Los 70, qué canallada

¿Vuelven los setenta?

No lo sé, pero esta semana parece que han vuelto.

Primero se pierde un avión en el «caldero negro» (según El País, así lo llaman). ¿El misterioso Triángulo de las Bermudas? ¿Volverán las caras de Bélmez, una de las cuales era clavadita a mi cuñado? ¿Volverá el Lute? ¿Volverá el hombre de Tulipán a sobrevolar en helicóptero el patio de los colegios? ¿Volverán los ponchos y las auténticas parcas coreanas Ying?

Para animar el revival de los 70, López Aguilar, candidato del PSOE, se ha pasado toda la campaña con una mano al hombro sujetando la americana, que llevaba colgada a la espalda, exactamente igual que el cantante Raphael. Tal que así:

Ha llegado incluso a coger la guitarra…

… y ha acabado cantando con los mismo gestos enfáticos y los puños apretados, como Raphael en el inolvidable Qué sabe nadie:

Sólo le ha faltado ponerse a desenroscar bombillas.

Algo tenía que hacer el muchacho para llamar la atención de los votantes, a quienes la Unión Europea, ora nos importa un pimiento, ora estamos en contra.

Dicen que Soraya (¡Soraya! Ya el nombre es de los setenta…) Sáenz de Santamaría quería disfrazarse de María Ostiz, pero Rajoy se ha acobardado en el último momento, le ha faltado decisión, carisma, qué sé yo.

Por si fuera poco, ¡ha vuelto Kung Fu! Al parecer el Pequeño Saltamontes se estaba haciendo una paja algo enrevesada y se le fue la mano. A cualquier le puede pasar, tío, no te rías.  ¿Quién no se ha hecho una paja en un hotel? Y para ello ¿quién no ha descolgado las cortinas y se ha metido en el armario para estrangularse un poco? 

¡Vuelven los 70! ¡Si hasta se publican inéditos de Cortázar! ¡Que Dios nos asista!

Desde luego, las velinas (o veline, como escriben los puristas) de Berlusconi son puro 70:

No hay más que verlas: botas altas, abrigos, minifaldas, piernas largas, tetas sinópticas, culos en pompa, todo como en una peli de los setenta.

A mí no me parece ni bien ni mal que un presidente se monte fiestas con putillas (si se lo paga de su bolsillo), pero entre las putillas de John F. Kennedy (por citar otro caso legendario de machismo depredador y abusivo) y las de Berlusconi, me quedo con las de JFK, que son más de los sesenta: más mullidas, digamos (aunque sin llegar a la zafiedad neumática de Clinton y su Monica Lewinski).

Dicen que Berlusconi ha prohibido la publicación de esas fotos en Italia. Qué tío. ¡Será fascista el tío! Claro que, bien pensado, qué suerte tienen en Italia: ¡allí hace falta prohibirlo! Aquí ni siquiera hace falta. Aquí ningún periódico publicaría unas fotos privadas así de una fiesta del rey Juan Carlos, pongamos por caso. SIn necesidad de prohibiciones fascistas, ya nos censuramos nosotros solos. ¡Así da gusto!

El País, en un alarde prudencia informativa, ponderación e imparcialidad, declara solemnemente que:

«Obama acabó ayer con el antagonismo entre islam y Occidente».

Literal.

Wow! ¡Ostras Pedrín! ¡Atiza!

Esto venía el viernes en El País, así que, ya sabes, el antagonismo entre Oriente y Occidente, entre el Islam y el cristianismo duró hasta el jueves a medio día. Ni un minuto más. Luego ya se acabó. ¡Y todo por un discurso! ¡Qué fenómeno San Obama! Y no fue tan largo, no te creas, nada que ver con los de Castro. Si San Obama da un discurso de cinco horas… ¡acaba con el cáncer y la malaria y garantiza orgasmos simultáneos para todas las parejas del planeta!

Mira esta chica, qué cara se le ha quedado después de leer un discurso de Obama en la prensa:

 

Mira qué arrobo, ¿verdad?

Obama sigue en la línea habitual: exige democracia a los putos moros (palestinos, Irak, Irán, etc.), pero a los moros buenos (Arabia Saudí, Jordania, etc.) los abraza con respeto a sus tradiciones (lapidación, explotación, dictadura, esas pequeñas cosas).

Los promotores siguen a lo suyo: hay 613.000 viviendas terminadas y no vendidas, pero los tíos están construyendo otras 385.000 más. O sea, un millón de viviendas disponibles en el mercado libre, es decir, en 2008, con crisis, un 50% más que el año pasado. Formidable, ¿verdad?

¿Cómo van a resolver el problema?

A mi me da que se lo vamos a resolver con intervención pública. Esta semana San Obama ha intervenido en General Motors, es decir, ha gastado unos 50.000 millones de dinero público en General Motors. Una inyección, lo llaman, como cuando venía el practicante a ponerle inyecciones a los niños.

