SUPER 8

Vi «Super 8» en Berlín. Los alemanes son tan audaces que cuando van a ver versión original, lo hacen sin subtítulos. A pesar de ello, creo que me enteré bastante bien.

¿Me ha gustado la película?

Si la comparo con lo que he visto en las salas comerciales en los últimos tiempos (la última de los Piratas, Resaca 2, Sin Límite, Pequeñas Mentiras sin Importancia…) sí.Mucho.

De hecho, puedo decir que sí me gusta, pero con bastantes reservas.

Me gusta el 50% de la película, y aquí comienzan los espoilers.

Me gusta muchísimo todo lo relativo a los niños: su proyecto de cine amateur, las relaciones entre ellos, la historia de amor entre el prota y la rubita… Y aunque sea previsible, también me gusta el arco que tienen los dos protas de desencuentro-encuentro con sus padres.

También me gusta cómo está rodada, el planteamiento de la historia, el «feeling» de haber vuelto a mi infancia (es como volver a ver ET o «Encuentros en la tercera fase» o «Tiburón», por el look, los temas, la resolución de los conflictos…), cierta «pureza» o «ingenuidad» narrativa que ofrece con acierto el punto de vista del protagonista.

No me gusta nada el bicho. Es igual de feo que el de Falling Skies, y por lo que he podido leer, que el de Cloverfield. No me gusta que sea malo al principio y bueno al final. La transición se percibe como muy aleatoria y gratuita, y el giro final es tan anticlimático como el de «La Guerra de los Mundos.»

De modo que cuanto más hay de los niños (la primera hora) más me gusta, y cuanto más hay de los «invasores», menos.

Por otro lado, aunque yo entré hasta la cocina en el mundo de nostalgia de Spielberg y los ochenta, hay algo que me perturba un poco. Es como si viera las intenciones: «Hagamos una peli como Spielberg para el público que tenía Spielberg en los ochenta». A mí me ha seducido esa pasarela del tiempo, pero no sé si tiene valor en si misma, no sé si me gustaría igual de no haber visto las pelis que la inspiran. Tendría que preguntárselo a alguien que no viera en su infancia E.T. ni Los Goonies ni Cuenta Conmigo.

En otras artes, trabajar «A la manera de» es bastante habitual, pero en cine es un poco raro. Es como si en los años ochenta un director emergente hubiera hecho una peli como Douglas Sirk, Nicholas Ray o Fritz Lang, con su misma estética, con la misma época, sus mismos temas y la misma forma de resolverlos. (Aparte de ser producida por una de estos tres directores.)

Muy raro, ¿no?

La mayor parte de las películas basadas en un pasado reciente suelen tener un motivo histórico, por un determinado momento social (es evidente por qué Mad Men transcurre en la década de los 60) o por ser la adaptación de una novela. Sin embargo, no veo por qué Super 8 necesita transcurrir en el presente como no sea para apelar «al niño interior.»

En definitiva, que puedo entender por qué esta peli gusta y disgusta. Yo me lo pasé bastante bien casi todo el rato, aunque no sé si el disfrute venía del presente o del pasado. (No digo que transportar a un espectador hastiado del 2011 al año ochenta y algo no tenga mérito. Lo que me pregunto es si esa capacidad es lo más interesante de la película.)

¿Qué opináis vosotros?

FRITZ, THEA Y GERDA (EN EL MUSEO DEL CINE DE BERLÍN)

He pasado unos días en Berlín, una ciudad maravillosa que he visitado por segunda vez.

En esta ocasión he aprovechado para ver sitios que quedaron pendientes, como el Museum für Film und Fernsehen Berlin, que es el museo del Cine y la televisión. Yo no lo consideraría de los «imprescindibles» de la ciudad pero si eres un o una friki del cine clásico hay ciertos objetos y datos que seguro que te interesan, como a mí.

El museo lógicamente enseña los orígenes del cine alemán, su paso al sonoro, la inevitable migración de sus muchos talentos a Hollywood, el cine de propaganda, el cine desde la segunda guerra mundial hasta la actualidad. Además, hay una exposición de Marlene Dietrich muy interesante, que incluye vestuarios de algunas de sus películas, así como correspondencia privada y regalos que intercambió con sus múltiples amantes, hombres y mujeres, muchos de ellos célebres como Josef Von Sternberg, Douglas Fairbanks, Jean Gabin o Ernst Hemingway.

Resulta reconfortante ver el guión físico y con la portada dibujada a mano de clásicos como «M, el Vampiro de Dusseldorf», bocetos originales de los decorados de «El Gabinete del Doctor Caligari», diseños para «Metrópolis»… y ver películas antiguas protagonizadas por un simpático y feíllo actor llamado Ernst Lubitsch.

También descubrí que la persona que escribió «M», «Metrópolis», «El Testamento del Dr. Mabuse» o «Los Nibelungos» fue una mujer, además esposa de uno de mis directores preferidos, Fritz Lang.

Fritz Lang.

Ella se llamaba Thea von Harbou.

Thea Von Harbou.

Thea militó en el Partido Nazi. Las previsibles desavenencias entre ella y Fritz Lang, (que era anti fascista y más tarde emigraría a EEUU) y el amorío de éste con la actriz austríaca Gerda Maurus provocaron su divorcio en 1933.

Gerda Maurus.

La carrera de Von Harbou no sobrevivió a la guerra. Pasó un breve período en la cárcel, y acabó trabajando en la sincronización de películas extranjeras.

Su muerte ocurrió en 1954. A modo de homenaje a su carrera, se proyectó la peli escrita por ella y dirigida por Lang llamada «Der Mude tod». Al salir del cine, se resbaló y la caída le provocó la muerte días después.

Mientras, al otro lado del Atlántico, su ex marido disfrutaba del éxito de «Los Sobornados» y rodaba «Deseos Humanos».

La emigración germánica fue trascendental para la historia del cine; directores como Lang aportaron la sofisticación del expresionismo alemán a la meca del cine, mientras que la cinematografía de su país natal jamás volvería a conocer el poderío y esplendor de los días de la UFA, con obras de cineastas como G.W. Pabst, Murnau o el propio Lang.

En el vídeo, unas imágenes de «La Caja de Pandora», de G.W. Pabst e interpretado por Louise Brooks.