Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

Huelga y agua de lavanda

Vaya por delante que apoyo sin reservas la huelga de la enseñanza.

La apoyo de las maneras que puedo: diciéndolo en público, acudiendo a manifestaciones cuando me es posible y, sobre todo, recomendándole a mi hija que vaya al Instituto los días de huelga. Así la huelga se vuelve más efectiva y tiene la ventaja añadida de que los que no hagan huelga tendrán que soportar a todos los alumnos.

Les está bien empleado, por esquiroles.

En mi juventud fui profesor de Instituto, por poco tiempo y como interino, así que aún tengo algún recuerdo de las duras condiciones en que trabajan los profesores en la enseñanza pública (si bien es cierto que son mucho más duras en la privada, a mi parecer y según mi experiencia, que también he sido profesor en la privada).

Me suscita sin embargo una reflexión (bueno, no hay que exagerar, se me ocurre algo; aún está por llegar el día en que yo reflexione) que, repito, no es en absoluto una reserva a una huelga justa y necesaria.

Ante estos profesores a los que les han impuesto más horas lectivas, pero hacen huelga «en defensa de la educación pública», cuánto se echa de menos a la clase obrera, que monta una huelga de metro por un 2% de su sueldo, sin necesidad de adornarse aduciendo que luchan «por el transporte público».

Supongo que tanto ataque continuo al derecho de huelga ha conducido a esto. Cada vez que hay una huelga, las razones quedan en la trastienda para la prensa, que se ceba en cambio en los enormes perjuicios que los malvados obreros provocan a todos sólo por dos pesetas arriba o abajo. Así las cosas, entiendo que hace falta una pedagogía de la huelga y quizá no sea más que eso.

Pero quiero preguntar también: ¿Qué tiene de malo hacer huelga por el salario? O en general por las condiciones laborales. ¿Por qué hay que buscar nobles razones, como quien se echa colonia?

Los recortes a la enseñanza pública no son nuevos. El año pasado dejaron las becas de comedor en los colegios temblando de risa, por ejemplo. Profesores de apoyo, dotación a bibliotecas, material escolar… el ataque a la enseñanza pública empezó hace tiempo.

Todos los recortes afectan a las condiciones laborales de los profesores, eso es evidente. Pero ahora estos recortes afectan a las horas lectivas , es decir, a su salario (más horas al mismo precio).

Y yo aplaudo que se pongan en huelga, lo repito. Y me consta (tengo muchos amigos en la enseñanza, estudié una carrera de Letras) que no hacen huelga sólo por eso, sino que además sienten una gran preocupación por el deterioro provocado en la enseñanza pública.

Sólo me pregunto si de verdad hace falta hacer huelga tan perfumado de buenas intenciones.

Quizá sí, ya digo, en vista de cómo tratan las huelgas los medios.

Pero  me lo pregunto porque, en cierto modo, eso deslegitima a quienes hacen huelga «sólo» por la pasta, que para mí es una reclamación absolutamente legítima. Parece que hacer huelga por el salario fuera grosero, con olor a grasa, chabacano, propio de obreros malencarados y su tosca avaricia. ¡Todo por la pasta!  Tanto intenso aroma a perfume podría hacer arrugar la nariz ante quienes defienden su salario, proyecta sobre ellos la sórdida sospecha de que sólo actúan en provecho propio y no, como los ejemplares fariseos, en defensa del bien común y de los nobles ideales.

Rojo como soy, me parecen excelentes las huelgas en contra de las condiciones materiales: del sueldo, del salario, del horario. Las huelgas por conceptos justos y benéficos me dejan siempre algo perplejo. No sabría qué pensar si las limpiadoras se pusieran en huelga «en defensa del medio ambiente» o «por un planeta más limpio». Tampoco si los conductores de autobús hicieran huelga «en defensa del transporte público». Etc.

Naturalmente que el recorte al profesorado ataca a la enseñanza pública. Toda huelga tiene su perfume y las condiciones laborales en las subcontratas de la limpieza de metro son un ataque frontal a la igualdad y la justicia. Pero las limpiadoras no se perfuman con una huelga en defensa de la igualdad y de la justicia, sino que luchan por sus condiciones laborales.

