Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Escritores con alas: generación compresa

Leo en El País un artículo de Enrique Vila-Matas que se titula «Situarse en el mundo«. Habla de literatura. Creo.

Hay que leerlo como un jeroglífico o como un crucigrama: intentando resolverlo, adivinar de qué habla y, sobre todo, de quién habla.

Dice que fue a la Feria de Frankfurt hace años.

Eran entonces la gran mayoría de escritores españoles muy jóvenes y activos y nadie intuía que tardarían muy poco en apoltronarse y ser engullidos por la repentina necesidad de llevar una vida de correctos hombres de negocios. Hoy en día no queda casi nada de aquella narrativa que pudo impactar en Europa.

¿A quién se refiere? ¿A Muñoz Molina? ¿A Javier Marías? ¿A Eduardo Mendoza? ¿A sí mismo, por ejemplo? ¿Por qué no dice ni un solo nombre?

Habla del «superficial canon nacional que algunos críticos crearon en los años ochenta» y asegura que «se jaleaba el casticismo y el rechazo de todo experimentalismo«.

¿De qué rayos habla? ¿Qué críticos?

Intento recordar. En los ochenta «se jaleaba» bastante a Juan Benet, todavía a Goytisolo (sobre todo él mismo, Goytisolo, que aún «se jalea» en cuanto tiene la más mínima oportunidad), se jaleaba un ladrillo experimental infumable llamado Larva, de un tal Julián Ríos, y se jaleó bastante, hasta el punto de que yo lo compré, un libro titulado Historia abreviada de la literatura portátil.

Luego nos cuenta que él «no encajaba» en ese canon superficial, así que «me inscribí en una tradición literaria híbrida«, lo que a su juicio explica su éxito internacional.

Pues va a ser eso.

«¿Por qué no tenemos visibilidad internacional?«, se pregunta Vila-Matas.

Es una interrogación retórica, pues no propone ninguna respuesta.

Como Guillermo Brown, él se limita a constatar un hecho: los escritores españoles no son muy conocidos. En Hispanoamérica sólo se conoce a «dos o tres escritores -más bien los más alejados del tradicional realismo hispánico y de la prosa barroca que huele a tortilla de cebolla«.

¿Quiénes son los tortilleros esos, por caridad, don Enrique? No nos tenga en vilo. ¿Algún nombre, por favor, por humanidad? ¿A qué huele Javier Marías? ¿A ginebra inglesa? ¿Y Pérez-Reverte no huele a criadillas, rabo de toro y sesos escalfados? ¿A qué huele el propio Vila-Matas?

¿No te parece que aquí ya hay demasiados escritores que son como las compresas con alas? ¿A qué huelen los escritores que no huelen?

No podemos hablar siempre así, por alusiones, por conjetura, con jeroglíficos y oscuros hexámetros sibilinos. ¿Por qué nadie se atreve a dar un solo nombre nunca?
¿Será por no oler? ¿Para que no les abandone el desodorante?

Hace poco, en el blog de Vicente Luis Mora, le hacía este mismo reproche Constantino Bértolo a Ángel Zapata (y a mí me hacía otros, creo que también con bastante razón). Esto decía Constantino:

«Entiendo que si en lugar de la queja utilizáramos la denuncia, es decir, obras con nombres y títulos concretos, quizá dejaríamos de avalar con nuestra queja, queriendo o sin querer, la impostura general. […] Porque mi pregunta es ¿porque no se dicen en tu artículo los nombres de esos buenos chicos que escriben literatura insulsa? ¿por qué no citar la nómina de los imbéciles y de los canallas? ¿por que no desenmascarar dando sus nombres a esos escritores «de éxito» que hablan contra la mercantilización de la literatura, o a esos escritores que se reclaman «de izquierdas» y «firman contratos ??sin que se les mueva un músculo de la cara?? con los más reputados «padrinos» del medio, o con las más voraces y destructoras multinacionales de la edición.» Hablabas antes del silencio y en efecto tú mismo puedes comprobar cómo funciona ese silencio, esa carencia de nombres concretos que es un rasgo llamativo en tu artículo».

Y un rasgo muy llamativo también del artículo de Enrique Vila-Matas, que al final no tengo ni idea de lo que dice. Quizá que él está por encima del resto, alejado de la tortilla de patata, y eso explica su capacidad de «situarse en el mundo«.

Hay ya toda una Generación Literaria Compresa, una generación fina y segura, que no se mueve, que no huele, que no traspasa, con la que puedes incluso bañarte, porque no se nota: igual que si no leyeras nada.

Una frase del artículo se me quedó grabada y no paro de darle vueltas. Me sucede a menudo. Esta frase:


«Mi experiencia personal me indica que he tenido que viajar a muy diversos países y padecer de cerca el desconocimiento de la literatura española en casi todas partes.»

Eso no lo ha escrito, como parece, un político, ni un burócrata, ni un experto en marketing casi analfabeto. Lo firma uno de los más prestigiosos escritores españoles.

Parece una cosa de Tip y Coll. Mi experiencia personal me indica que he estado tres veces en el médico. Mi experiencia personal me indica que he pedido cañas en varios sitios y me han puesto tapa.

¿Por qué no decir simplemente: siempre que he viajado por ahí, he comprobado el desconocimiento de la literatura española?

Como al comentar una partida de ajedrez, dan ganas de poner un signo de interrogación al margen y anotar: muy mal, coño, la jugada natural es Cf5.

¿Por qué escribir de esa forma tan pintoresca?

Mi experiencia personal me indica que siempre que he escrito así (y lo he hecho unas cuantas veces) es por una sola razón: porque en realidad no tenía nada que decir.

Lee el artículo de Vila-Matas y verás.

Dicho esto, te diré otra cosa: aprecio bastante a Vila-Matas, que te quede claro.

Hablé con Enrique por teléfono hacia 1998, cuando él era jurado de un premio de novela al que yo había presentado una novela mía. Yo estaba en casa de Pote Huerta y llamó Enrique por casualidad.

