ANOCHECE EN LOS PARQUES

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Desde el día 17 de Noviembre está a la venta mi última novela, «Anochece en los Parques, editado por Montena y con la que tuve la suerte de ganar el Premio Jaén de Narrativa Juvenil. Estos días desde que salió el libro han sido muy intensos: desde la emoción de recibir los ejemplares en casa, el rondarlos el primer día que los ves es una librería, ir a recoger el premio a Jaén en compañía del editor Alex Fernández, y después, presentarlo con Holden Centeno y Carlos García Miranda en Tipos Infames.

Mamá, salgo en la prensa.

Ahora, con algo más de sosiego, os puedo contar algo más sobre la novela. Es la cuarta que publico y la segunda en solitario, y sin embargo, hay algo indescifrable en la emoción de ver tu libro terminado, y la expectación que te genera pensar si le gustará a los lectores y a las lectoras es idéntica a la de la primera vez. Me encanta mi trabajo de guionista pero pocas emociones se pueden comparar a publicar una historia enteramente personal, que en sí misma es una obra acabada.

Como guionistas solo disponemos de acciones y palabras; en las novelas tenemos más libertad, formal y temática, supongo que también. Es un lenguaje más libre y menos pautado; por supuesto encontrar cada palabra, la voz y el estilo de la obra es un reto, y una actividad muy exigente. Llenar las páginas en blanco en ocasiones resulta divertido, otras, frustrante. Pero en la escritura de novelas siempre encuentro un refugio y una terapia; curiosamente, me sucede algo parecido cuando leo un libro muy absorbente. Desde luego, me gusta mucho más que hacer cortos; también creo que se me da mejor.

Carlos G. Miranda (izda), yo y Holden Centeno (dcha.)

Carlos G. Miranda (izda), yo y Holden Centeno (dcha.)

Estas semanas me dedicaré a patrullar las tiendas, sacar los ejemplares que estén de canto y colocarlos para que os miren a los ojos; me vais a perdonar, pero bordearé amorosamente el tostón habitual de los escritor@es en promoción en las redes sociales. Sobre la novela, diría que, más que juvenil, es crossover, y así me lo han dicho muchos adultos que la han leído; que no han tenido la sensación de que solo fuera para adolescentes.

Es una historia de dos jóvenes, cada uno en un laberinto del que no encuentran modo de salir. Dos niños perdidos que, cogidos de la mano, quizá puedan escapar a un entorno triste y abrumador. Podéis leer aquí la sinopsis y los primeros capítulos. Y aquí está en Amazon, aunque creo que es mucho mejor que lo compréis o lo pidáis en vuestra librería más cercana.

Gracias a la fundación Cajagranada y a la editorial Montena por lo bien que me han tratado. Gracias también a las personas que a mi alrededor siempre me animan a seguir escribiendo. Espero que os guste, y que si os gusta, lo recomendéis. Este año próximo podría plantar un árbol, pero como soy un poco manazas, mejor me pongo a pensar en mi próxima novela.

Enlaces:

ENTREVISTAS

La noticia en el diario La Vanguardia

Crónica de la presentación, en Rincón de Libros y Música

En la web de Me gusta leer

Entrevista en Voz Populi

Entrevista en Paseando a Miss Cultura

Entrevista en Todoliteratura

Entrevista en Aragón Radio

Entrevista en RNE Andalucia

Entrevista en El Placer de la Lectura

Entrevista en las Provincias

Entrevista en Biblioteca Pública – Manuel Sollo

Entrevista en Historias de Papel- Manuel Pedraz

Entrevista en Entre Comillas – Marta Robles

Entrevista en La Aventura del Saber (RTVE 2)

RESEÑAS

Opinión en Paseando a Miss Cultura

Recomendación en el blog de Winston Manrique

Recomendación en el blog de Nuria Vidal

Recomendación en «Consultorio de la lectora Francis» en Carne Cruda Radio (a partir de 27:40)

Reseña en Tacape Memories

Vídeo reseña en Tacape Memories

Reseña en Mi vida en hojas de papel

 

