en el restaurante El Mortero y en el que celebramos por fin haber acabado el corto y también la satisfacción por el resultado.

Después comentamos nuestras impresiones con la prensa local.

Bueno, en realidad, no. Estábamos haciendo tiempo para despedirnos de Emiliano y nos pusimos a hacer el tonto en el photocall.

En definitiva, que nos quedamos encantados con el Festival y felices de haber compartido este momento juntos.

Y también estamos encantados de haber sobrevivido a la nieve.

Mujeres y Zapatos

A veces me siento cansada. Cansada de la sociedad en la que vivimos y cansada de vivir sometida a un nivel de exigencia descomunal por ser mujer y trabajadora. Siento este insidioso cansancio con frecuencia, pero estoy tan acostumbrada a vivir diariamente con la proyección absurda que los medios y las personas hacemos de la mujer que a veces se me olvida, como quien tiene que llevar unos zapatos incómodos y con el tiempo se hace a ellos.

Por ejemplo, veo esta imagen y apenas me llama la atención.

Resulta difícil de creer que varias personas dieran su visto bueno a que este fistro siniestro entre Gollum y Paris Hilton llegara a publicarse.

Me cansa ver en la tele el desfile de adolescentes hipersexualizadas desfilando en ropa interior. Me cansa ver que las periodistas ahora tienen que estar buenísimas para poder trabajar en televisión. Me cansa que ver que las mujeres con cierta relevancia social son llamadas condescendientemente por su nombre de pila (Leyre… Sorayita…) y que se comente más su imagen que sus actos. Hay algo que no es que me moleste, pero que me parece que indica una tendencia peligrosa. Las mujeres que generan opinión hoy en día en nuestro país. Mencionemos algunas: Rosa Montero, Maruja Torres, Elvira Lindo, y Natalia Verbeke en In Style, ahora Sara Carbonero en Elle, y Martina Klein en otra que ahora no recuerdo. No dudo de que estas tres últimas destaquen en sus profesiones, pero me parece que su mérito para acceder a esa tribuna se debe a su físico y fama. Una escritora media tendría que sudar tinta para poder acceder a esa columna. Lo que es evidente es que si este tipo de colaboraciones se están poniendo de moda es porque a las mujeres nos gusta sentirnos representadas por mujeres que combinan un montón de cosas, éxito personal, belleza, juventud, amor y fama. Lo triste es que queramos oír lo que dicen estas personas en lugar de prestarle oído a gente que proceda de la literatura, de la política o del arte. Quizá en este sentido las mujeres nos hemos autoesclavizado y admiramos mucho más una buena melena que un buen cerebro.

Pero tampoco sería de extrañar porque la imagen de la mujer que nos venden y que compramos es exactamente esa mujer imposible. Guapa, joven, profesional, simpática, inteligente, que sea ambiciosa respecto a su carrera pero que sepa conciliar con su vida de pareja o de familia, que encuentre tiempo para cultivar la mente, pero también el cuerpo, que sea una consumidora consciente y sensata, que apoye las buenas causas, pero que no se pierda el último pañuelo de Loewe ni el último color de esmalte de uñas de Chanel. Que aprecie la belleza interior pero sepa escoger entre un chute de botox o una blefaroplastia. Que sea independiente pero que no lo sea demasiado; que se apoye en su pareja pero sepa respetar su espacio; que no se preocupe si no tiene pareja pero que sepa al tiempo que debería tenerla. Que sepa administrar su tiempo entre las horas de trabajo en la oficina y al tiempo llevar la casa o educar a los niños, «que son lo más importante». Podría seguir y seguir, pero como ya he dicho, me siento cansada. Y sintiéndome así me llega un e-mail de mi amiga Elena, incansable trabajadora, esposa, madre y una mujer casi perfecta. Le ha llegado esta «publicidad» de Caja Madrid.

Elena opina que esto es un insulto, y yo estoy de acuerdo con ella. Extracto la carta que ha enviado al Sr. Rato.