–Estoy con Reig, el tío de la novela esa demente.

Enrique le pidió que le pasara conmigo. Me dio ánimos, me dijo que le había gustado y que la iba a defender.

Me consta que lo hizo, aunque el premio lo ganó otra novela, que sin duda lo merecía. De todas formas, Pote publicó también mi novela, gracias al apoyo de Enrique Vila-Matas.

Siempre que veo a Enrique le doy un abrazo y se lo agradezco.

Esto fue hace años: todos éramos delgados, guapos y algo golfos. Veo fotos de esa época y me asombro.

Este es Pote con mi hija Anusca, a la que consiguió dormir de inmediato. Mi hija nunca ha acabado de entender un nombre como «Pote«, no le entra en la cabeza, así que en casa le seguimos llamando como ella le bautizó: Harry Potter.

¿Un editor con poderes mágicos?

Comments (36)

Más claro, aguajulio 5th, 2007 at 6:34

Siento un gran respeto por Vila Matas y por su literatura, pero no puedo por menos que partirme la caja cuando se asombra del desconocimiento de la literatura española en el extranjero…

¿Ha probado a preguntar por la literatura española en España? Si hasta la fecha no se ha suicidado, es que no…

Danjulio 5th, 2007 at 6:50

Buenas…
Yo, la verdad, es que leí con bastante precipitación (precipitación universitaria, no exenta de disfrute) la historia portátil, Bartleby y Cía, etc. Luego, con el tiempo, me cansé bastante de andar siempre dando vueltas por las calles de París, por los rinconcillos diversos de la literatura que Vila-Matas cita una y otra vez… Disfruté bastante entonces y disfrutaría seguramente ahora con una relectura, pero creo que Vila-Matas (aunque no estoy seguro de que sea un escritor compresa, que no huele, que da seguridad, etc.) es uno de esos escritores (casi todos) que publican una y otra vez la misma obra, que escriben repetidamente la misma historia, (personajes nuevos, los mismos gestos).
Sin poder leer el artículo de Vila-Matas es complicado hablar del mismo, sólo de oídas, per parece claro, a partir del extracto del Sr. Reig, que Vila-Matas pretende desmarcarse lo más posible de la caspa y del provincianismo de la ecuación de ayer. Que lo consiga o no ya es otra cosa. Yo, sinceramente, puestos a mojarse, creo que en el fondo lo consigue, aunque sea un poco. No deja de ser cierto que si hablas de Vila-Matas en ciertos países europeos y sudamericanos, el nombre les suena, les recuerda a algo. Si uno menciona a Elvira Lindo o a Ray Loriga (para mí, salvo excepciones, un mal grupo de rock con letras pretenciosas)se le quedan mirando igual que si se recita la alineación titular del Salamanca o de la Ponferradina…

No me extiendo más, que ya me aburro hasta a mí.
Saludos.

Quijanojulio 5th, 2007 at 7:06

¿Conocen a Rafael Reig en el extranjero?

¿A Juan Manuel de Prada tal vez?

¿A quién conocen en el extranjero?

¿A Cervantes?

¿A la Pardo Bazán?

¿A Álvaro Pompo?

¿A usted otra vez?

Saludos, pero

cambie de amigos.

martínjulio 5th, 2007 at 7:43

Vila-Matas, hoy de moda, es un parásito, un escritor que escribe recogiendo las migajas que desperdigaron los demás. Además escribe bastante mal, cuando se atreve a escribir, porque sus libros están llenos de citas de otros. Luego es un escritor que no se cansa de decir que la novela está muerta. La ha matado no sé cuántas veces. Muerta y por él enterrada, claro. Todas estas novelas escritas por literatos sobre literatos que creen que sus vidas son mucho más interesantes que las del resto de mortales me parecen una ridiculez, el colmo del amaneramiento. La metaliteratura, además, salvo algunas excepciones como las aventis de Marsé, La vida breve de Onetti, Borges o el Quijote, es un camelo. Prefiero el folletín puro y duro, el folletín truculento tipo Fantomas o Fu-Manchú que todas estas novelas pretenciosas y amaneradas compuestas por las sobras de los demás.

(Hablo de literatura, del escritor; como persona no puedo hablar porque no lo conozco)

Vila-Matasjulio 5th, 2007 at 8:09

Hola,Reig: El hecho de que te apoyara no te obliga a apoyarme ahora. Quedas dispensado. Busco agitar las aguas. También tú lo haces. Mi experiencia personal me dice… Bueno, está bien. Rectifico. A mí me parece que vamos de sobrados por el mundo y que conviene decirlo. Para entendernos: Federer es muy bueno y es el número 1. Y Nadal, fuera de España, está visto como un músculo no pensante y un plasta. Y así todo. Se trata, como te digo, de abrir discusiones. Querría haber dado nombres, pero es que la lista es inagotable.

Un abrazo.

Enrique

Andrés Gasteyjulio 5th, 2007 at 8:15

De acuerdo, Rafael; el artículo de marras es un cóctel con sus dosis de autosuficiencia, de cobardía y de petulancia. No se sabe qué carajo quiere decir. Démonos esta noche al single malt para olvidar.

Del sujeto sólo he leído «El Mal de Montano», que en el título lleva la calificación; mal. Básicamente, literatura sin interés.