AÑOS DE WOODY ALLEN


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La anterior entrada de este blog fue escrita el 3 de Noviembre de 2014, hace casi dos años. El 5 de diciembre de ese año se estrenó «Magia a la luz de la luna». Después de la soberbia «Blue Jasmine», parecía una película aún más intrascendente. Ni siquiera el encanto de la época recreada, de Emma Stone y de Colin Firth la convirtió, a mi entender, en una película interesante. Pero por supuesto un mal Woody Allen siempre es mejor que muchas otras cosas. Como siempre, cada vez que Allen estrena una película, no faltaron quienes se quejaron de que haga una al año, como si fuera una abuela tediosa que nos obliga a ir a su casa a merendar aunque tengamos otras actividades mucho más urgentes. Para mí, lo más sorprendente de la película, aparte del fastuoso vestuario de Sonia Grande, fue ver por primera vez a Colin Firth como un hombre atractivo y no como un señor. Prueba evidente de que me estoy haciendo mayor y de que, estando embarazada como estaba en aquel entonces, ya me gustaban más los tipos con pinta de padre.

Del estreno de Irrational Man, el 25 de Septiembre de 2015, no me enteré. De hecho, descubrí su existencia varios meses más tarde, porque en aquel momento teníamos un bebé de pocas semanas en casa. La vi ayer y solo ahora, para escribir este post después de tanto tiempo, he buscado su fecha de estreno. Utiliza a un brillante y torturado profesor universitario, Abe Lucas, interpretado por Joaquin Phoenix, para navegar la genuina angustia del sentido de la vida a través de un acto radical. Sin ser ni de lejos tan buena como «Delitos y Faltas», mi favorita del director, me gustó bastante. Tiene un diálogo que retrata a Woody Allen: «Es aterrador cuando te quedas sin distracciones». Se entiende que lo de rodar una peli al año no lo hace por dinero… sino por miedo al vacío. Como dice el propio Lucas, «La ansiedad es el vértigo de la libertad.»

Menos de un año después se estrenó «Cafe Society». Dejé al padre en casa con el nene y me fui al cine, hábito que después de los primeros meses he logrado recuperar, aunque casi siempre sola y a horas en las que suelo estar prácticamente sola en la sala.  Disfruté mucho de la película, a pesar de un guión un tanto evanescente (especialmente en sus subtramas), que funcionaba como un gancho para hablar de la nostalgia y del sentido de la vida. Estéticamente maravillosa, y con una bellísima Kristen Stewart (que nunca me lo había parecido, todo el mundo gana con un vestuario estilo Hollywood clásico, supongo), la peli es una evocación del amor perdido que brilla en su sencillez, y que hace rememorar los momentos bellos de la vida que ya no van a volver; la juventud, una cierta ingenuidad a la hora de afrontar las relaciones. Sea por lo que fuere, en mi barrio, en un cine frecuentado en su mayoría por gente de la tercera edad, estuvo hasta hace poco en dos salas a cuatro sesiones al día por sala. ¿Es la nostalgia el gran tema de la gente mayor?

Y ahora, según imdb, Allen está filmando su próxima película, tras haber completado su serie para Amazon, «Crisis in six scenes», este es el trailer (sí, es Miley Cyrus):

En este tiempo, que a Woody Allen desde luego le ha cundido mucho (y digo lo mismo de mí, porque ahora solo me falta plantar un árbol), los blogs han perdido bastante fuelle. Aunque he seguido publicando en Bloguionistas, el microblogging, el opinamiento compulsivo en twitter y Facebook han matado el gusanillo de muchos por bloguear. Pero aquí estoy. Creo que es bueno tener un lugar que no sea binario, ni blanco ni negro, porque aborrezco la pose radical que levanta las reputaciones en twitter, porque me gusta sentarme a escribir y tardar más de dos minutos, y porque lo echaba de menos.

Hay ciertas rutinas que hacen que nuestra vida sea mejor. Escribir, leer, ver series, tomar un café con amigos… Y por supuesto, ver la última de Woody Allen. Anoche, después de ver «Irrational Man», me di cuenta de que mi hijo, si sale cinéfilo que espero que así sea, no podrá ver pasar el tiempo en películas de Woody Allen como lo hemos hecho nosotros toda nuestra vida; que será como el abuelo que alguna vez nos dio pereza visitar pero que forma parte, por suerte, de nuestros recuerdos y de nuestro amor por las películas.

