GRACE KELLY, POR DONALD SPOTO

(Aviso: esta entrada contiene espoilers para aquellos interesados en leer la biografía de Grace Kelly.)

Hace un par de semanas vi esta foto en un blog:

Confieso que me quedé hipnotizada por la belleza y por la expresión de esa instantánea de Grace Kelly, tomada en el día de su boda con el príncipe de Mónaco. Aparte de lo obvio (lo hermosa que es, el precioso vestido que lleva, al parecer obra de Helen Rose, una figurinista de su confianza que trabajaba en la MGM) me intrigaba mucho la vida que podría haber detrás de esa perfección, de esa serenidad y de esa aureola casi de santidad que emana.

La biografía de Donald Spoto revela bastante, aunque no ha colmado del todo mi curiosidad. Probablemente porque es un relato autorizado, o porque quizá no haya nada más que contar. En cualquier caso, la vida de Grace me ha hecho sentir empatía por ella. Grace Kelly fue una chica de buena familia bastante introvertida y desconocida para los suyos que, como una Betty Draper, comenzó a trabajar de modelo a los 18 años en Nueva York, lugar al que llegó sola desde su Filadelfia natal.

Su primera oportunidad importante la logró en «Solo Ante el Peligro» donde hacía de esposa de un maduro Gary Cooper, en 1951. Su carrera en el cine y el teatro se desarrolló entre ese momento y 1956; en esos seis años completó once películas. Trabajó con John Ford («Mogambo»), Zinnemann y por supuesto con Alfred Hitchcock en «La Ventana Indiscreta», «Crimen Perfecto» y «Atrapa un ladrón». Ganó un ?scar por su papel en «La Angustia de Vivir» en 1955. Su última película fue «Alta Sociedad» (1956). Su popularidad llegó a ser inmensa y se retiró en la cumbre de su éxito.

Grace amaba el teatro y la interpretación, pero a pesar de ser muy joven y prometedora, con 25 años se sentía muy sola y anhelaba formar una familia y tener hijos. Hollywood le parecía un lugar terrible y lleno de gente desdichada, pero por otro lado ella se sentía privilegiada por poder trabajar con los mejores. Era enamoradiza y aunque tenía imagen de formal, tuvo varios amoríos (algunos más oficiales que otros) con William Holden, Clark Gable y otros tantos; estuvo enamorada del diseñador europeo Oleg Cassini, con quien quiso casarse. Finalmente conoció al príncipe de Mónaco en unas fotos promocionales que se hizo (gracias a la idea que tuvo un periodista) en su gira europea para promocionar «Atrapa a un Ladrón». Ambos sintieron una atracción mutua que derivó en una relación epistolar que acabó en boda, principado y el nacimiento de tres hijos cuyas caras todos conocemos.

Sin embargo, Grace era una fuente de contradicciones perpetua, una mujer trabajadora y apasionada con una incapacidad casi patológica para ser feliz. A pesar de amar su profesión, así se sentía la noche en la que logró el ?scar, el mayor reconocimiento que puede lograr un intérprete:

«Horas después (de la entrega) regresó a su suite del Hotel Bel Air. «Solos ?scar y yo. Fue el momento más solitario de mi vida».

Poco después, se casó aparentemente muy enamorada de Rainiero y logró su sueño de formar una familia. Sin embargo, según su biográfo, siempre echó de menos la interpretación y quiso retomar su carrera. Su marido se opuso, el tiempo pasó, y Grace se convirtió en una princesa cuyo pasado en el cine parecía una anécdota.

Cuando actuaba, anhelaba una familia. Y cuando tuvo una familia, quiso volver a actuar. Parece imposible que una actriz tan hermosa y con tanto talento, que alcanzó el éxito con tanta rapidez, y que se casó con un príncipe, no pudiera encontrar esa serenidad que su rostro parece encerrar.

Al final de su vida (truncada en un accidente automovilístico cuando tenía poco más de cincuenta años) pareció conciliar sus dos identidades, la de princesa y la de actriz en un largometraje titulado «Rearranged», que filmó con unos amigos para la televisión, en la que se interpretaba a sí misma. La trama giraba en torno a un científico que era confundido por un periodista por la princesa; era una especie de alta comedia rodada en el principado, con Grace riéndose de sí misma y actuando 27 años después de su retirada.

Sin embargo, la película jamás vio la luz. La muerte sobrevino pocos meses después y a los familiares de la princesa les pareció que su existencia era demasiado dolorosa. De ese modo, parecía que la princesa logró imponerse a la actriz, pero no es a su alteza serenísima Gracia Patricia de Mónaco a quien todos recordamos.