ANALIZANDO AVATAR

Durante esta semana, y como prólogo al comienzo de mi curso de escritura de guión de Tv (que comienza el próximo lunes 9 de Mayo, todavía hay plazas) voy a postear algunos textos relacionados con la escritura y el análisis de guiones, algunos, como el de hoy, se han visto antes en Bloguionistas o en mi antiguo blog. Espero que os gusten.

¿Te gustaría escribir la película más taquillera de la historia? A mí también, y no sé cómo hacerlo. Pero quizá use algunos de los truquillos usados por James Cameron en Avatar en mi próximo guión.

Afrontémoslo: nos guste o no, Avatar ha seducido al mundo entero. Quizá no soy suficientemente moderna como para derribar el guión de la película, y además tiendo a respetar fenómenos como éste. Como dicen los más viejos del lugar: «Algo tendrá el agua cuando la bendicen.»

Soy de las que cree firmemente en el mandamiento wilderiano del «No aburrirás» y por lo tanto admiro a los soldados del entretenimiento. Dicho esto, disfruté mucho más con pelis como «Aliens» o «Terminator 2», y creo que el guión de Avatar no es una maravilla, pero si es hábil en algunos aspectos y sumamente didáctico para aquellos que quieran escribir guiones. (Spoilers de aquí en adelante.)

En concreto, «Avatar» construye toda su lógica sobre el paganismo.
En el primer acto, se hace un trabajo soberbio de construcción de una realidad futurista e inventada: el futuro de la humanidad en 2050, el mundo de Pandora, las reglas de los colonizadores, su interés en el unobtanio (un carísimo mineral), su controvertida relación con los ‘Navi, el funcionamiento del Programa Avatar. A Jake Sully, que va en silla de ruedas, le prometen piernas a cambio de proporcionar información a la fuerza militar, interesada en que los indígenas se larguen para poder explotar los recursos naturales de Pandora a gusto. Cameron presenta minuciosamente este universo, así como las reglas según las que funciona esta realidad inventada, proceso imprescindible en cualquier película de temática fantástica o paranormal.

El primer acto concluye cuando Jake, convertido en ‘Navi, se pierde después de sufrir el ataque de una criatura pandorina que le hace huir bosque a través. Poco después, perdido en la jungla, es avistado por Neytiri, una princesa ‘Navi que le apunta con una flecha. Neytiri tiene mucho carácter, sabe que es un intruso y quiere matarle. Está al tanto del programa Avatar y recuerda perfectamente (aunque esto se dirá después) como los humanos mataron a su hermana. En ese momento, aparece una especie de diente de león flotando en torno a Jake. Eso hace que deponga su arma. Ella le salva del ataque de una especie de perripanteras con toques de mono que quieren comérselo, y le reprocha que por su culpa haya tenido que acabar con la vida de algunos animales. Intrigado ante sus motivos, Jake pregunta por qué le ha salvado entonces. Neytiri le habla de la importancia del diente de león: es una señal divina que ha salvado su vida. Acto seguido, cuando está dispuesta a abandonarle a su suerte, una lluvia de dientes de león cubren a Jake. Una plaga de «Atokirinas», semillas del gran árbol, espíritus muy puros, provocan que Neytiri se lleve a Jake consigo para que Eywa, la deidad de los Ometicaya, decida su destino.

Estas atokirinas son fantásticas. En el diccionario del guionista, atokirina quiere decir «porque me sale de las narices». No hay ninguna razón para que la princesa ‘Navi le perdone la vida, y menos aún para que, odiando a la raza de Jake, le lleve consigo al corazón de su pueblo. Pero como Cameron ha sembrado la espiritualidad de esta tribu, una simple pelusa consigue lo que de otro modo sería imposible: hacer que cuele algo totalmente ilógico.

Puede que esto os parezca burdo, pero todos (o casi todos) nos lo hemos zampado. Y el mecanismo por el que Jake se convierte en el discípulo de Neytiri es idéntico. Su madre, que detenta poderes chamanísticos, Mo’at, interpreta la voluntad de Eywa: es mandato divino que le dé clases al intruso para conocer la naturaleza humana. Y por eso, la pobre Neytiri se ve obligada a cargar con Jake y enseñarle los usos y costumbres del lugar. Todos juntos: porque me sale de las narices. Incluso Grace, la cientifíca interpretada por Sigourney Weaver, dice cuando Jake regresa a la cabina: «Por razones que no puedo entender, los Ometicaya te han escogido a tí para enseñarte su civilización». En esto habría dos posturas. La primera reside en creer que comentar lo inverosímil atenúa la pifia, y la segunda, que es mejor no decir nada para atraer la atención sobre puntos débiles del guión.

