Rafael Reig, blog, escritor, novelista, literaturaPues aquí pondré lo que se me vaya ocurriendo. Poca cosa, en general. Lo primero que se me pase por la cabeza. Lo que lea por ahí y lo que me cuenten en la barra de los bares o los amigos. Y si alguien quiere poner algo también, estupendo: no censuraré ningún comentario. Corrijo: sólo permitiré que se publiquen los comentarios que a mí me dé la gana y no daré ninguna explicación al respecto

En Muga, a favor de la alegría

 

Foto: Edu Rosa

El jueves, tras el viaje a Zaragoza el miércoles, tuve que ir por la tarde a un programa de RNE, Asuntos propios. Ya había estado allí, con Beatriz de Vicente, cuando fuimos ella y yo a hablar de Siete crímenes casi perfectos, y me había encantado charlar con Toni Garrido y con El Sueco. Esta vez lo volvimos a pasar bien y, cuando ya me iba, apareció El Gran Wyoming. Somos amiguetes desde los tiempos de Público, o más bien de El Barrilón, el bar más cercano a la Redacción, así que me quedé con él otro rato y con Juan Luis Cano, que me regaló su libro La noche del aguacero.

Esa misma noche me puse a leerlo y me está divirtíendo mucho.

A la mañana siguiente me llamó Juan Cerezo, mi editor.

-¿A ti no te duelen tanto las malas críticas, verdad?

-No, ya te lo dije. O sea, sí, me pongo furioso, pero luego me pongo un whisky y a los diez minutos se me ha olvidado.

-Claro, claro, es lo mejor, Rafael.

-¿Por qué me preguntas eso, Juan?

-No, por nada, porque me sonaba que me habías comentado algo así.

Bueno, pues vale.

No hace falta que te diga que me quedé inquieto: ¡Juan sabe algo que yo no sé!

No le miento. Cuando alguien dice algo negativo sobre mis libros, me pongo hecho un basilisco, de mi boca salen víboras y culebras, aseguro que se trata de un menguado, un mequetrefe, un incompetente; me acuerdo de toda su parentela, etc. Y así hasta que me hace efecto el Cutty Sark y decido que es una opinión respetable y de la, si puedo, aprenderé algo. Luego se me olvida. Para siempre.

Una vez coincidí en una comida con un crítico, Ricardo Senabre.

-Esto, Rafael, creo que te hice una crítica de tu último libro, pero no me acuerdo si te ponía bien o mal.

-Pues yo tampoco, la verdad, ni la más remota idea. No es que no me importe lo que digas, pero si era malo lo he olvidado.

Así que nos pusimos a hablar de otras cosas y nos hicimos muy amigos.

-Sigue escribiendo, eh, sigue -me dijo al despedirse.

Y así es como suelo digerir las críticas negativas, como si me dijeran: sigue escribiendo, eh, aún lo puedes hacer mejor.

Todo novelista que acaba de publicar un libro se ve sometido a un estado de ansiedad agudo. Cada uno lo gestiona como puede o como sabe. Hay quien no lee las críticas. Yo no, yo leo todo lo que llega a mi alcance, porque no me afecta demasiado (o más bien, porque se me pasa en seguida). En cambio, no voy a librerías jamás. Primero, porque me da vergüenza si veo mi libro. ¿Y si el librero me reconoce? Me pondría rojo. Y segundo porque, ¿y si no está? Si no lo veo, me preocupo.

El que no se preocupa por las críticas, se obsesiona con la colocación. Y si no, con la atención de la prensa. Otros gestionan su ansiedad con mal humor, con alcohol, con un cambio de peinado, da igual, algo hay que hacer para templar los nervios.

El viernes me había invitado Pablo Bonet a su librería, Muga, donde se ofreció a presentar mi libro.

Me hacía ilusión porque Muga es una librería que está en Vallecas, muy cerca del Pozo del Tío Raimundo, donde sucede una parte de mi novela, donde vive Rosario, uno de los personajes, aquel de quien más he aprendido.

Así que iba contentísimo en el Cercanías, recordando los tiempos en los que iba al Pozo en el 24, que se cogía en Atocha, no sin una prolongada espera.

Me había puesto la sudadera que compré en mi bar favorito de Port Jefferson, N.Y., al que iba a beber mientras lavaba la ropa en la lavandería automática de enfrente. Me lo pasé tan bien en el Tara Inn que creo que esa prenda me da suerte.

Antes nos tomamos Pablo y yo unas cuantas cañas, como es natural, y luego vi el escaparate que habían hecho en la librería: qué generosos.

Foto: Edu Rosa

Pablo y yo ya llegamos visiblemente contentos:

Pero más contentos todavía salimos, así que no puede atribuirse todo a las cañas.