OLIVER Y MAX, MI NUEVA NOVELA

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ACTUALIZACIÓN OCTUBRE 2016:

Una breve actualización de esta página porque me he encontrado con una vídeo reseña que, realizada más de dos años después de la publicación de «Oliver y Max», me ha hecho mucha ilusión. Gracias @mentagb.

Ya que me pongo, os cuento que el 17 de Noviembre se publica «Anochece en los parques», mi cuarta novela y ganadora del Premio Jaén de Narrativa Juvenil, en el sello Montena. Estoy muy contenta y con muchas ganas de que la leáis.

En 2011 estuve haciendo turismo en Berlín porque es una ciudad que me fascina. No solo por el arte, la belleza de sus calles o la variedad cultural, sino de manera muy especial por la historia.

Visité una exposición sobre las atrocidades del nazismo en el museo de la Fundación “Topography of Terror”, un centro de documentación que se asienta en el lugar en el  que en el III Reich se encontraba la sede de la policía secreta y los cuarteles de la SS.

 Allí fue donde supe por primera vez de la existencia del plan Aktion T4.

Dicho programa, mal llamado de eutanasia, fue creado y ejecutado bajo la responsabilidad principal de médicos y enfermeras durante el régimen nazi para eliminar a personas señaladas como enfermos incurables, niños con taras hereditarias o adultos improductivos. Estás víctimas eran consideradas “vidas indignas de ser vividas”. Su asesinato era una acción tanto de compasión hacia el enfermo como en beneficio de la comunidad en general,  ya que acabar con sus vidas suponía un importante ahorro económico.

El plan, que siguió funcionando durante la guerra, también incluyó entre sus víctimas a personas sanas pero que para el régimen nazi no tenían derecho a existir: disidentes políticos o religiosos, homosexuales, judíos, gitanos, huérfanos, alemanes que no fueran «de pura raza…»

La siniestra operación, que dio comienzo en 1939, representó un ensayo general para la “Solución Final” (la desgraciadamente célebre reunión de Wannsee en la que fue creada tuvo lugar en 1942), que copiaría muchos de sus métodos para los asesinatos en masa de inocentes ejecutados de forma implacable en los campos de concentración y en los territorios ocupados.

El programa se realizó en seis centros situados en Alemania y en la Austria anexionada: Grafeneck (Baden-Wurtemberg), Brandeburgo, Bernburg (Sajonia-Anhalt), Hartheim (Austria), Sonnenstein (cerca de Pirna, Sajonia) y Hadamar (cerca de Limburgo, Hesse), y se estima que fueron asesinadas sistemáticamente entre 200.000 y 275.000 personas.

 Impresionada por este programa, inspiración de la Solución Final y precursor necesario de las terribles prácticas de exterminio nazis, decidí saber más sobre el tema. En 2011, cuando comencé a escribir este libro, solo logré encontrar información del mismo en Internet y en el libro de Michaël Tregenza “Aktion T4 : Le secret d’Etat des nazis”, publicado en francés y que trataba de manera muy exhaustiva el tema. En los últimos años han ido apareciendo más libros de investigación sobre el asunto.

La idea de escribir la historia de un niño abandonado en uno de estos centros vino enseguida, sin buscarla, como una necesidad, con el ansia de saber más de este contexto terrorífico para poder hacerlo de forma verosímil y respetuosa con el pasado y con el sufrimiento de miles de víctimas. El proceso de la documentación fue esencial.

Escogí el punto de vista del niño porque me parecía el mejor para mostrar la inocencia con la que todas las víctimas, de todas las edades, llegaban a este lugar, y escogí también el del padre, nazi convencido, para mostrar el viaje de un ciudadano alemán del relato oficial al corazón del horror.

También lo he escrito desde la necesidad de recordar, para mantener viva la memoria de unos hechos atroces y poco conocidos, y para intentar comprender, sin lograrlo, qué impulsó a tantas personas a infligir daño y maldad de forma tan meticulosa y sostenida.