Así, el torpe marine se ve dentro del clan Ometicaya, aprendiendo cómo montar en sus caballos raros, y volando en sus vistosos dragones, que son como Fuyur puestos de speed. Aprende la conexión neuronal entre la cola de los ‘Navi y las criaturas de Pandora, que por cierto está a un paso de la zoofilia, y se va convirtiendo en un experto guerrero, incluso ganándose paulatinamente el respeto de la tribu, y claro, el amor de Neytiri. Entre tanto, le hablan de Toruk Macto, el abuelo de su chica, que fue escogido por una criatura mítica, Toruk. Se trata de un animal sagrado, cuyo aspecto es similar a los dragones que emplean para volar y cazar, solo que es infinitamente más grande, poderoso e indomable. Este bicho que idolatran escogió a su abuelo, el Señor Macto, para que montara a sus lomos, y así unir y defender a los clanes ‘Navi en tiempos de gran dolor. Ahí queda eso.

Poco después, la doble vida de Jake termina por conducirle a una situación irreversible y trágica. La información que ha ido pasando a los humanos ha favorecido un ataque sobre la civilización que ahora es la suya, y una terrible amenaza se cierne sobre el pueblo ‘Navi. Jake confiesa sus pecados y les ruega que se larguen de allí, pero los Ometicayas no piensan abandonar el gran árbol de las almas, la gran fuente de pelusas sagradas. El primer ataque de la raza humana acaba con la vida del padre de Neytiri, muchos indígenas muertos y el poblado devastado. Jake es repudiado por su amada, por todos los miembros de la tribu que le ha acogido, y es considerado responsable directo de su exterminio.

En otras palabras: Jake, estás **dido. ¿Qué puede hacer Jake ahora?, se pregunta el espectador. No tenemos ni idea de qué puede hacer Sully para salvar al mundo, ni para recuperar el amor de su chica y el respeto de su pueblo, que lógicamente le odia. Su relación con los seres humanos, que ya han visto cómo ayudaba a los indígenas, tampoco es mucho más cómoda, a excepción de un grupo de científicos locos que le apoyan.

En este punto James Cameron levanta la vista del teclado y se dice, vale, y ahora qué hago. «Tirar de paganismo otra vez», piensa, «a ver si cuela». Y escribe:

Jake Sully va con su dragón, vuela por encima de un Toruk que pasaba por allí, y se le tira en plancha.

En otro insólito -y traído por los pelos- giro de guión, Sully aparece ante la tribu como el sexto jinete escogido por la divinidad desde los tiempos de las «primeras canciones», el Toruk Macto que llega para liderar la resistencia ante los invasores. Así, por las buenas, cambia una vez más el signo de las relaciones entre el protagonista y los ‘Navi. Ir a lomos de Toruk no sólo borra su traición y el dolor y destrucción causadas por él, sino que además provoca que todos le reconozcan como líder.
Así comienza el tercer acto que culminará con el triunfo de los ‘Navi y con Jake abandonando su envoltorio humano para convertirse en un Ometicaya para siempre gracias al poder mágico del Árbol de las Almas, en un último pleonasmo del paganismo.

Cameron ha manejado dos técnicas bastante elementales a la hora de escribir guiones que le han permitido salirse con la suya razonablemente bien, sobre todo si tenemos en cuenta el éxito arrollador de la peli. Estos recursos son construir reglas para los universos ficticios (si lo hacemos bien, como hemos visto, casi cualquier cosa puede colar) y sembrar la información con la antelación suficiente para camuflar en lo posible el impopular y apedreado deus ex machina.

Si tenéis curiosidad, podéis descargar el guión de Avatar en inglés aquí. Además, podréis leer algunas escenas que no llegaron a la película. Veréis que, independientemente de que os guste o no, es un guión minuciosamente escrito y que no deja absolutamente nada a la improvisación; así comenzó la andadura de la peli que ha revolucionado la industria del cine.

Y todo empezó con una pelusa.