De ayer. Seguro que De Prada les parece un tipo estupendo a sus amigos; me alegro. Yo no lo conozco. Dije que como escritor lo juzgo vacuo (le concedí mi tiempo para «El silencio del patinador»). Leí por ahí que él mismo se define novelista «barroco y atormentado»; toma del frasco. Aunque es cierto que su obediencia vaticana no le descalifica a priori, yo difícilmente encontraré un terreno de encuentro estético con quien rechaza, por ejemplo, el follar fuera de matrimonio canónico. Dicho lo cual, no contestaré a los insultos y gleces del Sr. Gilipollez.

lenitajulio 5th, 2007 at 8:19

bueno, pienso que los escritores españoles no son conocidos tampoco en españa (no me refiero a cervantes, unamuno, lorca y demás históricos obligatorios en los estudios básicos de cualquiera). pero teniendo en cuenta que los escritores conocidos aquí y en el mundo son la de harry potter, dan brown (se escribe así??), y cualquiera con una novela que ‘venda’ tampoco es de extrañar mucho. no creo que los escritores españoles actuales entren en ese prototipo desgraciadamente.

en fin, ellos se lo pierden¡

Danjulio 5th, 2007 at 8:24

Pues vaya.
Dice Martín: «Además escribe bastante mal, cuando se atreve a escribir, porque sus libros están llenos de citas de otros». Y yo que andaba convencido, desde el invento postpoético de Fernández Mallo, de que el collage y la cita-rezoma eran la cima de la postmodernidad.
A mí, la verdad, el invento postpoético no me convence nada (más que nada porque ya estaba inventado de antes; ahora lleva maquillaje nuevo, porque yo lo valgo), pero argumentar que alguien escribe mal porque cita a otros me parece poco pensado, la verdad, nada acertado…

Remover las aguas… Pues remuevan, remuevan. Creo que tiene razón Vila-Matas (o quien haya firmado con su nombre, me da lo mismo) en la analogía Federer-Nadal. Lo mismo se puede hacer en futbol. «El Atlético de Madrid es un grande…»; pues claro, sobre todo en la provincia de Madrid. En el mundillo (MUNDILLO se mire por donde se mire) literario, tres cuartos de lo mismo, sin dar nombres o dándolos casi todos. Probablemente haya pocas cosas menos tristes que el provincianismo de capital. Pero esa es mi opinión claro, que ni escribo ni publico…

joven sin idealesjulio 5th, 2007 at 9:05

Así, generalizando en plan salvaje, realizando una tropelía, yo diría que es que la intelectualidad española es idiota y parasitaria. No hay ningún loco irredento por mantener su independencia, no creo que pueda salir en este país ningún Roberto Bolaño, por ejemplo.
Encontramos excepciones, islas desiertas como «Sangre a Borbotones», que es un auténtico MILAGRO en el mundillo editorial pañol, pero poco más.
Y lo digo sin el más mínimo ánimo peloteril. Y para que me crea terminaré esta sarta de palabras inconexas con un leve insulto: Don Rafael, es usted un mangarrián.

rafael fernándezjulio 5th, 2007 at 9:13

Mi experiencia personal me indica que me he descojonado bastante con este post.

Menudo lapsus tuvo (aunque yo los tengo mucho peores y a diario, confieso)

natajulio 5th, 2007 at 9:18

el discurso de las jóvenes promesas que se apoltronan esta ya muy trilladito, en casi todos los campos (graciosa soy), me parece; agitar, lo que se dice agitar…
y a ti, rafa, ¿no te decían en el colegio aquello de «se dice el pecado, pero no el pecador»?, pues va a ser por eso. y no digo más, que estoy muy dispersa, yo.

besos varios.

natajulio 5th, 2007 at 9:25

y lo de «mi experiencia personal me indica…» no tiene precio, lo voy a tomar prestado, con permiso -y si así consigo que mi experiencia personal me indique algo a estas alturas, mejor que mejor-.

más besos.

Betajulio 5th, 2007 at 9:57

Mira esto. Tiene su gracia… a propósito de Ray 🙂

http://blogs.20minutos.es/desternillablog/post/2007/07/05

Sidramarijulio 5th, 2007 at 10:14

Mi propia experiencia personal humana me indica que hay escritores que escriben tan mal que si fueran médicos ya se habrían cargado a media lista de la Seguridad Social, si fueran basureros nos rebosarían los contenedores, si fueran presidentes de los EEUU habría un Guantánamo por cada millón de habitantes, si fueran camioneros sufriríamos desabastecimiento permanente en los mercados, si fueran gays y lesbianas ganaría el PP en Chueca (ay, perdón, que la realidad se me ha colado en la ficción), si fueran maestros predominaría el analfabetismo, etc etc etc… vamos, que en ningún otro gremio habrían consevado su empleo salvo en el de los periodistas locales, autonómicos y nacionales.

Gustavojulio 5th, 2007 at 11:42

Sólo dos cosas diré, desconociendo totalmente la labor de Vila-Matas como buen ignorante ilustrado que soy:
-No estoy de acuerdo en eso del desconocimiento que en el extranjero se tiene de la literatura española; quizás él se refiere a sólo cierta literatura. Impresionaría saber lo que saben de nosotros, pero claro, la falsa humildad española ya se sabe…
-La táctica que emplea es la de tirar la piedra y ver quién se tapa el ojo: así siempre se podrá decir «yo no me refería a usted, ahora, si se da por aludido, pues es su problema… Bonita táctica retórica, ¿no?

Opción Cjulio 5th, 2007 at 12:35

Como no he leído nada de ese Sr., hablaré de otra cosa.
En cierta ocasión, tras mantener una agradable charla con un escritor, nos despedimos con un beso (en la mejilla). Impulsada por mi curiosidad insaciable, aspiré con fuerza con la intención de atrapar una pequeña muestra de su olor… ¡y nada! Ni rastro de perfume, tabaco, cerveza…. Por eso, he decido releer su libro con la esperanza de que mi olfato esta vez se comporte y me aporte alguna pista. ¿Tú crees que funcionará?.

Un beso, Rafael.

weininger zjulio 5th, 2007 at 13:02

Chapeau! Sr,Reig.

