David Torres, blog, escritor, literaturaTropezando con melones, David Torres  El primer melón me lo encontré en una playa andaluza, un día de verano. El último lo veo cada mañana al enfrentarme al espejo. ¿Qué me dirá ese tipo hoy? ¿Qué inesperados regalos, qué decepciones, qué frescas dentelladas me tendrá reservadas el día?
  Yo no lo sabía pero eso que mis manos agarraban con el ansia de un talonador de rugby era un melón. Es decir, una réplica más o menos ovoide de mi cabeza, la materialización fáctica de una idea en el mundo de los objetos reales.


Grandes tontos del cine: Quentin Dateelpiro y Oliver Tostón

El otro día paseaba por la Cuesta de Moyano y rebañé una biografía de Quentin Tarantino por dos euros. Si hubiese costado un euro más no la compro, no por nada, pero es que dos euros me pareció el precio justo para enterarme de algunas curiosidades y cotilleos acerca de un tipo que empezó como un meteoro y va terminando como baba de caracol. Apenas abrí el volumen me tropecé con una conversación entre Tarantino y Oliver Stone que ya justificaba mi compra. He aquí la réplica de Stone ante las críticas de Tarantino sobre el guión que el primero había comprado y que iba a acabar excretado sobre la pantalla en Asesinos natos:

-Oye, Reservoir Dogs está muy bien, pero no pasa de ser una peliculita. Yo hago películas de verdad, filmes, no sé si me entiendes; tú en cambio haces peliculitas. Lo mismo le ocurre a Martin Scorsese y a John Woo.

Vamos a ver, Oli. Ya es un pecado imperdonable meter a Woo y a Scorsese en la misma frase. Pero ¿Scorsese hace peliculitas? ¿Malas calles, Taxi Driver, Toro salvaje, La última tentación de Cristo, Uno de los nuestros, After hours son peliculitas? ¿Entonces qué clase de mierda son Platoon, Alejandro Magno o JFK? La definición de «peliculita» le va que ni pintada a Wall Street, probablemente lo mejor que ha filmado Stone en toda su puta vida y que no pasa de ser un entretenimiento bursátil más o menos conseguido. Hasta cuando se duerme delante de la cámara, como en buena parte del metraje de Gangs of New York, Martin Scorsese alcanza cotas que un mediocre zampabollos como el Sr. Pedrusco no lograría ni vendiendo el alma al diablo con intercesión de Bernard Madoff. No sé si me entiendes, Oli.

Y por cierto que Reservoir Dogs está a años luz de cualquier cosa que pudiera filmar algún día Oliver Tostón. Basta ver cómo ha envejecido aquella oscarizada soplapollez llamada Platoon (El filósoooofo, tendrían que haberla llamado) por no hablar de compararla con las tres grandes cintas de Hollywood sobre Vietnam: Apocalypse Now, de Coppola, El cazador, de Michael Cimino, y La chaqueta metálica de Stanley Kubrick. Cualquiera de esos «filmes», como le gusta decir al paleto de Stone, deja a Platoon a la altura del betuuuún.

Hacía bien Tarantino en alarmarse porque Oli cogió un guión que probablemente estaba salpicado de humor negro y mala leche, y lo convirtió en una cagada absoluta, un bodrio sanguinolento sin remisión. En mi opinión, no hay peor película en la historia del cine que Asesinos natos: no la habría mejorado ni Almódovar metiendo a Loles León de transexual cabreado y a Chus Lampreave con una fregona limpiando la sangre de los asesinatos en plan Gracita Morales, !ay señorito, pero cómo me ha dejado usted la moqueta!

Sin embargo, la perla viene luego, en la lección sobre la vida que Oliver Tostón le da a Quentin en plan abuelo Cebolleta y tal:

-Aún no has cumplido 30 años. Estás haciendo peliculitas que tratan sobre otras peliculitas. Yo hago películas acerca de la vida que he vivido hasta tener cuarenta y muchos. He visto más violencia que tú en tu vida. Estuve en Vietnam, me han pegado un tiro. Si quieres que hablemos de violencia, vamos a dejarnos de películas y hablemos de la realidad.

Muy bien, Oli, muy bien. Películas acerca de la vida. ¿Te refieres a la mamada de cuatro horas que le hiciste a Fidel Castro? ¿Te refieres al guión de Conan el Bárbaro? Un tío va a la guerra, le pegan un tiro y luego filma Asesinos natos. Es como si un tío se tira a Ava Gardner, lo contara y le saliera una paja. En Vietnam no te enteraste ni del NODO, Oli. Facturaste una supuesta sátira sobre la violencia y los medios de comunicación que provocó una oleada de asesinatos gratuitos imitando a los dos idiotas protagonistas (sí, uno de ellos es Woody Harrelson, no podía faltar) y una demanda por parte de John Grisham, que perdió a un amigo suyo por culpa de esa exaltación gratuita de la balacera. Que un vendedor de videoclub fascinado por el cine de karatetas como Quentin, firmara semejante excremento sería hasta disculpable. Pero lo que no tiene perdón de Dios es que lo hiciera precisamente un ex combatiente de Vietnam.

Anda, Oli, vete a cagar.