La verdad es que todo el mundo fue tan acogedor, tan alegre y tan serio, que me dio una gran felicidad. Alegre y serio, sí, porque, con mucha alegría, se organizó un debate serio, riguroso, amplio y con muchas opinones diferentes, pero fundamentadas.

Así da gusto.

No esperaba menos de Vallecas, un barrio que es casi una leyenda, y donde yo recibí mis primeras enseñanzas de los asuntos que me siguen interesando.

Si alguna conclusión hubo (y no tiene por qué haberla) es que allí todos seguíamos implicados en lo público, intentando participar y provocar cambios, por un sólo motivo: a favor de la alegría.

Es lo que respondía Constatino Bértolo cuando le preguntaban por qué seguía siendo  comunista:

-Porque no me quiero morir cabreado. Cada mañana, cuando leo el periódico, me cabreo, y ya soy mayor, y no quiero morirme cabreado.

Así, con mucha seriedad, pero a favor de la alegría, para buscar juntos la única esperanza de conquistar la alegría, fue como debatimos el viernes en Muga.

Luego firmé bastantes libros:

Foto: Edu Rosa

¿Que cómo acabó aquello?

Te puedo decir dónde: en el bar de al lado. Cómo no te puedo decir, que luego mi novia me canta, como en el libro de Juan Luis Cano:

La noche del aguacero,

dime dónde te metiste,

que no te mojaste el pelo.

El sábado me llegó una factura de Iberdrola y leí una crítica muy negativa sobre mi libro.

De la crítica ya me he olvidado, Cutty Sark mediante. De la puñetera factura no.

Ahora entiendo la extraña llamada de Juan (aunque sigo sin entender el bandidaje de Iberdrola).

El sábado leí una noticia en El País que me pareció notable. El titular decía:

Europa reprende a España por el trato a supuestos terroristas.

Y un subtítulo que decía: «Propone un abogado al inicio de la detención y critica la incomunicación«.

Luego explicaba que el Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa (CPT) había hecho público un informe que contenía las críticas a las que alude el titular. Más abajo explicaba que el informe estaba hecho hacía dos años, pero sólo se hizo público ayer. ¿Por qué?

No se había publicado nada porque el Gobierno del Estado visitado, en este caso el español, tiene que autorizar su publicación. En diciembre pasado se hizo público que el CPT visitaría de nuevo España este año, y es poco estético que se realice una nueva visita cuando todavía no se ha publicado el informe de la anterior.

Ah. Poco estético. Toma del frasco.

Por supuesto, el periódico no daba ninguna explicación de por qué el Gobierno no lo había autorizado. Tampoco decía que la hubiera pedido y no se la hubieran dado, por supuesto. ¿Tú crees que pidieron explicaciones por la ocultación? ¿A riesgo de enfadar al Gobierno?

Una vez leída la noticia, ¿cuál crees que tú debería ser el titular?

¿Por ejemplo éste?

El Gobierno del PSOE ocultó durante dos años el informe del Consejo de Europa sobre torturas en España.

Pues por ejemplo, ¿no? O al menos el subtítulo, ¿no?

Y a muchos amigos aún  les suena raro cuando digo que aquí tenemos dos grandes partidos de derechas, el PP y el PSOE.

Y a otro todavía les suena raro cuando digo que El País tiene más de hoja parroquial que de periódico.

Comments (12)

Ismaelmarzo 27th, 2011 at 11:35

Una vez más, totalmente de acuerdo.
Espero que cuando termine tu gira por los medios nos sigas dedicando tantas entradas en tu blog.
¡Salud!

la lolimarzo 27th, 2011 at 12:12

Pues claro que se tortura acuérdate de mi historia,a mi hijo lo torturaron con el Psoe en el poder y no lo perdonaré jamás que llamándose socialistas no defiendan los derechos humanos. Siguen siendo los mismos perros con distintos collares. Mucha salud y éxito que te lo mereces.

van der westhuyzenmarzo 27th, 2011 at 18:19

He leído la crítica de Senabre en el cultural. No me parece que te ponga mal, al contrario…

Orundelicomarzo 27th, 2011 at 21:24

El País también se parece mucho al Hola! o al ABC, especialmente cuando dedica páginas y páginas de publirreportaje a favor de la monarquía, como cuando proclamaron al Rey personaje del año en 2007 (jua, jua,). Supongo que el diario grapado, tricornudo y acharolado (como lo llamaba Sánchez Ferlosio) tampoco dijo nada de la censura al informe europeo sobre la tortura en España.
Jodé, corro a la cama a leer tu libro.

lolailomarzo 28th, 2011 at 10:03

¿Leí bien o ayer te comparaban con?. ¿¿Torrente??!!
Sí que me parece un golpe bajo (menguado, mequetrefe, etc..). Por lo demás, puede ser una opinión respetable.