Recoda:no sé por qué,pero siempre he asociado a Vila-Matas con Paul Auster,debe ser porque hacen la misma literatura hueca y tramposa.

antimilikitojulio 5th, 2007 at 13:07

Gracias Rafael por sus posts,en este país cainita se aprecia su combate contra el papanatismo.

roquenublojulio 5th, 2007 at 13:57

Disfruté del Vila-Matas «Hª de la literatura portatil», «Bartleby y cia», «París no se acaba nunca» «Para acabar con los números redondos». No pude terminar, en cambio, su aclamado «El mal de montano». Y no he tenido interés en leer «Dr. Pasavento». Supongo que su metaliteratura me produce un exceso de pepino, una repetición que está bien para determinadas épocas, pero que hay que dejar reposar a fin de no sentir los regüeldos letraheridos todo el día en la boca.

Fredyjulio 5th, 2007 at 14:16

Mi experiencia personal me indica que he tenido que viajar a muy diversos países y padecer de cerca el desconocimiento de la situación de España en un mapa.

Así que mejor no preguntar por escritores españoles…

María S.julio 5th, 2007 at 14:37

Leí hace años «París no se acaba nunca» y me gustó bastante. Bueno, mucho, lo reconozco. Claro que acababa de leer «París era una fiesta», me iba en unos meses a París de Erasmus, y por aquella época me emocionaba sólo con ver el punto de París en un mapa. Me están entrando ganas de releerlo para ver qué opino ahora. El caso es que pensaba leerme este verano «Doctor Pasavento» o «Bartleby y Cía», pero la experiencia personal de don Enrique me indica que tenga miedo, mucho miedo.

de nadajulio 5th, 2007 at 14:46

P.G.B.(Partido de la Gente del Bar,movimiento del que eran seguidores Pedro Pico y Pico Vena,a su vez personajes de cómic creados por Azagra que salía en El Jueves.

el-librerojulio 5th, 2007 at 15:10

Yo he leído de Vila-Matas «Historia de la literatura portatil» y «La Asesina Ilustrada». Obviamente su carrera es larga y yo no la conozco lo suficiente. Es un tipo de escritor que no me disgusta. Creo también que el artículo de Reig no se mete tanto con su literatura como con ese artículo en particular, y en especial por representar una forma genérica de manifestar el espíritu ¿crítico? en los medios.

Creo que Vila-Matas, de los que cita Reig puede ser el más salvable, porque con todo el respeto para la literatura de esos próceres, ya me diréis que hacemos con los demás, y en especial con el tal Ríos, muy vanguardista y tal pero infumable.

Danieljulio 5th, 2007 at 15:55

Vamos a decirlo ya con toda las letras, la experiencia me indica que para triunfar tienes que hacer pseudoliteratura sobre tus colegas escritores, París, libros y esas cosas, salir en estravagario haciendote el snob, si puede ser diciendo tonterías por si hay alguno que al no entenderlas piensa que eres genial y a cobrar.

acusiante y ominosojulio 5th, 2007 at 16:20

Rafael,déjese de literatura y cuéntenos jugosos(y deliciosos!)chismes de las grabaciones de Las noches blancas.

