Librerías
Mi amigo Eduardo Gómez de Enterría, el librero de Cercedilla, está de viaje y nos ha dejado que nos ocupemos un poco del negocio.
Pocos lugares habrá tan acogedores como una librería y pocos trabajos tan agradables.
Claro que no se hace dinero, como sabe todo el mundo, pero se está tan a gusto que pretender además ganar dinero sería avaricia, ¿no te parece?
Violeta y yo, impecables, desprendidos sin remedio, nos hemos puesto a pensar en hacernos libreros, como Eduardo.
Por mi parte no sería más que la aplicación del consejo de Samuel Beckett: fracasa otra vez. Fracasa mejor.
Tras arruinarme como novelista, como escritor de artículos y hasta como corrector de pruebas (lo fui de joven), ya sólo me queda intentar arruinarme como librero y como editor. Convertirme en el tipo que ha pinchado en hueso en todos los eslabones de eso que llaman «la cadena del libro».
He aquí lo que llaman «un proyecto vital».
En ello estamos.
Tal que así nos encontró el otro día nuestro amigo Ricardo Gómez, tan tranquilos tras el mostrador:
Aunque, por supuesto, nos bastó oír el clic de la cámara para adoptar una rigidez cadavérica:
Por eso hay que preguntarse siempre cómo será uno cuando nadie le ve.
¿fracasar? Esa es una categoría que despreciamos, forma parte del sistema de ideas del enemigo.
Cuánta razón tienes, compañero: nosotros jugamos en un tablero distinto… y a otro juego. Un abrazote
Fundamental el tener una trastienda con mesa camilla, máquinas de escribir, humeantes tazas de café con leche y folios y lápices…como en El Galeón, de finales de los 70…Eso daba ambiente…
En todo de acuerdo, Balbino. Viví al lado de El Galeón y pasaba a menudo por allí. Por casualidad, ¿no serás mi gran profesor de Literatura de toda la vida? De ser así, un enorme y agradecido abrazo.
Te animo a que seas valiente y lo hagas. Hoy en día hay «subvenciones»- ya, palabra maldita, pero los hay, para emprendedores y si son mujeres emprendedoras con un poco de más facilidad. Decían hace unos años que cada uno de vosotros tocaba a 7 +1, pues eso, que vivimos más y tenemos que estar entretenidas.
Bueno, que me voy por las ramas. ¿Has visto la película «Tienes un email»?, pues una tienda tipo como la que ella tenía, pero con cafetería -bar. Ese siempre ha sido un sueño de muchos. Unos leen en sus casas, «agustito», tumbados o sentados, pero otros son tan sociables que necesitan leer en compañía. La muestra: Las bibliotecas. Están a tope. Sea época de exámenes o no. Es por aquello del compartir 🙂
Si lo haces las editoriales te trataran con exquisiteces, y yo prometo que si le das publicidad, esto es.. me entero, te compro libros, que compramos muchos por Internet, y aquí la librería Picasso me tiene muy vista. Además podrías hacerte de revistas que han dejado de existir como JAQUE, 8 x8, Ajedrez Internacional,…, Claro que también tendrías una mesita, tablero pintado, (por aquello de no poner ni quitar), y partida con premio al que compre y juegue un torneo al mejor de 3. Que maravilla¡¡¡ Total, ya dices que has probado muchas mieles, ¿Qué puedes perder? Suerte y mucho ánimo.
Por cierto, veo a José A. Martínez Soler, se podría hacer un periódico y todo … se me va el tarro.
Es una profesión de inicio de novela, no me diga Usted que no…
Un ultimo abrazo primo. Roland
Un ultimo abrazo primo. Roland
No desesperes, Rafael. Aunque no llegues a ser librero, no andars lejos de ser libre.