Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Agustín Fernández Mallo

El viernes fui a la presentación de Creta lateral travelling, de Agustín Fernández Mallo.

Soy amigo de Agustín hace años y leí el manuscrito de Nocilla Dream. Me gustó mucho. Si no la has leído, no sé a qué esperas.

Cuando se publicó, la presenté en Madrid y, como debe ser, Agustín y yo casi acabamos a puñetazo limpio. Mientras hablamos de Heisenberg, todo fue predecible, apacible, casi como si fuéramos herbívoros.

De pronto me puse a hablar de lo que me había gustado de la novela.

Por supuesto, a mí me había gustado de su novela todo aquello que Agustín más detestaba.

-A mí el experimento y todo eso me importa un comino. Lo mejor de tu novela, para mí, es la proliferación narrativa, la selva, la silva de historias que se entrecruzan, como en una novela bizantina, como en una colección medieval de cuentos. Es casi una novela oral, narración oral, para ser oída, para que alguien la lea en voz alta, una fabulación que se propaga, una metástasis cancerosa …

-¡Oral! ¿Has dicho oral, tío? ¡Y un cuerno! -Agustín dio un puñetazo en la mesa, ruborizado por la ira-. Toíto te lo consiento menos llamarme narrador, tronco. ¡A mí! ¡Un respeto! Yo no consiento que me lean en voz alta, ¡hasta ahí podíamos llegar! Ponte a leer en voz alta y vomito, echo la primera papilla. Esto no tiene nada que ver con lo que dices…

-¡No poco! -grité yo a mi vez-. Esto es como el Persiles, una selva de historias que se entrecruzan. Y te jodes, mira, chincha rabiña…

Y cogí el libro y empezé a leer en voz alta: «Por la mañana, Tedd y su mujer, Hannah, original de Utah, montaron a su hijo, Teddy, en el Pick Up, y se dirigieron a Carson City..»

A Agustín le dio por retorcerse, se puso pálido, se arrancó las gafas y las pisoteó en un ataque de ira. Tenía los brazos muy rígidos, como si le hubiera dado el tétanos, y en seguida empezó a sufrir convulsiones violentas. No sé qué intentaba decir de Jacques Derrida y contra la oralidad, porque unos espumarajos que expelía todo el rato hacían difícil entenderle.

-Tío, date cuenta -le dije para exasperarle ya del todo-. Tú eres un narrador de corte clásico, nada de experimentos ni cuchufletas.

Comenzó a tirarme a la cabeza bollería industrial que llevaba en una bolsa: phoskitos, bollycaos y panteras rosas, que se estrellaban en mi frente, chorreando colesterol sobre mis párpados y llenándome la mejillas de grasas saturadas.

Yo, que también estaba ya fuera de mí, agarré el atizador que había en la chimenea y me abalancé sobre él a los gritos de:

-¡Pedazo-Popper estás tú hecho! ¡Socialdemócrata! ¡Posmoderno!

El atizador de Wittgenstein, debía de ser.

-¿Hay algún médico presente en la sala? -suplicó la editora-. ¿O una enfermera al menos?

Nos dimos una buena media docena de puñetazos y luego nos fuimos tan campantes a tomar unos whiskies.

Así, todo muy masculino, como si fuéramos Hemingway.

El viernes nos encontramos en el Hotel Kafka, con gran alegría.

Tenía muchas ganas de volver a ver a Agustín.

Nada más entrar, vimos que había una chica leyendo su libro:

-Mallo, tío, mira: mueve los labios. Eso es que está leyendo en voz alta.

-No jodas, Reig, no jodas. ¿Qué hacemos?

-La podíamos azotar, si te parece.

-Conforme, qué menos, ¿no?

-Se lo tiene merecido.

Ella misma reconoció que se lo merecía, así que le dimos una azotaina, como si fuéramos Hemingway.

-¡Oral, que eres una oral! -la regañábamos.

-A ver si escarmientas, mujer.

Luego, Edu Vilas nos quería enseñar unos libros, así que tuvo que relevarnos Marta Agudo.

Después presentaron el libro Marta Agudo y David Torres.

Hablaron de la amistad, de lo mala que es la envidia, de cómo los sentimientos humanos están por encima de todo, etc.