“Oliver y Max” es la primera novela enteramente inspirada por el funcionamiento del programa Aktion T4, está publicada por Nube de Tinta (PRH) y se puede comprar aquí, si te interesa.

 OLIVER Y MAX EN LOS MEDIOS:

En la web de PHR (puedes leer el primer capítulo) 

ENTREVISTAS 

Entrevista del escritor e investigador de la II GM Jesús Hernández

Entrevista de Jose María Clemente en Vanity Fair (09/07/14)

Entrevista de Benito Garrido en Culturamas (12/6/14)

Entrevista en el programa de Radio Nacional «El Ojo Crítico» (23/05/14)

Entrevista radiofónica en «La Biblioteca Encantada» con Javier Fernández Jiménez (04/07/14) 

«El miedo al desamparo en la Alemania del Horror», en el diario El Mundo (22/05/14)

Entrevista en Periodista Digital (23/05/14)

Angela Armero narra la odisea de un padre y un hijo frente al horror nazi, en La Vanguardia, (24/05/14) 

El tubo de ensayo del Holocausto en Diario Sur (25/05/14)

El tubo de ensayo del Holocausto en el Diario Vasco (25/05/14) ; El tubo de ensayo del Holocausto en el Correo (25/05/14)La RiojaEl Norte de Castilla (mismo texto)

En el diario La Razón (24/06/14)

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Todoliteratura

Vídeo entrevista con Lorenzo Garrido en Periodista Digital (5/06/14)

Entrevista en Periodista Digital (06/06/14/

Entrevista en el ABC (07/06/14)

Entrevista en el blog «Sueños de un espectador» 

Entrevista en Top Cultural 

 

OPINIÓN

Reseña de José Antonio Redondo en la revista de El Corte Inglés

Crítica en Cazadora de Sombras y Libros

Reseña en blog literario «De todo un poco» (opinión) 

Reseña en «Sueños de un espectador» (opinión) 

Reseña en «Capítulo 26» (Opinión)

Reseña en Todo Literatura 

 

PUEDES COMPRARLO AQUÍ

SITE EN FACEBOOK 

 

 

LA VIDA DE LOS OBJETOS (I)

Acabo de encontrar esta página que muestra el lugar en el que Roald Dahl escribía. Era una caseta situada más allá de su huerto en su jardín de su casa de Great Missenden, Buckinghamshire. Nadie podía entrar; ni siquiera su familia. Su ilustrador y amigo Quentin Blake solo lo vio una vez.

Roald Dahl en su búnker de escritura.

En su interior, como veréis, tenía un sillón tuneado con una tabla verde para escribir a mano (preferiblemente, a lápiz) atravesada de brazo a brazo, y la verdad es que me encantaría comprarme uno parecido, a ver si así me animaba a escribir más de lo que escribo. Además de ese sillón tan fantástico, tenía todo tipo de objetos: fotos y cartas que le habían enviado sus fans, un calefactor eléctrico colgando frente a su cabeza, mantas, e incluso un trozo de cadera que le habían extraído en una operación. Dahl creía que ese aparente desorden de cosas a su alrededor le inspiraba y le ayudaba a crear la atmósfera necesaria para la escritura. (Seguro que no tenía wifi.)

Y después ha aparecido esta foto del escritorio de Stephen King. En su estupendo libro «Mientras Escribo (On Writing)» habla de cómo su mujer le preparó un nuevo escritorio después de pasar varios meses rehabilitándose tras el atropello que sufrió y que le tuvo mucho tiempo hundido, moral y físicamente. En esa mesa estaba su Powerbook, un ventilador, folios, varios lápices y una Pepsi bien fría. Yo soy más de Coca Cola, pero al leer ese párrafo del libro casi siempre me emociono, pero no por la enumeración de objetos. Pero esa relación de cosas, la creación de ese lugar físico es más importante de lo que parece.

Y por supuesto, si te has leído unas cuantas (casi todas) novelas de Paul Auster, acabas envidiando de forma absolutamente irracional la sencillez espartana en la que sus protagonistas se ven casi forzados a escribir: cajas de cartón, cuadernos listados, lápices y una habitación por lo demás, vacía. En el otro extremo, el horror vacui fotográfico de Ramón Gómez de la Serna parece la creación de un procrastinador experto. (Aunque de su torreón salieron miles de páginas imprescindibles… como por ejemplo Automoribundia.)