Apoyo esta huelga, ya lo he dicho, pero también las huelgas por la pasta, qué coño, que es un motivo muy legítimo de huelga.

En cuanto a la colonia que gastan, a mí  también me encanta y me la pongo todas las mañanas.

Yo también estoy a favor de la enseñanza pública. Sólo que yo mantengo que debería ser la única y obligatoria, y soy partidario de prohibir la enseñanza privada. Ese supuesto derecho a «elegir la educación de mis hijos» colisiona con un derecho fundamental mucho más importante: el de la igualdad de oportunidades real.

Cuestiono, además, el supuesto derecho: ¿quién narices son los padres para elegir la educación de sus hijos? Las escuela se inventó para librar a las personas (menores de edad) de su familia y de sus imposiciones. ¿Que tu padre es un chalado religioso y no te dejaría jamás leer los clásicos? La escuela pública te protege y garantiza que tendrás las mismas oportunidades de ser un tío culto que cualquiera, tú tranquilo, se defiende tu derecho a leer La Celestina en versión no expurgada, chaval, y no el supuesto derecho de tu padre a ponerte una venda en los ojos. ¿Que tu padre es creacionista? Estás a salvo, tío, vente al cole y no estarás obligado a hacer el ridículo el resto de vida. Etc.

Y en cualquier caso, aun sin cuestionar el derecho ese tan rato, para mí el derecho a la igualdad prevalecería sobre el de imponer tus creencias a tus hijos, además de romper los privilegios de la privada (que le pregunten a los antiguos alumnos del Pilar, por ejemplo).

En fin, héteme aquí, perplejo, esperando el Cercanías:

Comments (25)

Scouserseptiembre 21st, 2011 at 12:30

Es que en España somos así de molones, lo importante no es lo que ganas, sino estar a gusto en el trabajo y contento con lo que haces, da igual que ganes 500 euros si tienes eso. Incluso amigos que se consideran de izquierdas viven con ese planteamiento (y, por supuesto, me han criticado por preocuparme por lo que gano). Normal que las huelgas estén desprestigiadas. Aunque bueno, no lo están tanto si se hacen contra Esperanza Aguirre, que se la merece, pero Zapatero hizo aun más méritos y se le hizo una huelguecilla cualquiera.
En cuanto a lo de los padres, algún derecho tendrán sobre sus hijos, ¿no? Quiero decir, la madre da a luz a los hijos, no el Estado; los padres le visten, alimentan, dan cobijo, aguantan sus rabietas, no el Estado; ¿no les da eso ciertos derechos? Por otra parte, hay demasiados ejemplos que demuestran que hay que proteger a la gente del Estado. Al fin y al cabo, el Estado y la educación pública, ¿son entes incorpóreos y neutros, que solo tienen buenas intenciones? ¿O está formados por personas, con sus filias y sus fobias, sus malos modales, etc?

marcosseptiembre 21st, 2011 at 14:05

De la cruz a la raya (o de la raya a la cruz, que ya no me acuerdo).

Abrazos, Marcos.

Huelga y agua de lavanda [Rafael Reig]septiembre 21st, 2011 at 15:19

[…] Huelga y agua de lavanda [Rafael Reig] http://www.hotelkafka.com/blogs/rafael_reig/2011/09/huelga-y-agu…  por nofret hace 6 segundos […]

Teresa (otra)septiembre 21st, 2011 at 15:21

Pasaba por aquí para ver si había algo de lo mío y le encuentro a usted hecho un basilisco.

Yo he hecho muchas veces huelga por la pasta y lo he pagado bastante caro cada vez y no me arrepiento. Por mí si quieren hacer huelga que la hagan aunque no hubiera estado mal haber hecho una de brazos caídos contra la logse del superinteligente rubalacaba porque ¿qué más da lo demás? Yo lo intenté…cada vez

usted no sólo debiera recomendar a su hija que vaya al instituto para fastidias a los esquiroles,que siempre está bien, debería acompañarla y comprobar que distinto es el bachillerato que usted hizo del de su hija –por muy rojo que sea usted lo notaría.