Pecadorjulio 5th, 2007 at 18:14

Esto lo ha escrito Constantino Bértolo, ese genio: «En el año 1944 el poeta Dámaso Alonso publicó su libro Hijos de la ira donde se encuentra un verso que resume una época: Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres/ (según las últimas estadísticas). Sesenta años más tarde los cadáveres gozan, al parecer, de buena salud. Según las últimas estadísticas somos cuatro millones de europeos guapos, ricos y autosatisfechos. No todos somos ricos, guapos y estamos autosatisfechos pero si Madrid, como toda ciudad que se precie, es un espejo, sólo los ricos, guapos y autosatisfechos salen en el espejo. Los más de cuatrocientos mil inmigrantes que se ocupan de cuidar y pasear a nuestros ancianos de clase media, de levantar los ladrillos de los nuevos pisos y de renovar nuestros cuartos de baño, de servir copas y cafés en bares y restaurante, limpiar las calles o atender a los niños mientras papá y mamá trabajan para pagar la hipoteca y la letra del nuevo coche, no salen en foto. Tampoco salen los miles y miles de jóvenes que trabajan como becarios con sueldos miserables en los periódicos gratuitos o en los no gratuitos, en las editoriales dependientes o independientes, en las grandes o pequeñas librerías, en los despachos de abogados o en las auditorias financieras. No salen estos jóvenes aunque sonríen continuamente para que sus directores de recursos humanos comprueben que tienen ??espíritu laboral positivo? y puedan llegar, sonriendo, a situarse entre los elegidos para luego pasar de becarios a colaboradores con contrato temporal y desde ahí alcanzar, si siguen sonriendo y mostrando ??actitud adecuada para su integración en nuestra cultura de empresa?, la deseada condición de colaboradores con contrato fijo (y despido barato), con sueldo de mil euros e hipotecas de 40 años para comprarse un piso (precio medio: 5.000 euros el metro cuadrado). Porque ahora al capataz se le llama Director de Recursos Humanos, a los trabajadores se les llama colaboradores, y al conformismo laboral, ??cultura de empresa?. La cultura.
Madrid lucha tratando de seguir siendo la capital cultural de España, el rompeolas a donde acudían desde las cuatro esquinas de la geografía española todos los pretendientes que deseaban adquirir la condición de escritor, autor teatral, crítico literario, periodista cultural, actor, videoartista, o cantante. Sigue siéndolo en gran parte, pero en la España de las autonomías la cazuela literaria se reparte por diversos fogones y la explosión de los blogs trasmite la falsa impresión de que la libertad de expresión ya no necesita el soporte del capital ni de la capital para expresarse. Al calor de los nacionalismos periféricos y sus correspondientes subvenciones la otrora Corte de los Milagros ya no tiene el monopolio en la expedición de los títulos de obispo, sacerdote o monaguillo cultural. Barcelona reina sobre la cultura en lengua catalana; Bilbao y San Sebastián arropan la cultura en euskera y en Santiago de Compostela están construyendo una Ciudad Cultural digna de un Faraón aunque no sepan muy bien que cultura van a embalsamar dentro de ella. Pero Madrid sigue siendo Madrid, el lugar donde se compra el 25 % de los libros, donde se edita un 40% de esos libros y donde las instituciones públicas y privadas inauguran cada semana un Festival Cultural o una Noche de los Libros o una Jornadas sobre los ?ltimos Cien Poetas de la Literatura Española. En Madrid la ??política cultural? se ha convertido en ??gestión cultural? y una red de centros más o menos (más) subvencionados se reparten la ??programación cultural: La Casa Encendida con cursos y talleres que abordan desde la vanguardia del ??comic? o la creatividad del videojuego hasta ??el compromiso social del hip-hop? pasando por inevitables talleres de escritura, lectura o edición donde los mismos quinientos que quieren ser escritores se convierten en sus quinientos lectores y en sus quinientos editores independientes, o La Casa de América desde donde el neocolonialismo hispano dedica atención subvencionada a los nuevos cineastas argentinos o bolivianos o mexicanos y cada tarde presenta algún libro delante de nueve oyentes (más siete amigos y parientes más el editor y su jefe de prensa) un nuevo autor latinoaméricano que, o bien declara que su literatura es cosmopolita y cita a Auster, Carver o David Foster Wallace, o bien se desmarca claramente de toda contaminación ideológica que tenga que ver con Cuba o Venezuela. Está también el Círculo de Bellas Artes con sus correspondientes subvenciones donde se ofrece más de lo mismo y algún baile de Carnaval (hay gente tan ingenua decía el escritor Mariano José de Larra a principios del siglo XIX, y sigue teniendo razón, que se cree que el Carnaval sólo dura una semana). Y está la ?pera para que las clases dirigentes demuestren su sensibilidad musical, y hay Festivales de Danza para lo mismo y no hay todavía un Festival Internacional de Cine porque a nadie se le ha ocurrido. Madrid está al día. Ya estamos en el circuito cultural europeo y lo que hay que consumir culturalmente: exposiciones, espectáculos, recitales, conciertos, catálogos o deconstrucciones, lo consumimos con entusiasmo (subvencionado).
El 85% de la literatura que se traduce es anglosajona. La lista de libros más vendidos es intercambiable con la lista de libros más vendidos en Nueva York, Londres, París o Frankfurt. Cada vez la venta de libros se concentra alrededor de cuatro o cinco títulos anuales que recogen la moda lectora del momento. Ahora, por ejemplo, todavía se mantiene la onda expansiva de El Código da Vinci o La Catedral del mar y las grandes editoriales continúan sacando al mercado novelones de misterio con fondo religioso. Ningún libro con expectativas de ventas por debajo de los 5.000 ejemplares tiene fácil su publicación que no en vano los departamentos de Recursos Humanos forman a sus ejecutivos (y ejecutados) con cursos de escalada y caída libre. Cultura para culturalistas. Cierto que en los últimos meses se ha hablado mucho del fenómeno de las editoriales independientes, de pequeño tamaño y con autoalabada ??vocación? literaria, que haciendo de la necesidad virtud, ofrecen en sus catálogos autores que en mercados más accesibles económicamente que el anglosajón han sobresalido comercialmente, o bien rescatan ??clásicos olvidados? como Buzatti o Sandor Marai y otros autores centroeuropeos cuya traducción subvenciona algún organismo nacional o internacional, mientras esperan que ??suene la flauta? y algún libro se convierta en un ??best-seller de qualitè? que les permita pasar de editor independiente a editor con prestigio y ??glamour?. Al lado apenas dos o tres editoriales, ??Páginas de espuma??, ??Libros de la Catarata??, ??Traficantes de sueños??, que apuestan por lo nuevo o poco conocido y que sobreviven con tiradas de 1.500 ejemplares y ventas que no llegan a los 600. No es extraño por tanto que el paisaje de la narrativa española mantenga sus coordenadas estéticas más literariamente conservadoras: novelas de estructura policíaca, costumbrismo existencial urbano presuntamente jovial e irónico y en realidad tópico y chistoso, narraciones en clave de autoayuda, memoria histórica sentimentalista, florituras metaliterarias de los neoborgianos. Literatura ??pret-a-porter?, literatura cursi, kisch. En medio, tres o cuatro voces narrativas, Belén Gopegui, Isaac Rosa, Andrés Barba, Ángel Zapata, Julián Rodríguez que se siguen preguntando si hay vida narrativa más allá del puro entretenimiento. El resto es puro mercado. En el territorio de la poesía domina el no molestar, el déjeme pasar por favor, la búsqueda de una especie de exactitud abstracta inodora y sin tacto, la voz baja, ya en la escala de la agotada experiencia ya en el hondón de una profundidad horizontal que se reviste de hermeneútica. Una poesía ??idiota?, de monaguillos, escrita entre cómplices y para cómplices, autosatisfecha de una marginalidad social y cultu