Siempre que quiero escribir me digo que es un problema de tiempo, y a veces lo es, pero también de espacio. Creo que si supiera conjugar el momento idóneo con el lugar adecuado no tendría excusa para postergar el tramo final de la novela que estoy escribiendo. Excusas siempre las hay: el trabajo (en mi caso, también es escribir, y me hace feliz y me absorbe a partes iguales), la vida, el cansancio que me hace deslizar perezosamente los dedos por el portátil mientras me voy derrengando en un sofá, a veces frente al televisor, a veces frente al ordenador con demasiadas ventanas abiertas. Quizá aislarse sea la única manera, pero hoy en día es muy difícil.

Tengo un lugar preparado en mi casa para cuando me quede sin excusas: tengo una mesa, una ventana que da a la calle, un ordenador, una lámpara. Sé que las horas adecuadas que me harán escribir están flotando por encima de esos elementos, pero por alguna razón, no me decido a sentarme y escribir.

Viendo el espacio de Roald Dahl vacío te das cuenta de que ese lugar estaba muy vivido, de que era su verdadero hogar. Quizá eso sea lo que me haga falta: habitar ese escritorio, habitar ese desenlace como si fuera mi vida la que se está escribiendo entre esas paredes y frente a esa ventana… que no es ésta. Pero quizá, al contar aquí lo que no debiera, me quedo sin excusas para no escribir.

Ojalá.

¿Y vosotros? ¿Alguna rutina o cubículo mágico para escribir?

ALEXANDRA Y LAS SIETE PRUEBAS

Cada vez que alguien me pregunta qué es eso de que he escrito una novela la primera frase que me viene a la mente es «You know, for Kids», como en esta mítica escena de esta peli infravalorada de los Coen: «El Gran Salto.»

La novela que he escrito con mi amigo y compañero de letras Roberto Santiago es para niños y niñas a partir de 9 años, aunque creo que cualquiera puede encontrarlo interesante, porque pasan muchas cosas y hay suspense, amor, aventura, acción, humor…

Habla de la aventura de Alexandra, una niña que participa en un concurso que se celebra en su colegio. 100 niños concursan con ella, durante una semana, con el centro cerrado, sin padres, sin profesores, nadie puede entrar y nadie puede salir. Todos juegan y compiten contra todos, porque sólo puede haber un ganador.

Solo puedo decir que ha sido genial, que ha sido difícil a ratos, que me he estrenado en la escritura de novelas en la mejor compañía y forma posible, que me siento muy afortunada y que me gustaría escribir más. Recuerdo lo mucho que me gustaba leer de pequeña, libros como «El Superzorro», «Matilda», o «El pequeño Nicolás» y lo feliz que me hacían estas lecturas. No pretendo comparar estos títulos tan geniales con nuestra novela, solo desear que encuentre, con un poco de suerte, un lugar en el corazón de alguna personita, como el que estos libros encontraron en mí cuando yo era una mocosa.

Gracias a todos los que me habéis apoyado y os habéis interesado por este libro.

«Alexandra y las siete pruebas» ya está en las tiendas.

 

MANUSCRITO ENCONTRADO EN MEDINA DEL CAMPO

El fin de semana pasado fui invitada a mi festival de cortos favorito: la Semana de Cine de Medina del Campo, lugar en el que por cuarta vez Emiliano y Eduardo hicieron que me sintiera como en casa (e incluso mejor que en casa.)

Siempre que voy por Medina siento una mezcla de emoción y nostalgia. Es como un rompeolas temporal donde el pasado se enlaza con el futuro. He acudido a recoger el premio del proyecto, a presentar «la Aventura de Rosa», a competir con «Entrevista», y este año, como jurado. Así, en este pueblo se mezclan los cortos del pasado con los cineastas del presente y del futuro, y no puedo dejar de mirar las fotos de amigos y compañeros en el auditorio, algunas de hace veinte años, otras de este siglo. Este es el vídeo que han hecho para conmemorar sus 25 años de existencia.

