El diario rojo de Carlota



ACTUALIZACI?N:

Podéis seguir el día a día del rodaje de la peli AQUÍ.

Me he hartado de oír eso de que un pesimista es un optimista con experiencia. Por la misma, supongo que un optimista puede ser un pesimista converso o arrepentido. No sé cuál de los dos soy yo, pero el caso es que me alegro de equivocarme. En los primeros años de mi carrera como guionista profesional escribí no menos de seis largometrajes, con director y productora, salario y ciertos planes para que esos guiones se materializaran.

Si en 2002, cuando comencé a escribir profesionalmente guiones de largometraje, me hubieran dicho que por ejemplo en 2008 no habría conseguido tener ninguna peli hecha, probablemente me hubiera matriculado en Derecho, o hubiera intentado convertirme en una ciudadana de bien, y no en una bohemia dominguera, que es lo que soy ahora.

A lo largo de 2007, cuando empecé a trabajar en televisión, y después de esperar y desesperar con el tema de las pelis, tomé la decisión firme de dejar de esperar nada. Así que me dije, «Bueno, pues si no se hace ninguna nunca, al menos habré aprendido un montón y trabajado en algo que me gusta». Y así dejé de estar tan fastidiada con el asunto. Dejé de sentirme frustrada, en el ojo de una conspiración, y de dedicarle energía a estar molesta. Me puse a escribir otras cosas, a sentir ilusión por otras ideas, y cómo no, a cabrearme como una mona con nuevas situaciones, a acordarme de la parentela de nuevas personas, a patalear, gruñir e insultar en otros lugares.

Eso es lo bonito de ser guionista: hay que saber no reconcomerse siempre con lo mismo. Hay tantas personas, empresas y medios con los que frustrarse que limitarse al cine sería una auténtica pena.

Pero… por otro lado… los escritores escriben para que les lean, y los guionistas para que nos vean. Por eso, cuando hace unas semanas me enteré de que «El Diario rojo de Carlota», uno de esos guiones, adaptación de la novela de Gemma Lienas, que escribimos Roberto Santiago y yo, empezaba a rodarse el día 6 de Julio, sentí una tremenda alegría. Encima, la dirige José Manuel Carrasco, y eso me hace doblemente feliz. Puedes leerlo aquí.

Así que no sé si soy una pesimista conversa o una optimista con experiencia, pero espero que esta historia tan larga en el tiempo (y en el blog) sirva para aplacar impaciencias y frustraciones de los que escribimos.

No sé que pensaría en 2002 si alguien viniera desde el futuro a decirme que mi primera peli no se rodaría hasta 2009. Probablemente, lo más práctico sería que se pasara desde el año que viene y me la trajera en DVD.

Mientras tanto, habrá que seguir escribiendo.