Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Indicios de haber sido

Dentro de poco espero irme por fin a Piles, mientras tanto sigo leyendo y anotando, como decía Pedro Lastra cuando le preguntabas qué tal:

-Ya ves, como siempre, leyendo y anotando.

Por fin he podido ir por mi propio pie a conocer a Samuel Vilas, el hermano de Bruno.

 

 

Ver dormir a los niños impresiona.

¿Cuántas cosas tendría que olvidar yo para poder dormir en esa postura?

Los mayores dormimos tapándonos las manos con el cuerpo, escondiendo la cara contra la almohada y cruzando las piernas para ponernos en «cruzys«, a salvo de nosotros mismos, de todo protegidos por la cruz y raya.

Aquí están los dos hermanos:

Bruno, el mayor, tiene cara de estar maquinando alguna trastada, y su hermano Samuel pone cara de que lo sabe y no se fía un pelo.

Luego se empeñó Violeta en coger a Samuel.

No pueden evitarlo, si ven un niño a mano, tienen que cogerlo en brazos, así son las mujeres.

 

Lo peor es la cara que se les queda en cuanto se apoderan del primer bebé disponible: ¿a que dan bastante miedo con un niño en brazos?

Parecen fuerzas de la naturaleza, placas tectónicas amenazadoras, imparables movimientos sísmicos, tornados giratorios sobre nuestras cabezas de hombres indefensos que nunca cogen niños en brazos.

Pasamos el día con Vanessa y Eduardo y con los chicos, acompañados de una botella de Jameson. Como hacía calor, a media tarde nos trasladamos a la sala de reuniones:

Mantuvimos una larga polémica vaporosa, entre las nubes de algodón de la metáfora, que nos llevó a concluir que la solución a nuestros problemas «pasaba por».

-Me niego a que utilices en mi presencia la expresión «pasa por», ¡ésta es una casa decente! -se indignó Edu Vilas, preocupado por los niños-. Que hay ropa tendida, Reig.

-Prueba, macho, es divertido. ¿Qué se puede hacer para no levantarse con el alma caída a los pies de la cama?

-¿La solución pasa por más Europa? -probó con timidez Eduardo.

-¿Ves que fácil? La solución pasa por reforzar el carácter americano de España.

-Pasa por más productividad y más inversión.

-La solución pasa por la fe, no saldremos de esta crisis si no nos convertimos -cité a Rouco Varela.

-Pero ¿en qué podemos convertirnos?

-Aquí lo dirá, espera a ver…

-¡Bruno! ¡Samuel! Chicos, venid aquí, que el tío Rafael os va a leer una carta pastoral, ¡una carta de un príncipe!

Así que se la leímos. Cómo disfrutaban los más pequeños.

Los chiquillos es que se entusiasman con estas cosas, cartas pastorales, cromos que encuentran en los Bucaneros,  los hilillos de plastilina de Rajoy… todo les asombra y les hace sonreír.

Les advertía el cardenal, en su epístola a los desempleados, que se apartaran de «la codicia, la acumulación de bienes y el enriquecimiento rápido«.

Dijeron que ellos no tenían tanta prisa. Bien, pues entonces os enriquecéis lo  más despacio que podáis, ¿comprendido? Pian piano, ricos pero al ralentí, ¿oquéis? Millonarios pisando huevos, ¿de acuerdo?

Se mostraron de acuerdo: ahí estaba el quid o busilis: ¡por ahí pasaba!

-El resto de la tarde pasa por conseguir otra botella -advirtió de pronto Eduardo.

-Conseguir más whisky pasa por salir de casa.

-Y salir de casa pasa por ¡más Europa!

Y vuelta a empezar.

A los gritos de «¡Más Europa!», «¡Más madera!» y «Luz… más luz» abandonamos la piscina en busca de provisiones de boca, a ser posible líquidas y ambarinas.

Poco después, como decía Enrique Jardiel Poncela: «Mis amigos estaban tan borrachos que iban dando vivas al maestro Alonso. Todos nos tambaleábamos acaso por culpa de la mala pavimentación«.

Cuando volvimos de hacer estos recados,  tras sisar con las vueltas, Violeta y Vanessa nos recibieron con un verso de Lope de Vega:

Apenas de haber sido dais indicios.

Eso dijeron.

Aún me lo repito de vez en cuando: apenas de haber sido das indicios, Rafita, colega.

Que igual eso iba a ser que por fin nos habíamos convertido, adujimos, no sin sobrada astucia.

Pero ellas, desatadas, seguían interrogándonos en endecasílabos de Lope, siempre a imitación de aquel soneto «Superbi colli«:

¿Qué fuerzas deshicieron peregrinas

la mayor pompa de la gloria humana,

imperios, triunfos, armas y doctrinas?

 

 

 

Comments (5)

Microalgojunio 27th, 2012 at 9:53

La solución pasa por hacerse pasar por otro. Probablemente.

Cómo me gusta que se cite a Lope y a Jardiel Poncela.

Un abrazo.

Iván Alarcón Tortajadajunio 28th, 2012 at 12:46

Hola.

Lo leo desde hace poco pero la verdad es que siempre encuentro algún tatuaje para la memoria en sus entradas, aunque a veces sólo sea uno.

«¿Cuántas cosas tendría que olvidar yo para poder dormir en esa postura?»

Lástima ??o suerte?? que en la memoria los tatuajes sí se borren. Casi todos.

Un saludo.

rafaelreigjunio 29th, 2012 at 13:43

pues muy agradecido, Iván, y un abrazo

rafaelreigjunio 29th, 2012 at 13:44

a mí también me gusta citar a ambos. Un abrazo

Microalgojulio 3rd, 2012 at 10:16

Por cierto… todo vuelve a estar perdonado, ¿no?

Leave a comment

Your comment