-Bueno, vale, pero ¿por qué no dejáis ya esta martingala? ¡Si parecéis Cine de Barrio presentando una película de Paco Martínez Soria!?

Ni caso. No conseguí que Agustín se enfadara.

Vino el momento de firmar libros. Agustín sacó de su mochila un tampón de tinta y un sello. Para dedicar libros, lo que hacía era estampar el sello con la dedicatoria y luego rellenaba los espacios en blanco: el nombre de la persona a la que se lo dedicaba, etc.

No podía dejar pasar esa oportunidad:

-¡Pareces Cela, tío! ¡Tú eres el Cela de nuestra generación! AFM es el CJC de nuestros días, chincha rabiña.

-¡Mira quien habla! ¡El Blasco Ibáñez del siglo XXI! ¡Qué digo Blasco! Ni a López-Bago llegas, robagallinas, salteador de caminos, buscarruidos…

-¡Sujetadme! ¡Sujetadme! -grité lanzándome sobre AFM.

Nadie me sujetó, claro, y Agustín y yo intercambiamos media docena de varoniles guantazos, como Hemingway, y luego nos fuimos a tomar unos whiskies.

Como siempre.

Aquí está Agustín, en el Hotel Kafka, después de la presentación:

Te preguntarás si esta foto, que está incluso enfocada, la he hecho yo.

Por supuesto que no.

Había una chica allí. Una chica muy atractiva, casi intranquilizadora. En cuanto la vi, la voz de mi conciencia me avisó:

-Esa chica, a poco que se lo proponga, te podía arruinar la vida. Es la clase de chica que, sin mucho esfuerzo, podía convertir tu existencia en un auténtico infierno… ¡ojo avizor! Te lo digo por tu bien.

La voz de mi conciencia habla así, como en los tebeos de Mortadelo.

Le pedí a la chica que nos hiciera una foto a Anusca y a mí:

La chica, Luna Miguel, tiene un estupendo blog: http://lunamiguel.blogspot.com/

Yo, por ver de echar a perder mi vida, le pregunté de dónde era. De Almería.

-¿No conocerás por casualidad al Orejudo?

-¿Orejudo? Sí, ése señor es muy amigo de mis padres.

Amigo… ¡de sus padres! ¡Atiza!

En ese mismo momento se me cayeron encima los años que tengo, y el alma a los pies.

Luego nos fuimos mi hija y yo paseando por San Vicente Ferrer y me dijo Anusca:

-Mira la Luna.

Levanté la vista y la vi, entre dos tejados con buhardillas, todavía casi llena y con un ligero temblor de hoja de árbol o de labios.

-¡Que no, papá, que digo la de verdad! Por ahí va andando, con su novio.

La de verdad.

La Luna de verdad.

Qué cosas.

Por cierto, Agustín tiene un blog mucho más divertido que éste, te lo recomiendo: http://www.alfaguara.santillana.es/blogs/elhombre/

Comments (11)

lunamarzo 15th, 2009 at 12:14

Jajaja.
Muchas gracias.
Pero no es mi novio!
La luna de verdad sigue guardando su amor en el Sur.

Un abrazo.

el náuGrafomarzo 15th, 2009 at 15:15

Luna Miguel presenta o presentó ‘Síntomas’ en San Vicente Ferrer, o era La Palma, en El Arrebato, para más señas. Toma publi gratuita. Esto es un pueblo: internet, la vida o vidilla literaria, un jodío pueblo.

El otro día pensaba en qué grado ciertos escritores comprarían y se entusiasmarían con sus libros, y en la honestidad que eso implica. ¿Se compraría Reig ‘Manual de lit. para canibales’?, ¿se compraría y fascinaría AFM su Nocilla Experience (paréntesis: el otro día entré en un puticlub reconvertido en bar-galería de arte, calle Ballesta, 4, en que había una sala, otrora para felaciones, dedicada a la NOCILLA. Había rotus y me permití dibujar en la pared. Curioso sitio, tiene un nombre en francés, cierro paréntesis)?, ¿se compraría y entusiasmaría Cristina Cerrada su ‘La mujer calva’?

Si un autor no se compraría sus propios libros, es que es un farsante. Y a eso hay que responder con honestidad radikal y sincerísima.

Maribelmarzo 15th, 2009 at 17:30

Ay, la primavera!

