EDITH HEAD, LA LEYENDA

El otro día estaba tomándome una copa con mi amigo Escri y hablábamos de lo frecuente que era ver clásicos en la televisión cuando éramos pequeños. Y cuando hablo de clásicos, no me refiero a «Star Wars», (que también lo es), sino a las películas en blanco y negro y en versión original que echaban en la dos, o en «Qué grande es el cine«. Decía Escri que aunque no quede muy bien decirlo, Garci hizo mucho por nosotros, los niños / adolescentes de los noventa; gracias a ese espacio, y a la programación de la 2, surgió en muchos de nosotros un apetito por las películas antiguas y por la ficción audiovisual en general.

En muchas de esas películas que recordamos con tanta gratitud, figura un nombre que se repite una y otra vez, el de la gran Edith Head, la mejor diseñadora de vestuario que ha dado Hollywood, nominada 35 veces al ?scar y poseedora de ocho galardones de la Academia. De tanto ver su nombre, quise por fin ponerle cara a esta mujer. Es ella:

Edith comenzó a trabajar con veintiséis años en la Paramount para dibujar bocetos de vestuario. Ese sería el comienzo de una fulgurante y dilatada carrera que acabaría en el año 80, un año antes de morir en los Ángeles, seno de la industria para la que Head fue tan importante. En IMDB aparece como jefa de vestuario de 427 títulos que abarcan desde el cine mudo (su primer trabajo fue «Wings», de William Wellman en el año 1927) hasta finales de los setenta, aunque fue en las décadas de los 40 y 50 donde alcanzó su mayor esplendor. Ella es la responsable del vestuario de títulos emblemáticos como «Los viajes de Sullivan», «Eva al Desnudo», «Días sin Huella», «El Crepúsculo de los Dioses», «Un lugar en el sol», «Vértigo», «Hatari» o «El Golpe.» Aquí podéis ver algunas fotos de su trabajo.

Edith, al parecer, labró su carrera siendo discreta, trabajadora y evitando el cotilleo, si bien alguna vez ha admitido que no soportaba a Hedy Lamarr ni a Paulette Godard, quien fardaba de joyas delante de las costureras diciendo «se mira, pero no se toca.» Head también dijo que trabajar con Kim Novak puso a prueba todo su talento para la psicología, que su estrella predilecta era Grace Kelly y que Jacqueline Bisset tenía el mejor cuerpo con el que había trabajado. Después de toda una vida trabajando con intérpretes de todo pelo, afirmaba que Lassie era la única estrella que no era caprichosa y que «Puedes llevar a un caballo al agua y hacer que beba, pero no conseguirás que una actriz se ponga lo que no quiere ponerse».

Quizá la profesión de figurinista sea una de las menos valoradas, a pesar de ser en mi opinión una de las más importantes; no en vano el cine es un arte visual basado en buena parte en la seducción. El aspecto de las estrellas (o de los actores) es crucial a la hora de definir su personalidad, y seguramente la fábrica de sueños que es (y sobre todo era) Hollywood en su época dorada le debe mucho al talento de esta señora.

«Lo que hace un diseñador de vestuario es cruzar una línea entre la magia y el camuflaje. Creamos la ilusión de convertir a los actores en lo que no son. Le pedimos al público que crea que cada vez que ven a un actor hacer su papel en la pantalla se ha convertido en una persona distinta», dijo esta mujer que se hizo célebre por llevar gafas de sol. Sin embargo, no eran gafas de sol, sino gafas graduadas azules cuyas lentes tenían un color que permitía ver cómo quedaría la ropa fotografiada en blanco y negro. Sólo se las ponía para trabajar, pero esa actividad en su vida debía de ocuparle muchísimo tiempo; cuando estaba con sus amigos utilizaba gafas normales.

El tiempo y el cine han rendido homenaje a esta grande de la moda y el cine. Tiene su estrella en el paseo de la fama y en 2003 se imprimieron unos sellos en Estados Unidos que la mostraron trabajando, y ella inspiró el personaje de Edna Mode en la peli de Pixar «Los Increíbles» (2004.)

¿A quién no le gustaría vivir dentro de un mundo tan hermoso como el que veía Edith Head?