Me despido, ya sé que nunca podré hacer un enlace con sus artículos –cuando el tema es leer o las cartas al padre, imbatibles. Aunque no vuelva a aparecer seguiré leyéndole y citándole.

esvansiguerseptiembre 21st, 2011 at 17:35

Trabajar menos horas por el mismo salario es una aspiración justa, nada que decir! Pero puestos a exigir la «igualdad real de oportunidades», ¿por qué no pedir que todos tengamos 18 o 20 horas reales de presencia en el puesto de trabajo? Puesto que niega a los padres el derecho a escoger (en alguna pequeña medida), ¿qué le parecerá que el gobierno del pp obligue a todos a estudiar religión? ¡eso también es igualdad radical! En fin, parece que algunos rancios sólo quieren la libertad para obligar a los otros a hacer lo que ellos consideran oportuno: puro fascismo. O estalinismo.

Luisseptiembre 21st, 2011 at 20:31

esvansiguer creo que no te has enterado de nada, ¿de verdad crees que los profes sólo están en el colegio las horas que están dando clase? El robot que hace las programaciones, tutorías, cuida el recreo, hace sustituciones a los compañeros enfermos, acude a las reuniones de departamento etc lo quiero yo para mi casa.

Celia Rodríguezseptiembre 22nd, 2011 at 1:02

Señor Reig: Resulta que reivindicamos eso porque es la verdad. Sólo hay que leer las declaraciones de Esperanza Aguirre sobre la gratuidad del bachillerato para echarse a temblar, porque lo que viene es de traca. Me explico. Si la educación pública no estaba pasando su mejor momento (por allí arriba lo comentaban), con estas medidas se terminaría de rematar al pobre toro que lucha por no caer, dándole con el estoque en esa zona tan sensible del cuello. Yo comprendo que es posible que no nos demos cuenta si no estamos implicados en esto, me refiero laboralmente, pero la mayoría de los profesores lo vemos claro, como el agua cristalina, vamos.

Y a Marcos, decirle que las horas «reales de presencia» en un instituo son de 26-27 horas a la semana, como mínimo.

Saludos, Celia

Microalgoseptiembre 22nd, 2011 at 10:56

Luego irán a por la ciencia. Parece que vana cerrar treinta de los centros del CSIC.

Como dice nuestro amado (y nunca del todo bien ponderado) Javier Krahe:

Va a haber bronca esta noche, va a haber bronca…

Jotaseptiembre 22nd, 2011 at 12:17

Estoy harto de que políticos e, incluso, gente relacionada con el ámbito educativo diga que la educación pública es gratuita. No lo es. Cuesta mucho y la pagamos entre todos y, por tanto, tenemos el derecho y el deber de exigir que sea de la mayor calidad posible.

Como bien dice Reig, hace tiempo que empezó el ataque a la educación pública. Lo que no entiendo muy bien es por qué se ha esperado tanto para decirlo desde, precisamente, el ámbito educativo, aun así me alegro.

De todas formas, el problema de fondo, sin querer quitarle importancia a lo que se está debatiendo estos días, es mucho más grave y sólo se puede solucionar con verdadera voluntad política, cosa que el actual gobierno ha demostrado no tener.

Pregunta al aire: ¿si todo el dinero que se utiliza para subvencionar la educación privada se dedicara a la enseñanza pública se podrían solucionar todos los problemas que arrastra desde hace décadas?

Señor G.septiembre 22nd, 2011 at 13:56

Buen artículo, gracias Teoura que le citaba http://www.debatecallejero.com/?p=3950#comment-53634

El Pobrecito hablador del Siglo XXIseptiembre 22nd, 2011 at 15:21

En los últimos años sólo he conocido una huelga por la pasta que haya tenido buena prensa: la de los futbolistas.

¿Pedagogía de la huelga? ¡Qué bueno Rafael: Pedagogía de la huelga!
Qué tal si la impartimos en «educación para la ciudadanía». O mejor, de manera transversal, en todas y cada una de las asignaturas. Habría que matricular a los capitostes que dirigen los grandes grupos de comunicación.

