FRANKENWEENIE

El trailer de este viernes es el de Frankenweenie (2012), la nueva peli de animación de Tim Burton.

Aunque en este caso a lo de «nueva» habría que ponerle comillas. Está inspirado y en buena parte trasliterado del mediometraje del mismo título que Burton rodó hace casi treinta años, en 1984, con una duración de 29 minutos y un abultado presupuesto de un millón de dólares. Cuando yo era super fan de Burton oí hablar mucho de este film, pero claro, en aquella época no había youtube y no he podido verlo hasta ahora. Con ustedes, Frankenweenie (1984), el germen en acción real de su remake animado.

Merece la pena ver el original por puro amor al pasado. Sin ser una obra maestra, es un homenaje al cine clásico y tiene varias estrellas que seguramente te recuerden a tu infancia tanto como a mí. Shelley Duvall hace de la mamá de Victor, el niño que devuelve a su perro a la vida, electrizándole como Victor Frankenstein a su criatura. Este niño es Barret Oliver, el protagonista de «la Historia Interminable», que nunca volvió a ser tan famoso como lo fue entonces. También está Jason Hervey, al que recordaréis de (otro viaje al pasado) «Aquellos maravillosos años». Y la sorpresa absoluta es la niña que fuerza a su Barbie a hacer ejercicio: Sofia Coppola.

Puede que ahora mismo la historia de un niño que revive a su perro de entre los muertos sea original, pero Burton, cansado quizá de hacer películas bastante anodinas (es mi opinión) desde Big Fish, ha vuelto a sí mismo, a su primera etapa, para extender un corto de hace la tira de años. Puede que sea crisis creativa, puede que volver a su pasado sea lo mejor que puede hacer. Puede que para cambiar de vez en cuando haga falta recordar. No lo sé. Habrá que ver la peli para opinar.

El corto y la película tienen en común el amor por el cine clásico, y más concretamente, por los títulos míticos del cine de monstruos en blanco y negro, con partituras abigarradas y fotografía expresionista.

Imagen de Frankenweenie.

Elsa Lanchester en "La Novia de Frankenstein".

Me encanta la idea de que un corto rodado en los ochenta traiga sensaciones de los años cuarenta, y también que una película del 2012 evoque a su vez a ese corto y a los clásicos del cine de horror. Estas dos obras comunican a los espectadores que estábamos hace treinta, veinte años, con los nuevos, con los que seguimos aquí, y también con los que ya no están. Historia del Cine.

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