LA FERIA DEL LIBRO 2012

Uno de los mayores atractivos de vivir en Madrid es visitar la feria del Libro.  Se celebra anualmente a finales de mayo o a principios de junio en el Parque del Retiro, otro de mis lugares predilectos de la ciudad, y casi cada año voy una o dos veces. Este año he ido cuatro. Pero tiene una explicación, y como diría José Isbert, os debo una explicación y os la voy a dar.

Por suerte, para ellos y para mí, suelo tener amigos en la feria que firman sus libros, y esta vez me han firmado sus obras Recaredo Veredas, Macu Tejera, mi buen amigo Antonio Mercero y alguien muy especial: Álvaro Armero, mi padre.

Su libro trata sobre Madrid entre los años 1857 y 1869. Es una compilación de los artículos más interesantes de la mítica revista «El Museo Universal», testigo de los acontecimientos políticos, sociales, científicos y culturales que marcaron el periodo de transformaciones más decisivo de la época. Precisamente, en uno de los textos Gustavo Adolfo Bécquer retrata el parque y lo hace así:

«Hay un paseo cuyos concurrentes no es fácil señalar, un paseo al que no asiste clase determinada, al que se va siempre más por incidencia que por costumbre, paseo que cambia de aspecto a medida que pasan las estaciones, que ofrece un panorama distinto en las diversas horas del día, que en el discurso del año puede decirse que ve cruzar por sus alamedas a todos los vecinos de la corte, amén de la población flotante, paseo en fin en el que se reúnen alternativamente paletos y damas aristocráticas, niñeras y hombres políticos, artesanos y estudiantes, modistas y títulos de Castilla, provincianos y manolos, desesperados y alegres, ricos y pobres, chicos y grandes, muchachos y viejos. Este paseo sui generis es el tradicional, el histórico paseo del Buen Retiro.»

de «Madrid en EL MUSEO UNIVERSAL«, Álvaro Armero, Ed. Trifaldi, Madrid, 2011.

El libro recoge unos artículos fantásticos y a cualquier madrileño o madrileña curioso por el pasado de su ciudad le encantará. Como a mí. La novela de Antonio Mercero, y no es porque sea mi amigo, me ha gustado mucho. La he leído en cuatro días y os la recomiendo. ?l ha escrito esto sobre su obra, para los que queráis saber más.

También me he hecho con otros libros que espero poder leer este verano. Me apetece especialmente «Praga Mortal», de Philip Kerr y los «Cuentos para leer al anochecer» de Charles Dickens, aparte de los otros libros firmados por sus autores que también están en la lista.

Y el último reencuentro, también bastante emotivo, fue con un cuento que El 25 de junio de 1910 apareció en el diario El País de Buenos Aires. El traductor era un niño de diez años de edad y se llamaba Jorge Luis Borges. Yo lo leí a la misma edad que él tenía cuando lo tradujo y siempre he pensado que es una de las historias más hermosas que han pasado por mis manos.

Empieza así:

Dominando la ciudad, sobre una alta columna, se elevaba la estatua del Príncipe Feliz. Era toda dorada, cubierta de tenues hojas de oro fino; tenía por ojos dos brillantes zafiros, y un gran rubí rojo centelleaba en el puño de su espada.

de «El Príncipe Feliz», de Oscar Wilde, ed. Gadir, Madrid, 2009.