La mejor pedagogía de la huelga es hacerla, resistir hasta conseguir el objetivo, y sobre todo, evitar por todos los medios que los medios titulen la noticia así:
«Jornada de huelga que ha discurrido con absoluta normalidad. Subtítitulos: se han respetado los servicios mínimos. Los trabajadores que quisieron ejercer su derecho al trabajo lo hicieron sin ningún problema»

lolailoseptiembre 23rd, 2011 at 9:07

Reig, ¿sabes algo de Isaac Rosa? Desde hace tres días no hay columna…

p. m.septiembre 23rd, 2011 at 9:39

De acuerdo con el texto, Reig, aunque, en lugar de prohibir, se podría empezar por no subvencionar a la escuela privada (un escándalo).
De acuerdo igualmente con el comentario de Jota, cuyo primer párrafo es perfectamente extrapolable al así llamado «co-pago» sanitario, cómica trampa léxica con la que se pretende hacer creer al personal que la sanidad pública la paga algún ente sideral e incognoscible y no, como es el caso, todos nosotros.

esvansiguerseptiembre 23rd, 2011 at 11:42

Alguno duda de que las condiciones laborales de los profesores, en lo relativo a las horas de trabajo, son incomparablmente mejores a la de cualquier otro trabajador. Incluyendo tutorías (ahora se harán muchas, pero cuando estudiaba yo, no había ni una), correcciones y demás reuniones, no suman ni de lejos las 40 horas habituales; y para qué hablar de las vacaciones. Pero discutir esto es bobada, yo creo que ni los profesores lo hacen con convicción, porque son conscientes de que en esa cuestión son unos privilegiados; otra cosa será lo que suceda con salarios o el estrés que se acumule en algunos centros.
Antes de la reforma del partido socialista, quien quería llevar a sus hijos a un colegio de curas lo pagaba. Los socialistas decidieron que eso había que controlarlo un poco, metiendo un Consejo Escolar, a cambio de lo cual «subvencionaban» la educación privada. En aquel momento, los colegios privados se removieron bastante, porque sí querían la «subvención» pero no el control político. Pasados los años, se quiere quitar no solo la «subvención» (supongo que manteniendo el comisariado político), sino incluso, como Reig, ¡prohibirla! En fin, la igualdad debería ser, también, para que cada uno hiciéramos con nuestro dinero lo que quisiéramos, incluyendo mandar a clases de alemán a nuestros hijos, sin que llegue el político de turno a decirnos qué no hacer, y sobre todo, Reig, «Qué hacer».
Conviene no olvidar que las «subvenciones» a la enseñanza privada se pagan con impuestos que también pagan los padres de los alumnos de esos colegios. En este momento, los únicos que de verdad «subvencionan» son los que pagan colegios no concertados, porque lo que hacen es subvencionar la enseñanza pública y no concertada. A los forofos de lo público les parece insuficiente, y ahora quieren que haya mucha más gente que subvencione a los usuarios de lo público. No piden justicia ni igualdad, qué coño, piden un trozo del pastel más grande.

wlackseptiembre 23rd, 2011 at 12:08

Me sumo a la pregunta: ¿qué pasa con Isaac Rosa?

Celia Rodríguezseptiembre 24th, 2011 at 9:26

esvasinguer, debería revisar lo que ha escrito porque creo que ni usted mismo se entera, vaya pastel ha hecho… Voy punto por punto. No sé a cuanta gente conoce del ámbito educativo, puede que mucha o puede que ninguna. ¿Por qué se habla entonces tan alegremente de nuestras condiciones laborales? Llevamos un mes entero justificándonos y, la verdad, es muy cansado, pero ahí va una vez más. Nuestra jornada laboral es de 37,5 horas a la semana por ley. En los IES estamos unas 27 horas a la semana, aunque este año conozco gente que pasa hasta 33 horas allí metiditos. Más o menos eso nos da un margen de 10 horas a la semana para preparar clases, corregir exámenes, preparar la programación didáctica, asistir a reuniones de evaluación, claustros, consejo escolar, padres, hacer cursos y, una parte muy importante, seguir ampliando conocimientos por interés propio, es decir, leer una novela que luego aplicamos en clase como ejemplo de lo que sea, porque eso también es parte de nuestro trabajo, seguir siendo un poquito estudiantes toda la vida. Usted dice que todo eso no suma «ni de lejos» la jornada de 40 horas, entonces es que no sabe sumar, con todos mis respetos. Si le parecen tan fantásticas, oposite y acceda a ese chollo. Yo le aseguro que la mayoría estamos aquí porque nos gusta la profesión y por la flexibilidad horaria, que no es lo mismo que la escasez de trabajo. Mientras hay gente que se pasa horas en la oficina mirando facebook y twitter y comentando en blogs, yo miro a mis alumnos y les explico por qué Demócrito fue innovador y la diferencia entre grafito y diamante.