Mediante una carta de las que recibo habitualmente de la Caja que usted preside y de la que yo soy cliente desde hace 12 años, he recibido en mi casa el anuncio cuya copia adjunto.

No se qué clase de principios éticos les ha permitido emitir una publicidad de este tipo. Irreal, insultante y sexista.

Abrí mi cuenta en Caja Madrid la primera vez que obtuve un salario que yo consideraba importante y decente (…) Desde entonces, mis ingresos, fruto del trabajo y la gestión de mi economía doméstica, han estados asociados a esta cuenta. Considero que mi experiencia profesional y académica y mi trabajo en casa, me han convertido en una de tantísimas mujeres productivas de este país. (…) Usted me envía en forma de insulto una fotografía de una modelo a la que inventa una profesión absurda y que usted pretende, por la vía de lo subliminal, que yo acepte como modelo a seguir, para obtener la aprobación de la sociedad.

Una bella e improductiva profesora de kitesurf que diseña sus propios zapatos. No conozco a nadie así. Pero sí a un montón de mujeres a las que admirar y de las que sentirme muy orgullosa por tenerlas a mi lado y entre las que usted tiene un buen número de clientas.

Le ruego, Sr. Rato, que se abstenga, en lo sucesivo, de enviarme más basura a mi casa.

Elena Méndez Bértolo
Geógrafa. Especialista en Ordenación del Territorio
Concienciada y concienzuda. Responsable ama de su casa y madre de familia.
Usa sus zapatos para andar.

Elena usa sus zapatos para andar, no los diseña, ni falta que le hace. Es una mujer como tantas que vive asumiendo con valentía y un montón de esfuerzo sus responsabilidades y obligaciones; quizá no necesita que nadie le dé palmadas en la espalda por ello, pero desde luego con el nivel de exigencia al que está sometida ella (ella, yo, puede que tú también lo estés…) no tenemos por qué tolerar la proliferación de estupideces como coger a una modelo e inventarse semejante montón de tonterías que supuestamente nos representen. Hablen de madres trabajadoras, de amas de casa, de médicos, de arquitectos, de ejecutivas y quizá nos interese su plan de pensiones.

Me pregunto qué impacto tendría una publicidad parecida destinada al sector masculino. Sería poner a un modelo y extrapolar una descripción similar, por ejemplo:

«Profesor de Taichi. Hace caricaturas en la plaza mayor. Se recorta él solo las patillas. Para sentirse orgulloso, ¿no?»

Prefiero ir descalza antes que llevar esos zapatos.

Entrevista, Día 2 y Día 3

Honestamente, cuando escribí este cortometraje pensé en hacer algo ultrasencillo y ultrabarato. No ha sido ni barato ni sencillo. María la jefa de producción y yo nos las vimos y nos las deseamos para encontrar una localización adecuada. Es un despacho donde sucede una entrevista de trabajo y acertar con ese espacio era una de las claves. María se vió unas cuantas docenas y yo con ella, y al final dimos con el sitio perfecto (perfecto después de pasar por el arte de David Temprano.) Se podría haber hecho en muchos sitios, pero la idoneidad de ese sitio se pagó. Trabajar en plan coste cero seguramente te da mucha libertad, pero personalmente prefiero pensar que todo lo que ha requerido este corto lo hemos tenido. Y eso ha sido un lujo que hay que agradecer a la productora. Y en cuanto a la sencillez de un decorado principal y pocos actores… pues digamos que no es fácil sostener quince páginas con las mismas personas en el mismo sitio. No hay nada fácil. O al menos para mí, no lo hay.