ral que muchos, trasmutando la debilidad en virtud, quieren señalar como coherente huída de la epidemia comercial que sacude a la narrativa. Nuestra poesía ??post? emite ??suspirillos pop? y vía subvención, faltaría más, deviene a menudo ??performance?, fiesta, festejo y guateque donde la recitación, la música, la luminotecnia y el neohappening se atropellan mutuamente en un espacio más teatrero que teatral. Con todo parece que algunas nuevas voces, Mercedes Cebrián, Elena Medel, Manuel Vilas, aportan propuestas poéticas que no piden perdón por hablar en voz alta y muestran signos de que la batalla por las palabras acaso no está totalmente perdida. Mi reino por un poeta enfadado.
El escritor madrileño vive y escribe con una meta: vivir del ??bolo?. Por ??bolo? se entiende aquel tipo de acto organizado y remunerado económicamente por instituciones de distinta condición en el que se requiere la participación de escritores: presentaciones de libros, mesas redondas, recitales, encuentros, talleres de escritura, etc? Adquirir la condición de ??bolista? tiene su propia singladura: se requiere tener obra publicada y si ha sido premiada mejor, aparecer con alguna frecuencia en los medios de comunicación, colaborar en prensa, coordinar alguna actividad literaria o cultural, ser citado en los blogs literarios (y no hay escritor que no tenga su blog y cite a diestro y siniestro a fin de ser recompensado con la cita correspondiente). Cuando se ha conseguido participar en los ??bolos? al escritor o escritora se le abre todo un horizonte profesional: desde la mesa redonda sobre cualquier tema hasta la columna semanal en el periódico de provincias, pasando por los Cursos de las Mil Universidades de Verano, los cinco mil talleres de escritura o los viajes de ??tournée? por los Institutos Cervantes de todo el mundo. Vivir del ??bolo? es una especie de ??bohemia socialdemócrata? donde la jerarquía literaria y económica se despliega como una escalera donde el peldaño superior es más estrecho que el anterior. En la parte de abajo los ??bolos? de 150 euros en los colegios o aulas culturales municipales, arriba la conferencia de una Fundación privada con estipendios de 3000 euros y en medio las cantidades, 300, 600, 1000 euros que permiten llegar a fin de mes y dejarse ver en los bares convenientes para que la carrera profesional no se detenga: Coq, De Diego, El bandido doblemente armado.
Siguiendo la lógica de la escalera que Bourdieu describe en Las reglas del juego los escritores principiantes, que no se muestran esquivos con el mercado ni son sordos a sus cantos de sirena, se autoafirman proclamando su vocación insoslayable mientras reclaman promoción a sus editores y se autopromocionan poniendo en juego todos sus contactos e influencia. Saben que lo importante es entrar en la cazuela literaria aunque sea a costa de miserables adelantos o leoninos contratos. Como los jóvenes becarios que se adiestran con sonrisas en las claves de la ??cultura de empresa? los jóvenes escritores sonríen con desparpajo y procuran dar buena imagen y ??comunicar bien?. El resto vendrá por añadidura: primero la edición en una pequeña editorial independiente, después finalista en un premio con relevancia, luego el premio comercial. Estas son las expectativas y esas expectativas modelan, sin opresión aparente, su escritura. El ??marketing? se ha hecho ??poética?. Madrid se escribe con M de marketing.
Y la crítica acompaña en lo que puede a este mundo feliz. Los suplementos literarios con más predicamento, ??Babelia??, ??ABCD de la Artes y las Letras??, aunque apenas tiene una repercusión en las ventas, celebran todos los centenarios o cincuentenarios que salgan al paso, descubren mediterráneos literarios y anglosajones cada día, abren ventanas que ya están abiertas, atienden al marketing de los departamentos de prensa de las editoriales, se lavan las manos con dos migajas de atención a la poesía y son incapaces de apostar o descubrir tendencias porque su mirada no abarca más allá de la semana que tienen por delante y sería imposible determinar cuales son los criterios estéticos, culturales o literarios desde los que seleccionan, jerarquizan o enjuician. Hablan de lo que el mercado literario obliga a hablar y se esfuerzan por acicalarse acudiendo al canon literario más conservador, pero aunque su credibilidad sea escasa y su significación cultural poco relevante, siguen siendo ese espejo donde los escritores reconocidos miden el tamaño de su herida narcisista y donde los postulantes a la fama y al ??bolo? buscan con desesperación la reseña con foto que los homologue. Expulsado el crítico literario Ignacio Echevarría de las páginas del suplemento del diario El País por su crítica a un libro editado por la misma empresa del periódico, la crítica literaria es decir, el comentario argumentado y no predecible sobre un libro, se refugia hoy en blogs como Vivir del cuento http://vivirdelcuento.blogspot.com donde ejerce como francotirador Antonio Jiménez Morató, en la sección semanal del gratuito Calle20 o en la páginas irónicas que el escritor Rafael Reig perfila, en situación de libertad vigilada, en su sección ??Tribunal Literario?? dentro del suplemento ??El Cultural?? que edita el diario El Mundo. Fuera del espejo dominante, espacios culturales críticos como la sala Youkali o la revista digital Tierra de nadie http://www.tierradenadieediciones.com siguen intentando poner en marcha miradas y prácticas culturales alternativas. Todo lo demás no es que sea bueno o malo sino predecible, académico, endogámico. El mundo literario madrileño (pero no sólo madrileño) cada vez recuerda más al mundo de la filatelia: una pequeña secta que vive de sus propias publicaciones, sus propias manías y sus propios afanes, y donde todos parecen olvidar que el sello nació para que a través de una carta alguien le contará algo necesario a alguien y no para ser pasto de coleccionistas. Para dar cuenta del pulso literario que hoy se lleva no deja de ser significativo, como síntoma de la normalidad reinante, que una novela que ha recibido de una editorial privada el correspondiente premio comercial, sea a la vez Premio Nacional y Premio de la Critica. Tres personas distintas: propiedad privada, Estado e intelligentsia y un solo dios verdadero: el Mercado.
Las viejas tensiones entre Vanguardia y Academia se las ha llevado por delante el viento de la Razón de Mercado. En los años 80, en plena ebullición de lo que se llamó ??la Movida madrileña?? alguien dijo que ??la Vanguardia es el mercado?. Hoy el mercado es la vanguardia, la retaguardia, la propaganda y las trincheras. Durante muchos años vivimos en Babia. Pensábamos, pobres idealistas, que el capitalismo era tan sólo la explotación de los obreros. No sabíamos que el capitalismo es la explotación de uno por uno mismo. Nos estamos enterando y más que nos vamos a enterar. La Academia es el mercado establecido, ese donde todo precio está regulado y las mercancías son las previsibles. La Vanguardia fue el deseo de crear un mercado propio, un público propio y un precio apropiado. Pero ya no existen las diferencias porque el deseo es ahora único: todos deseamos ser consumidos. Madrid es un enorme escaparate lleno de bombillas y todos se mueven detrás del cristal intentando colocarse los primeros de la fila o en los peldaños superiores de la escalera. Aquí ya nadie desea escribir, sólo se quiere ser escritor, o pintor o escultor. Llegar a la meta sin pasar por la pista. La vanguardia de hoy sería eso: ser alguien sin hacer nada. La academia, algo parecido: hacer algo para no tener que hacer nada. No es de extrañar que la moda de escribir novelas sobre escritores que no escriben haya creado escuela. Tiene razón Mercedes Cebrián: Aquí no se está fundando nada, como mucho/ se cambia una bombilla vieja por otra/ que no luzca. Luces en los escaparates: maniquís, moda y la lista de libros más vendidos. Madrid es una ciudad de más de cuatro millones de consum
idores. Algunos incluso consumen libros y todos estamos encantados de conocernos. Y me incluyo porque quien esté libre de culpas que tire la primera piedra. Esa piedra que rompa la luna del escaparate. Esa piedra sobre la que quizá pudiera volver a construirse una cultura.»