Que en sus tiempos no se hacían tutorías… Seguramente cuando usted estudió todos los niños eran muy parecidos a usted, y en ningún sitio (programa/proyecto) estaba contemplado que hubiese que educarles como personas, solo enseñarles matemáticas y lengua. Pues mire usted, con la ley actual ese es el objetivo principal de la educación, así que habrá que tocar otros temas, y créame, lo hacemos lo mejor que podemos.

Y en cuanto a las ??subvenciones? de las que habla… Pues mire, en cualquier centro educativo tiene que haber un ??Consejo Escolar?, pero eso no lo han decidido los buenos de los socialistas, a ver si es que han inventado la rueda… Ese no es el cromo de cambio por una subvención. En el momento en el que llegó el PSOE, en pleno baby-boom, faltaban colegios en algunas zonas de España, por lo que se ??concertó? sus servicios con algunos privados. Se supone que eso sería una medida pasajera, pero ahí se ha mantenido porque, ¡ay amigos, con la iglesia hemos topado! Existen otros colegios no religiosos que también son concertados, pero la mayoría lo son. Esto también ocurre con la Sanidad Madrileña. La diferencia es que para el PSOE era una medida a extinguir, aunque no fue así, mientras que para el PP (o Aguirre) es una medida a extender e implantar, para que la sanidad pública quede tan denostada y maltratada que puedan cerrarse todos los hospitales y centros de salud.

Si a usted le parece que esa es la situación ideal, estupendo. Yo le aseguro que una sanidad y una educación privada, financiada enteramente por cada uno, dejaría a mucha gente en los márgenes de la sociedad (sólo tiene que ver el ejemplo de EEUU), pero como a mi no me toca, ¿verdad? Pues espero que no tenga nunca una enfermedad grave, porque ya le digo yo que no podrá pagarla JAMÁS. Esa sí que se la subvenciono yo.

Y concretando un poco más, si las medidas adoptadas, también llamadas RECORTES son para ahorrar 80 millones de euros porque no se puede gastar tanto, señores, ¿por qué se pueden dar 90 millones de euros a las familias que lleven a sus hijos a privados? Pero, ¿no acabamos de decir que no hay dinero? Si una familia decide gastarse ese dinero con libertad, ¿por qué pide que se le devuelva una parte? Oiga, lleve a sus hijos a uno público, que lo pagamos entre todos (NADA DE GRATIS) y es de gran CALIDAD.

Un saludo.

p. m.septiembre 24th, 2011 at 10:27

Ah, señor esvansiguer, la redistribución al revés…qué invento tan maravilloso

Jotaseptiembre 24th, 2011 at 15:45

esvansiguer, he leído atentamente todo lo que comentas y me disponía a contestarte rebatiendo tus argumentos, pero no es necesario. Entre otras cosas, el «qué coño» de la frase final, no sé, me deja un poco intranquilo.

Sergeseptiembre 26th, 2011 at 14:32

Ánimo, Celia Rodríguez! me alegro de leer a un profesor explicando sencillamente qué es la verdadera docencia, que no se resume en permanecer más o menos horas calentando un puesto.
Esvasinguer, por favor infórmate un poco sobre un gremio compuesto por mucha gente con vocación, cualificación y empeño en hacerlo lo mejor posible.
No sé cuánto sabrás de ello, pero si buscas un poquito solo en internet verás que está lleno de gente original, creativa, participativa y muy preparada.

