Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Los tres jamases

La Fiesta del Oso Regicida fue mejor todavía de lo que esperaba. Llegué a Gijón a las cuatro, en uno de los pocos trenes que nos van quedando en aras de «la eficiencia» privatizadora.

En el andén de Chamartín me encontré con Use Lahoz, que iba a Valladolid, y permanecimos durante el trayecto atrincherados en la cafetería, donde nos hicimos fuertes con cervezas y una foto como ésta:

 

En la estación me recogió Ernesto Burgos y me llevó al hotel, donde había quedado con José María Ceinos para hacer una entrevista, esta entrevista.

Como venia en moto, llegó antes el fotógrafo, Marcos León, que me hizo esta foto a la puerta del hotel:

 

 

Luego, con la directiva del Ateneo Republicano de Asturias, nos concentramos en el bar del hotel y preparamos la estrategia para la charla, en la que estuve acompañado por dos buenos amigos:

 

 

Entre Ernesto Burgos y Paco Prendes pasamos el resto de la tarde tan a gusto, hablando de literatura y de República.

A la mañana siguiente fuimos en dos autobuses a Llueves, donde aquel oso derrocó a bocado limpio, a mandíbula batiente,  al rey Favila, al lado de Cangas de Onís, donde nací.

Llovía, pero nos importó un comino. La banda tocó varias veces el Himno de Riego, proferimos soflamas (tabernarias), dimos vivas a la Tercera República Española y gritamos de nuevo los contundentes tres jamases de Prim:

-Los borbones en España, ¡jamás, jamás, jamás!

Y solemnizamos todo con una gran comida, de la que salimos a gatas para amodorrarnos en los autobuses y recuperar fuerzas para la noche en Gijón.

A la mañana siguiente, en el tren de vuelta, llevaba exceso de buenos recuerdos y amistad, y bien podría decir, como Quevedo, que con esos ratos compra el alma su arrepentimiento, porque, si no fuera por las «noches mal dormidas», los pecados, las copas y desvaríos, ¿quién iba a desengañarse del mundo y pedirle a Nuestro Señor que le haga casto y bueno?

Yo no, desde luego; yo, como San Agustín: Señor, hazme bueno, hazme casto, pero no todavía, eh.

Aún me quedan demasiadas letras que firmar para comprar a plazos el arrepentimiento y decir, como el general Prim, tres jamases: de whiskies sin medida, ¡jamás, jamás, jamás!

En Madrid tuve reuniones, di una clase sobre Thomas Bernhard y hablé dos veces de la nueva y excelente novela de Martín Casariego, Un amigo así. La primera en Cercedilla, en Peña Pintada, con asistencia de escaladores; y la segunda en Tipos Infames, con predominio de plumíferos.

El viernes ya usaba bastón, atenazado por la gota, y repitiéndome tres o cuatro jamases cada cinco minutos.

Así que, entre la colchicina y la cojera, las ganas de recuperarme para la Feria del Libro y la nostalgia por lo bien que lo he pasado, releo el Heráclito cristiano y su Salmo XXVI:

Después de tantos ratos mal gastados,
tantas obscuras noches mal dormidas;
después de tantas quejas repetidas,
tantos suspiros tristes derramados;

después de tantos gustos mal logrados
y tantas justas penas merecidas;
después de tantas lágrimas perdidas
y tantos pasos sin concierto dados,

sólo se queda entre las manos mías
de un engaño tan vil conocimiento,
acompañado de esperanzas frías.

Y vengo a conocer que, en el contento
del mundo, compra el alma en tales días,
con gran trabajo, su arrepentimiento.

En fin, no sé cómo puede quedar gente que piensa que soy un buen tipo, pero queda, poca pero queda. Por ejemplo, mi amigo Jorge Moreno, de la revista Mayhem, que me hizo una entrevista y la tituló, como es normal, con lo más inesperado y alarmante, con lo que sería una noticia bomba, si fuera cierto: «Rafael Reig es un buen tipo«. Esta es la entrevista, que hicimos en el Hotel Kafka.

Aquí estamos haciéndola:

 

Aquí estoy, sonriente, aún sin el arrepentimiento de Quevedo:

 

 

Este sábado, por si te apeteciera firmo por la mañana en la librería Muga, caseta 135, de 12 a 2. Luego comeré algo y por la tarde te espero en la librería Antonio Machado, caseta 301-302, de 7 a 9.

Y el domingo otra vez, en la librería Marabunta, caseta 118, de 12 a 2.

Si te pasas, tendremos ocasión de arrepentirnos.

Pero todo estará perdonado, aunque hagamos lo que no está escrito.

Comments (4)

pedromayo 30th, 2013 at 8:58

Fantásticas entrevistas. Me las guardo

Maite Torras Bonitasmayo 30th, 2013 at 11:59

Es un pena q en Renfe sólo tengan Cruzcampo….

lupitamayo 30th, 2013 at 18:57

Ha tardado tanto en contarnos la fiesta del oso, que creía que se lo había comido, el

oso a usted jajjajaj.

Microalgomayo 31st, 2013 at 8:57

Qué buenos fotógrafos lo miman, a Usted.

Ah, ¿y qué tiene de malo la Cruzcampo, a ver?

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