Vuelven las inyecciones, como en los 70. ¿Volverán los filetes de hígado y las lentejas, que tienen mucho hierro?

El Supremo, en su infinita sabiduría y bondad, ha sentado jurisprudencia: dos retrasos  en el pago del alquiler (retrasos, no impagos) son suficiente para desahuciar a un inquilino. Mano dura, sí, señor. Aunque pagues, ya no se puede «enervar la acción de desahucio«.

Otra cosa no, pero el Supremo es didáctico, pues nos recuerda que enervar significa quitar nervio, al contrario de lo que cree la gente, que lo usa como poner nervioso, verbigracia: ¡me pone de los nervios esa mandíbula del candidato: me enerva!

Los coreanos, no obstante su indudable maldad, esta semana no han probado bombas: Kim Yong-Il ha nombrado sucesor a su hijo. Tiene bemoles lo de la «dinastía comunista«, es verdad. También tiene bemoles que nos haga tanta gracia aquí, donde tenemos «monarquía democrática«.

Para la elecciones, los partidos de izquiera han reunido firmas, cosas como «La cultura apoya a Fulano», «Intelectuales por Mengano», etc. También tiene sus bemoles. ¿No sería mejor que les apoyaran los trabajadores? Yo leo «intelectuales de relevancia mundial arropan a Izquierda Anticapitalista» y me da no sé si pena o risa. Preferiría leer «Los trabajadores de Arcelor apoyan a tal partido«, «Las cajeras y reponedoras de DIA respalda el programa de tal partido«, etc. Eso me inspiraría mucha más confianza. ¿A ti no?

Parece que los trabajadores desconfían tanto como yo de los intelectuales, puesto que no se precipitan a votar a las candidaturas a las que respaldan nada menos que Chomsky, Ken Loach y Zizek.

A mí, además, me da un poco de vergüenza: «vota al mismo partido al que votará Ken Loach» suena igual que: «consume el mismo yogur laxante que con tanto entusiasmo merienda José Coronado«.

¿Intelectuales? No, si ya te digo: ¡vuelven los 70!

Como hay elecciones, el paro cae. Sin embargo, según El País, si se efectúa un ajuste estacional (en mayo se firman contratos de hostelería para el verano, etc.) resulta que: «mayo se saldó con 88.594 parados más que abril y la Seguridad social con 30.602 afiliados menos«.  Eso dice El País (no Rajoy).

El Gobierno prepara una Ley de Libertad Religiosa que consiste, no en un Estado aconfesional (es decir, menos religión en el espacio público oficial), sino todo lo contrario: más todavía, de todos los credos. ¿No quería arroz? ¡Pues dos tazas!

Y más dinero para religión, claro: para las otras religiones.

La OEA dice que Cuba, si quiere, puede volver a formar parte. Cuba, como es natural, dice que vale, que muy bien, pero que la OEA se la trae bastante al pairo. No me sorprende.

En Perú, la policía asalta a tiros el refugio indígena de la Amazonia. Cuarenta muertos o así.

Perú sí es miembro de la misma OEA que expulsó a Cuba.

Por eso, a mí me interesa más que, en El Salvador, por primera vez en la historia, gana las elecciones un tipo de izquieras, Mauricio Funes, con el FMLN, la antigua guerrilla revolucionaria. Es esperanzador. Funes dicen que mantendrá reuniones con Chávez, Lula, Felipe Calderón y, según El País, con «los Príncipes de Asturias«.

Esto es incomprensible y chiripitifláutico. Que se reúna con jefes de Gobierno o de Estado, vale. Ahora bien, ¿para qué rayos quiere reunirse con Felipe y Letizia? ¿Tienen responsabilidades de gobierno? ¿No son cargos decorativos? ¿Tienen conocimientos que nadie les supone sobre El Salvador? 

El País dedicó esta semana varias páginas a actos de desagravio: media página con un doctorado en Harvard a Almodóvar (agraviado por un crítico del periódico). Le han hecho doctor honoris causa en Harvard (universidad que ha concedido ya 2.200 doctorados de estos, por cierto). El acto de desagravio a Gamoneda se lo encargaron al que estaba de guardia en el turno correspondiente: le tocó a Manuel Rico.  

Será la lucha contra el paro: el Gobierno ha nombrado a otros cinco»embajadores en misión especial«.  Dos de ellos del PSOE, claro. Es curioso saber que hay por ahí nada menos que 33 embajadores «en misión especial», tipo 007. Hay una embajadora especial «para el cambio climático». Mola. Otro «para la cooperación deportiva internacional», que tampoco está mal. Hay una embajadora «para la Alianza de Civilizaciones» y otra «para el fomento de las políticas de igualdad de género». Parece un buen trabajo, ¿verdad? Si sabes qué hay que hacer para ser embajador en misión especial para la lectura durante el desayuno, díme algo.

¡Embajador en misión especial! ¿A que también suena a los 70?

Ah, por la forma típica del PSOE de marear la perdiz, no cerrarán Garoña, ¿apostamos?