Pazseptiembre 26th, 2011 at 15:40

¡La que has liado, Reig! 😉

cãosemdonoseptiembre 27th, 2011 at 14:08

La puritita verdad, amigos, es que estamos asistiendo a un golpe de estado, promovido por nuestros propios señores de la guerra, que, como se ve, están al mismo nivel moral que los de Afganistán.

candiceseptiembre 27th, 2011 at 16:06

El tal esvansiguer está descaradamente loco, o lo parece, aparte de no tener ni sombra de idea de la educación actual. Los profes, por lo general, trabajan MÁS que la mayoría de trabajadores, si se cuentan las horas de leer exámenes, formarse en disciplinas que tienen que dar y no son la suya, preparar clases y reciclarse en cursillos.

Dice el esvansiguer:

» las ??subvenciones? a la enseñanza privada se pagan con impuestos que también pagan los padres de los alumnos de esos colegios.» ¡¡Es que S?LO FALTABA que no pagaran los impuestos precisamente ELLOS, los que gozan del privilegio.

La verdadera vergüenza es que los padres que están por la pública TENGAN QUE SUBVENCIONAR a los que eligen el muy dudoso privilegio de los curas. Eso sí, si se costean AL 100% la educación de sus criaturas, allá ellos, y los manden donde quieran….. pero sin olvidar, como señala Reig, que los hijos NO SON UNA PROPIEDAD PRIVADA de los padres, sino seres INDEPENDIENTES Y CON DERECHOS, y que los padres NO TIENEN DERECHO a inculcarles aberraciones, como la inferioridad de cuertas razas, lo sana que es la antropofagia o la conveniencia de la pedofilia. Por ejemplo.

preocupínseptiembre 29th, 2011 at 22:17

No sólo suscribo lo dicho por Celia Roríguez, sino que creo que la colonia de la que habla Reig, esta vez no es tal: es la higiene ante la enfermedad contagiosa, es la huelga-vacuna ante la epidemia. La defensa del salario, del horario, son motivos dignísimos para la huelga, pero esta vez, de verdad y sin colonia, es mucho más que eso.

Ah, y Reig, lo de la Celestina… hay que agradecer a los meapilas ( aunque estoy de acuerdo en lo de proteger a los niños de los «valores» de sus padres) el efecto que tienen en sus hijos/alumnos: los más avidos lectores de algunos clásicos suelen serlo CONTRA la prohibición.

Orundelicoseptiembre 30th, 2011 at 20:36

esvansiguer, quita tus sucias manos de la palabra «libertad» (perdón si plagio a Manuel Vicent y Mozart). No hay término más insidiosamente usurpado, cuando en realidad son otros los intereses que se quieren proteger en su nombre. Los padres que llevan a sus hijos a escuelas que segregan por sexo, por ejemplo, invocan su «derecho a la libertad de elección». ¡¡Y un cuerno!! Por cierto, estos centros privados también reciben generosas subvenciones, también de mis impuestos, cuando en realidad incumplen el artículo 13 de la Constitución y varios artículos de la LIEMH: no sólo segregan a los alumnos, también lo hacen con los docentes. Y eso se puede llevar a todos los ámbitos en los que con la excusa de la «libertad» se pretende seguir con prácticas injustas, bárbaras (las corridas de toros) o exclusivistas. Aunque bueno, le perdono, esvansiguer, pues veoque no tiene ni pajolera idea cuando critica los «privilegios» (grandes risas) de los docentes. Hala, dos avemarías y a dormir.

Cerooctubre 11th, 2011 at 17:26

Vamos a ver, majo. Yo gano, pongamos 2.000 euros y decido enviar a mi hijo a un colegio privado. Renuncio a cualquier lujo, dejo de salir a cenar cuando me apetece, no cambio de coche, no sé, mil cosas. Otro, sí cambia de coche o se va a veranear a la «seichelles». Yo ahorro porque creo que la privada (es un decir) es mejor para mi hijo, pero el igualitarismo me lo impide, según tu versión progre del asunto.
Ocurre, querido Rafael, que el igualitarismo es profundamente injusto; lo justo es la justicia.
Por cierto, a mis hijos, en un colegio concertado les enseñan La Celestina y El Quijote.

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