Una vez llegamos al hotel, nos pusimos enseguida a trabajar con Luis Callejo y Juan Díaz. No sé qué puedo decir de estos dos. Son unos actores fantásticos, y me lo pasé pipa viéndoles trabajar (¿está demodé lo de pasárselo pipa?), igual que en los ensayos. Es bastante marciano ver cómo lo que has escrito cobra vida, a veces de la forma que te imaginabas, a veces mucho mejor. Ignacio el director de foto consiguió una atmósfera a mi entender maravillosa y de forma práctica y ultraeficiente. Y empezamos a quemar páginas de guión y pasárnoslo muy bien. A la hora de la comida nos sorprendió la noticia del fallecimiento de Luis García Berlanga y nos hizo recordarle el resto del día.

El sábado por la noche llegué a casa y me puse a ver la Noria, actividad de la que soy consciente que no es muy bueno alardear pero que me suele relajar (a pesar de los berridos.) La combinación de haber dormido poco, el mogollón del rodaje y la tensión, la excitación y el darse cuenta con una mezcla de adrenalina y temor de que quedaban aún dos días más casaba muy mal con ver la Noria, con el ambiente de sábado que se respiraba en las calles. Es otro mundo, el tiempo se dilata y se contrae continuamente y la percepción del resto del mundo en esos días se me hizo extrañísima. Será la falta de costumbre; el caso es que me pareció rarísimo estar allí sentada viendo un debate absurdo, como si fuera algo que antes entendiera y ahora ya no.

El domingo fue el día más difícil, pero no puedo contar por qué sin incurrir en spoilers así que no lo haré. Suele suceder que los días más duros son los días en los que más se aprende, aunque idealmente a nadie le gustaría repetirlos. Supongo que hacer cortometrajes es una forma muy cara o muy sofisticada de aprender a contar historias y por ello es normal encontrar importantes lecciones en los errores que uno comete; yo al menos espero que si hago otro corto cometer unos nuevos, no los que he podido cometer en este. Creo que lo más difícil de dirigir es tener una visión y protegerla. Al tiempo es un trabajo en equipo y hay que escuchar todo aquello que pueda enriquecer o mejorar la puesta en escena porque con frecuencia es mucho mejor que lo que una ha pensado. Creo que lograr el equilibrio entre escuchar y conservar las propias intenciones es lo más difícil de todo. Además creo que la visión jamás puede surgir en el rodaje. Para eso está la preparación. Luego surgen problemas y hay que adaptarse a ellos, y eso también es muy complicado. Qué trabajo más difícil, caramba.

Así que el domingo llegué a casa derrotada. Los problemas surgidos a lo largo del día me dejaron agotada y me preguntaba si tendría energía o claridad mental para finalizar con éxito el rodaje, y lo que es igual de importante, si sería capaz de disfrutar de ese último día. No lo averigüe hasta el día siguiente, el lunes 15 de Noviembre.

Cosas que haré cuando acabe de rodar mi corto

Retomaré la dieta. Volveré al gimnasio. Comeré con mis padres los fines de semana. Iré al cine al menos una vez al mes. De compras. Con las amigas. Haré alguna excursión fuera de Madrid. Cambiaré la alfombra. Leeré alguna novela. Y volveré a escribir con más frecuencia en el blog.

Lamento no poder prodigarme más, pero estas semanas están siendo tan apasionantes como agotadoras. Ya me queda menos y cada día cuenta. Sé que cuando el rodaje llegue a su fin, entonces sentiré un vacío que intentaré llenar con todas esas actividades que he mencionado antes. El proceso de hacer un corto es confuso. Cuando se aproxima el día D, estás deseando que todo acabe de una vez; pero cuando acaba te preguntas en torno a qué gravitará tu vida los meses siguientes.

Durante bastante tiempo pensé que «La Aventura de Rosa» sería mi único corto, pero he tenido suerte y he ido a dar con un fantástico equipo lleno de entusiasmo para mi siguiente peliculita. Prefiero no dar muchos detalles, pero os diré que se titula «Entrevista» y que tengo un reparto increíble, con Alba Alonso, Luis Callejo y Juan Díaz (en orden alfabético). Si todo sale bien, podréis ver a estos talentos en mi próximo corto dentro de unos meses. Crucemos los dedos.