Con la llegada del buen tiempo retomo una de mis buenas costumbres: sentarme en mi patio andaluz (geográficamente hablando, claro) sin medias y con una libro.
De vez en cuando oigo la persiana de la ventana del vecino de enfrente. Ni caso, yo a lo mío. Leo un poquito, cierro los ojos y dejo que el sol haga lo que tenga que hacer.

Mientras, las palabras revolotean en mi cabeza hasta que consigo ordenarlas adecuadamente. Y entonces? ¡guau! (¿Wow?)
Qué mente tan lúcida (la del autor del libro)
Qué lástima que se apagara un diez de agosto en un accidente de tráfico.

Besos

Mario de Sámarzo 15th, 2009 at 19:23

Pues yo siento mucho, en este caso, llevarle la contraria. A.F. Mallo me parece aburridísimo, por no hablar de que está intentando quitarle el trono al bueno de S. Dragó: yo,yo,yo, mis agudísimas entrevistas y lo guay que dicen que es lo mío… Además sus gags empiezan a repetirse peligrosamente, aunque claro, como él dice que no va escribir ya otra cosa que poesía… Dicho esto debo añadir que su literatura me encanta hasta el libro de alfaguara, que me parece una completa basura, sólo apta para calzar la cómoda de mi dormitorio, que bailotea a causa de la humedad. El libro de Candaya, y también sus libros de poemas, todos espléndidos, ya desde el Tractatus. Fabulosos. Tan espléndidos que si yo fuera capaz de escribir algo que se le acercara un poco también hablaría siempre de mí mismo, como él lo hace… Por lo visto es un tío muy majo, ¿no? Lástima de amistades (Piña, Torres…), eso afearía a cualquira.

A colación:
Hablando con unos amigos del primer libro de crema de cacao, les pregunté:
– ¿Lo habéis leído? A mi me ha gustado mucho. Está muy bien escrito.
– Escribir bien está muy sobrevalorado. Cualquier gilipollas puede hacerlo. Lo difícil es no ser un gilipollas.

Mario de Sámarzo 15th, 2009 at 19:34

Coño, se me olvidaron dos cosas. Una: ya sé que usted comparte ésas amistades, no me tenga en cuenta la ofensa. Igual deben ser bellísimas personas, pero su imagen pública en mi casa la encontramos deplorable… Dos: recordé una recomendación suya acerca de un paisano, R.M. Salmón, vi unos libros suyos (Derrumbe y La ofensa) y los compré. En efecto, como había usted apuntado, me parecieron muy interesantes. Gracias por la recomendación.

Blummmarzo 16th, 2009 at 1:06

¿De verdad hay que leerlo?

Saludos, Sr. Reig.

el náuGrafomarzo 16th, 2009 at 2:47

Blumm, cómo haces para que salga así tu foto?

rafaelreigmarzo 17th, 2009 at 10:43

¡Un amor en el Sur! Carambolas, Luna. Un beso.
Sí, bueno, pero es difícil responder: uno no lo sabe. A mí me entusiasman muchos libros ajenos, así que ¿por qué no iban a entusiasmarme los míos?
Pues no caigo, Maribel, anda, quién es el autor? Besito
Bueno, pues no sé qué decirle, Mario. A mí sí me gustó mucho Nocilla Dream. En cuanto a los amigos, como usted comprenderá, a mí me agradan mis amigos. Puede que haya gente mejor en el universo, seguro, pero mis amigos son los que tengo.
Bueno, no sé: yo lo leí con gusto. Pruebe y me dice.

Román Piñamarzo 17th, 2009 at 11:21

Muy devertida la pelea «oral», Rafael.
En cuanto a mi imagen, en efecto, confirmo la intuición del señor Mario de Sa: es deplorable en muchas casas. Pero en realidad, Torres y yo somos muy majos. Un encanto, palabra. ¡Adorables!
Y Fernández Mallo es más que interesante. Es sensible y audaz. Y gran persona.

Anónimomarzo 29th, 2009 at 12:22

Hola!

Quisiera ponerme en contacto con Agustin Fernandez Mallo, mi mail mrmallo@yahoo.com
Gracias
Minerva

Craistabril 10th, 2010 at 15:27

Me encanta Fernández Mallo.Sólo que hay mucho básico y poco evolucionado que no lo entiende

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