De todas formas, a raíz de este post me surgen algunas dudas. Lo de aprender de una crítica (en lo que se pueda); si al día siguiente la olvidas ??para siempre?, ¿cómo lo haces?
También recuerdo en una entrevista que leí hace bastante, quizá por 2007, donde se te preguntaba por tu labor en Público o las recomendaciones que habías hecho para alguno de tus amigos, y donde a Wyoming precisamente no le pintabas como alguien que te cayera especialmente bien.

También me viene ahora en mente (no sé por qué) unas líneas que leí hace poco: ??El tal Gástev tenía razón: hay que llevar una vida muy poco seria para conformarse con las novelas que escribimos muchos de nosotros. Algo pide ser escrito, pero en serio, porque la vida es seria y quizá la novela, lo que llamamos literatura, no sea ya más que uno de esos juguetes didácticos para los más pequeños?.

Siempre me han parecido unas palabras muy certeras. Que sí, vale, hay censura. Pero algo nos ingeniaremos, ¿no?

(Y sí, colecciono tus columnas)

esvánsiguermarzo 28th, 2011 at 10:14

Me ha gustado mucho el comentario sobre el latrocinio de Iberdrola; si ha leido detenidamente la factura, observará que la mitad son diferentes impuestos y dádivas a la empresa otorgados por los sucesivos gobiernos (destacadamente, éste). Quizá deberíamos repartir la ira y la calificación (ladrones) a partes iguales entre la empresa recaudadora y estos gobiernos que tanto se preocupan por lo público y por rebañarnos los bolsillos.

marilomarzo 28th, 2011 at 11:06

Por si alguien quiere escuchar la entrevista, la podéis encontrar aquí:

http://www.rtve.es/podcast/radio-nacional/asuntos-propios/pagina-2.shtml

Siempre contigo Reig, ¡grande Reig!

Bsis per tutti.

Tomás Moromarzo 28th, 2011 at 11:13

Como de costumbre me ha gustado mucho tu entrada al blog… no obstante me gustaría aportar dos reflexiones hechas desde mi interés y conocimiento de este asunto de la tortura:

– todos los años hay asociaciones que emiten informes, bastante rigurosos, sobre los casos de tortura denunciados y sentenciados en nuestro país (incluso los indultados, q suelen ser la mayoría).

– la tortura no es cosa de los partidos psoe-pp-… sino del Estado, de «la Institución».

– la tortura tampoco es cosa de los de Derechas, y desde luego no pondré como ejemplo el nimio caso de Cuba (como tanto gusta a nuestros políticos), pero mira la URSS, mira China, y un larguísimo etc. De nuevo es cosa de la Institución.

Dicho todo esto no simpatizo con ninguno de los dos partidos que nos mantienen en el engaño permanente…

Salud, fuerza y libertad.

mayweathermarzo 28th, 2011 at 12:41

Claro, la izquierda es transparente. En Cuba, por ejemplo, publican los informes de Human Rights Watch en Granma. Y están a favor de la alegría, faltaría más, signifique lo que signifique.

yo mismamarzo 28th, 2011 at 18:02

Totalmente de acuerdo.
Rotundamente de acuerdo.
Y definitivamente de acuerdo.

Amos.. que del todo de acuerdo. 😉

Excelente reflexión.

Enrique Colonmarzo 31st, 2011 at 13:17

Muy estimado escritor, esta mañana, hora del Caribe por cierto, y desde Puerto Rico, vi una entrevista suya en TVE internacional. Divertidísima y muy refrescante para un dia en que me esperan dos o tres complicaciones. Espero que su obra este disponible en alguna de nuestras poquísimas librerías. Aqui se celebrará el Festival de la Palabra en mayo de 2011, creo que su segunda versión en el que el periodista y escritor Manuel Fajardo en unión a la boricua Mayra Santos Febres, hacen un junto maravilloso, y esencial en un país colonial que reafirma su realidad latinoamericana. Bueno.

Francisco Cerénabril 3rd, 2011 at 16:19

Divertido.
No conozco ningún comunista que no muera cabreado, ni facista, ni … No lo conozco, la verdad. Mueren engañados o rabiando bilis, mueren en su mansión o con sus retiros y libritos e intervenciones radiadas, pero tranquilos, alegres, lo que se dice alegres.
Yo sólo vi morir alegre, el día antes hacía bromas en el hospital entre resoplos aguados de sus pulmones, a mi abuelo, que fue comunista, legionario con 16 años, falangista, divisionario azul, detective, afinador de pianos, franquista aférrimo hasta que entraba en su casa, luego sonriente sesentón con la llegada de la minifalda y al final, los últimos quince años de su vida, fue en cuerpo y alma sólo una cosa: mi abuelo. Y murió alegre, al fin. Totá, si quieres morir alegre y sin cabreos, deja la política.

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