Al regresar al hotel una noche, me encontré con este lugar:

¿Dónde he visto yo esto antes?

Y la imagen me resultó poderosamente familiar. Había algo en mis recuerdos que estaba abriéndose paso desde el año 92.

¡Terminator 2! ¡La persecución de los camiones!

Un estremecimiento me recorrió el cuerpo de los pies a la cabeza. James Cameron había estado en el Festival de Medina del Campo. Pero tenía que averiguar más datos. Me fui a la Hemeroteca del pueblo (situada en la Plaza Mayor) y busqué la opción más lógica: la Semana de Cine del año 92. Después de pasar varias horas sumida en montañas de periódicos amarillentos y quebradizos por el paso de los años, descubrí una noticia en «El Adelantado Pucelano» que hizo que todas las piezas del puzzle encajaran: en mayo de 1991, Cameron vino a supervisar la segunda unidad de Terminator 2, que se rodó en Medina del Campo a causa de la amistad de Cameron con Emiliano, que le había invitado a participar como jurado de la Sección Nacional.

Una de bravas y dos Coca Colas, please

Quise preguntar a Emiliano por este ilustre invitado pero estaba muy ocupado porque tenía que recibir a Fernando Trueba, quien llegaba a recoger el Roel de Oro. Me dijo que me lo explicaría al día siguiente. Así que con toda la intriga, me fui al hotel, pasando por la mítica localización de la persecución que tantas veces había visto. Llegué al hotel la Mota en el que había pasado varias noches de insomnio cuando rodaba mi primer corto, y en esta ocasión tampoco pude pegar ojo. Me puse a pasearme arriba y abajo, presa de los nervios y del deseo de saber más. De repente, noté una pequeña protuberancia bajo mis pies, bajo la moqueta azulada, casi pegada a la pared. Con las tijeritas de la manicura rasgué la moqueta (que el dueño del hotel me perdone) y extraje una hoja amarilla de líneas horizontales. Allí había escrito algo en inglés. Sentí una punzada de anticipación e irrealidad golpeando mi ser. Me senté en la cama y empecé a leer. (Os lo traduzco, claro.)

Después de haber sido jurado de esta edición en este bonito pueblo español, tengo ganas de dejar por escrito algunos pensamientos que me han venido mientras veía los cortos de la selección.

DECÁLOGO PARA EL CORTOMETRAJISTA DEL FUTURO por James Cameron

1. Si no tienes historia, no hagas un corto. Cuando acabes, seguirás sin tenerla y habrás palmado un montón de pasta.

2. Si el corto dura quince minutos, no sigas sacando títulos de crédito en el minuto catorce.

3. Si el corto dura diez minutos, deberías haber planteado la historia antes del minuto nueve.

4. Por muy guapo que sea el niño/perro/gatete no deberías montar un plano de veinte segundos en el que sólo aparece él.

5. Encuentra la historia primero y después, si lo necesitas, el mensaje. Hacerlo al revés canta por soleares (N. del T. del inglés «sings as Michael Bolton.»)

6. Si tienes mucho dinero y pocas ideas, pareces el más tonto del baile de la prom (bueno, tu productor parece aún más tonto que tú.)

Los siguientes puntos del decálogo estaban tachados con un boli de distinto color y en paralelo al texto alguien había escrito: GRINGO CABR?N VETE A TU CASA QUE SABRÁS T? DE CINE. Su ira, probablemente la de un cortometrajista que fue a presentar su corto pero que no se llevó ningún premio, habría sido atizada por las opiniones de Cameron. Por fortuna, tras este ataque, aún podía leerse la despedida del director americano.

«Ha sido fantástico regresar a este pueblo, comer lechazo y ver cortos, algunos muy buenos y otros not, pero sobre todo reunirme con viejos amigos y hacer algunos nuevos. Happy days.»

Enrollé la hoja con cuidado y volví a depositarla entre la moqueta y la pared. Yo no tenía nada que legar a la historia del Séptimo Arte, pero haber sido invitada a Medina me había puesto en una posición perfecta para entender que Medina del Campo es un rompeolas temporal donde el pasado y el futuro del cine se dan la mano.