Raposujulio 5th, 2007 at 18:15

Debería estar prohibido escribir tanto.

Antonio Piera. Madrid.julio 5th, 2007 at 18:41

Pecador, se te olvidó cerrar las primeras comillas.

Rafael Reigjulio 5th, 2007 at 19:02

Caramba, alegra ver que un asunto de literatura provoca tantas reacciones, gracias a todos.
Sí, es verdad, más claro agua, aquí tampoco se sabe gran cosa.
A quienes les gusta Vila-Matas y a quienes no, pues les agradezco la opinión.
¿Por qué tengo que cambiar de amigos, Quijano? Los que tengo me encantan. ¿Me conocen en el extranjero? Pues como aquí, muy poco. No me preocupa demasiado.
Vila-Matas, creo que eres apócrifo, je, je.

Para allá voy, don Andrés, al encuentro con usted y con el single malt. Será un placer en los dos casos.
Hola, Lenita, sí, no es raro no ser conocido. Ni pasa nada.

Bien, Dan, aunque no escriba ni publique nos interesa su opinión. Y estoy de acuerdo: si Vila-Matas fuera malo, no sería por usar citas.

PUes no tendrá usted ideales, joven, pero ¡menudo léxico! ¿Qué narices es un mangarrián, por favor?

Gracias, Rafael. Yo también cometo errores garrafales a diario, que conste.
Céntrate, Nata, querida. Si me lo decían y otras cosas de las que tampoco hago caso. Permiso para usarlo claro. Beso.
Gracias, Beta, ahora lo miro.
Un beso, Sidramari.
Gracias por el beso, opción c. Si me lo diera a mí, incluso en la mejilla, se asombraría del olor perfumado a tabaco, etc.
Gracias, Wininger.
Gracias, antimilikito.
Ja, ja…. cierto Fredy.
Ah, no me acordaba. Gracias, de nada.
De acuerdo, librero, yo iba contra ese artículo y esa actitud intelectual. En su obra no entraba. Abrazo.
Bueno, bueno, contaré chismes en cuanto tenga un rato, lo prometo.
Oiga, pecador, la verdad es que bastaba con poner el link, ¿no le parece? Yo también lo leí en Internet…
Me tengo que marchar, me quedaría más rato con gusto charlando con ustedes. Gracias por la compañía.
Mañana más.

Cesar (Lo Pelat)julio 5th, 2007 at 19:03

Cierto, pero poner nombre y apellidos me suena tambien a buscar las cosquillas en el ego de los escritores, que es algo asi como la polla de los actores pornos, y entre disputas e intenciones putas esta la critica suave y sin herir cada uno de los callos que tiene cualquier escritor en el cerebro cuando crea, a mi me se ponen los vellos de las pelotas de punta cuando alguien ataca a papa y no al hijo, es decir al mercantilismo asqueroso y a intrusismo y no al pobre tonto que se presta a junta palabras a lo largo de doscientas páginas.

César
Un Saludo a mi Trichera Cosmica.

Homo homini lupusjulio 6th, 2007 at 8:59

El Sr. Bértolo no sólo trabaja para una multinacional, sino que lo hace para la mayor multinacional del mundo de la edición: Bertlesmann. Una empresa cuyo presupuesto supera al de la Comunidad de Madrid. Haría bien en mirarse a sí mismo, sin los débiles pretextos a los que nos tiene acostumbrados, antes de seguir hablando. Aquí todos estamos pringados en la misma mierda.
Además el Sr. Bértolo tiene la desverguenza de citar a su esposa, autora de engendros autocompacientes como el guión de «Una mujer invisible». ¿Cómo alguien puede calificar de francotiradora a la Sra. Gopegui? Es una cuestión de lucha de camarillas por alcanzar el poder, concretado en bolos, premios y, con mucha suerte, algún cargo público. García Montero tiene la suya, Marías otra, Bértolo su pandilla de procastristas, Luis Alberto y Prada van por su cuenta. Usted, Pote y compañía están tratando de crear un nuevo grupo de poder. No queda sitio para todos y luchan por las poltronas y la pasta. No es ni malo ni bueno. Es inevitable.

Rafael Reigjulio 6th, 2007 at 9:33

Sr. Homo homini, gracias por su comentario. Puede usted, por supuesto, señalar las contradicciones entre lo que dice Bértolo y desde dónde lo dice; entre su discurso y su empleo, etc. A mí, como de costumbre, me interesa, en primer lugar, lo que dice. Luego ya podemos entrar en otras consideraciones. Curioso: según su forma de atender a lo que se dice, no deberíamos ni siquiera leer lo que escribe usted: alguien con un seudónimo. Lo que usted dice, ¿perdería todo el sentido si nos revelara su empleo, por ejemplo? Si usted fuera un novelista despechado porque Bértolo no le publicó una novela, pongamos por caso, lo que usted dice ¿no podría ser escuchado? Nota bene: no estoy diciendo que no haya que poner en relación lo dicho con lo hecho. Claro que no. Sólo digo que también es posible examinar las ideas como tales. El examen de las contradicciones de cada uno, de las rendiciones y resignaciones de cada uno, es otra cuestión. Se puede entrar en ella, claro que sí, pero no como expediente para evitar examinar también lo que se dice. ¿Me explico?

En cuanto a Belén Gopegui, no comparto su opinión. Pero lo relevante: si hablas de literatura y es un hecho que tu mujer es una de las escritoras más reconocidas en la actualidad, ¿por qué no vas a citarla? ¿Dónde está la desvergüenza? Y eso, amigo, es un hecho, elija usted la unidad de medida que elija (atención de los medios, lectores, valoración crítica, etc.), Belén Gopegui es una novelista con muy amplio reconocimiento. En ese caso, la desvergüenza sería que Bértolo no pudiera mencionarla por ser su mujer. ¿No le parece?

En cuanto a la lucha de poder y tal y cual, bueno, sí, claro, ¿y qué? Si me lo permite, a mi juicio, «manca finezza». Al final, decir sólo eso es como decir todos los políticos son iguales, aquí cada uno va a la suya, etc. Tal y como yo lo veo, por supuesto que hay en todo una lucha de poder, pero eso no puede ser la conclusión, sino apenas el punto de partida de un análisis.

Para no entrar en: todos «luchan por las poltronas», menos (según usted) Prada y Luis Alberto de Cuenca, que «van por su cuenta». Alucinante. Esto sí que me ha sorprendido, se lo digo con sinceridad. ¿Se refiere a Luis Alberto el que fue director de la Nacional y Secretario de Estado con el Gobierno de Aznar? ¿O es otro Luis Alberto el que «va por su cuenta»? ¿Se refiere a Juan Manuel de Prada, premio Planeta, Primavera, Biblioteca Breve, Nacional, etc. o de nuevo hay otro Prada que sí «va por su cuenta»?

En cuanto a mí, qué más quisiera yo que estar «creando un nuevo grupo de poder». Le agradezco su generosidad (si bien la juzgo ingenua, la verdad).
Pues eso, un placer, y muchas gracias.

Homo homini lupusjulio 6th, 2007 at 10:55

Sr. Reig, gracias por su respuesta y su amabilidad. Es una lástima que sólo aplique la legitimidad de las renuncias y contradicciones a quien le conviene y no, por ejemplo, a Carlos Fuentes o Camilo José Cela. Tal vez eso sea otra contradicción legítima. Por supuesto, Prada y Luis Alberto son iguales que los demás. Al escribir «van por libre» quería remarcar, simplemente, que poseen su propio grupo.

Rafael Reigjulio 7th, 2007 at 6:58

Gracias a usted, Lupus. Pero yo no he dicho que las contradicciones de otros sean legítimas. Ni mucho menos. Hablaba usted de Bértolo y hablé de Bértolo. Si quiere, hablamos de Cela, de Fuentes, etc. Vale, pero no en plan «y tú más». Un abrazo

Anonymousmarzo 15th, 2008 at 12:43

Yo quiero ser como Bértolo cuando sea grande: Citar las novelas de mi esposita, cuya gran obra he ayudado a construir (nada más temible que el binomio editor/escritora aburrida, con métodos castristas de autopromoción), erigirme en conciencia moral de europa y trabajar para una multinacional…
Señores Bértolo, Gopegui…permítanme utilizar el espacio del señor Reig para pedirles algo…soy uno de esos que usted dice que no aparecen en las cofras del Madrid feliz…Por favor, no me defienda. Yo estoy grandecito, soy un inmigrante que tiene redacción propia, dos brazos, dos piernas, dos ojos, dos cejas…Ocúpese usted de sus contradicciones, y no intente salvarme. Tiemblo cada vez que un europeo quiere salvarme, porque sé que eso significa que fusilarán a alguien en Cuba, o que en Venezuela un grupo de policías encapuchados disparará contra estudiantes.
Tenga usted muy buenas tardes, y que le aproveche su sueldo de la multinacional….

(Reig…Primo de Rivera también decía cosas analizables, discutibles, muy revolucionarias…pero era el hijo de puta de Primo de Rivera, así que no se puede separar la palabra de quien la pronuncia)

Lanskydiciembre 12th, 2008 at 14:11

Yo soy escritor, igual que tú (lo eres), pero no gual que tú, porque no suelo publicar. No es divismo olímpico, es falta de ganas, de empeño y de meterme en ese mundillo que Marsé -¡de pie, coño!- distingue con claridad: una cosa es la literatura y otra la vida literaria. Esta última da asquito. Por alguna razón que no perfilo del todo, al revés que los músicos, entre los que hay hijos de puta y tíos generosos, pero abundan más los bohemios simpáticos y zarrapastrosos, casi todos los bailairines son gays y casi todos los escritores, envidiosos, acomplejados y picha cortas. Todo con sus correspondientes excepciones, que es lo que son.

Vila Matas: es un escritor menos interesante de lo que él cree cuando se refiere a sí mismo (como en el artículo que mencionas: que habla de el sobre todo, de «?l» como excepción maravillosa), pero pese a todo interesante, aunque, como alguien que no recuerdo dijo aproximadamente de Borges, le falte sangre, sudor y semen.

Bértolo (Tino para mí) es el estalinista más lúcido y encantador que conozco, y con eso está dicha su capacidad ambivalente.

Goytisolo: genial en ocasiones, y paranóico de sí mismo. Permanentemente decepcionado por no haber llegado a tiempo a este mundo para que le condenara la santa inquisición (y salvarse en el último momento, claro)

Tú: interesante, pero a menudo facilón

Todos: unos plastas cuando os referís unos a otros, por eso lo hacéis sin nombres ni apellidos, porque correría la sangre. O no. En realidad no, lo que core, ya digo, es la envidia, la maledicencia, la triste conviciión de tenerla pequeña.

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